Curiosidades del “juicio del siglo”
27/09/13 10:05POR NATALIA FABENI
Es miércoles 18 de septiembre en Brasilia. Un grupo de 100 personas se juntó frente al Supremo Tribunal Federal (STF) para conocer la decisión del magistrado Celso de Mello que podría mandar a 12 de los condenados por el “mensalão” directo a la cárcel o darles la chance de tener un nuevo juicio. Hay un grupo con cajas de pizza y vestidos de repartidores. El voto de Mello es positivo. Los condenados por haber montado un gigantesco esquema de sobornos a políticos opositores con dinero público durante 2003 y 2005 continuarán en libertad y volverán a ser juzgados. Mientras tanto, los de las pizzas comienzan a arrojar porciones por el aire y en Twitter no se habla de otra cosa que de “olor a pizza”. Para mí es toda una novedad y a la vez un misterio (que desvelaré más adelante) esta forma de protesta que nunca había visto antes. Lo que les quiero dejar en este post no es un análisis sesudo de lo que pasó, ni mucho menos hacer futurología acerca de lo que vendrá. Quiero compartir con ustedes algunas impresiones, curiosidades, dudas y datos que me llamaron la atención del “juicio del siglo”.
¿Y el pueblo dónde está?
De acuerdo con un sondeo de Datafolha realizado un día antes de que el STF tomara su decisión final, un 55% de los paulistanos se manifestó en contra de la reapertura del juicio del “mensalão”, mientras que un 37% dijo estar a favor de un nuevo proceso.
Asimismo, un 79% apuntó querer la prisión inmediata de los condenados. Pero el dato que más me llamó la atención de la encuesta fue el siguiente: ocho años después del escándalo, sólo un 19% de los entrevistados dijo estar bien informado sobre el “mensalão”, los “más o menos” informados sumaron un 52%, los mal informados, un 14%, y aquellos que admitieron no tener conocimiento ninguno, acumularon un 15%. El resultado es curioso ya que, por la cobertura que han hecho los medios de comunicación, me daba la impresión de que todo el mundo conocía al pie de la letra los pormenores del escándalo.
Los diarios, además de las radios y las revistas políticas, llevaron a sus portadas (y hasta el día de hoy siguen llevando) explicaciones, gráficos y opiniones con el posible desenlace del juicio y sus consecuencias y, desde los editoriales de varios diarios, se alentó la idea de que el voto positivo de Celso de Mello era sinónimo de impunidad para los condenados y de más corrupción para Brasil.
Viendo lo que pasó en el país desde junio , imaginé que el miércoles pasado, después de conocerse el voto a favor de la reapertura del juicio, las calles de São Paulo, Rio de Janeiro y Brasilia, como mínimo, iban a llenarse de manifestantes enfurecidos para protestar contra esa decisión. Pero nada de eso sucedió. Quedé un poco confundida: los titulares de los diarios y las revistas y las horas de televisión dedicadas al mediático “mensalão” poco tuvieron que ver con la reacción de la gente. Si como decían los medios, se estaba cometiendo una enorme injusticia y se estaba tomando una decisión que iba a marcar un antes y un después en la historia de Brasil, ¿por qué el pueblo no salió a la calle para repudiar lo que estaba pasando?
La sociedad hace presión (pero mira para otro lado)
También me llamó la atención la justificación del voto a favor de la reapertura del caso de los dos más nuevos ministros del Supremo: Roberto Barroso y Teori Zavascki, que llegaron para reemplazar a otros magistrados que se jubilaron.
Resumiendo, dijeron que las condenas impuestas en 2012 habían sido excesivas y que eso era producto de la presión sobre el STF que había ejercido la sociedad, que buscaba condenas ejemplares y mano dura para los corruptos. Hablando sobre el tema, un amigo me recomendó leer la revista Carta Capital de esta semana. Allí me encontré con una encuesta de la consultora Vox Populi que realizó el año pasado en el momento del auge del “mensalão” y los números volvieron a hacerme algún ruido pensando en lo que habían dicho los magistrados durante su voto. Los datos arrojaron que quienes se consideraban bien informados sobre el asunto sumaban un 18%, pero apenas un 12% podía decir el nombre del tribunal donde estaba ocurriendo el juicio. Además, el sondeo indicó que sólo un 30% de los entrevistados consideraba que “la responsabilidad de los acusados estaba probada”: había un 70% que no estaba seguro de eso. ¿Y la presión social? Otra vez no me quedó otra alternativa que mirar a los medios. Los intereses, parece, van en carriles diferentes.
Las pizzas voladoras
Otro detalle interesante fue el de las protestas con pizzas, que mencioné al comienzo de este post. Buscando el significado de este tipo de protesta, fui a dar también con una frase que pasó a enriquecer mi portugués, hoy un poco más avanzado de cuándo llegué: “Vai dar em pizza”. Esa expresión se usa para criticar a la política y significa que, a pesar de que haya mucha discusión en torno de un asunto, va a quedar en nada y no habrá consecuencias para nadie. El término surgió dentro del mundo del fútbol y cuenta la historia que, allá por la década del 60, algunos dirigentes del Palmeiras se reunieron para resolver unos problemas. Como demoraron más de 14 horas en ponerse de acuerdo, empezaron a tener hambre y fueron a una pizzería. Después de eso, y de varios “chopes”, todos se fueron a su casa en paz y contentos. Al día siguiente, el diario Gazeta Esportiva sacó un titular que decía: “Crisis del Palmeiras termina en pizza”. Ahora pienso que, con respecto al “mensalão”, hay que tener cautela. Todavía falta un nuevo juicio para saber si “vai a acabar em pizza” también.