Brasil con Ñasilo – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 Brasil: ¿un nuevo destino para refugiados? http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/04/14/brasil-un-nuevo-destino-para-refugiados/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/04/14/brasil-un-nuevo-destino-para-refugiados/#comments Mon, 14 Apr 2014 16:22:34 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=832 Continue lendo →]]> POR MILLI LEGRAIN

Originario de la República Democrática del Congo, Louison Mbombo, de 17 años, llegó solo a Brasil, en abril de 2013, a bordo de un barco.  Tras el asesinato de su padre por haber apoyado un cambio democrático en un país marcado por la guerra civil, este joven congoleño permaneció encarcelado durante dos años y fue separado de  su madre y sus hermanos. Logró huir gracias a la ayuda de un guardia de la prisión.  Así llegó a las costas brasileñas,  huérfano  y sin saber en qué país estaba.

Parece el guión de una película pero no lo es. Louison es una de las 5000 personas que solicitaron asilo en Brasil el año pasado.

Si bien en América Latina los pedidos de asilo están bajando, no sucede lo mismo en este país. “Brasil es el segundo país que más refugiados recibe en América Latina, detrás de Ecuador, por su proximidad con Colombia, y por delante de Venezuela, Argentina y Chile”, indicó Andrés Ramírez, representante en Brasil de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Louison, el día de su graduación. Fotografía: Cáritas

Louison, el día de su graduación. Fotografía: Cáritas

De un total de 15 millones de refugiados en el mundo, unos 380.000 están en América Latina. De este último total, 5200 personas llegadas desde 80 países se encuentran en Brasil: la mayoría son colombianos, angoleños y congoleses.

En el estado de São Paulo las solicitudes de asilo se cuadruplicaron en los últimos tres años. Tanto que la ACNUR decidió abrir una oficina en esta ciudad el pasado 31 de marzo.

Las  crisis humanitarias crecieron a nivel global y han repercutido en el número de personas que piden asilo. Además de la guerra civil en el Congo, “tenemos los conflictos antiguos como Irak y Afganistán, y ahora la violencia post primavera árabe”, explicó Ramírez.

El conflicto en  Siria por sí solo generó 2,6 millones de refugiados y de ellos más de 300 están en Brasil. Uno de ellos es el periodista Mahmoud Alzouhby, que estaba en São Paulo cuando las autoridades de su país le impidieron renovar su pasaporte.

No obstante, según Ramírez, existen también otros factores que explican el auge de refugiados en este país. El Mundial y los Juegos Olímpicos también contribuyeron a colocar a Brasil en el mapa como destino de asilo.

Andrés Ramirez inaugura la oficina de la ACNUR en São Paulo. Fotografía: ACNUR

Andrés Ramirez inaugura la oficina de la ACNUR en São Paulo. Fotografía: ACNUR

Aunque huyan de conflictos armados, persecuciones por motivo de raza, religión, nacionalidad, grupo social u opinión política, los refugiados son muchas veces estigmatizados. Se los confunde a menudo con inmigrantes que buscan mejores oportunidades económicas o incluso con “fugitivos” o “forajidos”, denunció Larisse Leite, abogada de la ONG Cáritas en São Paulo.

“La búsqueda de una vivienda, la demora en el proceso [para determinar si la persona que pide asilo es o no un refugiado], el reconocimiento de los diplomas y la búsqueda de trabajo” son otros de los desafíos que enfrentan los refugiados, explicaron desde la ONG Cáritas.

La integración en Brasil también es complicada por las diferencias culturales y por el idioma, sin mencionar el riesgo de la explotación laboral, el trabajo esclavo y la particular vulnerabilidad al tráfico de personas.

Aún así, los refugiados están protegidos por la Convención de la ONU de 1951 firmada por 150 países. Los principios de la Convención fueron incorporados por Brasil en la ley 9474 que establece los derechos básicos de los refugiados.

Plaza de Sé lugar de reunión de refugiados en São Paulo. Fotografía: Géssica Brandino

Plaza de Sé lugar de reunión de refugiados en São Paulo. Fotografía: Géssica Brandino

Si bien el número de refugiados en Brasil es bajo, tomando en cuenta que es la sexta economía mundial, el crecimiento del número es preocupante y los países donantes que financian a la  ACNUR no ven al país como prioridad. En 2010, Brasil recibía 560 solicitudes de asilo al año. En 2013, esta cifra ya rondaba los 5000. La previsión para 2014 está en 12.000 pedidos.

“El CONARE [Consejo Nacional de Refugiados, vinculado al Ministerio de Justicia] debe reforzar su capacidad para responder. Y hay que acelerar el proceso de elegibilidad. Actualmente existen 5000 casos pendientes de resolución. Se van acumulando y las solicitudes siguen aumentando”, dijo Ramírez en una entrevista con Folha.

Hoy, un año más tarde, a pesar de los desafíos, Louison es ahora mayor de edad y parece haber recuperado la sonrisa. Hasta logra hacer bromas en un portugués prácticamente fluido. Fue acogido por una familia local, terminó la secundaria, trabaja y logró entrar en contacto por Internet con uno de sus hermanos. Está empeñado en seguir estudiando. Pero cuando le preguntan por qué está en Brasil, confiesa que no sabe todavía cómo responder.

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Si Rio Branco levantase la cabeza... http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/08/28/si-rio-branco-levantase-la-cabeza/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/08/28/si-rio-branco-levantase-la-cabeza/#comments Wed, 28 Aug 2013 14:06:16 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=132 Continue lendo →]]> POR MARÍA MARTÍN

El Barón del Rio Branco (1845-1912), considerado el patrón de la diplomacia brasileña, prestaría mucho interés al papel del Itamaraty en estos momentos del partido. Rio Branco abogó por la paz incluso cuando dibujó las actuales fronteras de Brasil sobre los mapas de Bolivia, Uruguay y Argentina y el presidente boliviano Evo Morales ya se ha referido a él como el hombre que quitó Acre a Bolivia en 1903 a cambio de un simple caballo. La anécdota, que no va más allá de la leyenda -el territorio costó mucho más-, ilustra por qué la silla del ministro de Exteriores de Brasil puede quedarle grande a algunos de sus ocupantes.

Antonio Patriota, nombrado ministro de Relaciones Exteriores cuando Dilma Rousseff asumió el poder, acaba de salir por la puerta de atrás poco más de dos años después de estrenar despacho. El episodio cinematográfico de la huida del senador boliviano Roger Pinto Molina, refugiado en la embajada brasileña en La Paz desde mayo de 2012 a la espera de un salvoconducto que le permitiese disfrutar del asilo político que Brasil le había concedido, ha irritado lo suficiente a la presidenta como para hacer caer al ministro sin vacilar.

Esas 16 horas de viaje en auto que Molina hizo para atravesar Bolivia y llegar a Brasil y, sobre todo, la complicidad de un diplomático brasileño Eduardo Saboia que, supuestamente a escondidas, decidió saltarse todos los escalones jerárquicos y acompañarlo encendieron la mecha que ha hecho saltar por los aires a Patriota.

El incidente es “grave”, según el gobierno boliviano, pero no tendría por qué haber sido determinante. Patriota, al fin y al cabo, toreaba en una plaza donde la política externa no es una prioridad. Factores estructurales, como la contracción de la economía, le colocaron en una situación menos cómoda que la de sus antecesores. Hay especialistas, sin embargo, que coinciden en que este ha sido el episodio que Rousseff ha aprovechado para quitarse de en medio a alguien con, cada vez, menos peso, en el gobierno.

“Itamaraty perdió mucho poder dentro del Gobierno [durante el mandato de Patriota], se le excluyó de las principales decisiones… este es el desenlace de un desencuentro absoluto”, defiende Sergio Fausto, politólogo y director del Instituto Fernando Henrique Cardoso.

Rousseff observa a Patriota mientras cambia los letreros equivocados durante una cumbre de Mercosur. Juan Mabromata/France Presse

“No hay duda de que hace tiempo que Patriota no tenía fuerza política ni apoyo de la presidenta. Su salida del gobierno se dio por hecho varias veces, solo que él resistió”, afirma Dawisson Belém Lopes, profesor de política internacional de la Universidad Federal de Minas Gerais.

Lopes mantiene que a Patriota le falló su falta de perfil político. “A pesar de su brillante trayectoria académica y diplomática, fue incapaz de relacionarse con los integrantes del Partido de los Trabajadores”.

El profesor Lopes mantiene que en los últimos episodios diplomáticos en los que Brasil fue protagonista, Patriota fue convidado como espectador.

“La más grave fue cuando le dejaron de lado en el proceso que culminó con la inclusión de Venezuela en Mercosur. El ministerio de Exteriores no participó y quien ejerció de interlocutor fue el Procurador General del Estado, Luís Inácio Adams. Fue una de las desautorizaciones políticas más graves”, mantiene Lopes.

Pero no fue solo eso.

En el impeachment del presidente de Paraguay Fernando Lugo “Itamaraty no respondió”, mantiene el especialista, autor del libro “Política externa y democracia en Brasil”.

Otra muestra de debilidad se vio en la candidatura de Roberto Azevedo como presidente de la Organización Mundial del Comercio. El anuncio de la victoria quedó en manos del ministro de Desarrollo Fernando Pimentel, próximo a la presidenta, y no en las de Patriota. “No había interés en hacer de él una figura más fuerte”, recuerda Lopes.

Para Lopes, el Barón de Rio Branco y Patriota algo tienen en común, aunque no sea su genialidad. Mantiene que el aristócrata está más cerca de Patriota, por sus formas, de lo que lo estaría su antecesor Amorim, cuyo papel en el Itamaraty se respeta en el ámbito diplomático y del que también se aprecia su visión y los cambios que llevó a cabo en el ministerio.

“Hace diez años la política externa no se debatía, pero ahora la actividad diplomática está muy influenciada por la democracia, hay necesidad de consultar con la sociedad, de intentar encontrar el interés nacional entre varios intereses, incluidos los políticos… Patriota es un diplomático a la antigua, aristocrático, poco adaptado a la democracia de masas”.

El Ministerio de Exteriores de Brasil ha sido tradicionalmente una de las joyas de la Corona, “una de las burocracias más sólidas, estables y prestigiosas internacionalmente”, en palabras de Fausto. Pero también un refugio de la aristocracia, alejada de la sociedad o, “como recordó el ministro Joaquim Barbosa, una de las instituciones más racistas de Brasil”, recuerda Lopes. Con el prestigio en juego y el desafío de adaptarse a otra época, ¿cómo el Itamaraty resolverá el asilo de Molina?

Si Rio Branco levantase la cabeza…. ¿Qué habría hecho él con la negativa del salvoconducto boliviano sobre su mesa?

Dibujo del Barón del Rio Branco que integraba una muestra llamada “El Barón y la Caricatura”, expuesta en 2012 en la Biblioteca Nacional

 

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