Quién es quién en la carrera por la presidencia
10/10/13 15:43POR NATALIA FABENI
Los acontecimientos de las últimas semanas no fueron de mucha ayuda para quien todavía pretende terminar de armar el rompecabezas de la política brasileña.
Hay enemigos que ahora son aliados, coaliciones que se rompen, un partido que no existía –y que estaba en boca de todo el mundo– que va a continuar sin existir, una posible candidata a la presidencia con 20 millones de votos en las últimas elecciones que ahora cede su candidatura a un gobernador poco conocido y otro candidato que se creía con resto para dar pelea en octubre de 2014, pero que, de pronto, se vio relegado un virtual último lugar en la contienda electoral.
Para arrojar un poco de luz sobre lo que pasó y poder salir del laberinto de nombres, alianzas y partidos, aquí les presento una pequeña guía para entender quién es quién en las elecciones del próximo año, en las que votarán cerca de 140 millones de brasileños, porque en la política del gigante sudamericano nada es lo que parece y todo puede cambiar en cualquier momento.
Voy a comenzar con la protagonista indiscutida de la escena política de las últimas semanas:
Marina Silva. Ella fue una de las fundadoras del Partido de los Trabajadores (PT) y hoy es una importante amenaza para su expartido, que pretende continuar en el gobierno por cuatro años más. La semana pasada, después de que el Tribunal Superior Electoral (TSE) considerase inválidas más de 50.000 firmas de apoyo necesarias para registrar su nueva fuerza política, Marina vio naufragar por 6 votos contra 1 su intención de crear la “Rede Sustentabilidade” (REDE), partido con el que iba a disputar la presidencia. Finalmente optó por el pragmatismo, olvidó aquellas palabras que se referían a que la creación de Rede significaba un avance y una renovación para la democracia de Brasil y se afilió al Partido Socialista Brasileño (PSB), que ya tiene un candidato, el gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos.
Repasando su historia, Marina está acostumbrada a los vaivenes políticos: fue senadora del estado de Acre por el PT, después se desempeñó como ministra de Medio Ambiente del ex presidente Lula da Silva y en 2009 dejó el partido que vio nacer para unirse al Partido Verde (PV). Terminó así con 30 años de militancia, después de reiterados desacuerdos en política ambiental con Lula y con Dilma.
Aquellos no iban a ser los únicos enfrentamientos entre las dos mujeres fuertes de la política brasileña: en 2010 Marina fue candidata a la presidencia por el PV y se destapó como unas de las principales caras de la oposición, al lograr un sorpresivo 19,33% de los votos.
El PSB. Al igual que lo había hecho Marina en 2009, el PSB, que formaba parte de una alianza de gobierno con el PT, se retiró a mediados del mes pasado de la coalición para presentar una candidatura presidencial propia, encarnada en Eduardo Campos, que también había sido ministro de Ciencia y Tecnología de Lula.
La imagen del pernambucano (habrá que ver qué dicen los sondeos ahora a partir del aterrizaje de Marina como compañera de fórmula) estaba desdibujada y las encuestan lo ubicaban al final de las preferencias, con un 4% de la intención de voto. En cambio, la imagen de la ex senadora es mucho más fuerte que la de Campos y suma cerca del 16% de la intención de voto.
Además, todavía tiene a su favor un enorme capital político, plasmado en los casi 20 millones de votos que consiguió en la elección de 2010.
La incógnita ahora es desvelar si los seguidores de Marina votarán por Campos o el pernambucano va a decidirse por invertir la fórmula presidencial. Marina ayer dejó la duda planteada: dijo que ambos podrían disputar la presidencia por el PSB.
Dilma Rousseff. La otra gran protagonista de la contienda electoral es la presidenta, que busca su reelección y lidera la pelea con el 35% de la intención de voto, de acuerdo con el último sondeo de Ibope de fines de septiembre. Dilma se está recuperando de una época complicada: en junio pasado, consecuencia de las multitudinarias manifestaciones en Brasil, vio como su imagen caía estrepitosamente.
Una encuesta de Datafolha de finales de junio indicó que su gobierno pasó, en ese mismo mes, de tener un 57% de aprobación a un 30%.
Hoy Dilma es la favorita para octubre de 2014, pero los analistas consideran una amenaza para Rousseff la alianza de Marinay Campos, dos, que no hace mucho tiempo, jugaban en su mismo equipo. Además, si las protestas afectan tan directamente a su imagen, Rousseff tendrá que esforzarse para que las manifestaciones, que resurgieron con mucha violencia en los últimos días, no se agudicen.
Para seguir manteniéndose en el podio de las preferencias, Dilma tendrá también que seguir de cerca el devenir de la economía, en especial el de la inflación ya que, como me dijo una vez un economista del Insper, la gente vota con el bolsillo.
Aécio Neves, ex gobernador de Minas Gerais, que pertenece al poderoso y opositor Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), de centro derecha, hoy cuenta con un 11% de la intención de voto y es otro de los presidenciables. Según los especialistas, fue el candidato que salió más perjudicado con la nueva alianza entre Marina y Campos, ya que su candidatura quedó casi estancada y va a costarle despuntar como el “candidato de la oposición”.
Todavía faltan conocer las encuestas de intención de voto con este nuevo panorama político, pero hay analistas que adelantan que puede llegar a ser difícil para el ex gobernador llegar a disputar una segunda vuelta. Por su parte, Neves se mostró “sorprendido” con la decisión deMarinay dijo que la novedad era “positiva”, ya que “hay cada vez más opciones para terminar con el ciclo perverso del PT en el gobierno”.
Aunque intente mostrarse relajado, nada es color de rosa para el minero, ni fuera ni dentro de su partido: hay rumores que indican que José Serra, ex gobernador de São Paulo y candidato a presidente en 2002 y 2010, todavía quiere competir por la presidencia representando al PSDB, aunque hoy Neves aparezca como favorito.
Además, parece que Serra no le brindaría ningún apoyo a Neves, que está viajando por el mundo y por Brasil para hacerse más conocido. Las negociaciones políticas están a la orden del día y aún queda mucho por delante pero, con este panorama, seguramente las fichas del tablero político van a seguir en movimiento.