Brasil con Ñjusticia – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 En Brasil, la muerte en directo es un negocio http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/07/01/en-brasil-la-muerte-en-directo-es-un-negocio/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/07/01/en-brasil-la-muerte-en-directo-es-un-negocio/#comments Wed, 01 Jul 2015 13:56:31 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1525 Continue lendo →]]> POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO

En Brasil hay una manía,  y es que siempre hay una televisión encendida. Cada bar tiene, al menos, uno o dos televisores, que se mantienen prendidos todo el día, sin importar si alguien los está mirando o no.

Sin embargo, hay dos programas que siempre consiguen captar la atención del público y son “Cidade Alerta” y “Brasil Urgente”, de las cadenas televisivas Record y TV Bandeirantes, respectivamente.

Mientras los brasileños se toman una “gelada”(cerveza), observan en tiempo real persecuciones policiales, operaciones del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE), tiroteos y, de vez en cuando, ejecuciones de los llamados “bandidos”.

Todo narrado con el ritmo de una partido de fútbol, en el que el presentador ejerce de juez y comentarista al mismo tiempo.

El pasado martes 23 de junio, ambos programas captaron, a través de sus helicópteros, una persecución que concluyó con un final demasiado indigesto hasta para el más fanático del programa.

En la imagen, se ve a un policía disparando a quemarropa contra dos menores. Fotografía: Reprodução.

En la imagen, se ve a un policía disparando a quemarropa contra dos menores que habían robado una moto. Fotografía: Reprodução.

Dos menores de 16 y 17 años escapaban a toda velocidad de una patrulla de la Policía Militar en una motocicleta robada por  las avenidas del barrio Jardím São Luís, en el sur de São Paulo.

Durante varios minutos, el hábil piloto, en su cruzada por lograr escapar del policía,  puso en peligro la vida de todo aquel que se cruzaba en su camino. Sin embargo, al encarar una recta, ambos jóvenes fueron alcanzados por el agente, a lo que el  copiloto reaccionó arrojándole su casco.

En ese momento, el cabo disparó su arma e hirió a ambos delincuentes  en las piernas. Unos metros más adelante, el motociclista perdió el control y la moto cayó junto a la pared de una casa, aprisionando a ambos menores que quedaron tendidos en el suelo.

Acto seguido, el policía detuvo su motocicleta junto a ellos y, antes de bajarse, ocurrió lo que nadie esperaba: disparó en dos ocasiones su arma sobre los menores rendidos y malheridos.

Todo tuvo lugar en directo y fue transmitido con lujo de detalles, porque las cámaras de los helicópteros de ambos programas registraron la acción desde dos ángulos distintos. Los fogonazos del revólver calibre 38 disparado en plena noche delataron al agente, quien con toda tranquilidad desarmó a uno de ellos y lo detuvo.

Eufóricos, los conductores Marcelo Rezende y José Luiz Datena saborearon el momento, sabiendo que los índices de audiencia estarían alcanzando el punto más alto: un policía acaba de disparar a quemarropa contra dos  menores, con millones de brasileños como  testigos.

El conductor del programa "Brasil Urgente", José Luiz Datena. Fotografía: Divulgação.

El conductor del programa “Brasil Urgente”, José Luiz Datena. Fotografía: Divulgação.

La Secretaria de Seguridad Pública (SSP), anticipándose a la polémica, actuó de inmediato y el cabo, que fue identificado con el nombre de “De Souza”,  fue detenido de manera provisional, mientras que los jóvenes fueron internados en un hospital de Jardim São Luís.

Sin embargo, tan solo 24 horas después del episodio, el cabo fue liberado y retomó su trabajo, aunque provisionalmente, en el área administrativa de la Policía Militar de São Paulo.

“Quería felicitarte públicamente por una actuación excelente”, dijo el Coronel Telhada, diputado del estado de São Paulo del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que gobierna esa región, en un video publicado en Facebook al día siguiente del hecho. “Hacen falta hombres así en la Policía Militar”, indicó.

El populismo se solapaba con el sensacionalismo. Si bien programas de este tipo banalizan la violencia hasta niveles extremos, el oportunismo del PSDB, partido que apoyó en el Congreso Nacional la aprobación de la propuesta de enmienda a la Constitución (PEC) 171/1993 para reducir la edad de imputabilidad penal de 18 a 16 años, se hacía patente una vez más.

Pero no todo fueron felicitaciones para el agente. El secretario de la SSP, Alexandre de Moraes, advirtió: “Daremos el derecho de defensa al agente, pero por las imágenes hay una clara constatación de una seria irregularidad por parte del policía, ya que individuos rendidos al dominio del agente acaban recibiendo disparos”.

Si la acción del agente merece su expulsión del cuerpo de policía, una pena de cárcel o cualquier otro castigo, eso deberá decidirlo la Justicia, pero lo que realmente impacta del caso es la cotidianidad de la violencia de la policía contra los delincuentes.

El discurso del “mejor bandido es el bandido muerto” continúa muy vivo en la consciencia colectiva de los brasileños.

Marcelo Rezende, conductor de "Cidade Alerta". Fotografía: Edu Moraes/Divulgação Record.

Marcelo Rezende, conductor de “Cidade Alerta”. Fotografía: Edu Moraes/Divulgação Record.

Según datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública, en 2012, al menos 1890 personas murieron a manos de la policía en Brasil, mientras que en Estados Unidos, país con un 30% más de habitantes, ese número fue de  410.

Con 53.646 muertes totales por año, es decir, seis asesinatos por hora, el problema de la violencia en este país es tan mayúsculo y cotidiano que, a veces, parece que sus habitantes han perdido todo respeto por la vida ajena.

La televisión y la mayoría de los periódicos del país lo saben y sacan provecho de ello. Los políticos tampoco se quedan atrás y, azuzando el debate, pronto alcanzaron el 87% de apoyo ciudadano a la reducción de la edad penal, un proyecto condenado por la ONU, que fue rechazado por la Cámara de Diputados, por una estrecha diferencia de cinco votos.

Llegado este punto, no se puede dejar pasar la interesantísima entrevista del Secretario de Seguridad del estado de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, con la revista “Época”.

“En Brasil, estamos retrocediendo. Le quito los fusiles a la policía, me critican por querer desarmar a los bomberos y una gran parte de la población continúa queriendo armarse”, explicó el responsable del programa de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas de Río de Janeiro.

Uno se pregunta cómo, si hasta uno de los mayores responsables por la seguridad en el país reconoce el fracaso de la “mano dura”, la ciudadanía está cada vez más convencida de que más armas, más cárcel y más severidad solucionarán el problema.

José Mariano Beltrame visita el Morro do Vidigal, en Río de Janeiro. Fotografía: Maíra Coelho / Ag. O Dia.

José Mariano Beltrame visita el Morro do Vidigal, en Río de Janeiro. Fotografía: Maíra Coelho / Ag. O Dia.

“Follow the money”, suele decirse en las películas de detectives a la hora de encontrarle una explicación a algo que aparentemente no la tiene. Solo apuntaré un dato: Brasil es el 4º mayor fabricante de armas ligeras del mundo, con 17,6 millones de ellas en circulación y albega a la mayor fábrica de pistolas del mundo: Taurus.

El próximo paso de la “bancada de la bala” y del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) será la aprobación del proyecto de ley 3722/2012 para permitir la portación de armas y acabar con el Estatuto del Desarme.

Con un mercado de más de 200 millones de brasileños y con 15 de las 50 ciudades más peligrosas del planeta en el país, el negocio está asegurado. Teniendo en cuenta que tanto Taurus como la Compañía Brasileña de Cartuchos (CBC) financiaron la campaña de algunos diputados del PMDB, el círculo se completa.

En Brasil, la paranoia por la seguridad, alimentada por el sensacionalismo de los medios de comunicación, y la violencia planificada, garantizada a través de la “mano dura” de la Policía Militar, parecen ser las dos caras de un mismo negocio.

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Torcida única: un castigo para los hinchas genuinos http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/09/torcida-unica-un-castigo-para-los-hinchas-genuinos/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/09/torcida-unica-un-castigo-para-los-hinchas-genuinos/#respond Mon, 09 Mar 2015 19:27:57 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1363 Continue lendo →]]> POR FEDERICO CORNALI, DE SÃO PAULO

El último clásico de Porto Alegre que disputaron el domingo 1 de marzo el Internacional y el Gremio se ganó al menos un capítulo en los libros de historia del fútbol. No por la calidad del encuentro (fue un espantoso 0-0); tampoco por lo que se jugaban, ya que el torneo gaúcho apenas está comenzando.

Sin embargo, el estadio Beira Río lució una escenografía poco usual en sus tribunas, regalando una postal atípica en el fútbol sudamericano: las camisetas rojas del local se mezclaban con las celestes y negras del visitante en uno de los laterales del estadio, conformando una torcida mixta.  

La iniciativa de sentar juntos a 2000 hinchas del Inter y del Gremio fue de Alexandre Limeira, vicepresidente de administración del club “colorado” y, a juzgar por lo visto, fue un éxito.

El Beira Río se pobló de familias enteras, con niños y abuelos incluidos, intercambiando camisetas, disfrutando de la previa, del partido y de volver a casa caminando a la par, más allá de las preferencias futbolísticas, esas que no se negocian.

La exitosa medida de Porto Alegre acompaña aquella de Recife, en la cual las madres de los hinchas fueron las encargadas del operativo de seguridad en el clásico entre Sport y Náutico.

Ambas iniciativas ocurren en el contexto de una profunda crisis del fútbol brasileño que, en su intento de volver a ser, está chocando una y otra vez con hechos de violencia de gravedad creciente, dentro y fuera de las canchas.

Hinchas del Internacional y del Gremio, juntos en el estadio Beira-Rio. Fotografía: Lucas Uebel/ Grêmio FBPA.

Hinchas del Internacional y del Gremio, juntos en el estadio Beira-Rio. Fotografía: Lucas Uebel/ Grêmio FBPA.

Torcidas organizadas (similares a las barra bravas o los ultras) que ya no respetan ninguna autoridad, envalentonadas por la connivencia con la más cobarde de las dirigencias, esa que prefiere entregar el poder a los vándalos y hacer la vista gorda.

Entre 2012 y 2014 fueron 71 las muertes en Brasil por incidentes en los estadios. Sólo un 3% de los delitos criminales en el fútbol fueron procesados durante el año pasado. 2015, a esta altura, ya cuenta con tres víctimas fatales.

Para frenar la oleada de hechos violentos, el Ministerio Público diseñó un plan de torcida única como “medida provisional”. Es decir, que sólo los equipos que actúan como locales tendrán el apoyo de su público. Basta de hinchas visitantes.

“No tiene sentido que el Estado gaste dinero escoltando torcidas organizadas hasta el estadio para impedir peleas con los hinchas locales. Se torna un privilegio en favor de la violencia”, escribió Paulo Sérgio de Castilho, fiscal del Ministerio Público, en un especial para Folha

El sociólogo Mauricio Murad, en la misma página del periódico, se mostró en desacuerdo.

En su artículo titulado “Sería como matar al buey para acabar con la garrapata, destacaba: “¿Qué tal si aplicasen la ley para acabar con la impunidad de esas minorías agresivas que se confunden con las masas?”

Luego, argumentaba: “Las [torcidas] organizadas en Brasil tienen más de dos millones de personas y un 6% de ellos está vinculada con delitos. La implementación de la torcida única sería injusta, además de demostrar incapacidad y flaquezas por parte de la justicia”.

Las opiniones a favor y en contra de la medida se amontonan, son muchas y diversas. Desde lo fáctico, sólo haría falta echar un vistazo al patio del vecino.

Policías e hinchas del Corinthians se enfrentan durante un partido, en 2014. Fotografía: Robson Ventura - 21.set.2014/Folhapress.

Policías e hinchas del Corinthians se enfrentan durante un partido, en 2014. Fotografía: Robson Ventura – 21.set.2014/Folhapress.

EL FRACASO ARGENTINO

En Argentina, el fútbol sin público visitante rige por iniciativa del Ministerio de Seguridad para Primera División y B Nacional desde agosto de 2013. El detonante fue una interna feroz en la barra brava de Boca Juniors.

Un año y medio después, poco cambió. La violencia sigue presente dentro y fuera de los estadios. Fueron 18 los muertos que dejó el fútbol sólo en 2014, 13 de ellos vinculados con barras.

Hubo asesinatos en disputas por el poder entre sectores enfrentados de las hinchadas de Lanús (Primera Divisón), Almirante Brown e Ituzaingó (Ascenso), con brutales ataques entre noviembre y diciembre pasado.

En ese período, también dos hinchas de San Telmo fueron masacrados por barras de Dock Sud, cuando miraban un partido por televisión.

En la ciudad de Rosario, tercera más poblada de la Argentina, en la provincia de Santa Fe, hubo dos asesinatos vinculados con barra bravas el preciso día en el que se disputó el clásico de esa ciudad, uno de los más peligrosos, entre Newell’s y Rosario Central.

Los clubes más populares tampoco se salvan. La barra disidente de River destruyó su propia confitería para atacar a los miembros de la facción oficial. En la otra vereda, la interna entre barras de Boca parece una historia de nunca acabar.

Pero la locura superó todos los límites cuando en Aimogasta, provincia de La Rioja, en el noroeste del país, un futbolista fue asesinado tras recibir un ladrillazo en la cabeza arrojado desde la tribuna. Franco Nieto se convirtió en el primer jugador muerto por la violencia en el deporte.

Fotografía: Juan Mabromata - 1º.mai.2013/AFP.

En Argentina, tras una feroz interna en la barra de Boca (foto), el Ministerio Público decidió prohibir el ingreso de hinchadas visitantes en la Primera División y B Nacional. Fotografía: Juan Mabromata – 1º.mai.2013/AFP.

Hace menos de dos semanas, el presidente de Temperley (Primera División), Hernán Lewin, fue agredido con un botellazo en el pecho tras gritar un gol de su equipo en el estadio de Racing.

Lejos de denunciar el hecho, dijo: “No creo que haya un solo club que no pacte con los barras. Si no lo hacés, tenés que pagar 10 veces más por el operativo de seguridad. Y suceden estas cosas”.

La comunidad de directivos reprobó los dichos de Lewin. No porque difieran de la realidad, sino porque ese “sincericidio” les molesta. Son contados con los dedos de una mano los que quieren acabar con la violencia más allá de los discursos de cartón.

El poder es de ellos, de los violentos. Rompen, golpean, asesinan, compran, venden. Todo, bajo un grueso manto de impunidad que deberían quebrar los que hasta hoy callan y pactan desde cómodos sillones.

La inútil experiencia argentina debería ser prueba suficiente para Brasil. La salida es condenar a los violentos y no suprimir al público de los estadios.

En todo caso, implementar la medida de torcida única no parece ser la solución para garantizar la seguridad. Terminarán pagando los platos rotos, una vez más, los hinchas genuinos del fútbol. La cultura de la violencia, en cambio, descansará sana y salva.

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Curiosidades del “juicio del siglo” http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/09/27/curiosidades-del-juicio-del-siglo/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/09/27/curiosidades-del-juicio-del-siglo/#comments Fri, 27 Sep 2013 13:05:46 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=317 Continue lendo →]]> POR NATALIA FABENI

Es miércoles 18 de septiembre en Brasilia. Un grupo de 100 personas se juntó frente al Supremo Tribunal Federal (STF) para conocer la decisión del magistrado Celso de Mello que podría mandar a 12 de los condenados por el “mensalão” directo a la cárcel o darles la chance de tener un nuevo juicio. Hay un grupo con cajas de pizza y vestidos de repartidores. El voto de Mello es positivo. Los condenados por haber montado un gigantesco esquema de sobornos a políticos opositores con dinero público durante 2003 y 2005 continuarán en libertad y volverán a ser juzgados. Mientras tanto, los de las pizzas comienzan a arrojar porciones por el aire y en Twitter no se habla de otra cosa que de “olor a pizza”. Para mí es toda una novedad y a la vez un misterio (que desvelaré más adelante) esta forma de protesta que nunca había visto antes. Lo que les quiero dejar en este post no es un análisis sesudo de lo que pasó, ni mucho menos hacer futurología acerca de lo que vendrá. Quiero compartir con ustedes algunas impresiones, curiosidades, dudas y datos que me llamaron la atención del “juicio del siglo”.

¿Y el pueblo dónde está?

De acuerdo con un sondeo de Datafolha realizado un día antes de que el STF tomara su decisión final, un 55% de los paulistanos se manifestó en contra de la reapertura del juicio del “mensalão”, mientras que un 37% dijo estar a favor de un nuevo proceso.

Asimismo, un 79% apuntó querer la prisión inmediata de los condenados. Pero el dato que más me llamó la atención de la encuesta fue el siguiente: ocho años después del escándalo, sólo un 19% de los entrevistados dijo estar bien informado sobre el “mensalão”, los “más o menos” informados sumaron un 52%, los mal informados, un 14%, y aquellos que admitieron no tener conocimiento ninguno, acumularon un 15%. El resultado es curioso ya que, por la cobertura que han hecho los medios de comunicación, me daba la impresión de que todo el mundo conocía al pie de la letra los pormenores del escándalo.

Los diarios, además de las radios y las revistas políticas, llevaron a sus portadas (y hasta el día de hoy siguen llevando) explicaciones, gráficos y opiniones con el posible desenlace del juicio y sus consecuencias y, desde los editoriales de varios diarios, se alentó la idea de que el voto positivo de Celso de Mello era sinónimo de impunidad para los condenados y de más corrupción para Brasil.

El ministro más veterano del STF Celso de Mello. Pedro Ladeira/Folhapress

Viendo lo que pasó en el país desde junio , imaginé que el miércoles pasado, después de conocerse el voto a favor de la reapertura del juicio, las calles de São Paulo, Rio de Janeiro y Brasilia, como mínimo, iban a llenarse de manifestantes enfurecidos para protestar contra esa decisión. Pero nada de eso sucedió. Quedé un poco confundida: los titulares de los diarios y las revistas y las horas de televisión dedicadas al mediático “mensalão” poco tuvieron que ver con la reacción de la gente. Si como decían los medios, se estaba cometiendo una enorme injusticia y se estaba tomando una decisión que iba a marcar un antes y un después en la historia de Brasil, ¿por qué el pueblo no salió a la calle para repudiar lo que estaba pasando?

La sociedad hace presión (pero mira para otro lado)

También me llamó la atención la justificación del voto a favor de la reapertura del caso de los dos más nuevos ministros del Supremo: Roberto Barroso y Teori Zavascki, que llegaron para reemplazar a otros magistrados que se jubilaron.

Resumiendo, dijeron que las condenas impuestas en 2012 habían sido excesivas y que eso era producto de la presión sobre el STF que había ejercido la sociedad, que buscaba condenas ejemplares y mano dura para los corruptos. Hablando sobre el tema, un amigo me recomendó leer la revista Carta Capital de esta semana. Allí me encontré con una encuesta de la consultora Vox Populi que realizó el año pasado en el momento del auge del “mensalão” y los números volvieron a hacerme algún ruido pensando en lo que habían dicho los magistrados durante su voto. Los datos arrojaron que quienes se consideraban bien informados sobre el asunto sumaban un 18%, pero apenas un 12% podía decir el nombre del tribunal donde estaba ocurriendo el juicio. Además, el sondeo indicó que sólo un 30% de los entrevistados consideraba que “la responsabilidad de los acusados estaba probada”: había un 70% que no estaba seguro de eso. ¿Y la presión social? Otra vez no me quedó otra alternativa que mirar a los medios. Los intereses, parece, van en carriles diferentes.

Integrantes del Movimento Novo Brasil protestan entregando pizzas frente a la sede del TSF. Foto: Eduardo García

Las pizzas voladoras

Otro detalle interesante fue el de las protestas con pizzas, que mencioné al comienzo de este post. Buscando el significado de este tipo de protesta, fui a dar también con una frase que pasó a enriquecer mi portugués, hoy un poco más avanzado de cuándo llegué: “Vai dar em pizza”. Esa expresión se usa para criticar a la política y significa que, a pesar de que haya mucha discusión en torno de un asunto, va a quedar en nada y no habrá consecuencias para nadie. El término surgió dentro del mundo del fútbol y cuenta la historia que, allá por la década del 60, algunos dirigentes del Palmeiras se reunieron para resolver unos problemas. Como demoraron más de 14 horas en ponerse de acuerdo, empezaron a tener hambre y fueron a una pizzería. Después de eso, y de varios “chopes”, todos se fueron a su casa en paz y contentos. Al día siguiente, el diario Gazeta Esportiva sacó un titular que decía: “Crisis del Palmeiras termina en pizza”. Ahora pienso que, con respecto al “mensalão”, hay que tener cautela. Todavía falta un nuevo juicio para saber si “vai a acabar em pizza” también.

 

 

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