Brasil con Ñpueblo – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 Río, partitura y Yemanyá http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/05/12/rio-partitura-y-yemanya/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/05/12/rio-partitura-y-yemanya/#comments Tue, 12 May 2015 17:46:20 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1431 Continue lendo →]]> POR GABRIEL BAYARRI, DE RÍO DE JANEIRO

Gabriel Bayarri (g.bayarritoscano@gmail.com) es español, estudiante e investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF). Nos acompaña con una serie de textos en los que aborda parte de su investigación sobre las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas de Río de Janeiro.

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Fue nuevamente un negro anciano el encargado de darme la lección en la favela: “Ustedes, los gringos, no consiguen mover los pies”, dijo. Y de un brinco agarró un tamborín y comenzó a emitir un ritmo agudo, acompasado, batiendo con su bastón, antigua pierna de una banqueta descompuesta.

El viejo despertó a los gallos y se inició así el ritual sonoro del día 29 de abril, el día mundial de la danza.

La favela se levantó vibrando y el aroma de alcantarillado y acarayé quedó limitado por una percusión que hacía aflorar al resto de los sentidos. Escuché la percusión, olvidando entonces todas las artimañas racionalistas europeas, creadoras del orden repetitivo, de nuestro día a día, y me dejé llevar por la partitura.

Provenía de un continente al que llamaban de “civilizado”, cuyas normas estrictas se fundaban en los criterios más antiguos, con una economía y sociedad hechas pedazos, pero donde no había más remedio que someterse al imperio de la razón.

El viejo bailó hasta la cena, cuando la favela comenzó a desprender un aroma a ropa vieja, de refrito de frijoles. Danzó las sambas que durante años fueron perfeccionados en las escuelas carnavalescas de los morros, aportando al origen afro-indígena de la música los ritmos urbanos, los instrumentos del cavaquinho y el pandero.

El anciano fue realizando pequeñas modificaciones en el compás hasta alcanzar el baile derivado del pagode, buscando la perfección estética, aquella que fundía la punta de sus pies con la propia tierra, buscando aquella estética que había ido puliendo, como un artesano, desde que comenzó a caminar.

Sus piernas narraban el conocimiento de generaciones de esclavos, sus movimientos conocían la realidad de la desigualdad, sus manos teatralizaban algoritmos complejos, teorías económicas, políticas públicas capaces de extraer a su familia del fondo de la miseria crónica de las favelas brasileñas. Concluyó la danza con una marcha in crescendo, que relataba las situaciones miserables de su pueblo.

Con sus zancadas se interpretaron los gigantes movimientos sociales que vapulean el país desde hace dos años. Su respiración entrecortada expulsaba el anhelo de un país que todavía posee un 10% de su pueblo analfabeto, un 20% funcional, un país que concentra en la élite formada por un 10% de la población más del 75% de la riqueza.

En su sátira feroz el viejo pisó fuerte al ritmo del último compás. Pisó fuerte sobre la corrupción de toda la casta política, contra las 50.000 mujeres violadas por año, contra los más de 45.000 homicidios anuales, contra los bajos salarios de unos profesores de escuelas fundamentales, que llegan a alcanzar unos mínimos de 700 reales mensuales (aproximadamente 220 dólares) y que son apaleados por la Policía Militar cuando tratan de manifestarse.

Pisó con sus chanclas contra la tasa de abandono escolar del 56% de los adolescentes y contra la falta de saneamiento básico, aplastando charcos de barro por la falta de presencia del Estado en todos los servicios básicos, cerrando una evaluación compuesta por compases, cayendo sobre su bastón, exhausto.

Ahora tenía 80 años, era un sambista arrugado y sus manos caoba desvelaban años en la obra, practicando el samba en los andamios, aupando sacos de cemento.

El viejo me explicó lo siguiente: “Fue cuando comencé a bailar, cuando empecé a entender el mundo. Hoy Yemanyá dijo al viento que llevase su brisa marina, que la aproximase a los tambores que resonaban a lo largo del día, de todo Brasil. Las ropas pesan más cuando están mojadas de sudor, pero la brisa enviada por la orixá me refresca”.

La música emitía un lenguaje propio, no siempre fácil de comprender. Un lenguaje que homenajea a este día, una manifestación artística capaz de atravesar cualquier barrera política, cultural o étnica y alargar el brazo, intentando juntar el mundo.

Era su crítica, el arma simbólica del viejo, que con sus pasos lanzaba un ataque feroz, una llamada a la esperanza, una lucha de tambores por un país más justo.

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El Mundial de las oportunidades (y del oportunismo) http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/05/13/el-mundial-de-las-oportunidades-y-del-oportunismo/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/05/13/el-mundial-de-las-oportunidades-y-del-oportunismo/#comments Tue, 13 May 2014 13:58:14 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=859 Continue lendo →]]> EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO

Con poca majestuosidad, más bien con descaro, “O Rei do Futebol”, Pelé, abandonaba la semana pasada un acto publicitario en São Paulo. ¿Qué podría hacer huir de una manera tan poco honrosa al héroe de toda una generación de brasileños?

La respuesta es aún más inverosímil que la pregunta: los apenas 200 manifestantes del movimiento “sin techo” que en ese momento desfilaban por la Avenida Paulista, en el centro de la ciudad. Una protesta pacífica y minoritaria era suficiente para poner en fuga a un icono del país ante la mirada incrédula de los periodistas que acompañaban el acto.

Algo que en un primer momento podía parecer anecdótico, casi irrisorio, en realidad encerraba una enorme carga simbólica. Una gloria del pasado huyendo de personas que sólo reclamaban un futuro mejor. Aquel que solía despertar respeto y admiración en el pueblo ahora lo evita e incluso le pide que se comporte y “no acabe con la fiesta del fútbol”.

Pelé participó la semana pasada de un evento publicitario en São Paulo. Fotografía: Nacho Doce/Reuters.

Pelé participó la semana pasada de un evento publicitario en São Paulo. Fotografía: Nacho Doce/Reuters.

¿Qué ha cambiado en Brasil para que el que se diera baños de multitudes ahora las evite a toda costa? ¿Ha dejado de ser el fútbol el escaparate de las glorias de Brasil para pasar a ser el de sus vergüenzas? El “padrão FIFA” parece ser la respuesta.

Cuando faltan sólo 30 días para el inicio del Mundial, los brasileños se dividen entre aquellos que encajan en los estándares de la FIFA, es decir, los que han comprado sus entradas y viajarán por todo el país acompañando a la “canarinha” y los que ni quieren, ni se pueden permitir, la que Dilma se atrevió en llamar “la Copa de las Copas”.

Aquellos que esta semana perdían el apetito porque Scolari no llamó ni a Kaka ni a Robinho, y los que solamente con pensar en los 12.600 millones de dólares que ha costado el torneo a los contribuyentes, se les corta la digestión.

La sociedad a través de fútbol está expresando su división. El deporte que antaño aunaba a todos los brasileños ahora los divide. Incluso las dos grandes leyendas del fútbol brasileño, Pelé y Romario, parecen haber asumido el papel de líderes de ambos bandos. “La Copa será el mayor atraco de la historia de Brasil”, llegaba a asegurar, ya en 2012, “O Baixinho”.

Palabras que por aquel entonces sonaban a profecía trasnochada pero que el año pasado tomaban forma cuando millones de brasileños tomaban las calles antes y durante la Copa de las Confederaciones, antesala del Mundial y experimento fracasado de la FIFA.

El ex jugador Romário criticó en varias oportunidades los gastos del Mundial. Fotografía: Pedro Ladeira/Folhapress.

El ex jugador Romário criticó en varias oportunidades los gastos destinados al Mundial. Fotografía: Pedro Ladeira/Folhapress.

Mientras Romario ha ido denunciando los “abusos” cometidos en nombre del todopoderoso organismo deportivo, Pelé se ha ido encargando de relativizarlos, incluso afirmar, que incidentes como las muertes de los obreros en los estadios son solamente “cosas que pasan”. Sin embargo, con sus palabras “O Rei” podría convertir el Mundial, el buque insignia de la FIFA, en el próximo Titanic.

Algo que, desde luego, no le interesa a un hombre que a sus 73 años podría embolsarse nada menos que 26 millones de dólares entre eventos y contratos en publicidad durante el evento. De ahí su escasa preocupación por las personas que salen a la calle o quienes han perdido la vida en los estadios. Puede que sea cierto aquello que dijo Romario cuando afirmó que “Pelé callado es un poeta”, lo que si es seguro es que si consigue mantener la boca cerrada en las próximas semanas será un poeta rico.

Brasil se enfrenta estos días a sus fantasmas y el fútbol hace las veces de amplificador. Una banana, sobre el césped de un estadio de fútbol en España, es hoy día capaz de generar todo un debate sobre el gran tabú que todavía suscita el racismo en Brasil.

Una manifestación del movimiento sin techo hizo que Pelé abandonara la avenida Paulista. Fotografía: Luiz Claudio Barbosa/Futura Press/Folhapress.

Una manifestación del movimiento sin techo hizo que Pelé abandonara la avenida Paulista, la semana pasada. Fotografía: Luiz Claudio Barbosa/Futura Press/Folhapress.

Paradójicamente, puede que al final el campeonato sirva para sacar de una vez todas esas cuestiones sin resolver que, hasta ahora, los brasileños intentaban olvidar cada vez que se sentaban frente a la televisión para ver a su equipo.

Nadie sabe cuál será el legado del Mundial pero por mucho que se empeñen no serán ni Pelé ni Romario con sus palabras sino personas con sus actos, como los 200 “sin techo” de la Avenida Paulista, los que van a decidirlo. En la “Copa de las Copas”, la verdadera victoria o derrota del pueblo brasileño puede que no se juegue sobre el césped de los lujosos estadios, sino sobre las humildes calles de sus ciudades.

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Radios comunitarias amenazadas: un intento por silenciar la voz del pueblo http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/02/12/radios-comunitarias-amenazadas-un-intento-por-silenciar-la-voz-del-pueblo/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/02/12/radios-comunitarias-amenazadas-un-intento-por-silenciar-la-voz-del-pueblo/#respond Wed, 12 Feb 2014 17:49:00 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=770 Continue lendo →]]> POR MILLI LEGRAIN

“La imagen del Brasil de la felicidad, la samba y el fútbol es una construcción de la élite”, me comenta Marco Araújo, locutor de Radio Maré, una de muchas radios comunitarias en Brasil que lleva años esperando que el gobierno de Brasil le otorgue su permiso final.

El estudio se encuentra en el complexo de favelas de la Maré, a tres minutos en moto-taxi de la Avenida Brasil, en la zona norte de Río de Janeiro, a la altura del aeropuerto internacional Galeão.

Allí, de lunes a viernes, desde las 8 de la mañana hasta el mediodía, Divan Carlos, un locutor voluntario, también técnico en electrónica, presenta su programa “Bom Día Maré”.

El día que llegué a conocer la radio, estaban promoviendo a Edson Wânder, un artista local  oriundo de Recife, que acaba de sacar su nuevo disco y reside en Maré. Así, uno de los papeles de las radios comunitarias es difundir a artistas locales que tendrían pocas oportunidades de aparecer en los grandes medios.

Edson Wander promueve su nuevo disco en el programa Bom Dia Maré. Fotografía: Milli Legrain

Edson Wander se encontraba promoviendo su nuevo disco en el programa “Bom Dia Maré”. Fotografía: Milli Legrain

En un país marcado por la desigualdad social y donde la prensa está concentrada en manos de unos pocos, muchos brasileños no se sienten representados por los medios de comunicación masiva.

Esto lo dicen los propios residentes de las favelas: “En Globo.com, un 90% de lo que es divulgado sobre Rocinha es violencia. Nuestra comunidad no es sólo eso”, dice Ocimar Santos, de la web alternativa rocinha.org, en el informe “Mídia e Favela” realizado en 2012 por la ONG Observatorio de Favelas.

También se ve reflejado en las encuestas. En un estudio de opinión pública sobre la “Democratización de los medios”, realizado por la Fundación Perseu Abramo, en 2013, un 43,3% de los encuestados afirmó que “la televisión no suele mostrar a personas como ellos.”

Maré es una de las pocas comunidades de Río que no está en un morro. Se fue desarrollando sobre un pantano alrededor de los años 40 y hoy comprende unas 16 favelas. Es también unas de las comunidades que aún no ha sido “pacificada” por  la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), como parte del programa del gobierno de Río para combatir el narcotráfico, en el marco del Mundial y de los Juegos Olímpicos de 2016. El tema despierta polémica y existen defensores y detractores: mientras algunos se quejan del narcotráfico, otros lo hacen de la violencia policial.

Marco Araújo y Wladimir Aguiar (derecha) en la sede de Radio Maré. Fotografía: Milli Legrain

Marco Araújo y Wladimir Aguiar (derecha), en la sede de Radio Maré. Fotografía: Milli Legrain

Wladimir Aguiar, director de esta radio comunitaria, cuenta que la creación y supervivencia de Maré FM no ha sido fácil. En los años 80, él formaba parte de un movimiento para la democratización de las radios, que buscaba que la existencia de radios comunitarias fuera reglamentada.

“Pero lo que conseguimos fue crear una ley que criminaliza las radios comunitarias”, explica.  “Una vez que la ley salió, muchas radios cerraron”, se lamenta.

La ley 9612/96 que regula a las radios comunitarias prohíbe la difusión de publicidad y la entrada de fondos públicos. Además, limita su alcance a 1 kilómetro y su potencia máxima a 25 watts, la cual es muy baja para los patrones internacionales.

La ley es también restrictiva en su definición de comunidad, porque equipara comunidad a una localidad física. “De esta manera, quedaron excluidas comunidades de interés como lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBTs), mujeres, grupos étnicos, entre otras”, explica Pedro Martins, representante en Brasil de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC).

Fue así como 940 radios fueron cerradas en Brasil en 2010 y 698 en 2011. Sólo en el estado de Río de Janeiro, cerraron 96 en 2010 y 73 en 2011.  “Se trata de un número bastante alto y es el resultado de una política de comunicación que no garantiza el acceso a este derecho fundamental”, denuncia Pedro.

Un comercio del barrio de Maré. Fotografía: Milli Legrain

Un comercio del barrio de Maré. Fotografía: Milli Legrain

Wladimir relata que el año pasado, cuando la UPP entró en el Morro dos Prazeres, una favela en el barrio de Santa Teresa, en el centro de Río, los policías detuvieron al representante de la radio local. “Todavía  existe el riesgo de que nos multen  a nosotros”, añade.

Además, le compete a la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) y  a la Policía Federal el poder de intervenir en una radio comunitaria, no a las UPPs, que son una institución del estado de Río de Janeiro.

“Brasil es todavía uno de los pocos países del mundo que criminaliza a la radiodifusión de baja potencia […] En general, en otros países, las sanciones son administrativas. Aquí es un crimen y se han generado procesos judiciales y hasta dirigentes de radios han sido encarcelados, aunque no hayan interferido o dañado a otros”, explica Pedro.

“¿Por qué el Ministerio [de Comunicación] regula a las radios comerciales y a las radios comunitarias sólo las castiga?”, se pregunta.

¿Será que en este año electoral habrá alguien que tenga la voluntad política de afrontar este problema histórico, de democratizar la comunicación y dejar así que los ciudadanos de las comunidades tradicionalmente marginadas puedan construir su propia identidad?

Radio Maré se puede escuchar en el 98.7 MHZ y llega a cerca de 150.000 personas.

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