Brasil con Ñagua – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 La dictadura de las aguas http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/27/la-dictadura-de-las-aguas/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/27/la-dictadura-de-las-aguas/#respond Fri, 27 Mar 2015 13:44:42 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1397 Continue lendo →]]> POR LUNA GÁMEZ, DE RÍO DE JANEIRO

Con motivo del Día Mundial del Agua, que se celebró el domingo 22 de marzo, cabe mencionar que, en Brasil, mientras muchos sufren la carencia de este bien preciado, otros tantos ven su vida supeditada a la abundancia incontrolable de agua.

De esta forma, los vecinos del municipio amazónico de Ponta de Pedras, ubicado en la isla fluvial más grande del mundo, a unas tres o cuatro horas de barco de la ciudad de Belén, capital de Pará, viven con el ritmo impuesto de las mareas y las lluvias.

Según cuentan sus vecinos, la isla de Marajó está tan bendecida por su emplazamiento, como sometida por la dictadura de las aguas en la que se encuentra.

Estamos acostumbrados a tener paciencia, nuestro día a día depende de las aguas”, cuenta Renata, mientras hace tiempo para que suba la marea y poder sacar la canoa al río que la lleva a la ciudad a vender los camarones pescados en la madrugada.

Palafita, casas típica de la región en sitios inundabled, rodeada de desechos. Fotografía: Luna Gámez.

Región fluvial amazónica con niveles de marea baja. Fotografía: Luna Gámez.

Mientras el sudeste brasileño implementa medidas de película contra una sequía de terror para enfrentar la peor crisis hídrica a nivel nacional, el noroeste amazónico se estruja las neuronas en busca de alternativas para hacerle frente a las crecidas diarias de las aguas, que dificultan el suministro de servicios básicos de urbanismo.

Tenemos un grave problema de saneamiento básico, pero el municipio recauda pocos impuestos, hay mucha informalidad laboral y aquí, por causa del clima, las infraestructuras se deterioran muy rápido”, afirma el secretario de Obras del ayuntamiento.

El municipio ocupa un área geográfica de riesgo, si impermeabilizamos un terreno inundable, el suelo se pudre, crearíamos una falsa alfombra que desviaría las aguas y desestabilizaría el suelo”, añade.

Niños duchándose con agua del río junto a la puerta de su casa. Fotografía: Luna Gámez.

Niños duchándose con agua del río junto a la puerta de su casa. Fotografía: Luna Gámez.

La Amazonia, con un 12% de las reservas mundiales de agua dulce, es una de las regiones con mayor concentración de represas, en donde se planea la construcción de hasta 15 centrales hidroeléctricas, pese a la oposición de los ecologistas.

Paradójicamente, a pesar de la abundancia de recursos, aún muchas familias carecen de suministro de agua y electricidad y, según datos del ayuntamiento del municipio, más de la mitad de los vecinos albergan bacterias intestinales ya que consumen agua no tratada, sacada directamente del río.

En el municipio de Ponta de Pedras, un 82% de los hogares carece de sistema de agua tratada (el 20% consume agua sin ningún tipo de tratamiento, un 60% usa pastillas de cloro y otro 2% la hierve antes de consumirla), un 54% deposita sus residuos sólidos directamente en el río y el 35% de las familias vive sin suministro de energía eléctrica.

Mujer lavando ropa y vajilla en la parte trasera de su casa. Fotografía: Luna Gámez.

Mujer lavando ropa y vajilla en la parte trasera de su casa. Fotografía: Luna Gámez.

Renata, cada mañana antes de que amanezca, va recoger los tambaquis (cestas tradicionales de la región en forma de cilindro con una especie de embudo en uno de los extremos por donde entran los camarones atraídos por una papilla de coco, harina y otros ingredientes y de donde, una vez dentro, no pueden salir) que dejó atados en el río la noche anterior, con los camarones que venderá en el mercado de la ciudad.

Sus horarios de idas y vueltas siempre dependen de los ciclos de subidas y bajadas de la marea del río y de los caprichos de las precipitaciones, irregulares y abundantes en su mayoría.

Diariamente, la marea de la región de Ponta de Pedras varía de nivel: entre 0 y 4,6 metros con respecto al nivel del mar, cada seis o siete horas, con una bajamar por la mañana y otra por la noche (sujeto a variaciones climáticas y estacionales).

Este impresionante contraste de casi cinco metros en el nivel del agua determina el acceso a varias regiones, cuyas principales vías de transporte y comunicación son las fluviales.

Pero el agua no es solo un condicionante estratégico, es también una fuente de riqueza para la región. Más del 90% de la economía del Amazonas depende de los ríos.

Las fuentes de recursos de la isla, y concretamente del municipio de Ponta de Pedras, con unos 28.000 habitantes, dependen principalmente de los recursos naturales, criaderos de búfalos en tierra firme y extracción de recursos naturales como la fruta del açaí o la pesca en las áreas inundables.

Región fluvial amazónica con marea baja, Ponta de Pedras. Fotografía: Luna Gámez.

Muchos lugares sufren la carencia de un sistema de tratamiento de deshechos. Fotografía: Luna Gámez.

 En la época de lluvias -entre enero y mayo- dos tercios de la isla permanecen inundados. A pesar de los inconvenientes, los marajoaras están acostumbrados a bailar al ritmo de las aguas pero reclaman al ayuntamiento un suministro digno de servicios básicos.

Nunca llueve a gusto de todos, mientras el noroeste brasileño se desborda por gestionar la abundancia de agua, la mayoría del país sufre los efectos de la crisis de la sequía.

*Datos facilitados por el Ayuntamiento del Municipio de Ponta de Pedras.

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Medidas de película contra una sequía de terror http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/02/11/medidas-de-pelicula-contra-una-sequia-de-terror/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/02/11/medidas-de-pelicula-contra-una-sequia-de-terror/#respond Wed, 11 Feb 2015 18:23:51 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1294 Continue lendo →]]> POR LUNA GÁMEZ  Y JOSÉ BAUTISTA

A Brasil se le agotan las alternativas para enfrentar la sequía, un viejo problema por estas tierras.

Aunque los brasileños, y principalmente los nordestinos -unos 50 millones habitando un extenso territorio semiárido del tamaño de Perú-, están acostumbrados a lidiar con la sequía, nunca antes las fauces de esta fiera habían acechado de forma tan desafiante la región sudeste, corazón económico de Brasil.

Se trata de la peor crisis hídrica del país en su conjunto.

El agua es fundamental para mantener las centrales hidroeléctricas que generan dos tercios de la electricidad que consumen los 204 millones de brasileños que habitan el país.

Una imagen actual del estado en que se encuentra el sistema Cantareira. FotografíaNacho Doce/Reuters

Una imagen actual del estado en que se encuentra una de las represas del sistema Cantareira. Fotografía: Nacho Doce/Reuters.

En la última década, la demanda del líquido vital en Brasil creció a un ritmo casi exponencial, consecuencia de la reducción de la pobreza, la creación de nuevos polos industriales y la consolidación de una de las mayores potencias agrícolas del planeta.

São Paulo, motor industrial y económico de Brasil, es una de las regiones más azotadas por la falta de lluvias.

Las reservas de agua del conjunto de represas del sistema Cantareira, que abastece a 8,1  millones de personas en la capital metropolitana, están al 5,7% de su capacidad.

Pronto acabará la época de lluvias y las nubes siguen sin aparecer.

La crisis hídrica lleva más de un año disparando alarmas en Brasil.

En agosto de 2014, el gobierno de São Paulo cerró el caudal del río Jaguari y desató un conflicto con Río de Janeiro y Minas Gerais en el que tuvo que intervenir la presidenta Dilma Rousseff.

Ese y otros problemas quedaron pospuestos, no resueltos, y ahora no hay mundiales de fútbol ni elecciones que releguen la sequía a la última página de los periódicos.

El gobierno brasileño le restó importancia al problema de forma sistemática hasta el pasado 23 de enero , síntoma del miedo a revivir una crisis como la de 2001, cuando las autoridades aplicaron cortes en el suministro eléctrico durante seis meses que dañaron la economía y la reputación de Brasil.

Ahora no hay tiempo para construir más represas ni nubes en el horizonte para llenarlas.

Los agricultores están preocupados, los empresarios, inversores y demás ciudadanos también.

Pero sin duda la mayor preocupación la tienen los gobernantes, o al menos eso se deduce tras ver algunas de sus medidas para paliar la sequía.

Algunos restaurantes en São Paulo adoptaron diversas estrategias para hacerle frente a la falta de agua, como llenar los tanques con agua mineral. Fotografía: Davi Ribeiro/Folhapress.

Algunos restaurantes en São Paulo adoptaron diversas estrategias para hacerle frente a la falta de agua, como llenar los tanques con agua mineral. Fotografía: Davi Ribeiro/Folhapress.

A continuación, algunas perlas que reflejan el grado de desesperación de las autoridades brasileñas:

Prohibido llevar cepillo de dientes

Mainrique, localidad de 50.000 habitantes, fue una de las primeras afectadas por la sequía en el estado de São Paulo. A fines de noviembre los más pequeños llegaron a casa con una carta del colegio en una mano y el cepillo de dientes en la otra.

A través de la misiva, las autoridades educativas comunicaron a los padres que no habría más cepillado de dientes en las 21 escuelas de Mainrique debido a la falta de agua.

“Lo encuentro absurdo (…) noto que mi hijo llega de la escuela con mal aliento”, explica Jucélia de Carvalho, madre y dependienta de una tienda de Mainrique.

La guinda del pastel: Rubens Merguizo Filho, alcalde de Mainrique, es dentista.

Sorteo popular. Premio: un pozo

En Pentecoste, en el norteño estado de Ceará, la falta de agua preocupa a las autoridades desde hace tres años.

Los agricultores y ganaderos de esta pequeña localidad acumulan grandes pérdidas por las malas cosechas y la muerte de los animales, mientras que varios municipios rurales no tienen acceso a agua potable.

En septiembre pasado, el ayuntamiento de Pentecoste puso en venta boletos por valor de tres dólares para un sorteo popular.

El premio: un pozo. Más de 2200 vecinos participaron del sorteo.

Sistema Cantareira registra nível de 6,1% da capacidade total, na represa Jaguari-Jacareí, na cidade de Joanópolis, no interior de SPFotografía: Luis Moura/WPP/Folhapress.

El sistema Cantareira registra un nivel de 6,1% de su capacidad total, en la represa Jaguari-Jacareí, en la ciudad de Joanópolis, en el interior de São Paulo. Fotografía: Luis Moura/WPP/Folhapress.

Lluvia a base de bombas 

La Sabesp, autoridad hídrica de São Paulo, lleva un año intensificando esfuerzos para generar lluvias sobre grandes represas como la de Alto Tietê, de cuyas aguas dependen cuatro millones de paulistas.

A falta de alternativas, este organismo decidió contratar aviones para bombardear gotas de agua en la base de las nubes y provocar lluvias.

Se trata de una técnica poco efectiva y relativamente cara, pues requiere del uso de aeronaves y radares para detectar nubes con suficiente potencial.

Este método tiene varios precedentes, siendo el dictador chileno Augusto Pinochet uno de los primeros en llevarla a cabo.

Organizaciones medioambientales dentro y fuera de Brasil condenan el bombardeo de nubes por su impacto negativo sobre el medio ambiente.

La escasez agudiza el ingenio 

El ingeniero brasileño Pedro Ricardo Paulino lanzó en noviembre una máquina capaz de condensar hasta 5000 litros de agua diarios a partir del aire.

La versión más grande de este aparato, bautizado como “waterair”, tiene el tamaño del contenedor de un avión y cuesta 160.000 dólares.

Tras cuatro años desarrollando el invento, Paulino ya ha vendido más de 200 unidades al gobierno de São Paulo, aunque entre sus clientes también figuran escuelas, farmacias y restaurantes.

Según el inventor, “todo lo que necesita la máquina para funcionar es una fuente de energía eléctrica y una humedad del aire superior al 10%”.

La sequía también castiga con fuerza al Norte de Brasil. Fotografía: Jarbas Oliveira/Folhapress.

La sequía también castiga con fuerza al Norte de Brasil. Fotografía: Jarbas Oliveira/Folhapress.

Un lago llamado Atlántico 

El 10 de febrero un equipo de técnicos procedentes de España e Israel viajó a Brasil para reunirse con el gobernador de Río de Janeiro y su secretario de medio ambiente.

En el orden del día solo figura un punto: la instalación de plantas desalinizadoras para obtener agua potable del océano Atlántico antes de que el problema se agrave y empiecen a llegar los visitantes de los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Las plantas desalinizadoras son una opción muy extendida en países como España, Japón, Estados Unidos o Alemania, pero presentan varios inconvenientes: consumen mucha electricidad y generan residuos perjudiciales para la flora y la fauna marina.

Frijoles con arroz, pero sin arroz 

No se trata de una medida sino de una idea lanzada por el brasileño José Graziano da Silva, director de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) .

La propuesta consiste en sustituir ciertos cultivos que requieren mucha agua, como el arroz, por otros de secano y con alto valor nutricional, como la quínoa.

“[Además] estamos desarrollando variedades de arroz adaptado a la sequía”, explicó recientemente Graziano da Silva a la BBC tras defender el cultivo de quínoa y alertar que la sequía de Brasil ya está teniendo efectos sobre el comercio mundial de alimentos.

Los frijoles con arroz son, junto con el portugués y el fútbol, uno de los grandes elementos en común que comparte la mayoría de los brasileños.

 

Habitantes de un barrio de la zona sur de São Paulo hicieron un pozo en un terreno  baldío para sacar agua del subsuelo, después de pasar cuatro días sin suministro. Fotografía: Rivaldo Gomes/Folhapress.

Habitantes de un barrio de la zona sur de São Paulo hicieron un pozo en un terreno baldío para sacar agua del subsuelo, después de pasar cuatro días sin suministro. Fotografía: Rivaldo Gomes/Folhapress.

Concienciación a ritmo de samba 

El gobierno de Río de Janeiro acaba de lanzar una nueva campaña de dibujos animados para animar a los más pequeños a ahorrar en su consumo de agua.

Esbanja (derrochador en portugués) es el hermano irresponsable y presumido que sufre pequeños accidentes por gastar más agua de la que necesita.

Manera es el hermano pequeño y repelente que hace el papel de listo y responsable.

La banda sonora la pone Martinho da Vila con un samba de letra pegadiza: “Canto en cualquier lugar / menos en la ducha / porque si no me doy prisa con el agua / mi dinero se va por el sumidero” (suena mejor en portugués carioca).

Estas anécdotas no restan gravedad al rompecabezas de la sequía y los niveles que está alcanzando.

El ingenio de última hora es un paliativo frente a una serie de problemas que requieren responsabilidad y previsión: cambio climático, degradación ambiental o crecimiento económico a toda costa, entre otros.

Brasil posee el 12% del agua superficial del planeta, la mayoría concentrada en la Amazonia, pero este tesoro fue tratado como una fuente inagotable y ahora la mitad de sus embalses están contaminados.

Como dijo el ilustrísimo João Guimarães Rosa, “el agua de buena calidad es como la salud o la libertad: solo tiene valor cuando se acaba”.

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Llanto y lluvia  http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/01/30/llanto-y-lluvia/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/01/30/llanto-y-lluvia/#respond Fri, 30 Jan 2015 18:37:00 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1278 Continue lendo →]]> POR GABRIEL BAYARRI, DE RÍO DE JANEIRO

Narra un viejo refranero brasileño que no se debe tener miedo de la lluvia, pues el ser humano no está hecho de azúcar y no corre el peligro de deshacerse bajo el agua.

Semejante afirmación provoca un baile de calle bajo aguaceros tropicales, que hereda los elementos ritualistas de los pueblos amerindios, de los graznidos chamánicos que entonan al compás de la percusión la llegada de las nubes y el chispeo del oro líquido que completa el ciclo vital del pueblo y la tierra del Brasil, un país que almacena el 14% del agua dulce del planeta .

Contra toda previsión de la sabiduría ancestral y moderna en materia meteorológica, los rituales no están consiguiendo cambiar el rumbo del viento.

En un artículo reciente, del diario “Folha de S. Paulo” informó que un 68% de los paulistanos tuvieron problemas con el abastecimiento de agua en los últimos 30 días .

Ocurre también que la sequía nordestina está ganando terreno, zona oscura y desértica que todavía virgen queda lejos de ser ganada por cualquier tipo de civilización, donde carreteras y vías ferroviarias son absorbidas por el óxido y la arena, y los ríos y afluentes navegables por la piedra y el viento, secos enemigos del Brasil.

Se deja de respirar el perfume húmedo que desprende la selva, cálido, bochornoso, de fruta fermentada, que embriaga y cansa de forma deliciosa, que otorga un compás vital.

En medio de esta grave crisis de abastecimiento de agua en Brasil un informe del gobierno federal muestra que el 37% del agua tratada para el consumo se pierde antes de llegar a los grifos de la población.

La principal causa es  la falta de manutención de válvulas y cañerías en las ciudades. La pérdida de agua en las cañerías es el indicador que menos avanza en los índices de saneamiento, de acuerdo con el mismo informe.

En 2010, la pérdida de agua supuso un perjuicio económico de 1300 millones de reales (cerca de 500 millones de dólares).

Recuerda un pueblo afrobrasileño tiempos de tinajas, aquellos en los que cada cántaro de agua era agradecido con un canto a Iemanjá, orixá de los mares, cuando el preciado líquido se subía a pulso en vasijas de barro, balanceándose sobre las cabezas mulatas.

Tal vez debamos cantar juntos y más alto, dejándonos las amígdalas en un grito de tormenta, que comienza a ser de guerra, no sólo contra la inminente sequía, un grito de guerra que atraviese las nubes y llegue hasta los todopoderosos encorbatados, aquellos capaces de establecer estrategias de trileros en la política del agua, aquellos que lloran la falta de lluvia como cortina de humo ante la real necesidad de inversiones en infraestructura básica.

Tal vez, con eso sea posible conseguir que el trueno retumbe en sus oídos, con un embate tan potente que aire y agua pulvericen la larga noche de espera, y que llore Brasil, pero que lo haga de húmeda alegría.

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El forró renace entre dunas y aguas claras http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/07/30/el-forro-renace-entre-dunas-y-aguas-claras/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/07/30/el-forro-renace-entre-dunas-y-aguas-claras/#respond Wed, 30 Jul 2014 18:57:41 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=974 Continue lendo →]]> POR MILLI LEGRAIN, DE RÍO DE JANEIRO

“Rostro pegadito, manita en la nuca, presión en la cintura y sentimiento en el corazón”.

Así  se describe en pocas palabras la pasión que despierta el forró, en el reciente libro “Forró al encuentro de las melodías del alma y ritmos del corazón”, de la brasileña Agnes Lutterbach.

Este género musical que reúne diferentes ritmos como el xote, el baião y el arrasta pé nació en los años 40 en el nordeste brasileño de la mano del famoso compositor de Pernambuco: Luiz Gonzaga.

Algunos dicen que el nombre forró se originó durante la Segunda Guerra Mundial,  cuando en la ciudad de Natal, en el estado de Río Grande del Norte, las bases militares  estadounidenses realizaban fiestas abiertas “for all” o “para todos”.

Otros creen que la palabra tiene su origen en el “forrobodó”, un término del Nordeste para “confusión” o “desorden”.

Ubicado en el litoral del estado de Espíritu Santo, Itaúnas es conocido por sus atardeceres

Ubicado en el litoral del estado de Espíritu Santo, Itaúnas es conocido por sus atardeceres. Fotografía: Milli Legrain

En todo caso, gracias al Festival Nacional de Forró que se realiza en Itaúnas, un antiguo pueblo de pescadores en el extremo norte del estado de Espíritu Santo, ubicado entre Bahía y Río de Janeiro, el forró, que durante muchos años fue objeto de preconceptos, está ganando adeptos en Brasil y más allá.

Cada julio, desde hace 14 años, jóvenes y no tan jóvenes brasileños se dirigen en ómnibus, auto y avión desde São Paulo, Brasilia, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Bahía y algunos desde más lejos, para bailar al ritmo del triángulo, del acordeón y de un tambor africano conocido como zabumba.

Paulo Matos, fundador del festival, llegó a Itaúnas desde São Paulo cuando era un joven estudiante de Geografía.

Ahora, con 54 años, este nieto de un músico de jazz de Bahía, confiesa que  terminó  quedándose tras enamorarse de las personas del lugar.

“Llegué con 42 discos de vinilo bajo el brazo y al ver que Itaúnas no tenía ninguna área de diversión nocturna, alquilé un espacio y comencé como DJ”, explica. Más tarde, en 2001, acabaría lanzando el Festival de Forró de Itaúnas.

Desde entonces, el festival ha ido creciendo. Hoy en día, cada noche, durante nueve días, desde las 23 hasta el amanecer,  en el patio trasero de la casa que Paulo comparte con su mujer Juliana, coordinadora del festival, unas 1500 personas se deleitan bailando en pareja, bien abrazaditos.

Siguen el ritmo de decenas de bandas, que se presentan  en vivo a lo largo de la semana, bajo un cielo estrellado en un espacio abierto, iluminado por luces tenues, y protegido por un techo erguido por maderas barnizadas.

Azulão, leyenda del forro, originario de Pernambuco. Fotografía: Milli Legrain

Azulão, leyenda del forro, originario de Pernambuco. Fotografía: Milli Legrain

Pero no es ninguna casualidad que el festival haya despegado en Itaúnas. Reunidos en la puerta de su casa, mientras tocan la guitarra e improvisan canciones regadas por cerveza, un grupo de personas mayores cuenta cómo en este pueblo escondido entre un paisaje de dunas de suaves arenas y aguas claras, el forró anima bodas y cumpleaños desde hace tiempo.

“Hace 40 años bailábamos forró en la oscuridad en casa de los amigos. Pues no había luz ni agua todavía en Itaúnas. Era una forma económica de reunirnos y divertirnos”, dice Abel.

Su amigo, Don Caboklinho, un pescador jubilado de 74 años, añora ese forró de antaño. “Era una cosa más familiar, con niños y no había violencia ni drogas”, cuenta.

A pesar de su importancia, y  para no comprometer la calidad del evento, el festival no tiene apoyo público ni patrocinadores. Esto da rienda suelta a los organizadores para invitar a la crema y nata  del  forró brasileño en su forma más tradicional, conocido como pé de serra.

En una región de tierras áridas, el pie de la montaña era un área fértil donde se recogía el agua de lluvia. Este estilo se opone al forró más comercial o estilizado que se promueve actualmente en el Nordeste del país.

“El forró pé de serra no ha perdido su fama en el Nordeste, lo que pasa es que los grandes medios no lo difunden”, lamenta Junior Limeira, cantante y compositor de forró, que realiza un programa sobre el festival para el canal público TV Brasil.

“Pero allí vamos con nuestra lucha”, añade.

A lo largo del festival, en sus escenarios se presentan estrellas del pé de serra de la altura de Pinto do Acordeão, que tocó con el mismo Luiz Gonzaga.

A la madrugada, una pareja baila forró en la panaderia local. Fotografía: Milli Legrain

A la madrugada, una pareja baila forró en la panaderia local. Fotografía: Milli Legrain

A las presentaciones de los gigantes del sector, se juntan decenas de nuevas bandas que concursan con la esperanza de ganar un premio de 4000 reales (1800 dólares) y una invitación para tocar en festivales de Europa.

Así, el festival de Itaúnas ha ayudado a fomentar un forró sin fronteras. Hoy en día, rusos, daneses y franceses, cuyos antepasados trajeron el acordeón a Brasil, también forman parte del público.

Estos mismos ahora se preparan  para el festival de forró de Barcelona en septiembre y el de Londres, en febrero de 2015.

Mientras tanto, en Itaúnas, fuera de las paredes del festival oficial, los forrozeiros se lanzan a bailar espontáneamente en las calles del pueblo, 24 horas al día.

Animados por músicos y otros apasionados,  baten palmas al ritmo del tambor, en una especie de euforia contagiosa como en un carnaval dedicado exclusivamente al forró, ocupando alguna panadería local en caso de lluvia.

En Itaúnas, el forró no conoce horas ni límites.

“Quien viene por aquí, siempre vuelve”, dice Paulo. En mi caso, no tengo dudas.

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