Brasil con Ñaecio neves – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 El movimiento indígena brasileño da una segunda oportunidad a Dilma http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/10/el-movimiento-indigena-brasileno-da-una-segunda-oportunidad-a-dilma/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/10/el-movimiento-indigena-brasileno-da-una-segunda-oportunidad-a-dilma/#respond Mon, 10 Nov 2014 13:17:50 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1164 Continue lendo →]]> POR LUNA GÁMEZ Y JOSÉ ANTONIO BAUTISTA, DE RÍO DE JANEIRO

“Tenemos miedo de perder lo que tanto esfuerzo nos ha costado conseguir”, nos contaba una estudiante indígena pocos días antes de que arrancara la segunda vuelta de la campaña electoral más intensa de la joven democracia brasileña.

“Hasta el momento no declaramos apoyo a ninguno de los dos candidatos, pueden suponer una amenaza a nuestros derechos”, añadió.

Unas semanas antes, la esposa de un cacique Terena me explicaba en medio de un intenso olor a frijoles que la unión de los indígenas a la hora de votar es importante porque “fortalece nuestra lucha”.

Sin embargo, el peso electoral de los pueblos originarios de Brasil es minúsculo: hay 896.900 indios en Brasil, un país con 205 millones de habitantes, y los que están en edad de votar apenas representan un 0,5% del electorado de este gigantesco país.

Tal vez por este motivo, ninguno de los tres grandes candidatos a la presidencia de Brasil se tomó mucha molestia en escuchar las demandas de los indígenas.

Un indio de la etnia Ticuna vota el domingo 5 de octubre de 2014 en la primera vuelta de las elecciones brasileñas, en en el barrio Ciudade de Deus de Manaos, en la Amazonía brasileña. Fotografía: Diego Janata/Efe.

Un indio de la etnia Ticuna vota el domingo 5 de octubre de 2014 en la primera vuelta de las elecciones brasileñas, en el barrio Ciudade de Deus de Manaos, en la Amazonia brasileña. Fotografía: Diego Janata/EFE.

El paisaje inicial de la contienda electoral lucía así: la presidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT) perdía fuerza en las encuestas pero se mantenía como favorita, al mismo tiempo que el candidato conservador Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB) caía a la tercera posición tras un estrepitoso ascenso de Marina Silva (Partido Socialista Brasileño, PSB), candidata sorpresa de la primera vuelta que colmaba las portadas de los diarios brasileños junto a adjetivos como “ecologista”, “medioambientalista” y “evangelista”.

PRIMER ASALTO

El 10 de septiembre, la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil reunió a representantes de todos los rincones del país. Una vez más, miembros de las 305 etnias reconocidas por la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) se reunieron para debatir acerca de qué candidato podría ser el más solidario con su lucha centenaria contra la violación de sus derechos.

La asamblea decidió por unanimidad apoyar a Marina Silva, la única candidata que se dignó a recibir las propuestas indígenas, a pesar de que el vicepresidente de su partido venía de lo más profundo del agronegocio.

“Ataques sistemáticos, de regresión y supresión de los derechos indígenas se verifican en los distintos poderes del Estado y en la sociedad”, afirmaba la carta abierta que cinco días más tarde, el 15 de septiembre, los indígenas dirigieron a los tres candidatos.

La misiva brilló por su ausencia en los diarios nacionales. Una vez más, el conflicto indígena quedó relegado a la categoría de “anécdota” dentro del debate electoral.

En octubre de 2013, indígenas que participaban de la semana nacional de la movilización indígena rompen un cartel  con la foto de Dilma Rousseff. Fotografía: Pedro Ladeira/Folhapress.

En octubre de 2013, indígenas que participaban de la semana nacional de la movilización indígena rompieron un cartel con la foto de la presidenta Dilma Rousseff. Fotografía: Pedro Ladeira/Folhapress.

“En lugar de hacer efectivos los derechos indígenas recogidos en la Constitución, los sucesivos gobiernos se han arrodillado ante los intereses del capital, del negocio agrícola y de empresas mineras y madereras”, añadía el escrito público.

Las palabras que el cacique pronunció semanas antes en su casa tomaban fuerza: “Si no nos movilizamos y no gritamos, es como si no existiéramos”. No obstante la carrera de ascenso al podio presidencial, entre estadísticas y debates electorales, continuaba impasible ante la movilización indígena.

SEGUNDO ASALTO

Concluyó el primer round electoral, el 5  de octubre. Contra todo pronóstico, Marina Silva, por la que apostaron los indígenas, cayó tras un duro revés en las urnas en favor de Aécio Neves. El 15 de octubre los indios publicaban una segunda carta abierta dirigida expresamente a la presidenta y a su único opositor.

Esta segunda misiva era tan clara como la primera, o incluso más: “Los dos candidatos parecen tener miedo de reunirse con nosotros, tal vez porque los dos están financiados por los ruralistas”.

El sentimiento de decepción respecto del gobierno de Rousseff estaba arraigado en lo más profundo del colectivo indígena.

En abril de este año, indios invadieron la  cúpula del edificio del Congreso Nacional en una manifestación por la defensa de los derechos territoriales de los pueblos indígenas. Fotografía: Alan Marques/Folhapress.

En abril de este año, indios invadieron la cúpula del edificio del Congreso Nacional en una manifestación por la defensa de los derechos territoriales de los pueblos indígenas. Fotografía: Alan Marques/Folhapress.

“Es pública y notoria la marginación de los pueblos indígenas que marcó el primer gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, quien se esforzó cada día por estrechar alianzas con el negocio agrícola (…). No cumplió con ninguna de sus promesas y permitió que su Ministro de Justicia paralizase completamente las demarcaciones de tierra en el país”, afirmaba el colectivo indígena en su segunda carta pública.

La Constitución brasileña de 1988 reconoce el derecho de los indígenas sobre sus tierras tradicionales. Rousseff es la presidenta que menos tierras indígenas demarcó desde que Brasil salió de la dictadura: el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (PSDB) homologó 87 territorios durante sus ocho años al frente del Ejecutivo, mientras que Lula da Silva (PT), predecesor y mentor de Dilma, demarcó 145 territorios en un periodo similar.

La candidata petista se queda muy atrás, con 11 territorios delimitados tras cuatro años de gobierno.

“En cuanto al candidato Aécio (…) se expresó públicamente del lado del negocio agrícola (…) y apoyó a nuestros principales enemigos, que atacan nuestros derechos, nuestras vidas y nuestro futuro”, expresaba el movimiento indígena en su última carta.

La segunda y definitiva vuelta de las elecciones, el pasado 26 de octubre, fue para muchos la más intensa que se recuerda en el Brasil contemporáneo. Tal era la crispación y la incertidumbre, que se realizaron más de 2000 sondeos en aquellos días.

Dilma Rousseff, en un encuentro con líderes indígenas. Fotografía: Roberto Stuckert.

Dilma Rousseff, en un encuentro con líderes indígenas. Fotografía: Roberto Stuckert.

Finalmente, el 23 de octubre Dilma hacía público su apoyo a los pueblos indígenas con unas palabras que atraían aires de promesa: “Mantendremos compromisos con el fortalecimiento de la Fundación Nacional del Indio, con la mejora del Servicio de Salud Indígena y de la calidad de la Educación Escolar Indígena (…) cuento con vuestro apoyo para que en los próximos cuatro años podamos enfrentar juntos los desafíos y cumplamos los compromisos”.

“Desde hace más de 500 años sabemos que nuestra lucha no tiene cabida en las urnas y que dependerá de nuestra intensa movilización”, afirmaba el colectivo indígena a través de su última carta.

Tres días después de escuchar las palabras de Dilma, los indios brasileños decidieron no quedar impasibles y dieron su voto de confianza a la candidata petista. Una segunda oportunidad expresada al mismo tiempo con esperanza y recelo.

Finalmente, Rousseff ganó por un margen de 3,28 puntos. Los indígenas cumplieron con su parte, ¿cumplirá Dilma con la suya? “Ver para creer”, murmuraba la señora aquel día lluvioso mientras apartaba los frijoles del fuego.

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Elecciones en Brasil: Políticos y papagayos http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/10/elecciones-en-brasil-politicos-y-papagayos/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/10/elecciones-en-brasil-politicos-y-papagayos/#respond Mon, 10 Nov 2014 12:47:02 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1159 Continue lendo →]]> POR GABRIEL BAYARRI, DE RÍO DE JANEIRO

El escritor austriaco Stefan Zweig murió por amor a Brasil, literalmente, en un suicidio que fue precedido por la explicación más bella que he leído jamás de lo que significa la identidad brasileña, y que sólo podía concluir en un final desgarrado, que intensificase la marcha obligada de la “tierra del futuro”, una marcha prematura, de abandono, que encajase con los principios románticos.

Murió en la zona serrana de Petrópolis, antigua residencia de los reyes portugueses, en el interior del estado de Río de Janeiro. Decía, apasionado por esta tierra exuberante, que  Brasil curiosamente simulaba a un arpa en el mapa, semejante descripción introducía una serie de sentidos que al país le son dados, y entrelazados, en su imaginario social.

La “tierra de los papagayos”, aquella inigualable en abundancia de su flora y fauna, que lo tiene todo al mismo tiempo, sierra, litoral, pampa, selva, cuenca de ríos, y que es fértil en casi todas sus partes, con un clima que transita del tropical, subtropical y hasta lo templado, donde se alimentan los ríos más grandes del mundo, y el patrimonio atraviesa de una frontera a la otra, desde la Amazonia hasta la triple frontera natural con Argentina y Paraguay, en la caída del río Iguazú.

Se yergue la favela en medio de este escenario para votar en la segunda vuelta de las elecciones en Brasil, con los ojos todavía puestos en la mesa sin mantel, en el plato vacío, en la falta de saneamiento básico, de escolaridad para los más pequeños, de analfabetismo para los más viejos, de salud para todos, y ante penitas y alegrías se entiende por qué la pauta política todavía es prehistórica en la cuestión ambiental.

Como los ríos, descienden del morro los votantes de la favela, familias enteras para votar en los colegios municipales. Llegó el domingo 26 de octubre, nuevamente día de votación

Las elecciones se expresan con la misma estrategia publicitaria que el Mundial de fútbol: pegatinas, globos, camisetas… los rostros sonrientes de la presidenta Dilma Roussef (PT) y del candidato opositor Aécio Neves (PSDB) invaden las calles, y las “aficiones”  rasgan en dos a la población: los estados de un Norte pobre y negro, de un Sur desarrollado y blanco; dividen al campesino del latifundista; al vendedor de churros de su patrón; al pescador artesanal de los gestores de las piscifactorías.

Los intereses están rasgados, divididos, ganando el PT más de un 80% de los votos en algunas de las áreas más subdesarrolladas del país, y llegando a perder en los estados del Sur.

No obstante, se palpa un agrio sentimiento, el de un voto que no es sincero, un voto sólo ejercido en la favela como autodefensa, que apoya los avances sociales, pero que legitima la corrupción estructural en todas las fuerzas políticas. Una elección confusa e impotente ante la falta de alternativas y de ilusión. Un voto que refleja el miedo de la favela a ser olvidada por las políticas sociales.

A la entrada del colegio se mezclan en armonía conversaciones del cotidiano con las del acontecimiento del momento: “…La favela puede sumirse en el olvido, sin registros…”, “…yo ya no compro tomates a ese precio…”, “…la ciudad puede perder la memoria…”, “…dará a luz en poco tiempo…”, “…la favela nunca habrá existido…”.

Observo a la salida del colegio a una señora de mediana edad que vende verduras en el mercadillo que da entrada a la inmensa favela de la Rocinha. Le lloran los ojos, está cortando cebollas. El análisis se queda empobrecido, pues no sabría decir si llora por la situación del país, por la muerte del pedrero Amarildo en manos de las Unidades de Policía Pacificadora en 2013, por los nervios ante las elecciones, o por los efectos de una cebolla, que en cada capa representa las etapas que todavía deben atravesarse en esta tierra.

La capa de la pobreza va saliendo, todavía provoca lágrimas, tal vez algún día se llegue al corazón de la cebolla, y se pueda mirar alrededor, y observar y enorgullecerse de la belleza del Brasil.

Entonces todos pedirán su defensa, y crearán una pauta socio-ambiental sólida, defensora de las demarcaciones de reservas indígenas, del fortalecimiento de las reservas de extracción sostenible, de la fiscalización de la tala de la región Amazónica, de la producción eficaz e independiente de los Estudios de Impacto Ambiental, de la anteposición de la biodiversidad y de los grupos minoritarios ante la explotación de recursos naturales, como son el caso de las hidroeléctricas,  y otras formas de combate al crimen ambiental,  pues la naturaleza se fusiona en la propia identidad brasileña.

La favela recuerda con su voto que habrá que atravesar  primero otras capas de la cebolla, las de una extrema desigualdad de clases, capas que al mirarlas todavía nos hacen llorar, aunque se torna urgente afrontar la descuidada cuestión ambiental, y recordar, por el bien de la preservación de la  identidad brasileña, que los papagayos llegaron al Brasil mucho antes que los partidos políticos.

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Una primera vuelta conservadora, una segunda vuelta no apta para cardíacos http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/10/07/una-primera-vuelta-conservadora-una-segunda-vuelta-no-apta-para-cardiacos/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/10/07/una-primera-vuelta-conservadora-una-segunda-vuelta-no-apta-para-cardiacos/#comments Tue, 07 Oct 2014 19:34:18 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1111 Continue lendo →]]> POR ESTHER SOLANO GALLEGO, DE SÃO PAULO

Esther (prof.esther.solano@gmail.com) es española, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo y miembro del Fórum de Seguridad Pública.

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Era una elección incierta.

Por un lado se encontraba el desgaste progresivo del Partido de los Trabajadores (PT) y la escasa proyección de la presidente Dilma Rousseff como figura de futuro, todavía con la sombra insistente del ex presidente Lula da Silva a las espaldas.

Por otro estaba la poco convincente candidatura de Aécio Neves, por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), tachado de “playboy” y otra serie de adjetivos poco afines a la figura de un presidente de la República.

Luego, apareció una ola de fuertes descargas emocionales tras la muerte trágica de Eduardo Campos, que llevaron a encumbrar a Marina Silva (Partido Socialista Brasileño, PSB) a posiciones insospechadas en las encuestas de opinión.

Y por último, las históricas manifestaciones de junio de 2013, donde el clamor de las calles por una “nueva política”  y contra “todo lo que está ahí” parecía vigoroso y generalizado…Factores  que, en su conjunto, poco hacían prever los resultados de esta primera vuelta: Dilma Rousseff sumó un 41,59% de los votos válidos, Aécio Neves, 33,55% y Marina Silva, 21,32%.

La voz de las urnas se hizo escuchar el domingo (5) y trajo consigo mensajes contundentes.

La segunda vuelta de las elecciones en Brasil será no apta para cardíacos. Fotografía: Fotomontaje.

La segunda vuelta de las elecciones en Brasil será entre la presidenta Dilma Rousseff y el candidato del PSDB, Aécio Neves; serán unos comicios no aptos para cardíacos. Fotografía: Fotomontaje.

Los brasileños continuaron optando por la polarización histórica, tediosa y taciturna PT-PSDB. El aparente deseo de cambio vivido en las manifestaciones no se reflejó en el voto. Lo cierto es que las candidaturas fueron insensibles y mudas a la expresión ciudadana y, delante de la urna electrónica, el brasileño no tenía opción. Más de lo mismo, tristemente.

Parcialmente derrotado, el PT parece cansado y ensombrecido. Dilma perdió  cinco puntos respecto de la elección de 2010 y el partido encogió su representación en el Congreso Federal hasta alcanzar el menor número desde 2002.

El único tono dulce de una jornada preocupante la puso el petista Fernando Pimentel, que le arrebató en primera vuelta la gobernación de Minas Gerais al PSDB, tras 12 años de continuidad tucana en el gobierno de ese estado. ¿Estamos delante del epílogo del proyecto petista-lulista, en el que urgen reformas si quiere sobrevivir más allá de 2018?

El vencedor de la noche del domingo fue el PSDB, que mantiene sus 54 representantes en el Congreso Nacional, salió airoso y con aires triunfales de esta primera disputa. En especial, Aécio Neves,  con un inesperado 33,55% de los votos.

El reelecto gobernador de São Paulo, Geraldo Alckmin (PSDB), con 57,31% de los votos, en medio de la mayor crisis hídrica del estado, demuestra la fuerza conservadora de São Paulo (donde inclusive regiones periféricas urbanas prefirieron al tucano).

José Serra (PSDB) destruyó la candidatura al senado de Eduardo Suplicy (PT) al arrebatarle ese lugar con el 58,49% de los votos.  Figuras clave que marcan territorialmente su poder invicto en el feudo electoral paulista.

Marina Silva, candidata del PSB, apoyaría a Neves en el ballotage del domingo 26. Fotografía: Fabio Braga/Folhapress.

Marina Silva, candidata del PSB, apoyaría a Neves en el ballotage del domingo 26. Fotografía: Fabio Braga/Folhapress.

Y qué pasó con Marina, que tanto nos ha dado que hablar estos meses… Se desvaneció. La candidata no logró capitalizar su posición privilegiada y acabó con prácticamente el mismo número de votos que en la elección de 2010.

Su pedantería al autodenominarse representante de la “nueva política”, su volatilidad partidaria, su falta de firmeza en contraatacar a los adversarios, los famosos cuatro tweets del pastor Silas Malafaia, líder de la iglesia evangélica Asamblea de Dios Victoria en Cristo, sobre la causa LGBT que le hicieron dar marcha atrás en las propuestas para la comunidad gay -y que fueron explotados incansablemente por sus oponentes-, sus opciones de política económica como el discurso de autonomía del Banco Central, la figura de Eduardo Gianetti como asesor económico y la de Neca  Setúbal (una de las herederas del Banco Itaú), ambos representantes de la vieja escuela  liberal económica, nada tienen que ver con propuestas de una posible nueva política más reformista de la que tanto habló.

Todo esto, sumado a un pésimo desempeño en el último debate de la TV Globo (que fue visto por 50 millones de personas) fueron elementos que enterraron  sus posibilidades.

Para el próximo domingo 26  de octubre, día en que va a realizarse la segunda vuelta de la elección, parece ya previsible el apoyo oficial de Marina a la candidatura de Neves, con algunas concesiones en el programa tucano como el compromiso para terminar con la reelección o una mayor agenda sostenible, pero apoyo no significa directamente migración de votos.

Los votantes de la Rede Sustentabilidade, grupo político de Silva, ideológicamente más cercanos a la izquierda, ¿se sentirán cómodos con la aproximación estratégica al PSDB?  ¿El discurso del “voto útil anti-PT” tendrá eco en los partidarios  de Marina y en los 38,5 millones de abstenciones y votos nulos y blancos? ¿Aun con sudores fríos y espasmos de miedo ante la amenaza real de perder el poder tendrá Brasil cuatro años más de PT?

Por ahora, hay que esperar para saber. Emociones no faltan.

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Quién es quién en la carrera por la presidencia http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/10/10/quien-es-quien-en-la-carrera-por-la-presidencia/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/10/10/quien-es-quien-en-la-carrera-por-la-presidencia/#respond Thu, 10 Oct 2013 18:43:32 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=380 Continue lendo →]]> POR NATALIA FABENI

Los acontecimientos de las últimas semanas no fueron de mucha ayuda para quien todavía pretende terminar de armar el rompecabezas de la política brasileña.

Hay enemigos que ahora son aliados, coaliciones que se rompen, un partido que no existía –y que estaba en boca de todo el mundo– que va a continuar sin existir, una posible candidata a la presidencia con 20 millones de votos en las últimas elecciones que ahora cede su candidatura a un gobernador poco conocido y otro candidato que se creía con resto para dar pelea en octubre de 2014, pero que, de pronto, se vio relegado un virtual último lugar en la contienda electoral.

Para arrojar un poco de luz sobre lo que pasó y poder salir del laberinto de nombres, alianzas y partidos, aquí les presento una pequeña guía para entender quién es quién en las elecciones del próximo año, en las que votarán cerca de 140 millones de brasileños, porque en la política del gigante sudamericano nada es lo que parece y todo puede cambiar en cualquier momento.

Voy a comenzar con la protagonista indiscutida de la escena política de las últimas semanas: 

Marina Silva. Ella fue una de las fundadoras del Partido de los Trabajadores (PT) y hoy es una importante amenaza para su expartido, que pretende continuar en el gobierno por cuatro años más. La semana pasada, después de que el Tribunal Superior Electoral (TSE) considerase inválidas más de 50.000 firmas de apoyo necesarias para registrar su nueva fuerza política, Marina vio naufragar por 6 votos contra 1 su intención de crear la “Rede Sustentabilidade” (REDE), partido con el que iba a disputar la presidencia. Finalmente optó por el pragmatismo, olvidó aquellas palabras que se referían a que la creación de Rede significaba un avance y una renovación para la democracia de Brasil y se afilió al Partido Socialista Brasileño (PSB), que ya tiene un candidato, el gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos.

Repasando su historia, Marina está acostumbrada a los vaivenes políticos: fue senadora del estado de Acre por el PT, después se desempeñó como ministra de Medio Ambiente del ex presidente Lula da Silva y en 2009 dejó el partido que vio nacer para unirse al Partido Verde (PV). Terminó así con 30 años de militancia, después de reiterados desacuerdos en política ambiental con Lula y con Dilma.

Aquellos no iban a ser los únicos enfrentamientos entre las dos mujeres fuertes de la política brasileña: en 2010 Marina fue candidata a la presidencia por el PV y se destapó como unas de las principales caras de la oposición, al lograr un sorpresivo 19,33% de los votos.

El PSB. Al igual que lo había hecho Marina en 2009, el PSB, que formaba parte de una alianza de gobierno con el PT, se retiró a mediados del mes pasado de la coalición para presentar una candidatura presidencial propia, encarnada en Eduardo Campos, que también había sido ministro de Ciencia y Tecnología de Lula.

La imagen del pernambucano (habrá que ver qué dicen los sondeos ahora a partir del aterrizaje de Marina como compañera de fórmula) estaba desdibujada y las encuestan lo ubicaban al final de las preferencias, con un 4% de la intención de voto. En cambio, la imagen de la ex senadora es mucho más fuerte que la de Campos y suma cerca del 16% de la intención de voto. 

Además, todavía tiene a su favor un enorme capital político, plasmado en los casi 20 millones de votos que consiguió en la elección de 2010. 

La incógnita ahora es desvelar si los seguidores de Marina votarán por Campos o el pernambucano va a decidirse por invertir la fórmula presidencial. Marina ayer dejó la duda planteada: dijo que ambos podrían disputar la presidencia por el PSB.

Marina Silva y el candidato del PSB Eduardo Campos. Alan Marques/Folhapress

Dilma Rousseff. La otra gran protagonista de la contienda electoral es la presidenta, que busca su reelección y lidera la pelea con el 35% de la intención de voto, de acuerdo con el último sondeo de Ibope de fines de septiembre. Dilma se está recuperando de una época complicada: en junio pasado, consecuencia de las multitudinarias manifestaciones en Brasil, vio como su imagen caía estrepitosamente. 

Una encuesta de Datafolha de finales de junio indicó que su gobierno pasó, en ese mismo mes, de tener un 57% de aprobación a un 30%. 

Hoy Dilma es la favorita para octubre de 2014, pero los analistas consideran una amenaza para Rousseff la alianza de Marinay Campos, dos, que no hace mucho tiempo, jugaban en su mismo equipo. Además, si las protestas afectan tan directamente a su imagen, Rousseff tendrá que esforzarse para que las manifestaciones, que resurgieron con mucha violencia en los últimos días, no se agudicen. 

Para seguir manteniéndose en el podio de las preferencias, Dilma tendrá también que seguir de cerca el devenir de la economía, en especial el de la inflación ya que, como me dijo una vez un economista del Insper, la gente vota con el bolsillo. 

 

El candidato del PSDB Aécio Neves. Danilo Verpa/Folhapress

Aécio Neves, ex gobernador de Minas Gerais, que pertenece al poderoso y opositor Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), de centro derecha, hoy cuenta con un 11% de la intención de voto y es otro de los presidenciables. Según los especialistas, fue el candidato que salió más perjudicado con la nueva alianza entre Marina y Campos, ya que su candidatura quedó casi estancada y va a costarle despuntar como el “candidato de la oposición”.   

Todavía faltan conocer las encuestas de intención de voto con este nuevo panorama político, pero hay analistas que adelantan que puede llegar a ser difícil para el ex gobernador llegar a disputar una segunda vuelta. Por su parte, Neves se mostró “sorprendido” con la decisión deMarinay dijo que la novedad era “positiva”, ya que “hay cada vez más opciones para terminar con el ciclo perverso del PT en el gobierno”.

Aunque intente mostrarse relajado, nada es color de rosa para el minero, ni fuera ni dentro de su partido: hay rumores que indican que José Serra, ex gobernador de São Paulo y candidato a presidente en 2002 y 2010, todavía quiere competir por la presidencia representando al PSDB, aunque hoy Neves aparezca como favorito.

Además, parece que Serra no le brindaría ningún apoyo a Neves, que está viajando por el mundo y por Brasil para hacerse más conocido. Las negociaciones políticas están a la orden del día y aún queda mucho por delante pero, con este panorama, seguramente las fichas del tablero político van a seguir en movimiento.

 

 

 

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