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Brasil con Ñ

El país con todas las letras

Perfil Natalia Fabeni es periodista y productora de Folha Internacional

Perfil completo

Oda a la palabra hablada

Por brasilcomn
15/01/14 15:13

POR MILLI LEGRAIN

En la era digital en la que vivimos, en la que desaprendemos a contar historias y preferimos echar un vistazo a nuestro iPhone que mirar a los ojos a un amigo, en donde la comunicación se hace por medio de mensajes de texto que amenazan nuestro idioma, en donde interactuar se reduce a un simple “me gusta” o a mostrar un vídeo casero en un aparato que cabe en nuestra mano, es reconfortante saber que aún existen espacios dedicados a la “palabra hablada”.

Así, esta semana asistí a mi primer “Corujão de Poesía” en Río de Janeiro, la única vigilia semanal de poesía, literatura y música de toda América. Animada por un amigo filósofo, pero frenada  por mis prejuicios, llegué al evento -lo confieso- un poco reticente: “Un evento de poesía en una librería de Leblon, el barrio con el metro cuadrado más caro de Río… ¿Qué tan creativo puede ser esto?”, pensé.

A lo largo de la noche, mi recelo se encontró con un abanico de personas de toda edad, sexo y color, casi todos brasileños, con la excepción de una italiana y un libanés, que esperaban su turno para recitar un poema delante de un público conformado por ellos mismos.  Algunos leyeron poemas clásicos, otros, creaciones de amigos y muchos otros recitaron piezas de su propia autoría.

Algunos Miembros del Corujão

Algunos sabios noctámbulos que participaron del “Corujão de Poesía”. Fotografía gentileza Vitor Vogel.

“A la burguesía no le importa el otro”, comenzó a narrar Flávia Côrtes. “Al obrero no le importa el otro. Dios mío, ¿a quién le importa? El ser humano no se despega de su ombligo. Todo el mundo es bueno. Todo el mundo quiere el bien. Nadie nunca hace nada malo. ¿Será que alguien hace el bien?”, se preguntó la mujer, en uno de los poemas de su propia colección llamada “Espanto”, publicada en braille para el público no vidente.

Un actor, conocido como “Rollo”, un hombre avispado y de anteojos rojos en la punta de su nariz, se deleitó leyendo un cuento cómico de la compositora y cantante brasileña Rita Lee sobre un secador de pelo que lleva el nombre de Maycon Wellington.

Leyla  Lobo, con un brillo en los ojos y tono entre desafiante y juguetón, recitó un poema del nordestino Ferreira Gullar: “El hombre está  preso por la vida y necesita vivir. El hombre tiene hambre y necesita comer. El hombre tiene hijos y precisa criarlos. Hay muchas artimañas en el mundo y hace falta quebrarlas”.

“No digan obrigado  [gracias, en portugués], digan agradecido. Obrigado viene de obligación”, dijo otro. Fue en ese momento que descubrí que la palabra “obrigado” tiene sus raíces en la servidumbre.

“Yo no soy cantante de fados [estilo de música portugués], el fado es lo que canta en mi”, terminó otro hombre, quien le dedicó un fado de su creación a su madre portuguesa, que había cumplido 87 años la semana anterior.

Una mujer oriunda del estado de Ceará, de pelo y ropa blanca, ciega desde los cuatro años, logró hechizar a todo el público al entonar una canción popular.

La palabra hablada se ve linda en papel también. Fotografía gentileza Vitor Vogel.

La palabra hablada se ve linda en papel también. Fotografía gentileza Vitor Vogel.

Y así  fueron desfilando decenas de poetas a lo largo de la noche, todos reunidos por amor a la literatura y a la lengua portuguesa, mientras se asomaba algún curioso para ver lo que tanta gente estaba haciendo en una librería a esa altura de la noche.

Más tarde, un tal señor Meirelles, apoyado en un bastón, anunció su proyecto personal de distribución de poemas. Con un libro en la mano, leyó la dedicatoria que escribió, que decía algo así como: “Este libro es para ti. Una vez que lo hayas disfrutado, déjalo en otro lugar público como éste, para que otro lo pueda disfrutar de la misma manera”.

Carla Gomes, una autora que reivindica la cultura afro-brasileña, aprovechó para contar cómo consiguió vender un ejemplar de su libro “Olhar Negro” en el camino al “Corujão”, desde el barrio de Campo Grande.

Casi sin darnos cuenta fue pasando la noche, en un festival que celebra la palabra hablada, y que duró hasta bien pasada la una de la madrugada.

“El Corujão de Poesía [literalmente gran búho de poesía] fue impulsado por un grupo de insomnes hace ocho años”, me contó João de Souza, uno de los creadores del proyecto, bromeando a medias.  João dedica gran parte de su tiempo a este proyecto, en el marco de su trabajo como asesor cultural de la Universidad Salgado de Oliveira. El “Corujão de Poesía” está también patrocinado por el músico popular brasileño Jorge Ben Jor.

Según ellos, con todo esto buscan “incluir el libro en espacios de convivencia e incitar el placer de la lectura individual y colectiva, teniendo a la música y a la poesía como instrumentos de seducción”.

Cada semana, la noche del martes reúne a románticos, idealistas, soñadores, sabios y noctámbulos . “Desde hijos de banqueros hasta vendedores de verduras”, precisó João.

Carla Gomes fue una de las participantes que recitó una poesía de su propia autoría. Fotografía gentileza Vitor Vogel.

“Pero no siempre fue así”, confesó. “Cuando nació el Corujão, el guardia de seguridad del local y yo eramos los únicos negros”. Mientras miraba la sala, habló de las “pequeñas conquistas” que desde entonces cosechó su proyecto, que no se agota en los martes a la noche, ya que incluye también una propuesta de distribución de libros que busca democratizar el placer de la lectura.

“En el segundo semestre de 2013, logramos distribuir unos 40.000 libros en comunidades desfavorecidas, desde Río de Janeiro, hasta Bahía, incluso llegamos a Haití”, contó con orgullo.

El evento tiene tanto éxito que ya se crearon nuevas ediciones en la ciudad de Niteroi y en los suburbios de São Gonçalo y Barra.

En palabras de Flávia Côrtes, “Río está viviendo un movimiento literario muy importante. Estamos volviendo a la época de los trovadores”. “¡Viva el poder de la ‘palavra falada’  [palabra hablada]!”, exclamó ilusionada.

La entrada es siempre libre y gratuita. Para más información: www.corujaodapoesia.com.

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Los mapas invisibles

Por brasilcomn
13/01/14 14:20

POR GABRIEL BAYARRI

Gabriel Bayarri (g.bayarritoscano@gmail.com) es español, estudiante e investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y nos acompañará con una serie de textos cada 15 días en los que abordará parte de su investigación sobre las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas de Río de Janeiro, desde el período anterior al crimen organizado hasta las nuevas formas de pacificación y justicia dentro de las comunidades.

 ***

Dejando esta vez Río de Janeiro, 1600 kilómetros al norte se encuentra la primera capital del Brasil, Salvador de Bahía, metrópolis negra y “capital de la alegría”. A 20 kilómetros del Pelourinho, su pintoresco centro histórico, se encuentra la costa morena del barrio de Itapuá, y en su Parque Metropolitano una imagen de postal: las lagunas de Abaeté, de un agua oscura y dulce, cercadas por las dunas que han sido motivo de numerosos mitos y leyendas del pueblo bahiano.

Difícil de aclarar si atraídos o expulsados hacia ese lugar, en la década de 1970, la favela comenzó a invadir las dunas, alcanzando las orillas de la laguna, donde las lavanderas siguen faenando hoy en día.  El gobierno de Bahía convirtió este cuadro en un área de protección ambiental, aunque no fue capaz de garantizar seguridad suficiente para mapear las dunas faveladas en torno a la laguna.

Como impactados por un misil, los mapas presentan la región con un espacio vacío, hueco, dando a nuestro imaginario la impresión de tratarse de una tierra virgen, casi amazónica. La región de postal, anunciada por los quiosqueros, se convirtió en un espacio invisible, con personas invisibles a ojos de cualquier buscador; y la exclusión social de sus vecinos hizo sentir al aventurero que se aproximaba, brasileño o de afuera, como un extranjero (recordando el origen de su palabra: “extraño”), en un lugar inhóspito, entre una población negra, pobre y favelada.

El momento del asalto fue entre las dunas, en un lugar reservado. Cinco pistolas nos apuntaron discretamente, varias manos cachearon nuestros bolsillos y después señalaron hacia el horizonte de las dunas, en dirección al suburbio de Itapuá. Después del asalto, los cinco compañeros que paseábamos  por la arena corrimos  y salimos de las dunas, en busca del refugio de la favela.

Descalzos en el Batallón de la Policía Militar de Itapuá, el teniente que nos recibió, enfurecido, se quejó por nuestra falta de sentido común y nos llevó hasta la sala de identificación de los asaltantes: una pared forrada de fotografías, rostros y más rostros, negros y pardos, de frente y perfil, una pared contra el olvido de los que algún día fueron criminalizados en Abaeté (cuyo origen viene de la lengua Tupi y significa “horror, terror”).

El Pelourinho es el  pintoresco centro histórico de Salvador, capital de Bahía. Fotografía: Isadora Brant-21.nov.2012/Folhapress

El Pelourinho, barrio del centro histórico de Salvador, capital del estado de Bahía. Fotografía: Isadora Brant-21.nov.2012/Folhapress

El teniente insistió inútilmente con el proceso de identificación. Este “muestreo” de la pared es un ejemplo de la importancia del corte racial en el estudio de la criminalización de la pobreza. Donde los buscadores reflejan invisibles, los datos sobre los homicidios reflejan una lógica selectiva de un perfil amorfo:

“Entre los jóvenes negros, los homicidios [en Brasil] pasaron de 11.308, en 2002, a 12.749, en 2008, un aumento del 13%. Con esto, la brecha de mortalidad entre blancos y negros creció un 43%”, afirmó Marcelo Freixo, historiador, diputado por Río de Janeiro (Psol) y presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos y Ciudadanía de la Asamblea Legislativa de Río a la revista “Le Monde Diplomatique”, en noviembre pasado.

Las muertes ocurridas en Brasil como resultado de acciones policiales se concentran en la favela. Y paralelamente se genera una desconfianza por parte de la población favelada, lo que dificulta su acceso a las instituciones.

Tener en cuenta el corte racial en la implementación de políticas igualitarias en el espacio público es fundamental en la construcción de la democracia brasileña, para establecer un estatus de ciudadano y un trato uniforme bien conformado, no arbitrario, en el que las prácticas de discriminación no tengan código postal, ni tampoco color.

Luchando por ello, intentando encontrarse en el espejo, poco a poco el favelado podrá así empezar a reconocer sus brazos, y sus dedos, y un amago de sonrisa en el rostro. Se tratará de la llegada de los derechos, sin capa invisible. Entonces se podrá reconocer frente a frente, con su nueva identidad, visible en el espacio público, en el espejo y en todos los mapas.

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Un festival de cine para reflexionar

Por brasilcomn
31/12/13 14:38

POR MILLI LEGRAIN*

La vulneración de los derechos de los pueblos  indígenas,  los desalojos forzosos en barrios humildes, el legado de la dictadura militar o de la esclavitud, los derechos de las personas LGBTTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero e intersex), la situación de los niños de la calle y la marginación social en sus distintas formas fueron algunos de los temas que se tocaron y profundizaron en la “Muestra de Cine y Derechos Humanos  en Sudamérica”.

La octava edición del festival, que se realizó desde el 26 de noviembre hasta el 22 de diciembre, recorrió  grandes ciudades y pequeños municipios de Brasil, desde Manaos hasta Porto Alegre, exhibiendo documentales tanto en grandes cines como en salas improvisadas.

Muchos de los documentales, filmados por realizadores de todo el continente, reflejaron  violaciones a los derechos humanos que, parece, ocurrieron en tiempos y ciudades lejanas. Aunque en realidad están mucho más cerca de lo que pensamos. Cabe preguntarnos, ¿cuántas  situaciones que se vieron en la pantalla siguen vigentes en el Brasil actual? ¿Y cuántas, de las ocurridas hace 50 o incluso 80 años, tienen aún secuelas sobre el  tejido social?

Las películas “Nótese Bien” y “Días con Él” son miradas contemporáneas sobre la dictadura militar brasileña (1964-1985). Pero en el Río de Janeiro de hoy, la violencia policial no es  ningún anacronismo. Bien lo sabe la viuda de Amarildo de Souza, el albañil que fue torturado por la Policía Militar y desapareció en julio de este año de la favela Rocinha, la más grande de Brasil.

Elizabeth Gomes da Silva, esposa del albañil Amarildo de Souza, quien desapareció de la favela Rocinha, en julio de este año. Fotografía: Daniel Marenco/Folhapress

Elizabeth Gomes da Silva, esposa del albañil Amarildo de Souza, quien desapareció de la favela Rocinha, en julio de este año. Fotografía: Daniel Marenco/Folhapress

Según Amnistía Internacional, sólo en el estado de Río de Janeiro, unos 233 homicidios producto de intervenciones policiales fueron registrados en los primeros siete meses del año. Entre muchas asignaturas pendientes para 2014, la Cámara de Diputados aún debe tratar la ley sobre desapariciones forzadas, que ya fue aprobada por el Senado  en agosto de este año.

La marginación y la exclusión social fueron otros temas abordados en el festival. Un documental impactante llamado “Paredes Invisibles: Lepra Región Norte” ofrece el testimonio de varias personas, ahora todas de edad avanzada, afectadas por esta enfermedad, que fueron aisladas forzosamente de sus familias en su juventud y obligados a vivir en colonias precarias hasta los años setenta.

“Todo el mundo tiene miedo, porque no tiene el conocimiento”, dice uno de los entrevistados en la película. Si bien el gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva les ofreció una pensión vitalicia, el dolor por el rechazo, el prejuicio y la soledad sufrida durante años dejó  profundas heridas, más allá de la propia enfermedad.

La muestra también dedicó una sección específica al cine realizado por pueblos originarios. “Los Descendientes del Jaguar”, un documental de Eriberto Gualinga, filmado con el apoyo de Amnistía Internacional, narra de qué manera, en 2002, el pueblo indígena Sarayaku, que habita el Amazonas ecuatoriano vio sus tierras invadidas por una petrolera argentina, con el apoyo del ejército de Ecuador.

Indígenas reocupan un área de la antigua Aldeia Maracanã, en agosto pasado, en la zona norte de Río de Janeiro. Fotografía: Fabio Teixeira/UOL

Indígenas reocupan un área de la antigua Aldeia Maracanã, en agosto pasado, en la zona norte de Río de Janeiro. Fotografía: Fabio Teixeira/UOL

El año pasado, la Corte Interamericana  de Derechos Humanos dictó una sentencia que obliga al gobierno ecuatoriano a retirar los explosivos  que habían sido colocados a lo largo de 16.000 hectáreas dentro de este territorio indígena.  Ecuador también tendrá que adoptar medidas legislativas para hacer efectivo el derecho a la consulta previa para cualquier proyecto en donde los pueblos originarios pudieran verse afectados. Los Sarayaku aún siguen esperando.

Mientras tanto, el 4 de diciembre pasado, la policía ecuatoriana cerró arbitrariamente la Fundación Pachamama, cuyo abogado Mario Melo es uno de los litigantes del caso y aparece en la película.

A más de 6000 kilómetros de allí,  en Río de Janeiro, representantes de diferentes comunidades indígenas siguen luchando en contra de su expulsión de la Aldeia Maracanã, un lindo -aunque muy deteriorado- edificio de finales del siglo XIX, ubicado en el barrio Maracanã, que fue donado al Servicio de Protección Indígena en 1910.

En el marco del Mundial que se realizará en Brasil el año que viene, ahora más que nunca, el edificio se ha convertido en un símbolo de la resistencia indígena. Hace solo unas semanas, más de 20  activistas  fueron detenidos y liberados en un mismo día por oponerse a la ocupación del edificio por la policía.

Ash Ashaninka resistió la ocupación de la Aldeia Maracanã por la policía en Río de Janeiro. Fotografía: Milli Legrain

Ash Ashaninka resistió la ocupación de la Aldeia Maracanã por la policía en Río de Janeiro. Fotografía: Milli Legrain

Si bien en un principio el edificio iba a ser demolido, el 16 de diciembre el  gobierno de Río de Janeiro decretó que sería transformado en un Centro de Referencia de las Culturas Indígenas. Pero Ash Ashaninka, representante de la comunidad, me dijo: “Queremos que esta área sea reconocida como territorio indígena como siempre lo ha sido”. “Queremos una universidad indígena en vez de un museo para turistas”, añadió.

¿Cuántos de nosotros estaremos reflexionando sobre estos temas durante estas Fiestas?

*Periodista franco-británica especializada en derechos humanos y cine. Trabaja desde hace más de diez años en comunicación y en asuntos latinoamericanos. Tiene un máster en Cooperación Internacional y trabajó en proyectos de educación comunitaria en México y Chile. Vive en Río de Janeiro desde junio de 2013.

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Ciudadanos incompletos

Por brasilcomn
26/12/13 14:54

POR GABRIEL BAYARRI

Gabriel Bayarri (g.bayarritoscano@gmail.com) es español, estudiante e investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y nos acompañará con una serie de textos cada 15 días en los que abordará parte de su investigación sobre las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas de Río de Janeiro, desde el período anterior al crimen organizado hasta las nuevas formas de pacificación y justicia dentro de las comunidades.

***

A lo largo de los últimos artículos hemos discutido el papel de los tribunales del tráfico en su imposición arbitraria de la justicia dentro de la favela, los nuevos modelos de policía comunitaria, representados por las Unidades de Policía Pacificadora (UPPs) de Río de Janeiro, para llegar ahora a un punto concreto del debate: el establecimiento de los centros de mediación de conflictos en las favelas pacificadas, una nueva estrategia para la resolución de disputas y administración de conflictos, que surge para disminuir el abismo que todavía separa el derecho y los tribunales de la sociedad.

La mediación es una forma extrajudicial para la resolución de conflictos, voluntaria, ejercida en el ámbito privado, en el que los interesados deciden cómo resolver la situación, evitando recurrir a la justicia y acelerando los procesos. El aumento de demandas apunta al surgimiento de nuevos derechos, transformaciones sociales positivas dentro de la favela. Sin embargo, la discusión surge en torno a la figura de la persona que se encarga de mediar los conflictos.

El 18 de agosto de 2010 se firmó un acuerdo de cooperación entre el Gobierno del Estado de Río de Janeiro y el Poder Judicial para capacitar, a través de un curso intensivo, a Policías Militares de la Unidad de Policía Pacificadora para la mediación de conflictos, centrando su contenido en la comunicación no violenta en las favelas.

A pesar de que en la mediación son las partes implicadas las responsables de alcanzar un acuerdo, tras la pacificación existe un primer “choque de orden”, una adaptación a las reglas, derechos y deberes, entre el favelado y la representación de Estado en la favela (es decir, la Policía Militar) que puede alterar la parcialidad de los procesos de mediación. Esto quiere decir:

Vista de la Plaza Cantao, en el morro Dona Marta. Allí se cumplieron cinco años de implantación de la primera UPP en Río de Janeiro.Fotografía: Daniel Marenco/Folhapress

Vista de la Plaza Cantao, en el morro Dona Marta. Allí se cumplieron cinco años de implantación de la primera UPP en Río de Janeiro. Fotografía: Daniel Marenco/Folhapress

Por un lado, la condición del favelado como ciudadano incompleto, acostumbrado a ser guiado por una lógica tutelar  y a recibir sus derechos como concesiones lo convierte en un individuo vulnerable ante posibles arbitrajes. Por otro lado, la condición de la policía como representación del Estado le otorga un comportamiento tutelar que pone en cuestión la eficacia de los mecanismos de mediación imparcial.

En las mediaciones, muchos problemas surgen de la ausencia de conocimiento de reglas “del asfalto”, del no favelado; y la policía, como diría el filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, está todavía conociendo el “bien viviente que protege”, por lo que espera un comportamiento de “persona de asfalto”, actuando también como educadora, psicóloga o abogada.

Son características las mediaciones de a pie, donde el policía viste de paisano, en el mismo lugar donde ocurre el conflicto, en el propio espacio público, pues público y privado son espacios divididos por la fina línea de la intimidad, y el rumor y el secreto son expuestos, forman parte del día a día, y la mediación observada por los vecinos se convierte en una bella capoeira del arte de contar historias.

Las salas de mediación a menudo han sido construidas en antiguos Departamentos Policiales de Operación (DPO), donde ningún vecino quiere subir. Otras se localizan incluso en puntos estratégicos que en el pasado fueron dominados por los traficantes. Demasiados recuerdos negativos. Así, muchos de los acuerdos son informales y no son firmados y enviados al Núcleo de la Defensoría Pública, encargado de homologarlo.

No existe constancia del proceso y los implicados normalizan ese comportamiento, pues se asemeja a su lógica tradicional: no se hacían contratos en la favela, tampoco se fiscalizaba nada. Y los acuerdos se cerraban empeñando la palabra, sagrada, pues estamos hablando de códigos de honra todavía presentes y utilizados en la resolución de las mediaciones actuales.

A menudo, las resoluciones de conflictos consisten en construir un marco de límites, imposiciones en las reglas de convivencia, a las libertades de los individuos. Sin embargo, el debate no debe girar sólo en torno al papel de la policía, sino al reconocimiento del favelado dentro de la categoría “ciudadano” en su búsqueda por la igualdad de derechos.

Un grupo realiza una muestra de teatro en una favela, en São Paulo. Fotografía: Leonardo Soares/Folhapress

Un grupo realiza una muestra de teatro en una favela, en São Paulo. Fotografía: Leonardo Soares/Folhapress

Es común asociar en Brasil la categoría “ciudadano” con la categoría “trabajador” o “estudiante”, en oposición a “vagabundo” o “bandido”. Se trata de una ciudadanía regulada, embutida en la profesión, en la que los derechos del ciudadano se restringen  al lugar que ocupan en el proceso productivo.

Y como una reacción de pólvora, este imaginario social es compartido por la policía, con un reciente conocimiento de la población que protege en la favela, sensible por tanto a una clasificación que estigmatiza a toda la población, percibida no como una ciudadanía, sino como una “estadanía” en la que el Estado sólo es representado por la policía. Así, la reflexión concluye con la transición categórica del individuo favelado a ciudadano. Para convertirse en una “persona” igual a la del asfalto debe construir una nueva identidad, debe tener un contrato laboral, necesario para acceder al estatuto de persona.

El individuo pasa para ello situaciones de miedo, vergüenza o dificultad de acceso a los órganos o autoridades competentes. Mientras tanto, los conflictos corren el riesgo de ser mediados bajo una óptica clasificadora que sólo considere a los implicados como ciudadanos en parte.

Sin embargo, la adaptación cultural, ese “choque de orden” al que ambas partes se encuentran sometidas podrá tal vez evolucionar hacia una comprensión mayor, de forma que los conflictos sean recibidos, tratados y clasificados por las autoridades en base al conocimiento del bien viviente que protegen, punto clave para conformar una policía de base comunitaria que contribuya al proceso de democratización efectivo, comenzando por la imparcialidad de la justicia, colocando los pilares de la transición hacia una ciudadanía completa.

 

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Brasil, país de fútbol y violencia

Por brasilcomn
12/12/13 14:31

POR GERMÁN ARANDA

Iba yo una soleada tarde del pasado mes de marzo paseando por la “pacificada” favela Rocinha con mi amigo y fotógrafo Chema Llanos. Nos metimos por un callejón y nos encontramos con una amable mujer algo mayor para subir sola la compra por las empinadas escaleras que llevaban a su casa. Conversábamos tranquilamente y esperábamos a que tomara aire para ayudarle a subir las bolsas cuando apareció un chaval de unos veinte años con los ojos rojos y en bermudas, sin camiseta, y nos apuntó con una pistola.

La mujer apenas se inmutó: “No os preocupéis, este es del barrio”, nos decía. “Déjalos, que son gringos”, le pedía muy tranquilamente al joven, que seguía apuntándonos visiblemente enfadado y, en su nube de marihuana, respondía gritando: “¡Gringos no son, que lleva la misma camiseta que un P2 (policía secreto)!”. “¡Levántate la camiseta y pásame la mochila!”. Cuando vio que en la bolsa había una cámara de fotos y no un arma, como esperaba, y empezó a percibir claramente nuestro acento extranjero, le cambió la cara. “Aaaah, gringos, ¡bienvendidos!, os podéis quedar un rato aquí si queréis, buen rollo”, nos dijo sonriente y ya con la pistola abajo. Casi nos hicimos amigos.

Llevo poco más de dos años en Brasil y la violencia nunca me ha golpeado hasta hacerme daño en mis propias carnes. Al contrario, siempre digo que el brasileño es un tipo pacífico al que con contacto físico, una sonrisa y una disculpa es más fácil de tranquilizar que a un inglés o a un español malhumorado. Pero la violencia, aún cuando no estalla, se huele, está al acecho, y por eso un episodio como la batalla campal del pasado domingo en el estadio del Atlético Paranaense no es precisamente el que más me sorprende, por mucho que alarme y escandalice al mundo entero.

Una batalla campal entre hinchadas dejó cuatro heridos el domingo pasado. Fotografía: Geraldo Bubniak- Fotoarena/Folhapress

Una batalla campal entre hinchadas dejó cuatro heridos el domingo pasado. Fotografía: Geraldo Bubniak- Fotoarena/Folhapress

Por una parte, me parece necesario aprovechar la atención mediática que atrae un país como Brasil por el hecho de estar camino al Mundial para que se conozcan los entresijos de su sociedad, las bondades de su cultura y también las injusticias que se cometen. Por otra, me irrita y me parece injusto que toda aquella violencia que sea más próxima al torneo tenga una repercusión mayor debido a que tiene relación con el fútbol o a que el afectado es un turista o un tipo de clase alta.

“Podrías ser tú”, parece que se le dice al lector burgués e internacional. Mientras tanto, la mayoría de las miles de personas que mueren cada año asesinadas (50.108 durante el año 2012 según el Anuario Estadístico de Fórum Brasileño de Seguridad Pública) serán siempre anónimas. Y algunas también son víctimas directas de la policía. Los agentes mataron unas cinco personas por día en 2013, según un adelanto del diario “O Globo” de la versión actualizada del mismo informe, todavía no publicado.

Es estremecedoramente fácil conocer de cerca estas historias. Hace ahora un año, tuve la ocasión de visitar la casa y conocer a la familia de Matheus, un niño que tenía ocho años cuando fue alcanzado por una bala de un policía militar en la nuca al salir de su casa de la favela de Maré en Río de Janeiro para comprar algo de desayuno. La marca de la bala sigue aún en la puerta metálica mientras sus hermanos juguetean delante de ella.

La relación entre los episodios del pasado domingo y el contexto de violencia en el país no es mía. Usando estadísticas como estas, Fernando Graziani se preguntaba en su blog de la revista “Carta Capital“: “¿Impactado con la violencia en los estadios? ¿En qué país te crees que vives?”. Y calculaba: “Con esos datos, es fácil hacer una cuenta. Durante los noventa minutos de un partido de fútbol (…) mueren asesinadas en Brasil entre ocho o nueve personas”. Y añadía un dato que me parece relevante y que no se encuentra tan intensamente arraigado en el debate social como el de los homicidios: murieron en Brasil 50.000 personas en las carreteras en 2012. Los informes de la Unión Europea dicen que ese mismo año fallecieron 28.000 sumando todos los países miembros, sobre una población unos 500 millones de personas, más del doble que en Brasil.

La violencia en el fútbol preocupa con vistas al Mundial 2014. Fotografía: Heuler Andrey- Agif/Folhapress

La violencia en el fútbol preocupa con vistas al Mundial 2014. Fotografía: Heuler Andrey- Agif/Folhapress

En un país donde los homicidios tienen lugar predominantemente en sitios marginales y donde un negro tiene muchas más probabilidades de ser asesinado, así pues, un visitante durante la Copa o alguien de clase alta seguramente tenga más peligro a bordo de un autobús en Río de Janeiro. Sí, esa forma de conducir es una de las cosas que más llama la atención a quienes visitan la ciudad y sí, eso también es violencia, aunque reconozco haberme reído muchas veces por la emoción de verme a bordo de una atracción de feria.

La semana pasada, volviendo a casa a primera hora de la mañana, tuve que recorrer a pie una carretera cortada porque el autobús que pasó por allí unos minutos antes del que yo ocupaba había chocado con otro que venía en sentido contrario. Alrededor de una decena de heridos leves sangraban y lloraban impotentes en el costado de la carretera sin que hubiera llegado una ambulancia pese a que habían pasado unos diez minutos desde el accidente. Me mosqueó mucho más de lo que me sorprendió. ¿Qué esperáis?, me preguntaba después de haber experimentado centenares de veces conducciones temerarias, cuando no suicidas.

Hace unos días al volver de fiesta, de nuevo de la Rocinha, me enteré de que en esa misma favela, donde también fue torturado y asesinado el obrero Amarildo de Souza, en julio pasado, hubo un tiroteo mientras yo me divertía, aunque no lo escuché. Otro día, caminando por la favela Vidigal, me encontré con un fusil de la policía apuntándome a la altura de la cara. No a mí intencionadamente, sino que al girar una esquina el agente estaba en esa posición de asalto. Sus compañeros me aseguraron que eso era normal, rutinario. En otro episodio más divertido, un camarero tuvo que apartar con sumo cuidado y pidiendo permiso los enormes fusiles de dos policias que, apoyados sobre una silla, le impedían pasar entre dos mesas.

 

El obrero Amarildo de Souza fue torturado y desaparició de la favela Rocinha en julio.Fotografía: Marcelo Sayão/Efe

El obrero Amarildo de Souza fue torturado y desapareció de la favela Rocinha en julio pasado. Fotografía: Marcelo Sayão/Efe

Hablan los números, pero hablan también, en mi caso, vivencias propias y cercanas: Brasil es el país del fútbol, sí, y el de la samba. Y es sumamente acogedor, pero también es el país de la violencia. O al menos uno de ellos. Y si eso es una preocupación para mí, que soy -como la mayoría de los que vendrán al Mundial- un hombre occidental, blanco y heterosexual, y por tanto no pertenezco a ninguna de las minorías históricamente maltratadas en este país y en el mundo, imaginen cómo es para aquellos que viven en la cara B de la vida.

Y si son las minorías y los marginales quienes más peligran, no es difícil concluir que la mejor arma contra la violencia social es erradicar la desigualdad e invertir de manera inteligente y apasionada en educación, si bien hay que reconocerle al gobierno actual su creciente esfuerzo en esta área.

Así que cuando me preguntan si necesitaba Brasil ser sede de este Mundial, replico con otra pregunta: ¿Ayudará a reducir la desigualdad? ¿A que se construyan más escuelas u hospitales? No tengo una respuesta exacta a estas preguntas. Es más exacta la cifra de 8.000 millones de reales (unos 3.400 millones de dólares actuales) gastados hasta ahora en trece estadios , muchos de los cuales caerán en desuso -o casi- después del torneo.

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Un abrazo por Mandela

Por brasilcomn
09/12/13 12:24

POR GABRIEL BAYARRI

Gabriel Bayarri (g.bayarritoscano@gmail.com) es español, estudiante e investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y nos acompañará con una serie de textos cada 15 días en los que abordará parte de su investigación sobre las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas de Río de Janeiro, desde el período anterior al crimen organizado hasta las nuevas formas de pacificación y justicia dentro de las comunidades.

***

Lágrimas del mismo color unieron a Sudáfrica un verano de diciembre. Nelson Mandela,  líder del movimiento antiapartheid y ex presidente de Sudáfrica, cerró los ojos por última vez y abandonó a su país y al resto de los lugares para siempre, con una consciencia tranquila, aunque seguramente insatisfecho con el presente.

En ese momento, resurgieron en la tierra formas ancestrales de comunicación, un boca a boca de madrugada inundó con la noticia el área favelada de Johannesburgo, la ciudad más grande y poblada de Sudáfrica. “El abuelo se ha ido, Madiba ha muerto”. A voces secas y cantadas se llevó la pérdida a todos los rincones, y atravesó el océano, llegando también al “Rincón de los Poetas” de la favela Santa Marta, en la zona sur de Río de Janeiro.

Las tascas del morro avivaron el debate y lo derivaron hacia la realidad local. El anciano Isaías habló sobre su abuela cojita, nordestina, hijastra de esclavos del estado de Pernambuco. Su hijo, Isaías Junior, pardo de piel y mecánico de profesión, juró haberse beneficiado de la política de cuotas para negros. El mesonero, primo de Isaías, se santiguó ante la cruz bermeja del Partido de los Trabajadores, y comparó con acento trascendental la labor de reinserción social del ex presidente Lula da Silva con la del propio Mandela.

Discutieron después sus derechos, la pacificación de su comunidad y la llegada de algunos servicios sociales, reflexionando sobre su condición de ciudadanos de la arena del morro. Y la noche transcurrió con amagos de filosofía, seguros de que sus pensamientos eran ahora importantes. El amanecer los encontró conmemorando a Mandela en versos del guitarrista y cantautor brasileño Toquinho, en una demostración más de la acuarela cultural brasileña.

Nelson Mandela, ícono mundial de la libertad y la paz. Fotografía: Denis Farrell- 7.dez.2005-Associated Press

Nelson Mandela, ícono mundial de la libertad y la paz. Fotografía: Denis Farrell- 7.dez.2005-Associated Press

La tradición oral ensalza los mitos, que se asientan en el suburbio. En Santa Marta, el mito de Mandela es comparado con el de San Jorge, el Santo de los Guerreros, aunque de los guerreros pobres y negros, los de la periferia, del día a día de ambas realidades. Santa Marta y Brasil también han quedado huérfanos.

Los hemisferios se disponen a llorar a la par, y entre tanto protocolo en proceso, muchas comunidades preparan arroz y ruedas de samba en su conmemoración popular. Son muchos los agradecimientos y agradecidos.

El escritor y periodista Charles Bowden, en National Geographic, afirmaba que “en cualquier lugar del mundo las fronteras generan violencia, la violencia fomenta la aparición de vallas y, ocasionalmente, las vallas se convierten en muros”.

Miles de favelas valladas con muros, condenadas a la estratificación, conmemorarán no la muerte, sino la existencia de una persona como Mandela, que formuló esta frase a la inversa: “luchando contra esas fronteras se estará luchando contra la violencia, y entonces no hará falta levantar más muros de la vergüenza”.

Un Brasil africano que busca justicia a través de las políticas de reconocimiento étnico, social y cultural abraza a una Sudáfrica con el mismo abanico de colores. Con su ejemplo, Mandela consiguió muchas cosas, y entre las oníricas, que los niños soñasen, además de con ser futbolistas, con un mundo que se puede cambiar.

Una niña deposita flores en honor a Nelson Mandela, en un barrio de Johannesburgo. Fotografía: Carl de Souza-AFP

Una niña deposita flores en honor a Nelson Mandela, en un barrio de Johannesburgo. Fotografía: Carl de Souza-AFP

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El perro Simón, Paul Walker y la lucha por los clicks

Por brasilcomn
04/12/13 14:03

POR PAULA RAMÓN

Cuando la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, reapareció luego de 40 días de reposo médico tras haberse sometido a una cirugía en el cerebro, lo hizo a través de un video en el cual no sólo mostró su buen ánimo tras la convalecencia, sino también su nueva mascota: un perro de la raza venezolana mucuchíes, regalo de Adán Chávez, hermano del difunto presidente Hugo Chávez.

“Simón”, como fue bautizado el cachorro, tuvo más repercusión en la escena que la misma presidenta. En pocas horas, el peludo había ganado cuenta en Twitter y en dos semanas superó los 10.000 seguidores.

Simón, el perro de Cristina Kirchner, tuvo gran repercusión en la primera aparición de la presidenta argentina tras 40 días de reposo. Fotografía: Reuters.

Simón, el perro de Cristina Kirchner, tuvo gran repercusión en la primera aparición de la presidenta argentina tras 40 días de reposo. Fotografía: Reuters.

En algún momento, imposible de identificar para mí, los perros se volvieron un tiro al piso en el mundo editorial. Los perros venden, más si son cachorros. Prueba de ello es que casi todos los días, alguna noticia sobre canes figura entre las “más leídas” de los portales de noticias online. Junto con la reciente fascinación por los amigos de cuatro patas, al revisar las cinco noticias más vistas de sites de noticias, aparece otra tendencia: informaciones que, mientras más inútiles, parecen más difíciles de resistir, casi un gusto culposo para más de uno.

Si bien algunos portales se limitan a relanzar cables, sin mucho sentido, de gatos tontos que se golpean contra ventanas o de pavos que por ilusión óptica resultan más grandes que un estádio, otros medios van mucho más allá y conceden real importancia periodística a casos como el “cerdo diabólico”, acusado de atacar el ganado de varios vecinos de una aldea colombiana.

Así, en julio pasado, un reportero de la cadena Caracol, una de las más importantes emisoras de radio y televisión de Colombia, fue -micrófono en mano- a enfrentar al puerquito que tenía atemorizada a la región. El reportaje (porque así fue) apareció en el noticiario y se volvió en pocos minutos trending topic en Twitter.

La fórmula de la noticia fantástica puede ser criticable para muchos: poco contenido, muchas imágenes, un ángulo sensacionalista y listo. Si hay video (de no más de tres o cuatro minutos), mucho mejor. Pero para otros, la premisa de defensa seguirá siendo que “al pueblo hay que darle lo que pide”, y lo que pide -en estos casos- se traduce en cerdos diabólicos, perros que visitan difuntos y deslices de actores o cantantes, de preferencia esos que antes de los 20 años ya han sido expuestos a casi cualquier tipo de situaciones.

De cualquier manera, en estos tiempos competitivos, la tendencia es comprensible. Comprensible porque los clicks son necesarios para subsistir y, en América latina, parecemos estar convencidos de que no hay forma de obtener tránsito virtual sin ayuda de estas piezas. También parece que los editores de los portales están segurísimos de que la audiencia no quiere leer, por lo que dos o tres párrafos son suficientes, especialmente si están acompañados de fotos llamativas.

El "Coronel Miau" exhibe orgulloso su certificado Guiness otorgado por ser el gato más peludo del mundo. Fotografía: Reprodução/Instagram/colonelmeow

El “Coronel Miau” exhibe orgulloso su certificado Guiness otorgado por ser el gato más peludo del mundo. Fotografía: Reprodução/Instagram/colonelmeow

Hace cuatro años, el fundador de la revista peruana Etiqueta Negra, Julio Villanueva Chang, reflexionaba en una entrevista sobre cómo la rapidez de los tiempos hacían del periodismo y de los textos de largo aliento un desafío por resolver.

“En tiempos en los que las noticias llegan en forma de alertas de mensajes de texto a tu teléfono celular, sea un iPhone o un modelo barato con cámara, o que desde ellos puedes enviar videos en tiempo real de lo que estás haciendo en una cocina, no puede haber más que una gran incertidumbre sobre el sentido del periodismo y sobre cuál será la ocupación de un reportero de agencia en el futuro. Para un empresario de medios de prensa, y sus asesores, la mayor preocupación sigue siendo inventar una estrategia publicitaria para ganar dinero o, al menos, para no perderlo”, comentaba Villanueva.

En los últimos años, surgieron varios esfuerzos en América latina por ensalzar los textos largos y sustentados, crónicas minuciosamente compuestas y con temas que intentaban trabajar enfoques más innovadores. Hay quienes consideran estas iniciativas como arrogantes, preparadas por periodistas y editores que escriben apenas para sus colegas. No siempre se trata de una elite editorial, pero la dificultad por hacer viables y sustentables algunos de estos proyectos puede llevarnos a reflexionar sobre cómo comunicarse con los lectores, claro, sin intentar competir con alguna noticia de la cantante y actriz estadounidense Miley Cirus, porque eso sería un esfuerzo inútil, y un falso dilema.

Las andanzas de la cantante norteamericana Miley Cirus están siempre entre las noticias más leídas de los portales online. Fotografía: Andy Kropa/Invision/AP.

Las andanzas de la cantante norteamericana Miley Cirus están siempre entre las noticias más leídas de los portales online. Fotografía: Andy Kropa/Invision/AP.

Sólo para poner como ejemplo, en este momento que escribo estas líneas, tres de las cinco noticias más leídas del portal G1 son sobre la muerte del actor norteamericano Paul Walker, ocurrida el sábado pasado, hace ya tres días. Las noticias sobre el resultado que obtuvo Brasil en la evaluación del sistema educativo o la caída del PIB nacional, que ocupan los principales titulares del site, no aparecen en la lista. Ya en Folha de S. Paulo, la nota con más clicks es sobre el aplicativo “Tubby” que servirá para evaluar perfiles de mujeres registradas en Facebook.

Para muchos que trabajan en la producción de noticias, el desafío sigue siendo cómo figurar entre las cinco noticias más leídas, pero sin tener que entrevistar al cerdo diabólico.

El periodista Leonardo Sakamoto comentaba el tema hace unas semanas atrás en su blog. “La cantidad de información disponible en Internet dejó claro que tendremos que ser más atractivos para que el contenido que ofrecemos sea consumido en detrimento de mucha cosa que circula. Las personas van a leer cada vez menos periódicos y revistas enteras, con el orden jerárquico y vertical que los medios imponen, y consumirá información de forma horizontal, a través de páginas y blogs que respaldan en sus redes sociales. Llegó la hora, entonces, para quien aún no se dignó, de bajar del pedestal”.

Los tiempos han cambiado nuestra forma de pensar, escribir, presentar y consumir noticias. Lo que se mantiene igual es el objetivo: que las palabras lleguen a algún lugar. Simplificar el lenguaje para conectar con el lector es, entonces, una propuesta a considerar, porque -citando de nuevo a Sakamoto- “¿quién dice que el periodismo debe ser sagrado y no mundano?”.

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La envidiable levedad de Neymar

Por brasilcomn
25/11/13 13:36

POR GERMÁN ARANDA

Hace aproximadamente un año, entrevisté a Neymar en Santos para el diario El Mundo y se negaba por activa y por pasiva a reconocer que tenía apalabrado su fichaje con el Barcelona. “Adoro a [Lionel] Messi, pero por ahora sólo jugaré con él si viene al Santos”, me decía en tono jocoso. Cuando le comentaba que lo tendrían difícil para comprar al argentino, me respondía: “No hay problema, vendemos la mitad de la ciudad para traerlo”. Su alegría era contagiosa y nada altiva, tampoco cuando bromeaba con las adolescentes que le acechaban a la salida. “¡Estoy soltero!”, les contestaba cuando preguntaban por su situación sentimental.

Ausente Messi, Neymar asume el mando ofensivo del Barcelona con la ligereza que tenía cuando llegó a las categorías inferiores del Santos. Fotografía: Manu Fernandez-Associated Press.

Ahora, las redes sociales dan cuenta cada día de lo enamorado que está de su novia, la actriz Bruna Marquezine, y de lo mucho que la echa de menos en Europa, donde no ha tardado nada en convertirse en uno de los líderes del Barça sobre el campo, ha contagiado su alegría tanto en el césped como en el vestuario.

Más que sus bromas o lo que me dijo, lo que me sorprendió de él en aquella entrevista fueron sus nervios y su sincera humildad. Por primera vez en mi vida, sentí que un futbolista me miraba a los ojos situándose por debajo y no por encima de mí, tal vez porque estoy en esa etapa difícil en la que cada vez cuesta más que los futbolistas sean más jóvenes que yo o de mi misma edad y al brasileño le saco ocho años.

Cruzaba los pies, los movía, se frotaba las manos, miraba hacia el suelo, ¿Estaba Neymar más nervioso en aquella entrevista que el propio entrevistador? Eso parecía, al menos. Y todo, tanto su fácil sonrisa como su poca altivez, su derroche de color y aventuras en Instagram, y también su forma de jugar, como flotando entre el resto de los jugadores, me inspira una palabra para definirlo: levedad.

Algún brasileño me dijo en una ocasión que “la levedad de espíritu” es la característica principal de este pueblo y al menos en Neymar parece cumplirse. Es esa levedad que persiguió el escritor y poeta portugués Fernando Pessoa (1888-1935) en muchas de sus poesías, especialmente de su heterónimo Alberto Caeiro, y que nunca consiguió alcanzar, atormentado siempre por la consciencia, entristecido por el peso ontológico, mentiroso cuando afirmaba: “Yo no tengo filosofía: tengo sentidos…”.

Neymar suele subir fotos en Instagram con su novia, Bruna Marquezine. Fotografía: Reproducción- Instagram/neymarjr.

De decirlo, Neymar sería mucho más sincero, pues parece que nació jugando y ahí sigue, ajeno a la presión o a la consciencia de la fama, ligero y tan sólo consciente de que tiene una edad y unas condiciones idóneas para divertirse muchísimo, que es lo que parece estar haciendo todo el tiempo, cuando hace un sombrero con el muslo (como ante el Betis) o cuando cuelga una foto en Instagram con su novia de fondo secándose el pelo y cachondeándose de que tarda una hora y media en terminar.

Esa levedad a veces se va perdiendo con los años, las cenas copiosas, los refrescos, las resacas, las lesiones o las frustraciones, los recuerdos de un pasado mejor, la ansiedad, la pérdida de estímulos, los abismos inciertos y sin nombre.

Esa levedad es la que puede estar perdiendo un Messi más sombrío, serio y aparentemente desmotivado, que ya no parece ser ese niño que lo único que quería en esta vida es salir corriendo detrás de la pelota, como lleva haciendo ya unos años, aunque con todo y con eso sigue siendo al menos uno de los dos jugadores más desequilibrantes del planeta, porque hay que ver cómo está Cristiano Ronaldo.

Y tal vez porque perdió esa levedad sus músculos también pesan más y el que fuera un torbellino imparable se ha lesionado hasta enero del año que viene. Y va a ser ahora, sin Messi, cuando Neymar, esa fiesta de la sonrisa y el color, tendrá  que teñir y liderar al resto del Barça. Así ha sido en el primer encuentro sin el argentino, el sábado ante el Granada. Neymar participaba de casi todas las acciones de ataque y no era difícil verlo en campo propio luchando por recuperar balones. Sin el argentino, le queda mucha más porción de campo para fluctuar libremente.

En un equipo en el que ninguno de sus pesos pesados se encuentra en su momento más brillante, el Barça va a entregarse sin Messi, a priori, mucho más a la electricidad de Neymar que a la paciencia y el control de los Piqué, Iniesta, Xavi o Busquets, también pilares de la selección española.

Tal vez quiera el Barcelona ser un equipo más brasileño, ligero y directo, menos degustado y consciente de sí mismo, y tal vez ese cambio de paradigma represente una amenaza para la hegemonía de España de cara al Mundial, como ya avisó también Brasil en la pasada Copa de las Confederaciones.

En el Santos, Neymar marcó 174 tantos en 281 partidos. Fotografía: Nelson Almeida- 22.mayo.2013- AFP.

Ausente Messi (y también el arquero Valdés), Neymar asume el mando ofensivo del Barcelona con la sonrisa y la ligereza que tenía cuando llegó a las categorías inferiores del Santos o cuando correteaba por el barrio de Mogi das Cruces, lugares ambos donde entrenadores y allegados veían desde muy pronto que podía convertirse en una gran estrella, si bien ya entonces alertaban también de que su delgadez podría dificultarle su llegada a una elite cada vez más llena de defensas fornidos y contacto físico.

“No es un atleta”, me decía un aficionado crítico sobre Neymar hace unos días. Ni falta que le hace, respondo yo, pues es precisamente esa ligereza la que le hace un jugador especial, a lo mejor la principal responsable de que nunca se perdiera un encuentro con el Santos por lesión muscular  en sus primeras cinco temporadas como profesional, en las que disputó 314 partidos, una media de 62,8 partidos por campaña, según informa el diario deportivo catalán Sport.

Desde Brasil los números de Neymar con el Barça, 4 goles en 15 partidos, pueden hacer pensar que el delantero no está brillando como se podía esperar después de que en el Santos marcara 174 tantos en 281 partidos. Pero a pocos les importa que Messi o Alexis lo doblen en goles, pues es el delantero más completo que ha pasado por el Barça en mucho tiempo.

El joven tiene encandilado a público y a la crítica. Lleva siete pases de gol entre Liga y Champions y no para de forzar faltas cerca del área ante las dificultades de los defensores para frenar su liviana agilidad, así como aporta muchos otros intangibles. No le ha costado ser generoso, tocarla de primeras hacia sus compañeros o asumir sus obligaciones en la presión cuando el equipo no tiene la bola.

No acusa el hecho de ser menos protagonista que en el Santos. Se lo pasa mejor que nunca siendo un pasador en el equipo que -todavía- tiene al pase por bandera. No le cuesta porque es leve y tiene flow. Con su edad y su actitud, pequeño, liviano, juguetón y alegre, es capaz de hacer que el Barcelona acabe girando a su alrededor.

Neymar festeja junto a la hinchada brasileña la victoria de la selección en la Copa de las Confederaciones. Fotografía: Victor R. Caivano- Associated Press.

Y ahora, durante la lesión de Messi, el equipo puede empezar a llevar su sello más que nunca y ser el más brasileño y “sambado” Barça (perdonad el tópico) desde que Ronaldinho empezó su decadencia en el Camp Nou. Por aquella época, yo empezaba a intentar ser periodista siguiendo muy de cerca la última y funesta temporada de aquel equipo que llegó a ser tan glorioso con Rijkaard a los mandos, dejándole una gran orquesta a un Guardiola quela sublimaría.

Ahora, curiosamente, sigo los avances del nuevo “craque” en un Barça que se redefine bajo la enorme sombra de su ex entrenador desde un punto de vista opuesto, rodeado de camisetas del Barcelona en la favela de Rio y mezclando esa ‘saudade’ por mi ciudad con las ganas de pasear tan leve por Brasil como Neymar flota y sonríe sobre el terreno de juego, de tener sentidos en vez de filosofía.

 

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Nuevas formas de policía comunitaria dentro de la favela

Por brasilcomn
21/11/13 13:42

POR GABRIEL BAYARRI

Gabriel Bayarri (g.bayarritoscano@gmail.com) es español, estudiante e investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y nos acompañará con una serie de textos cada 15 días en los que abordará parte de su investigación sobre las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas de Río de Janeiro, desde el período anterior al crimen organizado hasta las nuevas formas de pacificación y justicia dentro de las comunidades.

***

El ambicioso plan de la Secretaría de Seguridad del Estado de Río de Janeiro para pacificar las favelas cariocas es sólo la punta del iceberg de un largo proceso. Iniciado en 2008, actualmente la pacificación se ha llevado a 28 favelas de las más de 900 comunidades existentes en el estado de Río de Janeiro*. Y el debate sobre las nuevas formas de policía comunitaria, aplicadas en el modelo de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), está sólo comenzando.

Las UPPs siguen, por decreto, una selección de los territorios en los que instalarse. Deben ser siempre: 1) Comunidades pobres. 2) De baja institucionalidad y alto grado de informalidad. 3) Con presencia de grupos criminosos fuertemente armados.

En el proceso de implantación, el primer paso antes de la inclusión de la UPP será la intervención táctica, llevada a cabo por el Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) y/o el Batallón de Policía de Choque, con el objetivo de recuperar el control estatal sobre áreas ilegalmente dominadas por grupos criminosos altamente armados. Estabilización, implantación y control son las etapas llevadas a cabo por los propios policías militares que formarán la UPP.

Dos policías patrullan la favela Manguinhos, en Río de Janeiro, durante la instalación de la UPP. Sergio Moraes/Reuters.

Las UPPs  buscan, en un desafío constante, la independencia respecto a la ya estigmatizada Policía Militar (PM). Así, los policías que forman parte de las UPPs reciben una capacitación extra en cuestiones como derechos humanos o policía ciudadana. Se trata de un curso formado por seis módulos: protección social; primeros auxilios; gestión del espacio urbano y género; juventud y sexualidad. Esta formación complementaria pretende acabar con la perspectiva estrictamente belicista y punitivo-represiva que caracteriza a la PM.

Las funciones dentro de la UPP se dividen entre el “Grupo de Policía Pacificadora” (GPP), encargado de patrullar la favela, reforzar su sensación de presencia; el Grupo Táctico de Policía Pacificadora (GTPP), que apoya al anterior en situaciones críticas; y el sector administrativo.

La normalización se dio en 2009, cuando el boletín de la PM anunció formalmente la anexión del programa de las UPPs a su cuerpo, y un bono extra de 500 reales (220 dólares, aproximadamente) para los policías que tuvieran que trabajar en las favelas recién pacificadas.

Sin embargo, la policía de proximidad no surgió con las actuales UPPs. La necesidad de integrar policía y población favelada a través de acciones colaborativas ya había sido trabajada anteriormente a través de dos programas: el Grupo de Aplicación Práctico Escolar (GAPE) y los Grupos de Policía en Áreas Especiales (GPAEs),  completamente nuevos parala PM. Ninguno tuvo éxito.

Centro de Comando y Control de la UPP Rocinha, la favela más grande de Brasil. Daniel Marenco/Folhapress.

Fue a partir del primer mandato de Leonel Brizola como gobernador del estado de Río de Janeiro,  en 1983, cuando se intentó romper con la lógica represiva de la dictadura militar, introduciendo nuevos derechos humanos, opuestos con la violencia policial. Esto llevó a una fuerte polarización de la política de seguridad pública, entre los defensores  del “discurso social” y los del “discurso de represión”.

Ante esta política de seguridad pública surgió un nuevo concepto: la Política Pública de Seguridad, que entiende la presión social y las acciones de integración social como abordajes compatibles, que contemplan la idea de “proceso” como contrapunto al exterminio del conflicto, tan arraigado en la PM.

Así, el diseño y planificación de las UPPs, tercer intento de pacificación de las comunidades, buscaba, por primera vez,  una política interdisciplinar que integrase las políticas públicas de seguridad con otras políticas de acceso a la ciudadanía. Una gestión integrada del territorio pacificado. Se trata de una transición de las políticas de seguridad pública hacia las políticas públicas de seguridad.

Las UPPs aparecen a raíz de este proceso histórico, construidas sobre una fuerte oposición: constituidas por una Policía Militar con un histórico brutal de violencia, entrenada bajo una lógica de guerra, la “lógica del exterminio” del conflicto y de combate al enemigo, pero en un entorno en el que se debaten vivamente  nuevas formas de policía comunitaria a través del tratamiento de la seguridad como una política pública, integradora.

Vista de la UPP instalada en el Complexo do Alemão. Daniel Marenco/Folhapress.

Debido a ese delicado equilibrio en el que se constituyen las UPPs, sus objetivos como parte de una política integradora deben quedar claramente demarcados; sería un retroceso que en la evolución de las UPPs éstas se acaben transformando en actores políticos de base, en la representación absoluta del Estado dentro de las comunidades, corriendo el riesgo de que su gestión adquiera rasgos totalitarios en el proceso de democratización de las relaciones sociales.

La PM todavía está sujeta a un orden estatal, y no a un orden civil. La policía se concibe como extirpadora de conflictos, y no de soluciones. Clasificaciones empleadas por el  propio cuerpo como la de “favelado” asocian un comportamiento criminoso a todo el imaginario social de la favela, e inmutan la identidad del individuo, dificultando la interacción con una policía comunitaria y la transición del establecimiento de un orden represivo para un orden preventivo .

La cuestión que surge y que discutiremos en el próximo artículo es la siguiente: ¿Cómo una pacificación realizada en un enfrentamiento directo va a conseguir apropiarse de los mecanismos de mediación de conflictos, característicos de la policía de proximidad?

* Federación de las Asociaciones de Favelas del Estado de Rio de Janeiro (Faferj, 2011).

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Burocracia en "verde-amarelo"

Por brasilcomn
18/11/13 14:24

POR PAULA RAMÓN

Brasil es una cuestión de perspectiva. Las primeras palabras que aprenderá un turista al llegar al país pueden ser “caipirinha”, “feijoada” y “legal”, pero para quien viene a quedarse, el vocabulario inicial estará compuesto por “cartório”, “firma reconhecida” y, claro, el infaltable “despachante”.

La burocracia no es un mal exclusivo de Brasil, pero sus efectos en el país ganan cada vez más fuerza a medida de que el “gigante sudamericano” cobra importancia en el escenario internacional.

Tanto brasileños como extranjeros enfrentan todos los días largas filas a la hora de hacer trámites. Robson VenturaFolhapress

A comienzos de este mes, el tema fue analizado en una serie de reportajes del Jornal Nacional, transmitido en el horario estelar de la cadena Globo. Demoras, exceso de papeleo, modificación constante de reglas y falta de coordinación institucional son algunos de los principales problemas que enfrenta un emprendedor que quiere hacer negocios en la séptima economia del mundo.

El informe Doing Business del Banco Mundial compara las economías de 189 países y establece mecanismos y reglas para la creación de empresas privadas.

La evaluación de 2014 ubicó a Brasil en el puesto 116, por debajo de Chile, Perú, Colombia, México, Panamá, Uruguay y Paraguay. Si bien subió dos puestos en comparación con 2013, el reporte demuestra que Brasil aún tiene grandes desafíos por delante. Abrir una empresa requiere de 13 procedimientos y 108 días, muy por debajo del promedio de América latina (9 procedimientos y 37 días), y aún peor si se compara al país con los números de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con 5 procedimientos y 12 días.

LOS CIUDADANOS, TAMBIÉN PERJUDICADOS

El exceso de burocracia en el país no solo limita a empresarios y emprendedores, sino también a los ciudadanos que deben completar trámites comunes como parte de su cotidianidad.

En el caso concreto de los extranjeros, Brasil se presenta como un verdadero desafío a la paciencia. Cada documento exige obtener previamente otra serie de papeles, que -casi sin excepción- demandan idas a las notarías, subiendo costos e imponiendo más dificultades.

Así, por ejemplo, si se trata de legitimar una licencia de conducir internacional, el primer paso sería ir a la Policía Federal para obtener una certificación que llevará, por lo menos, dos semanas. Si la persona carece de tiempo para hacer la solicitud personalmente o para retirar el documento, es posible delegar el trámite en una tercera persona, para lo cual corresponde llevar una autorización a la notaría para realizar el reconocimiento de la firma.

Pero este es sólo el comienzo, luego vendrán el examen médico, la visita a la Dirección de Tránsito y la espera por el documento. En promedio, para registrar la licencia, una persona deberá dedicar de cuatro a cinco mañanas.

Los plazos para culminar procesos son variables e imprevistos. Tramitar la residencia permanente puede llevar desde cuatro meses hasta más de un año en ser aprobada. Obtener el visado y el documento de extranjería puede llegar a costar hasta 200 dólares en notarías, más los gastos por tasas procesales, en tanto que exige una espera de hasta dos años. El paquete básico de documentos para todo inmigrante cuenta también con el número fiscal, cuentas bancarias y, dependiendo del caso, un permiso de trabajo.

Las complicaciones en los procesos favorecen la creación de figuras tercerizadas como el “despachante”, un gestor, o equipo de gestores, que harán todo el papeleo por un pago estipulado. Y es que para muchas personas, con rutinas y horarios de trabajo complejos, hacer esos trámites no sería posible sin un despachante.

Abrir una empresa en Brasil requiere 13 procedimientos y 108 días, muy por debajo del promedio de América latina (9 procedimientos y 37 días). Tercio TeixeiraFolhapress

También ha facilitado que en las inmediaciones de las oficinas públicas se establezcan enjambres de improvisados empleados que prometen trámites expeditos por una cuantía de dinero. Ambas ocupaciones no son para demeritar: cualquier papeleo en Brasil requiere, además de mucha paciencia, una mezcla de conocimientos y recursos de los cuales no todo el mundo dispone, especialmente para aquellos extranjeros que con dificultad balbucean una o dos palabras en portugués.

Ya en otra escala, el exceso de burocracia beneficia la corrupción. La cantidad de barreras, organismos y procedimientos, en muchos casos son “acortados” por el pago de sobornos o por la “ayuda de amigos”. A contramano de los países del bloque de economías emergentes BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), las empresas brasileñas ocupan el cuarto lugar en materia de transparencia, reveló un estudio de la ONG Transparencia Internacional, divulgado en octubre pasado.

La investigación no determina que la corrupción se haya instalado a nivel empresarial, pero sí que la lucha contra la corrupción es inexistente, y que temas como el “pago de favores” no son explícitamente prohibidos.

Los brasileños suelen bromear con que la burocracia y la necesidad de “cartórios” es herencia portuguesa, sin embargo, la tradición se ha instalado de forma tal que hasta comprar una cerveza puede ser un trámite complicado: en muchos bares de São Paulo serán necesarios hasta tres procedimientos.

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