Brasil con Ñbarrio – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 El arte de la destrucción http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/14/el-arte-de-la-destruccion/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/14/el-arte-de-la-destruccion/#respond Mon, 14 Sep 2015 15:05:46 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1606 Continue lendo →]]> POR ABEL N. ALEJANDRE, DE RÍO DE JANEIRO

Río de Janeiro es una ciudad que no miente y muestra lo paradójico de su esencia.

Desde casi cualquier punto se puede observar la forma en la que de la exuberante naturaleza surgen pequeñas y humildes casas, entre los altos edificios se asoma imponente el cristo Redentor, y cómo, a ciento ochenta grados, el cielo azul, el mar y la blanca arena se funden bajo un sol filtrado por la neblina característica de esta región.

Esta bucólica imagen choca de frente con la crudeza de los desalojos, entre otras problemáticas urbanas y sociales de la ciudad.

Río de Janeiro albergó muchos de los partidos más importantes del Mundial organizado por la FIFA en 2014. Y será la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.  La organización de estos inmensos eventos, sin duda, servirán como escaparate de una ciudad en crisis.

Y no necesariamente se trata de una  crisis económica, sino también de una crisis social, en donde las personas dejaron de importar, en favor de ofrecer un espectáculo al mundo entero con la ciudad como decorado.

Escaleras de la zona más alta del Morro de la Providencia. Se ven dos piezas de VHILS, que retratan antiguos habitantes. Crédito: Abel N. Alejandre.

Escaleras de la zona más alta del Morro de la Providencia. Se ven dos piezas de VHILS, donde aparecen retratados antiguos habitantes. Crédito: Abel N. Alejandre.

Las demoliciones de la favela de Vila Autódromo, las casas marcadas y reducidas a escombros en la favela de Mangueira y las otras que fueron destrozadas en el Morro de la Providencia son los daños colaterales de la reurbanización de la ciudad.

La expropiación forzosa por parte de la Secretaría Municipal de Habitación (SMH) de Río de Janeiro la entienden muy bien los afectados. Es la fatal marca que sirve para definir cuáles casas van a ser demolidas en las favelas y morros de la periferia de la ciudad.

Se trata de una  marca que lleva un estigma anclado, la violenta expropiación y demolición de una casa, de un hogar. Para peor, con el pago compensatorio que se les da a los afectados no es posible conseguir nada mejor.

Por eso, seguramente, pasarán a vivir en otra favela, lejos de todo lo que construyeron para ser intrusos en su propia ciudad, víctimas de un Mundial que no pudieron disfrutar o de una Olimpíada que con suerte verán sentados en sus casas o en los bares.

En  la zona sur de Río, la más rica, se pueden ver pintadas con las siglas SMH y  un número al lado. Estas casas no serán demolidas, estas letras que han aparecido en los barrios  nobles hablan de la injusticia urbanística.

Se utiliza la ciudad como lienzo para comunicar, explicar y reivindicar uno de los derechos humanos más fundamentales: el acceso a una vivienda digna.

Barrio de Laranjeiras, en Río de Janeiro. Crédito: Abel N. Alejandre.

Barrio de Laranjeiras, en Río de Janeiro. Crédito: Abel N. Alejandre.

Uno de los grafiteros más reconocidos hoy en día a nivel internacional, el portugués Alexandre Farto aka VHILS, pasó un mes entre septiembre y octubre de 2012 en el morro de la Providencia, considerada la primera favela carioca, acompañado por su equipo y trabajando en un impactante proyecto que vale la pena conocer y que invita a reflexionar.

Retrató a algunas de las personas que tuvieron que abandonar su hogar a la fuerza después de muchos años. Con su peculiar técnica, quiso reivindicar ese pedazo de espacio que un día perteneció a alguien, a un ser anónimo, a una persona que siempre estará ahí porque ese es su lugar.

De algún modo le puso rostro a la tragedia, porque  todo lo que le ocurre a la ciudad repercute directa o indirectamente en sus habitantes.

En el Museo de Arte de Rio (MAR), la exposición “Do Valongo à Favela: Imaginário e Periferia explica cómo se originó la primera favela de la ciudad en 1987. VHILS logró exponer algunos de sus trabajos.

El Morro de la Providencia es especial no sólo por ser la primera favela de Río, sino también por tener una oscura historia que está guarda entre sus estrechas callejuelas.

La comunidad arrastra un sino de violencia e injusticia desde tiempos remotos en los que los propios habitantes de la favela, combatientes de la Guerra de Canudos (1896-1897) y ex esclavos, picaban la base de la montaña que servía como cantera, en la que estaban construidas sus precarias casas y eso les servía de sustento.

Señor Edinho, una obra de VHILS,  realizada en el Morro de la Providencia. Crédito: Abel N. Alejandre.

Señor Edinho, una obra de VHILS, realizada en el Morro de la Providencia. Crédito: Abel N. Alejandre.

La construcción del teleférico que dejó sin casa al señor Humberto, entre otros, sólo fue una herida más en la comunidad. Este teleférico de uso gratuito funciona hasta las cuatro y media de la tarde, por lo que los trabajadores que viven en la favela no pueden disponer de esta ventaja al regresar de sus trabajos.

VHILS nos muestra que entre esas paredes hubo una casa, un hogar habitado por personas con nombre y apellido.

Nos enseña sus rostros y perpetúa ese territorio que hoy es un espacio destruido, con su técnica de perforar paredes para contar historias, dramas basados en hechos reales.

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El São Paulo de Noelia http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/03/07/el-sao-paulo-de-noelia/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/03/07/el-sao-paulo-de-noelia/#respond Fri, 07 Mar 2014 16:47:55 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=795 Continue lendo →]]> POR CECILIA ARBOLAVE

En un intento por explorar nuevas historias de vida en São Paulo, Cecilia se propuso charlar con extranjeros para conocer otras experiencias y  formas de vivir la ciudad. Empieza así una serie de perfiles de latinoamericanos que, como ella, eligieron Brasil como su nuevo hogar.

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Conocer el edificio paulistano y de arquitectura modernista São Vito en medio de una infinidad de personas caminando o hasta corriendo de un lado para el otro, cargando bolsas de plástico y empujando carritos de compras, o entrando y saliendo de locales, fue decisivo para la cordobesa Noelia Monteiro.

Al pararse frente a aquel monstruo desocupado, al lado del Mercado Municipal y de la famosa calle 25 de Março, la argentina, que en aquel momento tenía 22 años y era estudiante de arquitectura, se preguntó cómo un edificio residencial de 27 pisos y 624 departamentos, inmerso en un área tan dinámica y con tanta infraestructura, podía estar desocupado. Fue en ese momento que encontró el tema de su tesis de graduación.

Era 2007 y Noelia estaba realizando un intercambio en la Universidad Estadual de Campinas, la Unicamp, a 80 kilómetros de São Paulo. Dos años más tarde, con el título en manos, volvió a Brasil a presentar su trabajo de graduación sobre cómo la combinación de actores públicos y privados podían hacer viables viviendas sociales en el centro de la ciudad.

Noelia Monteiro dejó su Córdoba natal, en Argentina, y se mudó a São Paulo. Fotografía: Cecilia Arbolave

Noelia Monteiro dejó su Córdoba natal, en la Argentina, y se mudó a São Paulo. Fotografía: Patricio Fernández Quintana

Fue en ese viaje que descubrió un posgrado en la Escola da Cidade relacionado con lo que venía estudiando, que la motivó a mudarse a esta ciudad en 2011.

Curiosamente, en esa nueva vuelta, pudo presenciar el final de la demolición de aquel edificio que tanto la había inspirado. Además de estudiar, empezó a trabajar en un estudio de arquitectura e integró el equipo que ganó un concurso para revitalizar áreas ocupadas y contaminadas, que pertenecen a cuencas hidrográficas.

Esa fue una de las sorpresas que Noelia se llevó al llegar a São Paulo: “El trabajo con vivienda social que se hace acá no tiene punto de comparación con el de la Argentina”.

Pero aún antes de saber de esta característica, la capital paulista ya la seducía. Desde la época de la facultad, conocía sus emblemas y autores arquitectónicos, como los modernistas Paulo Mendes da Rocha y João Batista Vilanova.

“Es curioso que la arquitectura sea increíble pero el urbanismo, tan caótico”, cuenta. Sin embargo, ese desorden urbano, que puede desconcertar a muchos, a ella la inspira, pues ve lo mucho que se puede hacer en su profesión.

Microuniverso particular

Sonriente y tranquila, Noelia, hoy con 29 años, encontró una forma de encarar la ciudad sin drama: “Uno se va creando sus mini mundos, con lugares que frecuenta, el barrio donde vive, las personas que conoce… De a poco, ese pequeño universo humaniza la ciudad y no es más un monstruo”. Y el mini mundo que la cordobesa construyó está en el centro de la ciudad, donde puede hacer casi todo a pie.

Noelia, en plena acción, durante la reforma de un apartamento. Fotografía: Cecilia Arbolave

Noelia, en plena acción, durante la reforma de un apartamento. Fotografía: Patricio Fernández Quintana

Vivió un tiempo en el Copan, el emblemático edificio proyectado por el arquitecto Oscar Niemeyer (1907-2012), que encanta con sus curvas y su vista panorámica. Después pasó a Vila Buarque, barrio que cuenta con una de las calles más arquitectónicas de San Pablo, conocida por concentrar muchísimos estudios, el Instituto Brasileiro de Arquitectura y la Escola da Cidade, donde Noelia estudió y sigue estudiando (ahora un posgrado sobre Geografía, Ciudad y Arquitectura).

Además de trabajar a pocas cuadras de allí, los lugares que le gusta frecuentar en su tiempo libre también están a una distancia “caminable”. Uno de ellos es el Sesc Consolaçāo, una institución que ofrece una variedad inmensa de actividades de recreación y cultura.

“También estoy cerca de la calle Augusta, que me fascina por ser un lugar en donde pueden convivir desde las tribus urbanas del centro a las concesionarias de Jardins, de un bar a un emprendimiento inmobiliario con showroom abierto a las 2 am”, cuenta, divertida.

Una multinacional chiquitita

Parte del día, Noelia lo pasa en casa, trabajando en los proyectos de un estudio que creó con dos amigos, Germán Nieva y Dante Rimodino. Después de terminar la facultad, hicieron una promesa: cuando alcanzasen los 30 años, crearían juntos un estudio de arquitectura.

Los argentinos habían ganado en 2006 un concurso de estudiantes con un proyecto de un centro cultural en un barrio popular de la ciudad de Córdoba y que hoy está en vías de construcción. Durante el proceso creativo, descubrieron muchas afinidades y se quedaron con las ganas de querer revivir ese trabajo en equipo.

Pero cuando se empezó a aproximar el cambio de década, Noelia estaba en São Paulo, Germán en Londres y Dante en Córdoba. Sin muchas perspectivas de mudanzas, en 2011, surgió la posibilidad de trabajar a distancia. La ONG carioca Casa do Caminho, una comunidad rural y de abrigo para niños y adolescentes, llamó a Noelia para modernizar su edificio.

Como había sido voluntaria por algunos meses el año anterior, ella conocía el espacio y sus dificultades. Pero no podía enfrentar el proyecto sola: fue hora de llamar a sus dos mosqueteros.

Germán, Noelia y Dante, socios en RMN. Fotografía: Germán Nieva

Germán, Noelia y Dante, socios en RMN. Fotografía: Germán Nieva

Juntos, pero separados, los tres trabajaron en el proyecto y nuevamente tuvieron la certeza de que tenían buena química. Decidieron entonces cumplir aquel viejo pacto y crearon el estudio: una multinacional, pues, después de todo, tiene tres sedes. Fiel a la tradición arquitectónica de nombrar las empresas con los nombres de sus dueños, lo bautizaron RMN. Pero no querían limitarse a las iniciales de sus apellidos, y buscaron un sentido más creativo.

Después de muchas idas y vueltas, llegaron a Random Meetings Nowhere, que resume el modus operandi del trío. “No sabemos si esa una transición al momento en que vivamos en la misma ciudad, pero nos gusta trabajar así porque nos abre más posibilidades”, cuenta la cordobesa.

Noelia habla de su vida en São Paulo y se la nota feliz. Extraña un poco algunas tradiciones de su país, como la de servir maní junto con la cerveza. Y también le gustaría volver a sentir el paso de las estaciones y ver los árboles anaranjados en el otoño así como las flores más vivas en primavera. Pero nada que opaque las conquistas de su experiencia aquí.

“Me pasaron más cosas en los últimos tres años que en los diez anteriores”, resume, contenta.

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Pocos (pero deliciosos) metros cuadrados http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/02/03/pocos-pero-deliciosos-metros-cuadrados/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/02/03/pocos-pero-deliciosos-metros-cuadrados/#comments Mon, 03 Feb 2014 17:43:07 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=738 Continue lendo →]]> POR CECILIA ARBOLAVE

Para quien vive en São Paulo, no es novedad: el metro cuadrado es tan caro que obliga a muchos a vivir en lugares chicos y apretados. Para tener una idea, el valor promedio del metro cuadrado en 2013 fue de 7820 reales, algo en torno de los 3300 dólares, aunque la variación es inmensa según el barrio. Por hacer una comparación, en Buenos Aires, el metro cuadrado costaba, en promedio, 2070 dólares hasta diciembre del año pasado.

El valor de los alquileres tampoco se queda atrás: por una propiedad de 70 metros cuadrados uno puede llegar a pagar entre 1960 reales (825 dólares) y 3430 (1450 dólares), según el sitio ZapImóveis. Muchas veces, São Paulo puede transmitir una sensación de claustrofobia recurrente, con sus veredas angostas y su tránsito agobiante. Pero todos resistimos, porque hay otras cosas que la ciudad nos ofrece que justifican estos obstáculos.

La gastronomía es una de ellas. Con variedad de sabores y de estilos, no faltan opciones para comer bien en la ciudad. Pero los restaurantes también sufren por los precios astronómicos del metro cuadrado. Prueba de eso es la reciente aprobación de una ley que permite la oferta de comida en la calle, tal vez como una forma para que los pequeños vendedores puedan esquivar los alquileres altos.

De todas formas, en el mar de cemento paulistano, algunos restaurantes encontraron una salida instalándose en inmuebles verdaderamente chiquitos. Si bien el espacio es bastante ajustado, allí lo que sobra es buena comida y mucha personalidad.

COMIDA CASERA EN 8 METROS CUADRADOS

Así como en las grandes redes gastronómicas, en la heladera de “Maria Macaxeira” hay un cartel colgado que dice “Visite nuestra cocina”. Pero aquí la invitación causa gracia porque, al entrar al restaurante, uno ya está casi dentro de la cocina. Bastan unos minutos para descubrir que el buen humor caracteriza a la cearense Ángela Maria Ramos, que hace casi dos años abrió este pequeño restaurante que atiende con su hija, Suzana, en la calle Barão de Tatuí 567, en el barrio Santa Cecilia.

Tapiocas deliciosas en solo 8 metros cuadrados. Fotografía: Cecilia Arbolave

La cearense Ángela Maria Ramos abrió en Santa Cecilia un restaurante de solo 8 metros cuadrados. Fotografía: Cecilia Arbolave

La elección de un inmueble pequeño fue hecha con la intención de economizar en el alquiler y poder ofrecer precios justos a los clientes. El restó, de solo 8 metros cuadrados, tiene tres mesas y para garantizarse un lugar es mejor hacer una reserva. Si el clima ayuda, se multiplican las mesas en la vereda. Cuando la casa está llena, hay que ayudar pasándole los cubiertos al comensal de al lado o hasta el plato con comida. Y todos lo hacen con mucho placer. “¿Quieres ensalada?”; “¿Puedo poner aceitunas?”, pregunta normalmente con la sartén en la mano, como si estuviera recibiéndolo a uno en su propia casa.

LA FÓRMULA MÁGICA ES UN MENÚ SIMPLE

Después de vivir dos años en Nueva York y trabajar en al ámbito gastronómico, el chef paulistano Gilson de Almeida vio que era viable montar un restaurante chico y abrió el suyo, en septiembre del año pasado, en la calle Rua Benjamim Egas, 301, en el barrio de Pinheiros. El nombre Na Garagem tiene una inspiración clara: el restaurante fue creado en un antiguo garaje de solo 18 metros cuadrados.

En Na Garagem la oferta son hamburguesas de carne y vegetarianas. Fotografía: Taygoara Martins

En Na Garagem la oferta son hamburguesas de carne y vegetarianas. Fotografía: Taygoara Martins

Gilson cuenta que los precios altos de los alquileres en São Paulo influenciaron en la elección del lugar, en el que caben sentadas apenas 15 personas. Pero bastó pensar en una buena fórmula que funcionase. El menú cuenta con apenas dos tipos de hamburguesas: de carne o vegetariana (ambas con queso, lechuga, tomate, cebolla y un condimento a base de zanahoria y mandioquinha). Se pueden pedir papas rústicas y, para tomar, jugo orgánico de uva, agua, gaseosa o cerveza. Los cuatro meses de vida ya mostraron que el chef hizo una buena elección, y que a la gente poco le importa la amplitud del lugar: de allí todos salen con la panza llena y el corazón contento.

VALE LA PENA LA ESPERA

No tan lejos de allí, en el barrio de Jardins, otro lugarcito gourmet es “Z-Deli Sanduíches”. Fue idea del chef Julio Raw la de traer en 2011 el estilo de los “delicatessen” neoyorquinos a São Paulo. Decoración moderna, mozos atentos y, principalmente, buena comida, colaboran para que la casa esté siempre llena.

A la gente no le importa esperar para comer en Z Deli. Fotografía: Cecilia Arbolave

A la gente no le importa esperar para comer en Z-Deli. Fotografía: Cecilia Arbolave

En el pequeño inmueble entran apenas 16 personas sentadas, con espacio justo para circular. Pero la idea de comer apretados no asusta a los clientes, que hacen fila en la calle Haddock Lobo 1386 para pedir sus hamburguesas, papas fritas salteadas con romero, bagels, sándwiches y ensaladas. Como la cocina está del otro lado de la barra, se puede acompañar la producción de los platos, que sólo aumenta esa sensación de querer probarlo todo.

 

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