Indios universitarios, los nuevos “guerreros” del movimiento indígena brasileño
20/08/14 10:36POR LUNA GÁMEZ Y JOSÉ ANTONIO BAUTISTA, DE RÍO DE JANEIRO
Coincidiendo con el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el pasado 9 de agosto casi 700 jóvenes indígenas de las más de 305 etnias de Brasil emprendían el camino de vuelta a sus aldeas tras participar del Segundo Encuentro Nacional de Estudiantes Indígenas (ENEI), celebrado en Mato Grosso do Sul, el estado brasileño que más violencia étnica registró en 2013, según el Consejo Indigenista Misionero.
El evento permitió que por primera vez cientos de universitarios indígenas brasileños se pusieran de acuerdo para coordinar acciones en defensa de los derechos de sus pueblos en un país con una superficie equivalente al 80% del continente europeo.
Sin embargo, el poder simbólico de este encuentro fue más allá de los debates con representantes del Ministerio de Educación, la estatal Fundación Nacional del Indio y del mundo académico: la primera generación de indígenas universitarios acaba de plantar una semilla en el movimiento indígena brasileño, dejando claro que en los próximos años miles de abogados, profesores, médicos e ingenieros indígenas, entre otras profesiones, empuñarán su conocimiento para unirse a una lucha silenciada que ya dura más de cinco siglos.
“Ustedes son la garantía futura de los derechos de los indígenas en Brasil (…) depositamos nuestra esperanza en vosotros”, declaró el cacique y líder indígena Lindomar de la etnia terena ante los futuros licenciados, durante el evento celebrado en Campo Grande, capital de Mato Grosso do Sul. Y añadió “Es necesario hacer uso de la formación académica al mismo tiempo que debemos reforzar nuestra identidad indígena”.
Con estas palabras, y acompañado de varios caciques y rectores universitarios, Lindomar trasladó el beneplácito de los líderes indios a la emergente generación de “guerreros universitarios” y recordó que “la recuperación de nuestras tierras es encarada como una guerra por parte del Estado, que está conformado para atender a la burguesía, ya que la preocupación principal del gobierno es el crecimiento económico, aunque implique pasar por encima de nuestras vidas”.
Del dicho al hecho: problemas de los pueblos indígenas en Brasil
Casi un millón de indígenas componen la diversidad étnica de Brasil, según el último censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. El artículo 231 de la Constitución de 1988, creada tras la dictadura, estableció un periodo de cinco años para que los indios de Brasil recuperasen sus tierras tradicionales, donde estos pueblos podrían mantener sus tradiciones y lenguas.
Sin embargo, la violencia contra indígenas se acentuó en los últimos años, ya que algunos pueblos se cansaron de esperar las demarcaciones territoriales contempladas en la Constitución hace ya 26 años y emprendieron la retomada de sus tierras. La expansión del negocio de la agricultura extensiva de soja, entre otros productos, y la proyección de 20 centrales hidroeléctricas, entre ellas Belo Monte, han sido factores determinantes en el desarrollo del conflicto que enfrentan los indígenas en este país.
“No existe mayor agresión que violar la Constitución”, sostiene Eurico Sena de la etnia baniwa y estudiante de doctorado de la Universidad Federal de Bahía.
Dilma Rousseff es la presidenta brasileña que demarcó menos tierras indígenas en el periodo democrático y 53 indígenas fueron asesinados debido al conflicto de tierras en 2013, según el informe anual publicado en julio pasado por el Consejo Indigenista Misionero.
Cuando el investigado se convierte en investigador. La educación universitaria como nueva herramienta de lucha política
Aprovechando la presencia de numerosos estudiantes e investigadores indígenas en el ENEI, los organizadores otorgaron varios espacios para que los asistentes compartieran el resultado de sus trabajos. Dos ideas ocuparon un espacio central en el debate: la urgencia de incluir conocimientos tradicionales en la universidad y la utilidad de entrelazar en las aldeas el conocimiento científico con la sabiduría ancestral.
Varios asistentes se sorprendieron tras conocer que países como Colombia y Ecuador cuentan con sistemas de educación superior diferenciada que ceden espacio a los saberes y tradiciones indígenas. Así lo expusieron los delegados indígenas de esos países invitados al ENEI.
“No queremos ser una isla de conocimiento indígena por y para los indígenas, sino que buscamos la interculturalidad en la universidad para todos”, puntualizó Sabinee Sinigui, colombiana de la etnia embera eyabida y una de las impulsoras de la licenciatura en Pedagogía de la Madre Tierra, de la Universidad de Antioquía.
El indio guaraní-kaiowá Eliel Benites, profesor de la Universidad Federal da Grande Dourados y líder del Movimiento de Profesores Guaranis Kaiowás, defiendió que “la identidad del académico indígena es reciente y aún está en construcción (…) hoy es necesario un ambiente político, metodológico y pedagógico en la universidad que garantice nuestros derechos, al mismo tiempo que respete nuestra identidad”.
Las palabras de Benites despertaron el interés de Porán, líder de la etnia potiguara, quien se apresuró a añadir que “las universidades actuales no están preparadas para recibir a los pueblos indígenas” porque, en su opinión, “incentivan el «éxito individual», que no sirve para nosotros ya que nuestros pueblos tienen que estar en la universidad de forma colectiva buscando un aporte para la comunidad”.
Las investigaciones de los estudiantes indígenas también pusieron de relieve la preocupación de sus pueblos por el deterioro del medio ambiente y el escaso acceso de sus comunidades a la educación primaria, así como el creciente protagonismo de las nuevas tecnologías.
“Para los que estudiamos sobre salud, la cautela es esencial a la hora de introducir en la aldea los conocimientos universitarios sin chocar con el cacique o pajé y sin desprestigiar su sabiduría sobre medicina tradicional; ambos saberes deben ser complementarios”, explicó la guaraní-kaiowá Dercy Olga Viana en la presentación de su trabajo de investigación sobre salud pública.
El reciente acceso de los pueblos tradicionales de Brasil a la educación superior “supone el empoderamiento de estos pueblos para negociar con el Estado (…) y dejar de estar subordinado a las decisiones de los «no-indios» en lo que respecta a las luchas y demandas indígenas”, declaró ante los estudiantes la indígena Rita Gomes.
La unión hace la fuerza: conquistas y desafíos de los estudiantes indígenas brasileños
A pesar de los avances de los últimos años, los indios que deciden estudiar todavía encuentran obstáculos para entrar y permanecer en el mundo académico. Para aliviar estas dificultades, los estudiantes propusieron crear nuevas estrategias públicas, como pruebas especiales para acceder a la universidad (“vestibular indígena”, que ya existe en el estado de Acre), programas de asesoramiento para quienes acaban de salir de la aldea y más ayuda financiera para frenar el abandono de la carrera.
Durante la apertura del evento en la Universidad Católica Dom Bosco, el rector José Marinoni también aportó su grano de arena a la lucha por los derechos indígenas. “Vosotros indígenas tenéis que continuar luchando, no podemos quedarnos impasibles ante la injusticia de que sólo los estudiantes de universidades federales reciban la ayuda de la eca ermanencia”, exigió en referencia a la beca complementaria creada en 2004 por el gobierno de Brasil del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva para fomentar la permanencia de indígenas y quilombolas (afrodescendientes que crearon comunidades tras escapar de la esclavitud) en las universidades federales.
Hoy en día, la Beca Permanencia, respaldada por varias instituciones públicas, cuenta con un presupuesto anual de 700 millones de reales (unos 233 millones de dólares) y atiende a 65.555 estudiantes brasileños, de los que 15.900 son indígenas.
Túlio Andrade, representante del Ministerio de Educación, justificó las limitaciones de la beca “por falta de recursos” y explicó que este programa pretende minimizar las desigualdades sociales y viabilizar la permanencia de indígenas y quilombolas en la universidad.
La discriminación es uno de los problemas más complejos que enfrentan los estudiantes indígenas, más allá de las dificultades de adaptación. Luiz Henrique de la etnia terena, que con 25 años ejerce como abogado defensor de la causa indígena y ya ha actuado incluso en el Tribunal Superior de Justicia de Brasil, se siente totalmente realizado pero reconoce que el proceso no fue fácil.
“Entré a la universidad a través del sistema de cotas (…) muchos de los profesores estaban contra este sistema, nos consideraban incapaces y afirmaban que habíamos entrado «por la puerta de atrás», lo que incitaba a que los compañeros de clase no contasen con nosotros para los trabajos en grupo”.
Numerosas piedras se disponen en el camino de un indígena que persigue una formación universitaria. “Muchos creen que perdemos nuestra identidad si salimos de la aldea, pero nosotros nunca vamos a dejar de ser indígenas, sea en la universidad, en la ciudad o en el extranjero (…) tenemos que hacer valer nuestra voz sin olvidar de dónde venimos”, declaró Soilo Urupe Chue, estudiante de psicología de la etnia chiquitano, a lo que añadió que “no desvalorizamos nuestra cultura por estar en la universidad, nuestra aldea nos necesita y formados podremos ayudar a nuestra comunidad”.
Entre los futuros proyectos contemplados por los asistentes se destaca la creación de una Universidad Indígena en Brasil que garantice el derecho a la diversidad y represente un espacio de convivencia entre conocimiento académico y saberes tradicionales.
El evento se intercaló con numerosas muestras de arte y cultura indígena, homenajeando también a todos los fallecidos en la lucha por sus derechos. No faltaron ni lágrimas ni sonrisas, todas ellas expresión de la determinación de unos pueblos cuyas voces, unidas, toman fuerza.
En la clausura del ENEI -que el próximo año será celebrado en Santa Catarina, estado al sur de Brasil-, Simone Eloy, organizadora y miembro del pueblo terena, se reafirmó en sus palabras: “Nuestros parientes nunca desistieron en la lucha por nuestros derechos y ahora nosotros, estudiantes, haremos uso de los conocimientos académicos para fortalecernos y continuar la batalla”.