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Perfil Natalia Fabeni es periodista y productora de Folha Internacional

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La crudeza de la verdad, "le duela a quien le duela"

Por brasilcomn
21/10/14 08:59

POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO

Seguramente no descubrirán nada nuevo si les digo que internet está saturada de imágenes espeluznantes. Desde atracos, tiroteos o torturas, hasta  decapitaciones de periodistas por señores con acento “raro” que parecen ser el nuevo “trending topic” de las redes sociales. Imágenes de pesadilla con comentarios que muchas veces solo aportan más miseria a un acto de barbarie.

Dentro de esta maraña de información, coexisten caóticamente las opiniones de personajes anónimos en Twitter o Facebook, los blogs de personas ligadas, o no, a la profesión del periodismo y las grandes páginas web de los medios de comunicación tradicionales que intentan abrirse paso en medio de este territorio sin ley.

En muchas ocasiones, el único límite a lo que en estos espacios se publica es la propia moral del autor o la línea editorial de la publicación, algo que “per se” tampoco es ninguna garantía.

Por si la labor de informar no fuera lo suficientemente difícil, tratar el problema del narcotráfico en Brasil desde un punto de vista “insider”, y sin salirse del guión, es poco menos que una misión imposible.

Solamente este problema causó, directa o indirectamente, cerca de la mitad de los 56.336 asesinatos que se registraron el año pasado en el país según el Mapa de la Violencia 2014 . Una cifra de proporciones bélicas que los candidatos a la presidencia de Brasil apenas han mencionado durante toda la campaña electoral.

Es aquí, en el ambiguo margen entre periodismo y “fofoca” (chisme, cotilleo, en portugués), donde páginas como “Paz no Rio – A cidade vista com outros olhos” (“Paz en Río- La ciudad vista con otros ojos”) lanzan una mirada poco convencional y muchas veces en el límite mismo del buen gusto.

“Soy un ciudadano común interesado en las facciones criminales de Río de Janeiro”, afirma desde el otro lado del chat de Facebook su creador, que prefirió mantener su identidad en el anonimato. Con más de 19.000 likes en seis meses, la página se ha convertido en un referente de todo lo que ocurre en los rincones más olvidados de la “cidade maravilhosa”.

Este carioca que confiesa no tener formación periodística, pero que se reivindica como medio de información independiente, ya estuvo por detrás del proyecto “Tráfico do Rio”, censurado por presentar un contenido de apología al narcotráfico aunque para el autor eso “jamás ocurrió”.

Traficantes de la facción Amigo dos Amigos, que dominan el morro de la Pedreira, en la zona norte de Río, ostentan en las redes sociales su poderío bélico. Fotografía: Divulgación/Policía Civil

Traficantes de la facción Amigo dos Amigos, que dominan el morro de la Pedreira, en la zona norte de Río, ostentan en las redes sociales su poderío bélico. Fotografía: Divulgación/Policía Civil.

“Paz no Rio no anda con rodeos, no está del lado de los criminales ni del gobierno. En la página solo se publican verdades, le duela a quien duela, como debería de ser siempre”, afirma.

Como él mismo admite, las informaciones publicadas en su nuevo proyecto ya le han causado más de un problema .

“Días atrás publiqué el vídeo de un joven que entró en una comunidad recién invadida por la facción Amigos de los Amigos (ADA) pensando que todavía estaba bajo control del Comando Vermelho (CV). Fue capturado por los rivales que le golpearon, acuchillaron y según las informaciones, asesinado y descuartizado. El vídeo tuvo récord de likes y comentarios”, cuenta el internauta.

Para él, las imágenes “son muy fuertes” pero “la realidad necesita ser mostrada aunque corte la respiración ver aquello”. Finalmente, debido a las críticas recibidas por exponer un asesinato, con el agravante de haber sido filmado por uno de sus ejecutores, optó por eliminarlo.

“Después de unos días decidí retirarlo para evitar problemas. No es la primera vez que soy censurado”, reconoce sin querer señalar quién censuró su publicación.

Al igual que otras publicaciones, como el blog “Crimes News”, que cuenta con una estructura similar y cuyas informaciones muchas veces se solapan, los vídeos mostrados no contienen ningún tipo de censura y son enviados por los propios traficantes o sus allegados.

Los comentarios de la página son una clara muestra de ello. Muchos afirman ser habitantes de las comunidades en las que ocurren las atrocidades y aportan detalles de lo más macabro con total tranquilidad.

“Nunca recibí ningún tipo de amenaza. Hago mi trabajo tranquilo y con la conciencia limpia. Sin ningún temor”, insiste. Llegado  este punto, es cuando los profesionales de la información debemos plantearnos dónde está el límite.

Lucas Jorge Silva de Araujo, de 18 años, conocido como Shrek, subió fotos a una red social portando armamento pesado; luego fue detenido por la Policía Militar. Fotografía: Reproducción/TV Globo.

Lucas Jorge Silva de Araujo, de 18 años, conocido como Shrek, subió fotos a una red social portando armamento pesado; luego fue detenido por la Policía Militar. Fotografía: Reproducción/TV Globo.

Si bien la página expone contenidos que deberían ser censurados, e incluso condenados: en el caso anterior, se trata de  la prueba de un crimen filmada por el asesino -o al menos por uno de ellos- que aún no ha sido juzgado, por lo que debería estar fuera del aire y siendo investigado por la policía, no es menos cierto que la labor de personas desinteresadas a través de estos medios poco ortodoxos resulta valiosa incluso para la propia policía.

El autor de “Paz no Rio” señala: “Los grandes medios hacen una cobertura superficial del tema. Los traficantes que llenan las páginas policiales no son nada más que un grano de arena en el desierto”.

A riesgo de convertirse en auténticos escaparates de las excentricidades del narcotráfico, estas webs continúan registrando récords de visitas. Admirados y temidos al mismo tiempo, muchos traficantes alardean de sus crímenes con total impunidad , sabiendo que las imágenes llegarán a más personas.

Con traficantes como “Menor P”, “Peixe” o “Playboy”, por el que ya se ofrecen 20.000 reales de recompensa, al ranking de “celebrities” de estas páginas no les faltará materia prima. A golpe de “likes” y comentarios, la fama de estos personajes crece aunque también lo hace el conocimiento sobre sus atrocidades.

La verdad “pura y dura”, que el autor de “Paz no Rio” dice comunicar, es una auténtica arma de doble filo si no se le administran los correspondientes filtros.

En el escaparate del “todo vale” de internet, la opinión, la información y la fantasía muchas veces son una misma cosa. Esa es precisamente la labor del periodismo, el criterio a la hora de informar por encima de las buenas intenciones o los intereses personales.

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El miedo de la pacificación al desorden

Por brasilcomn
15/10/14 11:10

POR GABRIEL BAYARRI, DE RÍO DE JANEIRO

Gabriel Bayarri es español, estudiante e investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF). En una serie de textos quincenales, abordará parte de su investigación sobre las Unidades de Policía Pacificadora en las favelas de Río, desde el período anterior al crimen organizado hasta las nuevas formas de pacificación y justicia en las comunidades.

***

Era la década de 1960 cuando en Estados Unidos el surgimiento de reivindicaciones de derechos civiles de los homosexuales, de grupos minoritarios, demandas de corte racial y la oposición a la Guerra de Vietnam provocaron la emergencia de una oposición al carácter represivo  de la policía ante grupos excluidos.

En el interior de los guetos, criminalizados todos ellos por ser grupos “desviados” respecto de los patrones considerados “normales”, se engendró entonces el inicio de una “policía comunitaria”, más implicada con todos los grupos sociales, interactiva y preventiva de los conflictos.

El modelo de la “policía comunitaria” americana se exportó internacionalmente y Brasil trató de adaptarlo a su realidad local. Los programas anteriores a las actuales Unidades de Policía Pacificadora (UPPs), que datan de 2007, fueron el Grupo de Aplicación Práctico Escolar (GAPE), en 1990, y los Grupos de Policía en Áreas Especiales (GPAEs), en 1999, completamente nuevos para la Policía Militar brasileña y que no tuvieron continuidad.   

Entre sus características, el modelo de policía comunitaria se fundamenta en el principio de la prevención de conflictos para mantener la “harmonía”, el orden social, creyendo que el desorden urbano perjudica la integración de la comunidad en los espacios públicos locales.

Un grupo de la Policía Militar conversa en la UPP de la favela Rocinha, en Río de Janeiro. Fotografía: Rony Maltz/Folhapress.

Un grupo de la Policía Militar conversa en la UPP de la favela Rocinha, en Río de Janeiro. Fotografía: Rony Maltz/Folhapress.

En este modelo de seguridad, todos los vecinos de las favelas “pacificadas” se transforman en potenciales criminales y todo pequeño delito es potencialmente un atentado contra la calidad de vida, pues engendra un posible surgimiento del desorden.

No existe en esta cultura de control y prevención del crimen la figura del “ex criminal”. Una vez cometido el crimen se establece una frontera a través del estigma, que detecta al criminal provocador del desorden, en la que no se considera la reinserción entre los miembros “normales” de la comunidad, sino que el estigma caracteriza deliberadamente a los pequeños carteristas, que el modelo de prevención del desorden convierte en potenciales asesinos o ladrones de bancos, posicionándolos como el origen-raíz de las carencias en las favelas.  

No existe el crimen sin víctima, por lo que se formaliza la idea de la “víctima colectiva”, así como la barrera entre “nosotros” (los inocentes) y “ellos” (los peligrosos). Lo que viene a admitir este sistema clasificatorio es que el desvío ante el comportamiento normalizado impide al estigmatizado convertirse en un auténtico ciudadano.

Ante la prevención del desorden, la lógica de la Policía Militar entiende a los criminales como sujetos racionales capaces de tomar decisiones fundamentadas en el conocimiento de las leyes, que saben de las consecuencias de sus actos y que tienen otra serie de conocimientos teóricamente asimilados, que otorgan al criminal capacidad de elección en sus actos.

Esta lógica, empleada por la corporación militar, presupone que el niño adicto al pegamento lo es por elección personal, que el guardia de la “boca de fumo” lo es por elección personal, que el contrabando de fusiles de fabricación extranjera es una elección personal, así como la prostitución.

Vista desde la UPP  de la favela Complexo do Alemão, en Río. Fotografía: Daniel Marenco/Folhapress.

Vista desde la UPP de la favela Complexo do Alemão, en Río. Fotografía: Daniel Marenco/Folhapress.

Por lo tanto, por haber “elegido mal” merecen una punición fundamentada en argumentos y valores moralistas, pero que no presupone en la base de su arquitectura la construcción de un sistema de garantías sociales.

Cabe destacar que el modelo de la policía comunitaria, aplicado en la política de seguridad de Río de Janeiro, ha sido criticado por la estrategia implícita de control social que en él se visualiza. La construcción del orden público potencia el control de la vida local. 

Sin defender el desorden como modelo organizativo en las favelas cariocas, cabe reflexionar sobre las consecuencias que se obtienen a través de estas técnicas de imposición de un orden que se basa en normas morales concretas y en la criminalización como modelo de prevención del desorden. 

Un vecindario compuesto por personas previsibles, que atraviesan el morro en fila ordenada, que piden permiso para realizar cualquier clase de evento, que no están paradas sin hacer nada, que cumplen patrones estéticos característicos del “asfalto”: éste sería el modelo deseado de prevención del desorden por la organización militar. 

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Impresiones de un artista uruguayo de gira por Brasil

Por brasilcomn
13/10/14 09:52

POR CECILIA ARBOLAVE, DE SÃO PAULO

Contemplaba los edificios y las calles vacías de São Paulo, incomodado por el ruido insistente de una obra en construcción  en la Avenida Angélica. En plena madrugada, pensaba en la cantidad de ventanas que veía a lo lejos y en las historias que habría detrás de cada una.

Ese paisaje, con tanto movimiento en potencial que abruma a más de uno, a Gervasio Troche le despertó fascinación. Él se imaginó dibujos.

Era la primera noche de un viaje que se extendería por dos semanas, del 18 de septiembre al 4 de octubre. El artista uruguayo de 37 años, conocido por sus dibujos delicados y sin texto, llegó a esta ciudad para presentar su libro Desenhos Invisíveis (publicado en Brasil por Lote 42, la editorial de la cual formo parte), gracias a una campaña de financiación colectiva.

Con el apoyo de 336 personas, Lote 42 recaudó más de 18.000 reales y con ese dinero Troche visitó cuatro ciudades: São Paulo, Rio de Janeiro, Recife y Curitiba. Como se sumaron invitaciones a eventos en Contagem y Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais, y en São Carlos y Santos, en el estado de São Paulo, fueron en total ocho destinos.

El artista uruguayo Troche, de gira por Brasil. Fotografía: George Leoni

El artista uruguayo Troche, de gira por Brasil. Fotografía: George Leoni.

CONTAGEM

La gira empezó en la ciudad Contagem, en la región metropolitana de Belo Horizonte. Durante el mes previo, maestros y alumnos de la escuela 4 Elementos habían trabajado en clase los dibujos de Troche. Cuando el artista uruguayo llegó como invitado de honor a la feria del libro organizada por la escuela, lo esperaban con muchísima expectativa.

Aquella tarde, se formó una fila inmensa de niños de 2 a 14 años que querían ver al autor dibujar sus dedicatorias en los libros. “Al principio, me costó adaptarme un poco a Contagem, pero fue una ciudad que me sorprendió mucho con gente pura, humilde y cariñosa”, contó Troche.

BELO HORIZONTE

Al día siguiente, con Lote 42 participamos de una feria de publicaciones dentro de la Mostra de Design, en la capital del estado. El sol no daba tregua aquella mañana de domingo en la Praça da Liberdade. Pero Troche dibujaba sin protestar sobre los libros de sus fans y también de nuevos lectores, ahora en su gran mayoría adultos.

Lo que el artista pudo conocer de Belo Horizonte (poco más de las inmediaciones de esa plaza central), le trajo recuerdos de Uruguay. Pero fue la movida independiente de la feria, tanto por la producción de fanzines de calidad, como por la dinámica de los artistas y editores alternativos, lo que realmente le llamó la atención.

“Siempre tuve ganas de hacer fanzines, pero en mi país es muy difícil. Y me dio alegría ver que en Brasil tanta gente lo hace”, se entusiasmó.

Uno de los cuatro talleres que Troche dio en Brasil. Fotografía: George Leoni.

Uno de los cuatro talleres que Troche dio en Brasil. Fotografía: George Leoni.

RÍO DE JANEIRO

Después del check-in en el hotel, el uruguayo hizo el check-in obligado en la playa carioca. Troche conoció un poco del barrio de Leme y almorzó con vista al mar.

Le faltó un poco de discernimiento a la anfitriona (quien les escribe), para recordar que comer camarones en un puestito aleatorio puede ser un poco arriesgado. Y lo fue. El artista tuvo una indigestión que acabó nublando un poco la forma en la que el dibujante vivió su experiencia en la capital fluminense.

“Río me pareció hermoso, pero me quedé con ganas de conocerlo de verdad. La impresión que me quedó fue de una ciudad con los edificios pegados al mar”, recordó.

Troche reconoció que la firma de autógrafos, el martes 23 de septiembre, fue una de las más especiales. ¡Y eso que tuvo sus momentos de tensión! Comuna, el lugar donde estaba planeado hacer la presentación, avisó tres horas antes del evento que no abriría las puertas ese día por problemas técnicos.

Hubo que improvisar en el boteco (bar) de enfrente, con sus mesas poco elegantes, pero con clima divertido. “Cuando vi cómo la gente llegaba, el cariño con el que me trataba y me hablaba, cambió completamente la energía”, comentó Troche.

Desenhos Invisiveis, el libro de dibujos que el uruguayo vino a presentar al país. Fotografía: George Leoni.

“Desenhos Invisíveis”, el libro de dibujos que el uruguayo vino a presentar al país. Fotografía: George Leoni.

SÃO CARLOS

Troche viajó al interior del estado de São Paulo gracias a una invitación del Projeto Contribuinte da Cultura, vinculado a la Universidade Federal de São Carlos (UFSCar). Fueron 24 horas en esa ciudad tranquila, en las que el uruguayo organizó un taller, dio una charla para más de 80 personas y firmó con dibujos decenas de libros.

Poco pudo ver de São Carlos, pero por momentos le invadieron unas ganas de vivir en ese lugar donde “se ve más cielo”.

SÃO PAULO

El regreso a la capital paulista coincidió con la mitad de la gira. Organizamos la presentación en Epicentro Cultural, que es (simultáneamente) un espacio para cursos y eventos, una galería de arte y estudio de grabación. La presentación, que contó con una instalación con los dibujos de Troche, realizada por el equipo de Epicentro, se extendió de las 16.20 hasta las 22.

“Encontré gente muy sensible y muy sencilla. Me llamó la atención que en una ciudad en donde todos están corriendo, hubo personas que pudieron esperar para que yo les dedicara el libro”, dijo Troche. Lo que él no sabe es que a los paulistanos les gustan las filas…

SANTOS

No hubo mucho tiempo para descansar: al día siguiente, el domingo 28 de septiembre, salimos temprano hacia Santos, en el litoral del estado. Troche dio un taller de dibujo en el Museu do Café, dentro de la programación del festival Tarrafa Literária. Los participantes hicieron una inmersión en diferentes formas de despertar la creatividad y dibujaron toda la mañana.

Una vez que terminó, los tiempos estaban justos y lo único que Troche pudo conocer fueron las calles de adoquines en las inmediaciones del museo, en el centro histórico. Se quedó con ganas de conocer la ciudad un día de semana, con más gente circulando y, preferentemente, sin lluvia.

La presentación de Troche en Curitiba. Fotografía: Edu Camargo.

La presentación de Troche en Curitiba. Fotografía: Edu Camargo.

CURITIBA

La capital paranaense fue una de las ciudades elegidas por las personas que apoyaron la campaña. Al caminar por la peatonal XV de Novembro, a Troche nuevamente le vinieron recuerdos de Uruguay. Y observando los cafés, las plazas y las calles, concordó  -en parte- con la fama de Curitiba de tener un estilo un poco europeo.

Era lunes a la noche y llovía, pero la librería de comics Itiban, referencia en todo el país, estaba llena. Antes de la firma de autógrafos, hubo un debate mediado por el dibujante curitibano Bennet, con Troche y João Varella, fundador de Lote 42, que culminó con un dibujo de un violinista, realizado en el momento por el artista.

Esa noche, tres personas se le acercaron a Troche para mostrarle fotos de una obra de teatro, realizada por niños y adolescentes del proyecto Pé no Palco, basada en su libro. La sorpresa vino de la mano de una invitación para ver parte de la obra al día siguiente. “Impactar a los niños con mi libro es muy fuerte, esa mañana es uno de los recuerdos más lindos que me llevo”,indicó.

Troche, de paso por la ciudad de Recife. Fotografía: Eric Gomes.

Troche, de paso por la ciudad de Recife. Fotografía: Eric Gomes.

RECIFE

Después de tantos viajes con las horas contadas, bajaron las revoluciones en la capital pernambucana y hubo un poco más de tiempo para conocer, por ejemplo, Olinda, municipio de la región metropolitana de Recife.

“¡Es un lugar para quedarse a vivir! Me encantaron las calles con sus subidas y bajadas, los recovecos, los adoquines, las casitas de colores… Es una ciudad con misterio”, contó el dibujante, que, cuando se enteró de que allí había carnaval, se imaginó Tepoztlan, en México, país en donde vivió cuando era chico.

La presentación del libro fue el jueves 2 de octubre, dentro del evento ExcentriCidades, que contó con la participación de diferentes artistas, como el músico Graxa y las proyecciones de video arte de Koblitz. Fue organizado por Sexto Andar, un colectivo de artistas y productores culturales, en el Edifício Pernambuco, un predio en el centro de la ciudad, en el que cada piso tiene una iniciativa cultural diferente.

Antes de la gira, Troche tenía una idea un tanto cliché de Brasil, con imágenes de la playa y el carnaval. Pero se encontró con un país más grande de lo que se imaginaba, en movimiento y con una energía muy fuerte en el aire. “Estaba con los ojos desorbitados, tratando de captar todo. Sé que pasé muy rápido por las ciudades, pero lo poco que vi ya fue mucho”, reflexionó.

En diversos momentos de la gira, me dijo que se sintió muy bienvenido por la gente. “Tal vez los brasileños sean más demostrativos, pero sé que voy a llegar a Uruguay con mucho amor y ganas de volver”, afirmó el dibujante antes de partir de Brasil.

El dibujo que Troche hizo sobre Brasil, justo  antes de volver a Uruguay. Ilustración: Troche.

El dibujo que Troche hizo sobre Brasil, justo antes de volver a Uruguay. Ilustración: Troche.

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Una primera vuelta conservadora, una segunda vuelta no apta para cardíacos

Por brasilcomn
07/10/14 16:34

POR ESTHER SOLANO GALLEGO, DE SÃO PAULO

Esther (prof.esther.solano@gmail.com) es española, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo y miembro del Fórum de Seguridad Pública.

***

Era una elección incierta.

Por un lado se encontraba el desgaste progresivo del Partido de los Trabajadores (PT) y la escasa proyección de la presidente Dilma Rousseff como figura de futuro, todavía con la sombra insistente del ex presidente Lula da Silva a las espaldas.

Por otro estaba la poco convincente candidatura de Aécio Neves, por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), tachado de “playboy” y otra serie de adjetivos poco afines a la figura de un presidente de la República.

Luego, apareció una ola de fuertes descargas emocionales tras la muerte trágica de Eduardo Campos, que llevaron a encumbrar a Marina Silva (Partido Socialista Brasileño, PSB) a posiciones insospechadas en las encuestas de opinión.

Y por último, las históricas manifestaciones de junio de 2013, donde el clamor de las calles por una “nueva política”  y contra “todo lo que está ahí” parecía vigoroso y generalizado…Factores  que, en su conjunto, poco hacían prever los resultados de esta primera vuelta: Dilma Rousseff sumó un 41,59% de los votos válidos, Aécio Neves, 33,55% y Marina Silva, 21,32%.

La voz de las urnas se hizo escuchar el domingo (5) y trajo consigo mensajes contundentes.

La segunda vuelta de las elecciones en Brasil será no apta para cardíacos. Fotografía: Fotomontaje.

La segunda vuelta de las elecciones en Brasil será entre la presidenta Dilma Rousseff y el candidato del PSDB, Aécio Neves; serán unos comicios no aptos para cardíacos. Fotografía: Fotomontaje.

Los brasileños continuaron optando por la polarización histórica, tediosa y taciturna PT-PSDB. El aparente deseo de cambio vivido en las manifestaciones no se reflejó en el voto. Lo cierto es que las candidaturas fueron insensibles y mudas a la expresión ciudadana y, delante de la urna electrónica, el brasileño no tenía opción. Más de lo mismo, tristemente.

Parcialmente derrotado, el PT parece cansado y ensombrecido. Dilma perdió  cinco puntos respecto de la elección de 2010 y el partido encogió su representación en el Congreso Federal hasta alcanzar el menor número desde 2002.

El único tono dulce de una jornada preocupante la puso el petista Fernando Pimentel, que le arrebató en primera vuelta la gobernación de Minas Gerais al PSDB, tras 12 años de continuidad tucana en el gobierno de ese estado. ¿Estamos delante del epílogo del proyecto petista-lulista, en el que urgen reformas si quiere sobrevivir más allá de 2018?

El vencedor de la noche del domingo fue el PSDB, que mantiene sus 54 representantes en el Congreso Nacional, salió airoso y con aires triunfales de esta primera disputa. En especial, Aécio Neves,  con un inesperado 33,55% de los votos.

El reelecto gobernador de São Paulo, Geraldo Alckmin (PSDB), con 57,31% de los votos, en medio de la mayor crisis hídrica del estado, demuestra la fuerza conservadora de São Paulo (donde inclusive regiones periféricas urbanas prefirieron al tucano).

José Serra (PSDB) destruyó la candidatura al senado de Eduardo Suplicy (PT) al arrebatarle ese lugar con el 58,49% de los votos.  Figuras clave que marcan territorialmente su poder invicto en el feudo electoral paulista.

Marina Silva, candidata del PSB, apoyaría a Neves en el ballotage del domingo 26. Fotografía: Fabio Braga/Folhapress.

Marina Silva, candidata del PSB, apoyaría a Neves en el ballotage del domingo 26. Fotografía: Fabio Braga/Folhapress.

Y qué pasó con Marina, que tanto nos ha dado que hablar estos meses… Se desvaneció. La candidata no logró capitalizar su posición privilegiada y acabó con prácticamente el mismo número de votos que en la elección de 2010.

Su pedantería al autodenominarse representante de la “nueva política”, su volatilidad partidaria, su falta de firmeza en contraatacar a los adversarios, los famosos cuatro tweets del pastor Silas Malafaia, líder de la iglesia evangélica Asamblea de Dios Victoria en Cristo, sobre la causa LGBT que le hicieron dar marcha atrás en las propuestas para la comunidad gay -y que fueron explotados incansablemente por sus oponentes-, sus opciones de política económica como el discurso de autonomía del Banco Central, la figura de Eduardo Gianetti como asesor económico y la de Neca  Setúbal (una de las herederas del Banco Itaú), ambos representantes de la vieja escuela  liberal económica, nada tienen que ver con propuestas de una posible nueva política más reformista de la que tanto habló.

Todo esto, sumado a un pésimo desempeño en el último debate de la TV Globo (que fue visto por 50 millones de personas) fueron elementos que enterraron  sus posibilidades.

Para el próximo domingo 26  de octubre, día en que va a realizarse la segunda vuelta de la elección, parece ya previsible el apoyo oficial de Marina a la candidatura de Neves, con algunas concesiones en el programa tucano como el compromiso para terminar con la reelección o una mayor agenda sostenible, pero apoyo no significa directamente migración de votos.

Los votantes de la Rede Sustentabilidade, grupo político de Silva, ideológicamente más cercanos a la izquierda, ¿se sentirán cómodos con la aproximación estratégica al PSDB?  ¿El discurso del “voto útil anti-PT” tendrá eco en los partidarios  de Marina y en los 38,5 millones de abstenciones y votos nulos y blancos? ¿Aun con sudores fríos y espasmos de miedo ante la amenaza real de perder el poder tendrá Brasil cuatro años más de PT?

Por ahora, hay que esperar para saber. Emociones no faltan.

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Las matemáticas terribles de la seguridad pública brasileña

Por brasilcomn
03/10/14 15:39

POR ESTHER SOLANO GALLEGO, DE SÃO PAULO

Esther (prof.esther.solano@gmail.com) es española, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo y miembro del Fórum de Seguridad Pública.

***

Hay números que representan realidades infames, crueles, bárbaras. Así son  las matemáticas de la seguridad pública brasileña. Matemáticas terribles. Matemáticas que avergüenzan.

50.000 homicidios anuales. 50.000 violaciones anuales denunciadas (se calcula que el número real ronde la cifra de 500.000). La policía brasileña, una de las que más mata y más muere en el mundo, deja 5 cadáveres por día a la vez que más de 200 policías mueren cada año. Hay 500.000 presos en las cárceles brasileñas, siendo casi la mitad de ellos provisionales, esperando eternamente un juicio que no llega.

Esas son las cifras. Más tiránicas que humanas  (para datos más detallados, visitar las publicaciones anuales del Fórum Brasileño de Seguridad Pública).

¿Y la campaña electoral? Ese momento esquizofrénico donde todo es prometido, con tono banal,  pero las negligencias y omisiones de los candidatos gritan más fuerte que nunca.

La seguridad pública es uno de esos asuntos tabús, mencionados de soslayo, con intenciones calculadas, propagandísticas e ideológicas pero con escasa finalidad de fundamentar un debate sólido.

La policía brasileña, una de las que más mata y más muere en el mundo, deja 5 cadáveres por día a la vez que más de 200 policías mueren cada año. Fotografía: Alice Vergueiro/Futura Press/Folhapress.

La policía brasileña, una de las que más mata y más muere en el mundo, deja 5 cadáveres por día a la vez que más de 200 policías mueren cada año. Fotografía: Alice Vergueiro/Futura Press/Folhapress.

Las propuestas de los candidatos a la presidencia de Brasil son más titubeos, balbuceos de quienes no tienen ni valentía ni dignidad de enfrentar un problema que debería haber sido prioridad hace ya muchos años.

Para el Partido de los Trabajadores (PT), el modelo a seguir y reforzar es el esquema de seguridad de la Copa del Mundo, cuyo sinónimo son los Centros Integrados de Comando y Control que amalgaman ejército, policías civil y militar y otra serie de organismos vinculados a la seguridad pública.

Como si este prototipo superficial de supuesta coordinación que en nada trata los problemas de raíz fuese a mejorar las estadísticas atroces de la violencia. A parte de esta oferta claramente insuficiente, la presidenta Dilma Rousseff ya ha mencionado la importante posibilidad de una enmienda constitucional para fortalecer el papel del gobierno federal  en competencias de seguridad.

Sí, menos mal, un pacto federativo para compartir competencias entre gobierno federal, estados y municipios es esencial.

El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), frívolo. Su candidato Aécio Neves propone crear un Ministerio de Seguridad Pública y Justicia del que no nos ofrece más detalles.

Hace unas semanas, una operación de  la Policía Militar contra vendedores ambulantes dejó un muerto en el barrio de Lapa, en la zona oeste de São Paulo. Fotografía: Reginaldo Castro/Folhapress.

Hace unas semanas, una operación de la Policía Militar contra vendedores ambulantes dejó un muerto en el barrio de Lapa, en la zona oeste de São Paulo. Fotografía: Reginaldo Castro/Folhapress.

Sin embargo, el hombre fuerte del partido, el vitalicio gobernador de São Paulo, Geraldo Alckmin, pivota su programa de seguridad en base a la controvertida reducción de la mayoría de edad penal a 16 años para crímenes especialmente graves como homicidio, violación y secuestro, como si punición y Estado penal fuesen sinónimos lógicos de menor criminalidad.

Finalmente está el Partido Socialista Brasileño (PSB), heredero de la experiencia del programa Pacto por la Vida, implementado por el fallecido ex candidato a la presidencia Eduardo Campos en Pernambuco, que consiguió impactos positivos en la seguridad de ese estado.

Las ideas de Marina Silva son aumentar el presupuesto para el Fondo Nacional de Seguridad Pública y, esta sí más interesante y fundamental, un pacto nacional para la reducción de homicidios.

¿Pero dónde están las verdaderas reformas estructurales que se necesitan con urgencia? ¿Qué candidato coloca sobre la mesa, sin tapujos, sin medias palabras, con claridad y contundencia, el debate sobre los cambios radicales que se precisan en el campo de la seguridad pública? Ninguno.

Ninguno de ellos habla sobre el control de armas (en Brasil existen 16 millones de armas de fuego siendo sólo la mitad legales). Ninguno de ellos habla sobre las posibles reformas de las policías (reducción de letalidad, aumento de las tasas de resolución de crímenes, ciclo completo integrado entre policía militar y civil, mayor transparencia…).

Las propuestas de los candidatos a la presidencia de Brasil no convencen; se trata de un problema que debería haber sido prioridad hace ya muchos años. Fotografía: Adriana Spaca/Brazil Photo Press/Folhapress.

Las propuestas de los candidatos a la presidencia sobre seguridad pública no convencen; se trata de un problema que debería haber sido prioridad hace ya muchos años. Fotografía: Adriana Spaca/Brazil Photo Press/Folhapress.

Ninguno de ellos habla sobre la modernización del sistema penitenciario y las alternativas a las dinámica de aprisionamiento masivo. Ninguno de ellos habla sobre la política de drogas que está provocando una verdadera masacre entre los jóvenes brasileños de las periferias.

La autodenominada “izquierda”  brasileña menospreció históricamente el tema de la seguridad pública, tal vez guiada por la fantasía infantil de que la ascensión al consumo y la reducción de la miseria tendrían como consecuencia directa la reducción de la criminalidad.

Los grupos conservadores, como el PSDB, o los seguidores del discurso del ex alcalde y ex gobernador de São Paulo Paulo Maluf de “ROTA [Rondas Ostensivas Tobias de Aguiar] en la calle” tratan seguridad pública como si el mero endurecimiento punitivo fuese a acabar con la violencia. Ambas visiones son estrechas, irresponsables, poco consecuentes con la realidad e ineficaces en extremo.

Este es el escenario. Entre incompetencias y silencios conniventes las matemáticas terribles continúan.

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Brasil y el conflicto del Sáhara Occidental: cuando la grandeza se mide en los pequeños detalles

Por brasilcomn
01/10/14 11:05

POR LUNA GÁMEZ Y JOSÉ ANTONIO BAUTISTA, DE RÍO DE JANEIRO

A principios de septiembre una noticia le aguó el desayuno al embajador marroquí en Brasil y posiblemente al propio Mohamed VI, rey de Marruecos: todos los partidos de la Cámara de los Diputados de Brasil, incluido el oficialista Partido de los Trabajadores (PT), pidieron a la presidenta Dilma Rousseff que reconozca a la República Saharaui, el último territorio africano pendiente de descolonización, actualmente ocupado por Marruecos de forma ilegal, según las Naciones Unidas.

La relevancia de este hecho reside en que África es un punto estratégico de las relaciones exteriores de Brasil, país que ya cuenta con más embajadas en ese continente que el Reino Unido.

Desde hace 39 años el conflicto del Sáhara Occidental, tan desconocido como decisivo, mantiene a los países del Magreb divididos y hace que Marruecos sea el único país africano que no pertenece a la Unión Africana.

Según ACNUR, más de 200.000 saharauis, ciudadanos españoles hasta 1975, sobreviven en los campos de refugiados de Argelia desde hace 40 años. Fotografía: José Antonio Bautista.

Según ACNUR, más de 200.000 saharauis, ciudadanos españoles hasta 1975, sobreviven en los campos de refugiados de Argelia desde hace 40 años. Fotografía: José Antonio Bautista.

La petición unánime de los diputados brasileños pone entre la espada y la pared al gobierno de Rousseff en plena carrera electoral: si reconoce el estatus diplomático de la República Saharaui, recibirá el beneplácito de los 54 países que componen el continente africano… De todos menos de uno: Marruecos.

Si no lo hace, Brasil evitará un roce diplomático con Marruecos y continuará junto a Chile y Argentina en el pequeño grupo de países de América Latina que no reconocen a la República Saharaui.

Pero, ¿por qué es tan importante para Brasil mantener una buena relación con Marruecos?

La respuesta es sencilla: el Sáhara Occidental alberga las mayores reservas mundiales de fosfatos, ingrediente esencial para la fabricación de fertilizantes agrícolas.

Brasil, donde el sector agrícola representa casi el 6% del PIB, aumentó en un 930,6% sus importaciones de fosfatos procedentes del Sáhara Occidental entre 2003 y 2013, según los datos de la Organización Mundial del Comercio.

El pujante agronegocio brasileño necesita cada vez más fertilizantes y Marruecos controla las minas de fosfatos saharauis, por lo que los diplomáticos brasileños temen que el reconocimiento se traduzca en pérdidas.

“Hay consenso en el Parlamento, lo que se pide es que Brasil establezca relaciones con el Sahara al igual que hizo con Palestina en 2010”, dice Mohamed Zrug, representante del Frente Polisario en Brasil.

El diplomático saharaui explica que “no hay motivos de peso para que Brasil no establezca relaciones” y cita el ejemplo de México, que mantiene una relación cordial con Marruecos al mismo tiempo que reconoce a la República saharaui.

Para Zrug, el reconocimiento es importante porque “presiona a Marruecos hacia la mesa de negociación” para celebrar un referéndum de autodeterminación.

En Brasil, el sector agrícola representa casi el 6% del PIB. Fotografía: Eduardo Knapp/Folhapress.

En Brasil, el sector agrícola representa casi el 6% del PIB. Fotografía: Eduardo Knapp/Folhapress.

La antigua colonia española del Sahara Occidental fue ocupada por Marruecos en 1975. Tras 16  años de guerra entre Marruecos y los saharauis, organizados en el Frente Polisario, en 1991 ambas partes llegaron a un acuerdo bajo el paraguas de la ONU para negociar un referéndum de autodeterminación en el que se decidiría el futuro del territorio.

Desde entonces, las autoridades marroquíes han puesto trabas para impedir esta votación, a pesar de que el propio Consejo de Seguridad mantiene a más de 500 efectivos sobre el terreno para organizar el referéndum.

Los diputados brasileños también pidieron a Rousseff que el gobierno brasileño se sume a los países que piden que la ONU observe la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental.

Desde hace varios años, organizaciones de la talla de Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian la “sistemática violación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental por parte de las autoridades marroquíes”.

“La presión es muy fuerte por parte de Marruecos”, declara Alfredo Sirkis, diputado en la bancada socialista y promotor de esta petición parlamentaria.

Sirkis explica que el gobierno brasileño nunca se pronunció acerca de la violación de derechos humanos en el territorio y añade que “Brasil debería dar el reconocimiento porque es justo, independientemente de lo que hagan otros países”.

Los diplomáticos marroquíes en Brasil no accedieron a compartir su opinión con los autores de este artículo acerca de la propuesta de los diputados brasileños.

“Aunque todavía no reconozca la República Saharaui, Brasil defiende una solución justa, pacífica y mutuamente aceptable para el territorio basada en el principio de autodeterminación”. Las palabras son de un diplomático brasileño que accede a conversar preservando el anonimato.

El pujante agronegocio brasileño necesita cada vez más fertilizantes. Marruecos controla las minas de fosfatos saharauis. Fotografía: Juca Varella/Folhapress.

El pujante agronegocio brasileño necesita cada vez más fertilizantes y Marruecos controla las minas de fosfatos saharauis. Fotografía: Juca Varella/Folhapress.

Esta fuente explica que en 2013 Brasil envió 120.000 dólares y casi 2000 toneladas de arroz a los campos de refugiados saharauis que hay en Argelia. Añade que desde que Mohamed VI accedió al trono las relaciones entre Brasil y Marruecos ganaron intensidad, especialmente en materia de cooperación agrícola.

Siguiendo los pasos del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, la presidenta y economista Dilma Rousseff habló en 2012 de construir una relación con África “libre de todas las prácticas coloniales que devastaron mi continente y el africano”.

Brasil, el país del mundo donde viven más descendientes de origen africano, ya tomó partido en 2002 a favor del referéndum de autodeterminación en Timor Oriental, antigua colonia portuguesa posteriormente invadida por Indonesia. En esta ocasión, Brasil deberá posicionarse acerca del último territorio africano pendiente de descolonización.

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Nova Tuffy, dignidad más allá de la miseria 

Por brasilcomn
15/09/14 12:30

POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO

Ruidos de plásticos, de madera y de metal retumban en el interior de una fábrica de plástico abandonada, dentro de la favela Complexo do Alemão, en la Zona Norte de Río de Janeiro. Los rayos de sol, que se cuelan entre miles de agujeros del  inmenso techo, apenas logran abrirse paso entre el mar de barracas que cubren cada centímetro cuadrado del suelo.

En en el interior de una de ellas, iluminado por una bombilla que a duras penas le permite rebuscar en medio de los destrozos, el peón de obra Alexander intenta poner orden en los escasos 9 metros cuadrados que, desde hace siete meses, comparte con su mujer Edlaine y sus dos hijos, uno de ellos apenas un bebé de ocho semanas.

Alexander y Edlaine junto a sus hijos en la puerta de su barraca en Nova Tuffy. Fotografía: Edu Sotos.

Alexander y Edlaine junto a sus hijos en la puerta de su barraca en Nova Tuffy. Fotografía: Edu Sotos.

“Cuando llegué estaba todo roto, la ropa de mi hija en el suelo, todo pisado. Casi rompieron mi televisor, las cadenas de la puertas estaban rotas y estaba todo tirado en el piso”, señala Edlaine quien tuvo que regresar corriendo del hospital, donde esperaba que su bebé fuera atendido, al ser alertada por sus vecinas de que su barraca estaba siendo registrada.

Al llegar a la fábrica, su vecina, Caroline, de 21 años, le contó lo que acababa de pasar: “Fue el BOPE [Batallón de Operaciones Policiales Especiales, tropa de elite de la policía militar de Río de Janeiro], entraron esta mañana. Eran muchos, nos apuntaron con los fusiles y nos amenazaron diciendo que ellos eran el BOPE y no la Policía Militar. Rompieron todo lo que encontraron”.

Así vivieron, el pasado viernes 12, los 1992 vecinos de la ocupación de Nova Tuffy, bautizada en honor al antiguo propietario de la fábrica de plástico Tuffy Habib, la operación del BOPE para encontrar a uno de los asesinos del comandante de la Unidad de Policía Pacificadora (UPP) de Nova Brasilia, asesinado un día antes.

Por desgracia para estas familias, el lugar en el que se agolpan desde el 23 de marzo pasado casi 2000 personas sin electricidad, agua potable y con un solo baño para todos ellos, fue también el sitio escogido por el criminal que en aquella mañana era el más buscado del Complexo do Alemão.

Ahora, la relación entre sus habitantes y la policía ha llegado a un punto peligroso. Los rumores de que el BOPE quiere incendiar la ocupación, como represalia por cobijar al responsable de la muerte del comandante, se han extendido como la pólvora entre las familias que se encuentran al límite de su aguante.

Alexander junto a su hijo muestran cómo quedó su barraca tras la operación del BOPE en Nova Tuffy. Fotografía> Edu Sotos.

Alexander junto a su hijo muestran cómo quedó su barraca tras la operación del BOPE en Nova Tuffy. Fotografía> Edu Sotos.

“Si llegan aquí y prenden  fuego el edificio, no tenemos salida. Ya nos han amenazado con eso”, cuenta Caroline, que también es madre de dos hijos.

Por si no fuera suficiente, a la tensión con la policía, la extrema miseria, las enfermedades como la tuberculosis o la hepatitis, la falta de espacio o el profundo hedor que se respira en la fábrica, se ha sumado un nuevo problema: hacer las maletas.

El pasado mes de abril, el juez André Fernandes Arruda dictó la sentencia por la cual deberá procederse a la reintegración del terreno a su propietario y con ello al desalojo inminente de la fábrica. Una acción que precisamente deberán ejecutar los agentes de la UPP de Nova Brasília, que no parecen estar demasiado contentos con los habitantes de Nova Tuffy.

La espera no puede ser más tensa. Imágenes como las de la desocupación de la fábrica de Telerj, también en la Zona Norte de Río, donde en el mes de abril casi 5000 personas fueron desalojadas entre balas de goma y gases lacrimógenos,  con un saldo de 16 heridos, están en la cabeza de todos.

El presidente de la asociación de moradores de Nova Tuffy, Carlos Alberto da Coincençao, en el segundo piso de la fábrica abandonada. Fotografía: Edu Sotos.

El presidente de la asociación de moradores de Nova Tuffy, Carlos Alberto da Conceição, en el segundo piso de la fábrica abandonada. Fotografía: Edu Sotos.

En medio del caos y de los rumores constantes, el presidente de la asociación de moradores de Nova Tuffy, Carlos Alberto de Conceição, hizo un pedido  para que los agentes suavicen su actitud hacia los  vecinos hasta el día del desalojo.

“Nosotros vivimos en un área de riesgo, eso ya lo sabemos. Ellos vinieron a hacer una operación de rastreo y los respetamos. Si vienen a hacer su trabajo está bien, pero llegan con arrogancia y con un tratamiento con los vecinos que no vamos a tolerar. Hubo agresiones físicas, verbales y rompieron las pocas cosas que nos dan dignidad”, explica este montador de placas de aluminio, de 23 años.

Su conclusión es indiscutible: “No porque seamos favelados tenemos que pasar por eso”.

Un cartel dejado por un vecino es respondido por la Policía Militar en Nova Tuffy. Fotografía: Edu Sotos.

Un cartel dejado por un vecino es respondido por la Policía Militar en Nova Tuffy. Fotografía: Edu Sotos.

La cuestión es peliaguda y es difícil prever qué ocurrirá en las próximas semanas. Sin embargo, como Carlos Alberto repite, “no se trata de querer resistir a cualquier precio sino de encontrar una solución”. Las familias de la ocupación saben que permanecer en la fábrica por más tiempo, en esas condiciones, es inviable.

Pero los antecedentes no son nada alentadores: los vecinos de la fábrica de Telerj lucharon durante semanas teniendo que acampar frente a las oficinas del ayuntamiento para acabar siendo realojados lejos de sus antiguos hogares.

La lucha de Nova Tuffy no ha hecho más que comenzar. El miedo a convertirse en una nueva ocupación desalojada por la fuerza bruta hace que los habitantes se aferren con uñas y dientes a lo único que los mantiene lejos de la indigencia. Ese pedacito de la “cidade maravilhosa” que han hecho suyo y que les aporta dignidad.

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La herencia de una dictadura militar

Por brasilcomn
05/09/14 14:41

POR GABRIEL BAYARRI

DE RÍO DE JANEIRO

Gabriel Bayarri es español, estudiante e investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF). En una serie de textos quincenales abordará parte de su investigación sobre las Unidades de Policía Pacificadora en las favelas de Río, desde el período anterior al crimen organizado hasta las nuevas formas de pacificación y justicia en las comunidades.

***

En la favela se concentran y reproducen las voces de cualquier pueblo oprimido. En todas las dictaduras se escuchan en susurros, y a  cuatro vientos, palabras como “opresión”, “libertad”, “pueblo” o “esperanza”.

Procesos dentro de los métodos infames del tribunal de la dictadura militar brasileña, normalizados durante su período (1964-1985), son reproducidos por las instituciones heredadas. Tribunales monstruosos de una monstruosa dictadura.

Pero extirpar los hábitos de antaño no es sólo arrancar el fantasma de sus prácticas policiales, sino eliminarlo de entre los moradores de las áreas carentes, acostumbrados a digerir los abusos, que los aleja del sueño de convertirse en auténticos ciudadanos.

Viéndome intrigado por sus historias, los vecinos recurren a recuerdos frescos. Sentada en un banquito, la señora Maite, vendedora de zumos, susurra bajo. Tan delgada, de una delgadez impresionante, chupada, la cara fina, las manos arrugadas y nerviosas, aquellas manos que hablan junto a los ojos, pero abandonados de la lengua y de la palabra, cuya libertad de expresión se vio limitada por los regímenes dictatoriales de la milicia y del tráfico.

Ilustración: Alberto Costa.

Ilustración: Alberto Costa

Conocía todo de su favela y de su pueblo, todo lo que era auténtico, desde el océano que se vislumbraba desde el pico, los poemas ofrecidos para Iemanjá, patrona de marineros, navegantes y pescadores, los poemas de los poetas locales, aquellos que plasmaron sus frases en la cal de los muros del morro, que recordaron la utopía de los derechos humanos, y fueron reducidos por las fuerzas paralelas.

Conocía desde las historias heroicas de sus vecinos, torturados por ambas partes, hasta la locura y la muerte; también  las lindas historias de amor locales, el sabor romántico de las viejas leyendas, del dulce de leche y de su miel . Así sabía la vida en el morro, con el agrio aliño de la pobreza en sus entrañas.

Su susurro estremecía de amor al hablar de los escritores del lugar, juglares divulgadores del arte literario. Pero contradecía esta dulzura una violenta agresividad al recordar la dictadura en el morro, la sumisión de los suyos o el abandono del resto del pueblo brasileño.

La dictadura con elecciones es una peculiaridad de la historia brasileña. Cuentan los moradores de la favela cómo se mantenía durante este período un escenario de ambiente democrático, cómo se examinaban meticulosamente los documentos de identidad, se ponía especial cuidado en colocar los sellos en lugares destinados a tal fin, se calculaba con precisión el porcentaje de habitantes que votaban y las actas pasaban de un funcionario a otro con las correspondientes firmas de acuses de recibo.

Nadie parecía percibir la contradicción existente entre tan concienzuda observancia de minucias y la flagrante desatención a los principios básicos de la democracia.

Ante estos testimonios, que vislumbran fantasmas de un pasado reciente, cabe destacar la dificultad de determinar el tiempo necesario para reafirmar el éxito o fracaso de  las políticas de seguridad, concretamente la de la pacificación de las favelas cariocas (UPPs).

Decía el ex jefe de la policía en Río de Janeiro, Hélio Luz, un controvertido “sherif de izquierdas”, que la policía está estructurada para obtener el control social, manteniendo el orden de la desigualdad y de los privilegios, inhibiendo la actuación de los inconformados.

En casi todas las sociedades democráticas, la investigación criminal y la policía ostensiva son integradas en una misma institución. Por cuestiones históricas y políticas no lo son en Brasil.

No obstante, la implantación de una nueva policía joven que recicle viejos hábitos es fundamental para impregnarse de una nueva cultura de policía comunitaria que entienda al favelado no como un criminal en potencia, sino como un ciudadano que requiere de garantías sociales y de seguridad.

Pero más allá del debate por un modelo democratizado de seguridad pública, la propia interacción con la sociedad se presenta como un mecanismo de control sobre la cuestionada actuación ostensiva de la institución.

Así, parafraseando al doctor Helio: “Lo que hacemos es un remiendo, pues no será la policía la que va a acabar con la violencia”. No será sólo la reforma en las policías la que liberará a la favela de esa humillación, de esa tan larga noche de desgracia, de voces bajas y de alargada y permanente hambre del pueblo.

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Una nueva política sobre drogas irrumpe en el debate electoral brasileño

Por brasilcomn
02/09/14 11:09

POR LUNA GÁMEZ Y JOSÉ ANTONIO BAUTISTA

DE RÍO DE JANEIRO

El debate sobre las drogas toma fuerza en medio mundo y prende en Brasil, que no se resiste al fuego de esta discusión y ve cómo se convierte en cenizas el tabú que hasta hace poco reinaba en la política nacional, con las elecciones del 5 de octubre a la vuelta de la esquina.

A pesar de la variedad de posiciones, el problema es común para toda la sociedad brasileña: una investigación reciente demuestra que el 56% de los asesinatos cometidos en Brasil está ligado directamente al narcotráfico, lo que supone más de 50.000 vidas al año, en su mayoría de jóvenes pobres  entre 15 y 25 años.

Las voces del panorama brasileño que se decantan por la descriminalización del cannabis cada vez hacen más ruido en medio de una parrilla de candidatos que se caracteriza por el conservadurismo.

Luciana Genro, candidata a la presidencia por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) defiende que despenalizar el uso de marihuana es un primer paso para acabar con la batalla contra las drogas, que según ella “se transformó en una guerra a los pobres”.

En la misma línea, el candidato del Partido Comunista Brasileño (PCB), Mauro Iasi, reconoce que “quien acaba sufriendo con la criminalización es la población pobre”. En sintonía con sus compañeros, Eduardo Jorge, del Partido Verde (PV), defiende la legalización de esta sustancia para uso medicinal y recreativo.

No obstante, los tres candidatos más populares prefieren no echar más leña al fuego, por lo que no apoyan esta medida ni abordan el tema de forma directa. El candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y tercero en las encuestas, Aécio Neves, cree en la eficacia de la actual ley sobre drogas y no considera necesario un cambio.

Marina Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) por sorpresa tras la reciente muerte de Eduardo Campos en un accidente de avión, defendió en las elecciones de 2010 la celebración de un plebiscito para legalizar la marihuana, pero cuatro años más tarde adoptó una postura contraria a esta medida y en línea con las ideas de su conservadora iglesia evangélica, la Asamblea de Dios.

La actual presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT), que aún no habló al respecto durante esta campaña electoral, ya se posicionó en contra en ocasiones anteriores alegando que “la sociedad no está preparada para un cambio de ese tipo”, ya que considera que “las drogas se combaten con opciones de ocio y trabajo para los jóvenes”.

Sin embargo, Brasil viene enfrentando un incremento considerable de la producción, comercio y consumo de drogas ilícitas desde hace 50 años, según el último Informe Mundial de Drogas de Naciones Unidas, lo que demuestra la falta de efectividad de la actual política brasileña de drogas apoyada en los pilares de la criminalización y la represión, sin olvidar el polémico aporte de las fuerzas del orden de la policía, responsables de la muerte de 5677 brasileños desde 2007 en Río de Janeiro, uno de los 27 estados del país.

Un drogadicto instantes después de consumir crack (pasta base). Fotografía: José Antonio Bautista

Un drogadicto instantes después de consumir crack (pasta base). Fotografía: José Antonio Bautista.

La violencia urbana, la corrupción y la exclusión social aumentaron como consecuencia de esta guerra contra las drogas, según el citado informe de la ONU. Frente a esta situación, la propuesta alternativa de una nueva política de drogas emerge como una prioridad urgente en el momento más caliente del debate electoral brasileño.

Este contexto llevó a los expertos del Instituto Igarapé a crear la Red Piense Libre, una iniciativa que pretende entablar diálogo con los candidatos electorales para debatir la actual criminalización de las drogas en el gigante sudamericano.

La semana pasada, los especialistas de esta red se reunieron en Río de Janeiro para presentar su propuesta “Por una política de drogas que funcione”, que será enviada al Congreso después de las elecciones.

“El consumo abusivo de drogas debe ser abordado desde la perspectiva de la salud y no desde la criminalización y persecución militarizada”, afirmó Alessandra Fontana Oberling, antropóloga y coordinadora del proyecto, a lo que añadió que “perseguir el tráfico es una opción política, sin embargo, debemos considerar alternativas ya que no hay espacio en las cárceles para todos”.

La actual Ley de Drogas de Brasil, aprobada en 2006, recoge que la prisión no es obligatoria para los usuarios de drogas. Sin embargo, esta legislación carece de parámetros específicos para distinguir entre usuario y traficante, lo que provoca que tanto consumidores, portadores de pequeñas cantidades y grandes traficantes cumplan penas similares.

Según datos del Ministerio de Justicia, el 70% de las personas encarceladas bajo la jurisdicción de la actual ley de drogas eran portadoras de pequeñas cantidades, no portaban armas y no tenían relación con el crimen organizado.

Esta imprecisión legal tiene un “efecto perverso”, según declaró Jeferson Scabio, sociólogo y consultor de la ONG ProMundo, quien además afirmó que “lo que distingue a un consumidor de un traficante frente a un juez es el perfil del acusado (…) las sentencias están atravesadas por la subjetividad del juez que reproduce los diversos prejuicios que hay en la sociedad brasileña al respecto de raza, lugar de residencia o clase social”.

Paradojicamente, desde 2006, año en el que se aprobó dicha ley, el número de presos condenados por tráfico de drogas en Brasil se triplicó, según datos del Departamento Penitenciário (Depen) del Ministerio de Justicia.

“Muchos de los presos bajo pena de traficantes eran simples usuarios o pequeños vendedores de clase baja, lo que refleja que la política de drogas en Brasil es una política de criminalización de la pobreza”, añadió Scabio.

Ante esta situación, el Instituto Igarapé pone sobre la mesa de debate nuevas propuestas de políticas públicas en materia de drogas, entre las que figura aprobar el uso medicinal del cannabis, concienciar desde edades tempranas basándose en la educación en vez del miedo y adoptar penas alternativas a la prisión que fomenten la rehabilitación y la inserción social de los consumidores.

La pasta base es una de las drogas más problemáticas debido a su bajo coste y su alto nivel de adicción. Fotografía: José Antonio Bautista.

La pasta base es una de las drogas más problemáticas debido a su bajo coste y su alto nivel de adicción. Fotografía: José Antonio Bautista.

“Preferiría morir antes que pasar varios años en una cárcel brasileña”, confesó el propio ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, en 2012. Hoy en día hay más de 711.000 presos en Brasil, la tercera población carcelaria más grande del mundo por detrás de Estados Unidos y China.

Las prisiones brasileñas, consideradas “escuelas del crimen” por muchos, aparecen frecuentemente en portada cuando los presos se rebelan en protesta por las torturas sistemáticas que varias asociaciones de derechos humanos vienen denunciando desde hace años, así como por las condiciones de hacinamiento de una población carcelaria que supera en un 30% la capacidad de los presidios del país.

Amerigo Incalcaterra, representante de la ONU para los derechos humanos en la región, declaró el viernes pasado (29) que Brasil debe revisar su política criminal basada “en el uso excesivo de la privación de libertad como castigo”.

“El Estado (brasileño) oferta muerte como futuro para los jóvenes”, afirmó Miguel Corrêa Lago, politólogo y miembro de la Red Piense Libre. En los últimos 30 años, unos 100.000 jóvenes murieron en Brasil víctimas de acciones policiales de combate al uso y tráfico de drogas, tal y como revela el Mapa de Violencia de 2013, elaborado por el gobierno  brasileño.

Los expertos y políticos de este país también buscan inspiración en Europa y en los países vecinos de América Latina para encontrar soluciones a los problemas relacionados con las drogas.

João Pedro Pádua, abogado del Instituto Igarapé y especialista en materia de drogas,  indicó que tras la despenalización del uso de estupefacientes tanto en Portugal como en el estado norteamericano de Colorado, “no solo el consumo no aumentó, si no que se redujo el índice de crímenes relacionados al tráfico de sustancias ilícitas”.

Otras experiencias más cercanas, como la despenalización del consumo personal de algunas sustancias ilícitas en contextos determinados, como sucede en México, Colombia, Argentina o Chile, o la legalización de la producción y venta de cannabis en Uruguay, son también referencia para esta iniciativa brasileña que persigue “una política de drogas que funcione”, es decir, que consiga reducir la violencia asociada al narcotráfico, alivie la superpoblación de las cárceles y empodere a los ciudadanos para que sean conscientes de los riesgos que conlleva el consumo de drogas.

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Tiempos de tribus con corbata

Por brasilcomn
22/08/14 10:44

POR GABRIEL BAYARRI, DE RÍO DE JANEIRO

Ilustración: Alberto Costa

Ilustración: Alberto Costa

El pico alto de la favela de Santa Marta, en la zona sur de Río de Janeiro, presenta una rica colección de carteles y sábanas con mensajes escritos contra las remociones de barracos promovidas anteriormente al programa de pacificación de las favelas cariocas, en 2007: “No a las remociones”, “gentrificación”, “remoción blanca”, “Santa Mara, la favela modelo, ¿de qué?”, “paz” o “apartheid”.

Se trata de un “museo”, un lugar contra el olvido, para no dejar de recordar lo que las favelas son; y lo que eran antes de haber sido cubiertas por una capa de colores superficial, para evitar una distorsión en la percepción de la realidad (es decir, de las dificultades) que se viven en las favelas.

Hago referencia a un museo sólo visitado cada cuatro años, coincidiendo con una alineación de los astros crónica: la campaña política previa a las elecciones presidenciales del Brasil.

 

En la favela Santa Marta, en Río, hay carteles contra las remociones forzadas. Fotografía: Gabriel Bayarri

En la favela Santa Marta, en Río, hay carteles contra las remociones forzadas. Fotografía: Gabriel Bayarri

La vieja periferia de las antiguas ciudades transformó a los lobos en perros, y esta periferia disfraza, en año de elecciones, a los políticos en corderos. Entran las ovejitas llenas de promesas en el espacio favelado, y antiguas y oscuras como el miedo, son vistas con inocente admiración y expectación ante los guisos y frijoladas ofrecidos por el irrisorio precio de un voto.

La favela y el asfalto, sin continuidad entre sus calles, se convierten en dos mundos paralelos. Sólo el olfato político en año de elecciones se entromete en la arena del morro, ejerciendo una campaña que publicita un mundo de representaciones opuesto al de sus prácticas posteriores.

Así, en un reciente artículo de O Globo, publicado el domingo 17 de agosto en su versión impresa, se relataban los pagos que los candidatos políticos deben realizar ante el tráfico y la milicia en las favelas que no poseen Unidades de Policía Pacificadora (UPPs) para poder acceder a estos lugares de forma segura y consentida, pagos de tasas que pueden alcanzar los 100.000 reales (aproximadamente 35.000 dólares) por un paquete de servicios de “cabos electorales” (personas encargadas de obtener más integrantes para afiliarse al partido político en cuestión dentro de la favela).

Un joven escala un panel con propaganda política en lo alto del morro da Coroa, en el centro de Río de Janeiro. Fotografía: Rony Maltz/Folhapress

Un joven escala un panel con propaganda política en lo alto del morro da Coroa, en el centro de Río de Janeiro. Fotografía: Rony Maltz/Folhapress

Este “paquete” se desglosa en cada favela entre los “capataces”, hombres de confianza del tráfico, que cobran entre 1500 y 2000 reales (entre 500 y 700 dólares) y ocho “panfleteros”, que ganan 800 reales (unos 300 dólares).

El servicio es negociado hasta la víspera de las elecciones, teniendo que pagarse una tasa en la boca de la urna el día de la votación. Este ritual político hace desistir a muchos candidatos al voto del “electorado favelado”.

Y mientras tanto, el  favelado trata de captar tonos y discursos de cada candidato, trata de leer entre las líneas de los profesionales la traducción de esas palabras en la práctica de su vecindario, viendo volar panfletos.

El anciano de la favela de Santa Marta es abuelo para muchos. Es aquel que conoció el morro sin barracos, participando activamente en la construcción de la favela en la década de 1930.

Más carteles electorales de todos los candidatos en la favela Ciudad de Dios, en el oeste de Río. Fotografía: Rony Maltz/Folhapress

Más carteles electorales de todos los candidatos en la favela Ciudad de Dios, en el oeste de Río. Fotografía: Rony Maltz/Folhapress

Con el respeto de los ancestros y la experiencia de los sabios, el abuelo recorre los tramos de la favela asfaltada, haciendo malabares en las escaleras para no volcar su silla de ruedas, de fabricación local, compuesta por las diferentes realidades recicladas, neumáticos de coche, freno de plástico, respaldo de pieles, de animales sacrificados para el terreiro (templo) de María Batuca, líder histórica del Candomblé local.

La reciente pérdida del candidato presidencial Eduardo Campos, del Partido Social Brasileño (PSB), fallecido en un accidente aéreo el pasado miércoles 13, causó una conmoción en la favela digna de novela.

Aun así, el abuelo, más antiguo que el hambre, no se fía de las promesas. Escéptico ante los políticos, sufre ante el accidente por la pérdida de un ser humano, pero no por la de una promesa ante un cambio que nunca llega en su plenitud.

Desde su sillita de ruedas, afirma: “¡Ya vendrán otros señores arreglados, cargaditos de promesas!” pues estos meses previos a las elecciones son siempre, en sus palabras, “tiempos de tribus con corbata”.

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