Brasil con Ñinflación – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 En São Paulo se ajustan el cinturón para poder seguir consumiendo http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/16/en-sao-paulo-se-ajustan-el-cinturon-para-poder-seguir-consumiendo/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/16/en-sao-paulo-se-ajustan-el-cinturon-para-poder-seguir-consumiendo/#respond Wed, 16 Sep 2015 14:35:54 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1617 Continue lendo →]]> POR CARLOS TURDERA, DE SÃO PAULO

La agencia Standard and Poor’s rebajó la nota de Brasil a nivel de “bono basura” y le quitó el preciado “grado de inversión”, calificación que se le otorga a los buenos pagadores, lo que no hace más que confirmar el arribo de una época de vacas flacas para una población que ya venía ajustando sus gastos.

Compras colectivas, marcas más baratas o hasta productos usados pasan a ser ahora la primera opción para un número creciente de consumidores en São Paulo.

Lo que hace a esta ciudad la más capitalista de las capitales brasileñas no  sólo es la escandalosa concentración de la riqueza que hay aquí, sino también la gran variedad de formas en que los bienes de consumo circulan y -sobre todo- se exhiben.

Llega a tal punto la omnipresencia del dinero, que recientemente desde los suburbios de São Paulo llegó a proyectarse un fenómeno nacional llamado “funk ostentação” (“funk ostentación”), que es un ritmo musical que exalta justamente la posesión de objetos y que pasó a ser un estilo de vida para jóvenes de las clases ascendentes.

Y claro que el “funk ostentação” es  un nuevo negocio también: el cantante y compositor MC Guimê, de 21 años, y nacido en la periferia de São Paulo, llega a facturar más de 200.000 dólares por mes con sus shows y venta de accesorios de moda del movimiento.

MC Guime. Fotografía:

MC Guime es uno de los representantes del “funk ostentación” en São Paulo. Fotografía: Divulgação.

Naranjas y Apple

El poder adquisitivo de los brasileños se fue achicando en los últimos años, al mismo tiempo en que el dólar pasó de R$ 1,60 en septiembre de 2011 a más del doble el pasado jueves (10), cuando llegó a R$ 3,90, tras la rebaja de la nota de crédito por parte de  Standard & Poor’s.

Pero aunque el real ahora valga menos, los hábitos no se pierden tan fácilmente. Eso es lo que se observa en las compras cotidianas, ya que los clientes siguen comprando los mismos productos, pero ahora de marcas más baratas.

Los paulistanos también comenzaron a frecuentar sitios que hasta no hace mucho tiempo eran visitados únicamente por turistas, extranjeros o comerciantes.

Es el caso del mercado mayorista de frutas y verduras Ceagesp, hacia donde ahora peregrinan grupos de vecinos en busca de precios acordes con estos nuevos tiempos. Esta semana, por ejemplo, el precio de la naranja se encuentra allí a R$ 1,13 (US$ 0,30), mientras que al consumidor final puede llegarle a R$ 4 (US$ 1,35).

La zona cerealista de São Paulo es otro centro de abastecimiento que hoy también es transitado por los sectores medios de la sociedad. La granola se consigue allí a un precio promedio de R$10 (US$ 2,6) por kilo, mientras que en otros lugares de la ciudad puede llegar al doble o más.

Pero no sólo en alimentos básicos se observa tal comportamiento. La startup Brused encontró un nicho floreciente entre los interesados en la tecnología: la compra-venta de productos Apple usados.

Esta semana, un iPhone 6 básico (16G) podía encontrarse allí a US$675, mientras que el mismo modelo estaba a cerca de US$870 en la sofisticada tienda física de la manzanita.

Marcelo Oliveira, gerente financiero de la firma, le  dijo a este cronista que las ventas vienen creciendo constantemente desde 2013, cuando la crisis aún se veía como algo remoto. Este año llegaron a vender entre 200 y 300 productos por mes.

En el Ceagsp se venden al por mayor frutas y verduras. Fotografía:

En el Ceagsp se venden al por mayor frutas y verduras. Fotografía: Danilo Verpa/Folhapress.

Viajes, cursos y hospedaje

Un comportamiento similar se observa en las agencias de viaje, que han reportado un aumento de la venta de pasajes en horarios nocturnos. El sistema ViajaNet -que opera con 900 compañías aéreas- tenía esta semana vuelos a Europa con precios hasta un 28% más baratos para atraer a este público.

Gustavo Mariotto, ejecutivo de la operadora, afirma que muchas personas optan por paquetes de baja temporada porque los hoteles y restaurantes, aún siendo los mismos que en la temporada alta, están a precios más accesibles.

Otro caso es el de una entidad que entrena a profesionales del área corporativa y que ofrece durante septiembre descuentos de hasta el 90% en sus módulos, si estos se cursan en un día determinado. Y hay varios ejemplos más.

Cuando el dinero escasea, surgen también diversas alternativas de inspiración colaborativa, en donde no se usa el “vil metal”.

Es el caso de “Caronetas” (una suerte de Uber gratuito, que organiza a empleados de empresas para optimizar el uso de automóviles), de “¿Tienes azúcar?” (que promueve la buena vecindad mediante ayuda y préstamos mutuos) y de “Guest to Guest” (un Airbnb gratuito que se presenta como “El intercambio de casas reinventado”, que nació afuera, pero que viene creciendo por aquí también).

Por la crisis, los consumidores se volcaron a las marcas más baratas. Fotografía:

Por la crisis, los consumidores se volcaron a las marcas más baratas. Fotografía: Mateus Bruxel/Folhapress.

La hora del trueque

Estas últimas iniciativas recuerdan un poco al trueque que llegó a practicarse en la Argentina de 2001, cuando el dinero desapareció de escena por haber quedado retenido dentro de los bancos y se escuchaba a la gente gritar en la calle: “¡Que se vayan todos!”.

Por aquí el dinero ya escasea y también son varios los que ven a un político y le gritan “¡Fuera!”.

Si el fin de la fiesta neoliberal de los ’90 “latinoamericanizó” a los argentinos, en Brasil es una incógnita qué harán los sectores que ven su “primermundismo” desvanecerse.

Con la rebaja de su nota crediticia al nivel de “bono basura”, y a pesar de las mejoras sociales, parece que los brasileños también han sido expulsados del paraíso.

Vaya modo de llegar a un mismo lugar por caminos diferentes.

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¿Qué fue lo que hundió a la economía de Brasil? http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/07/23/que-fue-lo-que-hundio-a-la-economia-de-brasil/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/07/23/que-fue-lo-que-hundio-a-la-economia-de-brasil/#comments Thu, 23 Jul 2015 15:07:54 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1553 Continue lendo →]]> POR CARLOS TURDERA, DE SÃO PAULO

“¡Al final me lo compré, amiga! Pagar de una vez, no podía. Pero por mes, todo bien”, le dice una joven a otra en la fila del banco. “Ah, mi amigo, desde que salieron las smart TV que quiero una. ¿Qué son 24 cuotas?”, le comenta un muchacho a otro que, moviendo la cabeza, confirma: ”Y, sí. No hay otra forma”.

En São Paulo, donde el ímpetu del consumo es parte del paisaje, frases como estas refuerzan los argumentos del economista y catedrático Ladislau Dowbor, que ha salido a provocar a los ámbitos académicos y del establishment postulando que el hundimiento económico brasileño tiene nombre y apellido: su sistema financiero.

Ex consultor del Secretario General de las Naciones Unidas, Dowbor ha realizado una frondosa investigación sobre los caminos del dinero en Brasil y observó que, si bien en la última década ingresaron a la esfera del consumo cerca de 40 millones de personas, ello no se tradujo en un despegue de la economía.

Por el contrario, tal movilidad social tuvo como contrapunto una colosal desaceleración del gigante sudamericano. Tras años de crecimiento contínuo, que la revista inglesa The Economist retrató en 2009 con un Cristo Redentor despegando como un cohete, los indicadores económicos entraron en caída libre desde el histórico avance del 7,5% del PIB en 2010 hasta el marasmo en que entró Brasil el año pasado.

En febrero último, con el país ya en recesión y una inflación del 7,7%, el Banco Central revelaba que los cinco principales bancos habían tenido un lucro neto de cerca de 20.000 millones de dólares. En el mismo año, el presupuesto de Bolsa Familia (programa social que benefició a esos 40 millones de brasileños) rondaba los 8000 millones de dólares, menos de la mitad.

Ladislau DowFotografía: Carlos Turdera.

El economista y catedrático Ladislau Dowbor. Fotografía: Carlos Turdera.

El crédito fácil

Coautor junto con el economista francés Thomas Piketti de “El secreto de los ricos” (2014), libro de Le Monde que debate el capitalismo del siglo XXI, Dowbor ha diseccionado a tal punto ese gran sistema de extracción de lucros que lo reconoce inmediatamente cuando lo ve en cualquier vitrina: “la cuota que cabe en tu bolsillo”, me dice durante una conversación en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP), donde es profesor del posgrado en Economía y Administración.

Alude a un slogan publicitario usado tanto para productos como para préstamos, pagables en “cómodas cuotas”.

En Brasil, las mismas tiendas que venden un producto ofrecen el dinero para que sus clientes puedan pagarlo. Dowbor advierte que esos préstamos -que cobran intereses de 104,89% para artículos del hogar y de 238,67% en tarjetas de crédito- son los responsables del freno de la economía.

“Traban la demanda, pues el cliente no puede comprar otra cosa hasta que no termine de pagar, y también la producción, pues al productor se le paga poco, dejándolo con menos para invertir”, sostiene el autor.

Volvamos unas líneas. ¿Interés de entre 100% y 238%? Sí, leyó bien. Y hasta más de 300% si se consideran multas por atrasos. ¿Es posible?

Dowbor señala una propaganda de una cadena de tiendas y me dice: “Lo que ocurre es que publicitan sus tasas de interés como si fueran mensuales. Disimulan el valor total final. Técnicamente es correcto, pero comercial y éticamente es un engaño. Si mostraran el índice anual, aparecería lo que realmente es: una usura”.

No está siendo retórico: el Banque de France califica como usure una tasa de interés superior al 13,2% para descubiertos en cuenta . “Sin embargo, las tiendas en Brasil dicen que te ‘facilitan’ la compra”, ironiza.

“Hubo una gran transferencia de riqueza hacia los sectores bajos, pero al mismo tiempo se creó una máquina para succionarles el dinero, una máquina que funciona perfectamente porque los pobres son buenos pagadores y porque las cuotas, aunque numerosas, son diminutas”, dice, ilustrando con abundantes datos y planillas cada afirmación que lanza.

El director de Economía de la Asociación Nacional de Ejecutivos de Finanzas, Administración y Contabilidad (Anefac), Roberto Vertamatti, destaca, entre sus recomendaciones para este año, “juntar el dinero y comprar pagando de una vez. Los intereses son absurdamente altos, un promedio de 200% al año”.

“Que la Anefac haga tal recomendación, nada menos que la Anefac, es impresionante”, se escandaliza Dowbor.

Las compras en cuotas, una costumbre bien brasileña. Fotografía:

Las compras en cuotas, una costumbre bien brasileña. Fotografía: www.dowbor.org.

Impuestos vs. interés

Nacido en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, Dowbor se formó en Economía Política en la Universidad de Lausanne y es doctor en Ciencias Económicas por la Escuela Central de Planificación y Estadística de Varsovia, Polonia.

En esas lides académicas, el analista va al choque contra otra corriente que explica “los males de Brasil” por sus altos impuestos.

“Los impuestos no son los villanos”, dice, y propone hacer unas cuentas: en marzo de 2015, el Banco Central calculó un volumen de alrededor de 14.500 millones de dólares de sobregiro (dinero gastado a cuenta). Si consideramos un interés del 200% sobre ese valor, resulta que tenemos un volumen superior al que destina el gobierno brasileño a sus programas sociales y al aporte que podría significar el ajuste fiscal (27.000 millones de dólares, según sus cálculos).

Las estadísticas del Banco Central muestran que, para pagar sus deudas, las familias de bajos recursos pasaron de usar un 19,3% de sus ingresos en 2005 a un 46,5% en marzo de este año.

“Usted no expande su consumo cuando la mitad de sus ingresos son para pagar una deuda”, observa Dowbor. “Aunque los impuestos empeoren la situación, el problema central es que se usa la capacidad de compra para pagar intereses”, insiste.

Con 200 millones de habitantes, el cuadro en Brasil no es simple. Los más optimistas dicen que el país comenzará a reflotar hacia 2017.

Aunque no pertenece a esa corriente, el economista no tiene un pronóstico sombrío y antes de despedirse me lanza su moneda anticipatoria:“La actividad bancaria es esencial; el banco, no. Piénselo”.

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La “argentinización” de Brasil http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/23/la-argentinizacion-de-brasil/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/23/la-argentinizacion-de-brasil/#comments Mon, 23 Mar 2015 16:32:43 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1384 Continue lendo →]]> POR FEDERICO CORNALI, DE SÃO PAULO

Para bien o para mal, el imaginario brasileño ha catalogado a los argentinos como inconformistas crónicos y seres sumamente politizados, entre muchas otras características.

“En tu país, le preguntás a cualquiera de política y te da una cátedra sin siquiera haber terminado la escuela primaria” o “ustedes saben de derechos y no se guardan nada; si algo no les gusta, salen a la calle a manifestarse”, eran frases que los argentinos se acostumbraron a escuchar apenas atravesaban la frontera y entablaban alguna conversación en “portunhol”.

El brasileño promedio solía ser relajado y observaba todo aquello como un mero espectáculo televisivo, admirando o despreciando esa tensión continua en el país de “los hermanos”. Esas imágenes que la pantalla les traía eran procesadas como sucesos lejanos que formaban parte de una realidad ajena a la suya. Como si fueran escenas de una novela más.

Eso no significa que Brasil tenga una historia poco compleja, de cómodo trazado. Todo lo contrario. Tampoco quiere decir que movimientos sociales de relevancia sean harina de otro costal por aquí.

A comienzos de marzo, mientras Dilma Rousseff hablaba por televisión los brasileños hicieron sonar sus cacerolas, en ciudades como São Paulo y Belo Horizonte. Fotografía: Eduardo Anizelli/Folhapress.

A comienzos de marzo, mientras Dilma Rousseff hablaba por televisión, los brasileños hicieron sonar sus cacerolas, en ciudades como São Paulo y Belo Horizonte. Fotografía: Eduardo Anizelli/Folhapress.

Nadie puede discutir -por poner un ejemplo- la importancia que tuvieron las marchas entre 1983 y 1984 que pedía elecciones directas y buscaban derogar un sistema electoral legado por la dictadura.

La cotidianeidad de las protestas, huelgas y manifestaciones de tipo variado con epicentro en Buenos Aires, lograron que en Brasil se acuñara el término “viramos [nos transformamos en] Argentina” cuando en junio de 2013, algunos meses antes  y durante el Mundial 2014  miles de manifestantes salieron a la calle para protestar con metodología “piquetera”, importada desde Argentina, adueñándose de las calles y bloqueándolas, para darle mayor contundencia al reclamo de turno.

AQUEL JUNIO DE 2013

Lo cierto es que si hablamos en términos de inconformismo social y presencia masiva en las calles, Brasil lleva ya un tiempo “imitando” los hábitos del vecino.

Las manifestaciones de junio de 2013, que comenzaron con poco más de 200 estudiantes del movimiento Passe Livre protestando por el aumento de la tarifa del transporte público, fueron el gran detonante.

“Vem pra rua” (“Ven a la calle”) se convirtió en el  grito de guerra. Y lo que empezó con el descontento de un grupo aparentemente aislado, terminó siendo material de primera plana de todos los medios de comunicación.

Acto organizado en enero de este año por el movimiento Passe Livre en contra del aumento de la tarifa del ómnibus. Fotografía: Eduardo Anizelli/Folhapress.

Acto organizado en enero de este año por el movimiento Passe Livre en contra del aumento de la tarifa del ómnibus. Fotografía: Eduardo Anizelli/Folhapress.

Así, antes de que terminara ese junio, el más rupturista de la historia brasileña, eran 353 las ciudades alcanzadas por las chispas de la protesta. En ese momento, se estimaba que el promedio superaba las 22 marchas diarias en todo el país.

La corriente, lejos de serenarse, continuó a puro vigor. La Copa de las Confederaciones de 2013 y el Mundial de 2014 levantaron a multitudes que bramaban contra los multimillonarios costos de los faraónicos estadios construidos para el torneo de fútbol. Las batallas campales contra las fuerzas del orden eran una constante.

El viernes 13 y el domingo 15 pasados, decenas de miles de personas volvieron a tomar la calle, en lo que pareció ser una continuación de las manifestaciones de 2013 y 2014, aunque con diferentes propósitos.  Las movilizaciones del viernes fueron en casi 50 ciudades y tuvieron como eje principal el apoyo a la presidenta brasileña Dilma Rousseff.

El domingo, fue todo lo contrario: las manifestaciones multitudinarias se extendieron por diferentes capitales de todo Brasil con el objetivo de denunciar la  corrupción en la estatal Petrobras, protestar contra la crisis económica y el aumento de los impuestos.

Algunos, un tanto más extremos, pedían el juicio político de la presidenta brasileña y una minoría  reivindicaba el regreso de los militares al poder.

No serán estas las últimas manifestaciones de los diferentes sectores sociales y tampoco tienen por qué continuar presentándose con esta morfología: a favor o en contra del Partido de los Trabajadores (PT) y de Rousseff.

Integrantes de la Central Única de los Trabajadores (CUT) y otras centrales sindicales  organizaron un acto en defensa de los derechos de los trabajadores, el pasado 13 de marzo. Fotografía: Eduardo Anizelli/Folhapress.

Integrantes de la Central Única de los Trabajadores (CUT) y otras centrales sindicales organizaron un acto en defensa de los derechos de los trabajadores, el pasado 13 de marzo. Fotografía: Eduardo Anizelli/Folhapress.

“Se trata de una sociedad civil brasileña renovada, más informada y educada, que continúa teniendo que vérselas con instituciones del siglo pasado, anacrónicas, que ya no atienden a los nuevos deseos de la población”, resumió hace algún tiempo el psicoanalista brasileño Jorge Forbes.

DÓLAR E INFLACIÓN 

Convertirse en “Argentina o Venezuela” fue una frase muy popularizada durante las últimas elecciones de octubre de 2014, sobre todo entre las élites, como un augurio del peor futuro para Brasil bajo el mandato de Dilma.

La devaluación que sufrió el real  frente el dólar en el último tiempo es uno de los indicadores que encendieron las alarmas. Pasó en poco menos de un año de 2, 25 a 3,25 y alcanzó el nivel más bajo desde 2003. Algunos economistas aseguran que podría subir  hasta cuatro reales por cada dólar.

En Argentina, las restricciones para comprar dólares impuestas por el gobierno se han ido endureciendo paulatinamente. Como consecuencia de la imposibilidad de adquirir la divisa norteamericana legalmente, se aceleró su cotización en el mercado negro o paralelo, en donde puede conseguirse un dólar a cambio de 13 pesos. Los pocos que pueden comprar dólares al cambio oficial tienen que desembolsar 8, 67 pesos por cada dólar.

El 15 de marzo pasado una multitud llenó la avenida Paulista en una protesta anti PT y anti Dilma, en São Paulo. Fotografía: Reinaldo Canato/Folhapress.

El 15 de marzo pasado una multitud llenó la avenida Paulista en una protesta anti PT y anti Dilma, en São Paulo. Fotografía: Reinaldo Canato/Folhapress.

En Venezuela también existían trabas para conseguir dólares, pero desde hace poco más de un mes, debido a la crisis económica que vive aquel país, se puede cambiar la moneda norteamericana por bolívares legalmente con cuatro tasas diferentes.

No obstante, el mercado paralelo sigue siendo una de las fuentes principales de compra de dólares y el valor de la divisa norteamericana oscila todos los días: la semana pasada, se ubicó en 260 bolívares por dólar, mientras que el cambio oficial del Banco Central de Venezuela estaba en 190.

El aumento de la inflación también es uno de esos puntos que pueden emparentar a los tres países  hermanos. Venezuela, con una inflación del 68,5% en 2014, reconoció en febrero pasado que tiene la inflación más alta del mundo.

En Argentina, de acuerdo con el “Índice Congreso”, la inflación de 2014 fue del 31,43% anual, mientras que las mediciones oficiales del INDEC indican que el aumento de precios el año pasado fue del 23,9%.

En Brasil, el estimado anual actualmente se acerca al 8% (el más alto en los últimos 10 años), pero se mantiene muy lejos de los altísimos porcentajes de inflación de Venezuela y Argentina.

Miles de manifestantes tomaron la avenida Paulista en junio de 2013. Fotografía: Marcelo Justo/Folhapress.

Miles de manifestantes tomaron la avenida Paulista en junio de 2013. Fotografía: Marcelo Justo/Folhapress.

CACEROLAZOS

Otra  forma de protesta que se ha vuelto costumbre en Brasil es el “ panelaço” o “cacerolazo”, instalado principalmente en los barrios de clase media alta. Consiste en golpear ollas o sartenes durante los discursos de Dilma o de algún ministro de su gobierno.

En Argentina, el “cacerolazo” ya es parte del folclore nacional. La primera vez que las personas salieron a golpear sus cacerolas fue en 1996 para mostrar el descontento con el gobierno de Carlos Saúl Menem.

Uno de los más resonantes, que dio la vuelta al mundo y provocó la salida del entonces presidente Fernando de la Rúa, fue el cacerolazo del 19 de diciembre de 2001. Volvieron en 2008, con el conflicto entre el gobierno de Cristina Kirchner y los productores agropecuarios.

Un último punto en el que los dos países se parecen mucho es en la “Ley de Medios” (“Lei da Mídia”, en portugués), aunque en Brasil, por ahora, sólo es materia de debate. La coyuntura pasó por encima de esta ley que pretende hacer primar el derecho humano sobre el mero servicio comercial.

Para establecerla, los defensores del proyecto señalan a la Argentina como un ejemplo de apertura del juego y eliminación de los monopolios de comunicación. Pero los detractores buscan la refutación más fácil: “Si seguimos el ejemplo de Argentina, así terminaremos…”.

 

Cacerolazo en Buenos Aires contra la presidenta argentina Cristina Kirchner, en 2012.  Fotografía: Daniel Garcia - 8.nov.2012/AFP.

Cacerolazo en Buenos Aires contra la presidenta argentina Cristina Kirchner, en 2012. Fotografía: Daniel Garcia – 8.nov.2012/AFP.

El término “argentinización” es mirado de reojo en Brasil, sobre todo por su connotación negativa.

Sin embargo, abandonar una posición cómoda para hacerse escuchar y mostrarse en desacuerdo -sin recurrir a la violencia- acelera el proceso de purificación y aceita los mecanismos de cualquier democracia.

Si haberse “argentinizado” significa que el brasileño dejó de mirar todo “por encima del muro” para tomar una postura, ser parte y construir, quedará pendiente entonces una revisión del sentido que se le otorga al tan castigado término.

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Río de Janeiro: hogar digno y necesidades desnudas http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/12/rio-de-janeiro-hogar-digno-y-necesidades-desnudas/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/12/rio-de-janeiro-hogar-digno-y-necesidades-desnudas/#respond Thu, 12 Mar 2015 19:35:52 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1373 Continue lendo →]]> POR GABRIEL BAYARRI, DE RÍO DE JANEIRO

El escritor checo Franz Kafka escribió en “Josefina la cantora o el pueblo de los ratones” que muchos de nosotros chillamos sin darnos cuenta, sin saber siquiera que chillar es una de nuestras características, y que como los ratones, el ser humano pertenece a una especie de alta fecundidad y peligro existencial, donde una nueva generación de niños y roedores empuja rápidamente a la anterior.

Fue en “La ideología alemana” donde Karl Marx y Friedrich Engels propusieron que las necesidades son, por naturaleza, acumulativas e irreversibles.

O, dicho de otra forma, que una vez adquirida una cama, no querrás volver a dormir en la calle, pudiendo aumentar la intransigencia hasta el infinito, es decir, hasta los confines de sentir un guisante bajo el colchón.

Sólo así se justificaba la construcción de castillos medievales, el absolutismo inconmensurable, el crecimiento desmedido de las dimensiones de la propiedad, o hasta sustantivos abstractos de trazo filosófico, como la ambición, la codicia, la avaricia, y todas las otras “icias” que siempre provienen de un exceso.

No obstante, más poderosos que la necesidad o el capricho son los desahucios, la decadencia social, la crisis o la inmigración forzada en busca de empleo,  capaces de arrasar con la gran mayoría de las cuestiones categorizadas hasta ahora como “necesarias”, desplazando las antiguas necesidades al campo del privilegio: propiedad particular, apartamento individual, privacidad, calefacción, aire acondicionado, ventilación, ventanas, familia, hospital, seguridad alimentaria, medio de transporte, remuneración, tiempo de descanso, muebles… y una innumerable cantidad de elementos que han conformado nuestro imaginario, expectativa y lista necesaria ante lo que debe considerarse un “hogar digno”.

Resulta así que para discutir acerca del fenómeno de la especulación inmobiliaria en Río de Janeiro, ciudad con barrios más caros que la isla de Manhattan, es mucho más práctico utilizar el término “sobrevivir” al término “vivir”, que se convierte en un verbo sobrecargado de connotaciones relacionadas con el nivel de bienestar, con la calidad del menú, el aroma frutado del vino o el funcionamiento del ascensor.

“Sobrevivir” aporta la máxima desnudez posible a la necesidad, su término más fiel, pues es sinónimo de “perdurar” o “subsistir”.

¿Dónde sobrevives?”, pregunté en una ocasión a Manuel, un español que trata de abrir un negocio en Río y vive en el barrio de Copacabana.

“Pago un alquiler de 1100 reales mensuales (aproximadamente 400 dólares) por un zulo de  1 metro x 2,5 metros. Llegué a ver otros lugares, algunos parecían auténticas prisiones. Tengo que dormir con tapones para no volverme loco. La ventana da a un espacio interior donde hay una máquina de aire acondicionado y el extractor de humo de un bar, mal instalado, huele a frito todo el día. Tengo una compañera de piso que no tiene ni una ventana y paga 1000 reales (cerca de 350 dólares). La gente se aprovecha mucho de la necesidad ajena. En España este tipo de vivienda no tendría cédula de habitabilidad”.

Según un estudio del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea), entre 2007 y 2012, por lo menos medio millón de familias de la ciudad con renta de hasta 3 salarios mínimos (unos 600 dólares) gastan más del 30% de su salario en su vivienda, cuyo alquiler ha aumentado en 10 años más de un 50% .

Además, las agencias inmobiliarias establecen dificultades infinitas para aceptar los avales que garanticen el pago del alquiler: el aval debe cumplir una serie de requisitos que “ennoblecen” a las zonas ricas de la ciudad, como es con frecuencia el requisito de tener dos propiedades o pertenecer a la misma ciudad del interesado, generando una casta endogámica del perfil de vecino de los barrios nobles y que impiden el ingreso de los extranjeros en la ciudad, obligados con enorme frecuencia a caer en el mercado negro del subalquiler.

Así, la especulación inmobiliaria demuestra una máxima expresión de talento creativo, donde espacios peligrosamente similares a grutas, cuevas, pozos, cavernas húmedas, vertederos, madrigueras o ratoneras, se convierten en nuevos espacios habitables por donde corretea desnuda la necesidad, apartamentos “aptos para la supervivencia”, aunque camino de convertirse en espacios privilegiados.

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"Tarifazo" con sabor a negocio http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/01/08/tarifazo-con-sabor-a-negocio/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/01/08/tarifazo-con-sabor-a-negocio/#respond Thu, 08 Jan 2015 16:53:02 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1261 Continue lendo →]]> POR EDU SOTOS (@Edu_Sotos), DE RÍO DE JANEIRO

Es mediodía en Río de Janeiro, la temperatura ronda los 40 grados y una multitud se agolpa debajo de la escasa sombra que proyecta una parada de autobús en la playa de Flamengo.

Entre las personas que allí esperan son muchos los que revuelven sus monederos a la caza de los 40 centavos extra que desde el sábado pasado (3) tendrán que pagar por cada viaje que realicen. Un aumento del 13,3%, (de 3 a 3,40 reales) por viajar en unos autobuses viejos y sin aire acondicionado, que a muchos les suena a broma pesada.

Algo así como la promesa del alcalde de Río, Eduardo Paes (PMDB), quien prometió el 100% de los autobuses con aire acondicionado para 2016, algo que en la actualidad solo cumple el 28% de la flota.

“Nunca sudar me había costado tanto dinero, por lo menos espero adelgazar”, comenta entre risas Isadora Nunes, una trabajadora doméstica de 46 años que cada día emplea unas tres horas y 4 autobuses (entre ida y vuelta) para desplazarse desde la Baixada Fluminense para trabajar en diferentes hogares de la zona sur de Río.

Al igual que ella, miles de trabajadores de toda la ciudad deberán pagar al menos 80 centavos más por día, 1,60 reales en caso de no disponer del billete único, para desplazarse a su lugar de trabajo.

Un gasto fijo que el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) sitúa en torno al 15% de los ingresos mensuales de los trabajadores brasileños y que, en algunos casos, puede suponer hasta el 70% de los ingresos mensuales de quienes obtienen el salario mínimo (678 reales).

Pero Río no está sola. Desde el martes (6) los habitantes de la megalópolis São Paulo pasaron a pagar de 3 a 3,50 reales por viaje en metro y autobuses.

Un aumento  mayor al de Río que  el alcalde, Fernando Haddad, anunció el pasado 26 de diciembre e indicó que considera por debajo de la variación en la inflación que, según él, supondría un aumento hasta los 3,75 reales por trayecto.

Se trata de una auténtica locura si se piensa que, en junio de 2013, un aumento mucho menor dio lugar a una de las mayores protestas ciudadanas que se recuerdan en Brasil desde el fin del periodo militar (1964-1985), encabezadas por el Movimento Passe Livre (MPL), que terminaron por obligar a los alcaldes de varias ciudades de todo el país a congelar las tarifas y negociar la posibilidad de aplicar la gratuidad del transporte público para  los estudiantes universitarios y de escuelas técnicas.

Esta promesa la ciudad de São Paulo podría aplicarla a partir de febrero, aunque aún continúa en el aire a la espera de la reglamentación de la  alcaldía.

Pero el MPL está de vuelta y desde hace una semana convoca a diferentes actos de protesta en todo el país.

El pasado lunes, cientos de personas se reunieron en el Largo de São Francisco, en Río de Janeiro, para protestar por el aumento de la tarifa mientras que, en São Paulo, el MPL organizó el acto “Clase Abierta Contra la Tarifa” frente al ayuntamiento.

Un acto que, irónicamente, contó con la presencia del hijo del alcalde, Frederico Haddad, que abandonó el lugar al ser reconocido por la prensa local y algunos de los presentes.

No obstante, el gran acto del MPL tendrá lugar  el próximo viernes (9) a las 17, frente al Teatro Municipal de São Paulo, ciudad que en 2013 lideró las protestas ciudadanas contra el “tarifazo”.

Una movilización que tendrá su equivalente carioca exactamente a la misma hora en la región de Cinelandia, la misma que concentró las manifestaciones más violentas que se recuerdan en Brasil a manos de los hoy en día desaparecidos “Black Blocs”.

Y es que, más allá de la necesidad de adaptar los precios a la inflación del 6,86% que golpea el bolsillo de los brasileños, son muchas las voces de técnicos que valoran el aumento como completamente desproporcionado e interesado, especialmente en el caso de Río de Janeiro, que incluso ha sido denunciado esta semana por el Ministerio Público sin éxito.

Desde que Paes asumió la alcaldía en 2009, el precio de los billetes en la ciudad aumentó un 54,54%, es decir, un 38,6% más que la inflación durante el periodo, de acuerdo con  los cálculos del profesor del Instituto Brasileño de Mercado de Capitales (IBMEC), Gilberto Braga.

En declaraciones al diario Extra, el profesor de la Fundación Getulio Vargas (FGV), Marcus Quintella, señaló que la suba está por encima del aumento en el precio del diesel y de los salarios de los trabajadores de transportes, a la vez que indicó que “las cuentas no son claras” y que el detalle técnico de la tarifa “debería ser abierto a la ciudadanía que tiene derecho a saber cómo está calculado”.

Llegados a este punto, solamente los intereses políticos y empresariales podrían explicar un aumento calificado como “inexplicable” por los expertos.

Basta con observar la reducción aprobada en 2010 por el gobernador de Río de Janeiro, Sérgio Cabral (PMDB), del 2% al 0,01% del Impuesto sobre Servicios (ISS) a las empresas de transportes, dejando de recaudar así 33 millones de reales por año.

A esto se suma la exención en el pago del Impuesto sobre la Circulación de Mercancías y Prestación de Servicio (ICMS), que aportaba 100 millones de reales anuales al ayuntamiento, o la reducción del 50% en el Impuesto sobre la Propiedad de Vehículos Automotores (IPVA), dejando con ello de percibir 36 millones de reales anuales.

Se trata de un ahorro estimado de 169 millones de reales para las compañías de autobuses de Río de Janeiro, basado en decretos firmados por Cabral.

La falta de transparencia y la connivencia más que evidente entre las autoridades de la ciudad y el estado de Río de Janeiro con personas como el empresario Jacob Barata, llamado el “rey de los autobuses” y propietario del Grupo Guanabara -con una flota de 4200 autobuses y más de 20.000 trabajadores- da que pensar a la hora de valorar un aumento que con mayor o menor impacto -dependiendo de la ciudad- recaerá directamente sobre los bolsillos de la clase trabajadora de todo el país.

Un claro abuso que este miércoles (7) adquirió notas de surrealismo cuando el secretario de Transportes de Río de Janeiro, Rafael Picciani, anunció que podría reducir un 25% la flota actual de autobuses hacia 2016, alegando una “racionalización” de la flota, tras el inicio del servicio BRT (Transporte Rápido en Bus, por su sigla en inglés) en la ciudad y “cumplir con la meta” de aire acondicionado en el 100% del servicio para el próximo año.

En conclusión, peores servicios para los ciudadanos que tendrán que pagar más para apretarse dentro de los cada vez más escasos autobuses. Mientras tanto, los empresarios del sector ganarán más y se ahorrarán millones en renovar una flota de autobuses antiguos con conductores y cobradores con sueldos ridículos.

En este contexto de precarización del transporte público, la reactivación del  MPL parece ser la única esperanza para unos ciudadanos que, si bien tomaron las calles por 25 centavos en 2013, no parecen dispuestos a movilizarse en 2015.

Un año que todos los economistas, incluido el nuevo ministro de Hacienda, Joaquim Levy, señalan como el año en el que los brasileños de a pie tendrán que apretarse el cinturón.

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Brasil, el emergente que se hunde http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/12/11/brasil-el-emergente-que-se-hunde/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/12/11/brasil-el-emergente-que-se-hunde/#comments Thu, 11 Dec 2014 14:15:36 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1232 Continue lendo →]]> POR LUNA GÁMEZ (@LunaGamp) Y JOSÉ BAUTISTA (@JoseAntonio_BG), DE RÍO DE JANEIRO

En plena vorágine nazi en Europa, un tal Stefan Zweig se mudó con su señora a Río de Janeiro y escribió un libro llamado “Brasil, país del futuro”. En los albores de este nuevo milenio los brasileños sintieron que acariciaban con la punta de los dedos ese futuro al que Zweig hacía referencia.

Brasil y otros países de América Latina vivieron su particular década de oro: la pobreza y el analfabetismo perdieron protagonismo, el hambre cedió paso a ese problema tan moderno llamado malnutrición y muchas familias humildes enviaron a sus hijos a la universidad.

Sin embargo, Brasil revive estos días algunas de sus viejas pesadillas. Dos meses después de unas elecciones marcadas por la situación económica, la reelecta Dilma Rousseff lanza los primeros mensajes de “austeridad” y nombra ministro de Economía a Joaquim Levi, un ortodoxo formado en la liberal Escuela de Chicago.

Brasil ya no es aquel joven musculoso que entró pisando fuerte en la primera división de la economía mundial hace diez años. El gigante sudamericano va dejando atrás el título de emergente y se cuelga el cartel de “convergente”.

A mitad de 2014, saltaron las alarmas cuando la economía brasileña entró en lo que la jerga financiera denomina “recesión técnica”, es decir, dos trimestres de crecimiento negativo.

La confianza de los consumidores, un indicador muy útil para medir la temperatura de la economía, cayó a niveles de 2002, época marcada por la crisis de confianza y la repetición del temido “efecto caipirinha”.

Gráficos de crecimiento PIB, inflación y confianza de los consumidores. Luna Gámez y José Bautista.

Gráficos de crecimiento PIB, inflación y confianza de los consumidores. Por Luna Gámez y José Bautista.

Brasil sufre lo que los economistas llaman estanflación: a pesar de que la economía y el consumo no crecen, los precios siguen empeñados en engordar. La inflación ya se sitúa en torno al 6,5% anual, la línea roja establecida por el gobierno de Dilma Rousseff. No es difícil encontrar el kilo de tomates a 10 reales (en torno a cuatro dólares) en los supermercados de Río de Janeiro.

“Todo se debe a la crisis internacional”

Se habló mucho de fútbol y poco de economía durante el Mundial. Brasileños y extranjeros se aferraban a su lata de cerveza y fijaban la mirada sobre la pantalla mientras institutos económicos, agencias y analistas se estremecían ante las nuevas predicciones: Brasil en recesión, Brasil y la inflación, Brasil y la especulación, ¡GOL!

Las lágrimas de los brasileños seguían humedeciendo el ambiente tras la derrota ante Alemania cuando, dos días después, el ministro de la Presidencia, Gilberto Carvalho, mano derecha de Rousseff y del ex presidente Lula, confesó en un encuentro personal: “No tenemos un remedio mágico, un mes antes de las elecciones somos conscientes de las dificultades, de la coyuntura internacional”.

La economía de Brasil no pasa por su mejor momento porque la situación internacional está fea. Ese sigue siendo el argumento number one del gobierno.

Los pesos pesados de Europa están en coma, Estados Unidos resopla de alivio por un raquítico 2% de crecimiento, el real se devaluó un 8% frente al dólar este año (lo que encarece las importaciones) y los principales indicadores macroeconómicos de China, primer destino de las exportaciones brasileñas, emprenden el descenso tras dos décadas de intensa escalada. Carvalho tenía razón…pero no toda.

Recordemos que Brasil hizo bien los deberes durante lo peor de la crisis (2009) y la hecatombe financiera apenas le salpicó los talones. En 2010, el gigante sudamericano  creció nada más y nada menos que un 7,5%. Aunque lo peor de la crisis quedó atrás, las autoridades brasileñas siguen escasas de humildad para reconocer sus desaciertos.

Para empezar, Brasil conserva las debilidades del pasado: ahora no depende abiertamente de Estados Unidos, sino de China; ya no tiembla cuando cae el precio del café o del caucho, sino cuando se abaratan los metales, el petróleo y ciertos alimentos como la soja y el azúcar (ver gráficos más abajo).

Brasil y sus vecinos redistribuyeron la abundancia en época de vacas gordas pero no supieron diversificarse ni moderar el optimismo. Ahora llegaron los tiempos de vacas flacas.

Gráficos con precios de ciertas materias primas. Por Luna Gámez y José Bautista.

Gráficos con precios de ciertas materias primas. Por Luna Gámez y José Bautista.

Brasil, que todavía está de resaca tras albergar el Mundial más caro de la historia (en torno a 12.000 millones de dólares frente a los 3500 que el gobierno estimó inicialmente, sin mencionar el impacto de los días festivos decretados), tiene que importar petróleo refinado porque no tiene capacidad para procesar sus reservas, las mayores de la región por detrás de Venezuela.

Ni la exención de impuestos a los 34.000 millones de dólares generados por la FIFA y sus socios, ni la polémica decisión de disminuir y anular las multas millonarias a grandes empresas, ayudan al Estado brasileño a afrontar sus responsabilidades.

Ahora Brasil busca financiación privada en los mercados internacionales y su deuda pública escala al 60%, mientras que los ahorros de las familias caen a su nivel más bajo de los últimos 14 años y el gobierno desenfunda la “tijera del ahorro”.

Hará falta un milagro para que los recortes no vayan directamente hacia los programas de distribución de renta que mantienen en la frontera de la pobreza a millones de brasileños.

Otro pequeño reproche: las cifras oficiales esconden la verdad.

El 40% de los trabajadores brasileños se gana la vida recogiendo latas (catadores), vendiendo pañuelos en los semáforos y realizando otras actividades sin ningún tipo de contrato o paraguas legal, mientras el gobierno se felicita porque el desempleo es del 5% y califica como clase media a las familias que ingresan más de 540 dólares al mes. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

“El problema es que no llueve”

El clima está cambiando a marchas forzadas y los brasileños están entre los primeros en sentirlo en carne propia.

Varias regiones de este gigantesco país sufren la peor sequía de las últimas tres décadas, entre ellas São Paulo, corazón industrial y financiero de la mayor economía de América Latina. La lluvia debería llenar de agua las represas hidroeléctricas de Brasil, que producen más de dos tercios de la electricidad que consumen los brasileños.

El gobierno puso en marcha un plan de emergencia en febrero de 2014 para acelerar la producción de energía en centrales termoeléctricas, que funcionan con combustibles fósiles, contaminan una barbaridad y son caras.

Resultado: el precio de la luz subió y todos lo notaron, desde las fábricas y los restaurantes hasta los hogares. Además, la falta de lluvia merma las cosechas, lo que da lugar a escasez de alimentos y aumento de los precios. La inflación de Brasil tiene mucho que ver con la sequía, cierto…pero hay más explicaciones.

El gobierno brasileño negó durante mucho tiempo los riesgos de la sequía. Izabella Teixeira, ministra de Medio Ambiente, se sintió ofendida en julio al ser interrogada sobre el derroche energético en Brasil (minutos antes presumía de los eficientes estadios construidos para el Mundial).

Varios medios de comunicación y políticos alimentan el miedo a los apagones eléctricos y a que se repitan los racionamientos de energía que Brasil vivió en 2001, mientras el gobierno responde con otra exageración: la sequía es “transitoria” y no es un problema mayor, por lo que no hay nada de qué preocuparse.

Por otro lado, los brasileños cada vez son más numerosos y consumen más. Sin embargo el nivel de producción industrial de Brasil disminuyó en los últimos años y los elevados intereses de los préstamos repelen a los empresarios que deberían invertir para ampliar la capacidad productiva del país. Al haber menos oferta y más demanda que antes, los precios aumentan.

La economista Dilma Rousseff apostó fuerte por la inversión pública en infraestructura (carreteras, aeropuertos, etc.) pero dejó en segundo plano la capacidad productiva. Ahora el gobierno comenta las dificultades de la sequía mientras cierra el grifo del crédito para que los precios dejen de subir. Hace una semana supimos que el Banco Central de Brasil elevó al 11,75% los tipos de interés (precio que pagan los bancos por comprar dinero al Estado).

“Los brasileños son corruptos y perezosos”

Un argumento triste, doloroso y carente de base que se desmonta por sí solo. Empecemos por la corrupción: la patronal industrial de São Paulo calcula que la corrupción es una herida por la que cada año se desangra el 2,3% del PIB brasileño.

Este mes Transparencia Internacional situó a Brasil en el puesto 69 del Índice de Percepción de la Corrupción, junto a Italia y Senegal. La corrupción es un serio problema y el gobierno de Rousseff está dando pasos firmes para combatirla (véase la ambiciosa ley aprobada en mayo contra la evasión fiscal y la corrupción política), pero no es la principal causante del enfriamiento económico.

Mientras tanto, la pereza es uno de los prejuicios propios que persisten en el imaginario de muchos brasileños. Ese argumento también se cae con una ligera brisa: los brasileños son trabajadores y dedican una media de 44 horas semanales a su labor, más que los japoneses (43 horas), los chinos (40 horas) y los alemanes (38).

La falta de tecnología, los bajos niveles de formación y los problemas sociales son los verdaderos causantes de la baja productividad de Brasil que muchos confunden con la pereza.

“La productividad no depende tanto de la cualificación del trabajador, sino de la intensidad con que las innovaciones tecnológicas son implementadas en el proceso productivo”, dijo recientemente un economista de la Universidad de Campinas (São Paulo) a la cadena británica BBC.

A pesar de las interminables jornadas laborales y los bajos salarios, cada trabajador brasileño produce una media de 10,8 dólares por hora, mientras que en Argentina la media es de 13,9 dólares y en México 16,8.

De momento, ya han puesto las primeras piedras: Brasil lleva varios años promoviendo los cursos de formación profesional, acelerando su presupuesto para investigación y financiando a pequeñas y medianas empresas para que inviertan en nuevas tecnologías e innovación.

Brasil cuenta con todos los ingredientes para dejar de ser el “país del futuro” y convertirse en el país del presente. Con todos menos uno: la memoria para no repetir los errores del pasado que hoy vuelven a pasar factura.

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Una primera vuelta conservadora, una segunda vuelta no apta para cardíacos http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/10/07/una-primera-vuelta-conservadora-una-segunda-vuelta-no-apta-para-cardiacos/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/10/07/una-primera-vuelta-conservadora-una-segunda-vuelta-no-apta-para-cardiacos/#comments Tue, 07 Oct 2014 19:34:18 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1111 Continue lendo →]]> POR ESTHER SOLANO GALLEGO, DE SÃO PAULO

Esther (prof.esther.solano@gmail.com) es española, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo y miembro del Fórum de Seguridad Pública.

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Era una elección incierta.

Por un lado se encontraba el desgaste progresivo del Partido de los Trabajadores (PT) y la escasa proyección de la presidente Dilma Rousseff como figura de futuro, todavía con la sombra insistente del ex presidente Lula da Silva a las espaldas.

Por otro estaba la poco convincente candidatura de Aécio Neves, por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), tachado de “playboy” y otra serie de adjetivos poco afines a la figura de un presidente de la República.

Luego, apareció una ola de fuertes descargas emocionales tras la muerte trágica de Eduardo Campos, que llevaron a encumbrar a Marina Silva (Partido Socialista Brasileño, PSB) a posiciones insospechadas en las encuestas de opinión.

Y por último, las históricas manifestaciones de junio de 2013, donde el clamor de las calles por una “nueva política”  y contra “todo lo que está ahí” parecía vigoroso y generalizado…Factores  que, en su conjunto, poco hacían prever los resultados de esta primera vuelta: Dilma Rousseff sumó un 41,59% de los votos válidos, Aécio Neves, 33,55% y Marina Silva, 21,32%.

La voz de las urnas se hizo escuchar el domingo (5) y trajo consigo mensajes contundentes.

La segunda vuelta de las elecciones en Brasil será no apta para cardíacos. Fotografía: Fotomontaje.

La segunda vuelta de las elecciones en Brasil será entre la presidenta Dilma Rousseff y el candidato del PSDB, Aécio Neves; serán unos comicios no aptos para cardíacos. Fotografía: Fotomontaje.

Los brasileños continuaron optando por la polarización histórica, tediosa y taciturna PT-PSDB. El aparente deseo de cambio vivido en las manifestaciones no se reflejó en el voto. Lo cierto es que las candidaturas fueron insensibles y mudas a la expresión ciudadana y, delante de la urna electrónica, el brasileño no tenía opción. Más de lo mismo, tristemente.

Parcialmente derrotado, el PT parece cansado y ensombrecido. Dilma perdió  cinco puntos respecto de la elección de 2010 y el partido encogió su representación en el Congreso Federal hasta alcanzar el menor número desde 2002.

El único tono dulce de una jornada preocupante la puso el petista Fernando Pimentel, que le arrebató en primera vuelta la gobernación de Minas Gerais al PSDB, tras 12 años de continuidad tucana en el gobierno de ese estado. ¿Estamos delante del epílogo del proyecto petista-lulista, en el que urgen reformas si quiere sobrevivir más allá de 2018?

El vencedor de la noche del domingo fue el PSDB, que mantiene sus 54 representantes en el Congreso Nacional, salió airoso y con aires triunfales de esta primera disputa. En especial, Aécio Neves,  con un inesperado 33,55% de los votos.

El reelecto gobernador de São Paulo, Geraldo Alckmin (PSDB), con 57,31% de los votos, en medio de la mayor crisis hídrica del estado, demuestra la fuerza conservadora de São Paulo (donde inclusive regiones periféricas urbanas prefirieron al tucano).

José Serra (PSDB) destruyó la candidatura al senado de Eduardo Suplicy (PT) al arrebatarle ese lugar con el 58,49% de los votos.  Figuras clave que marcan territorialmente su poder invicto en el feudo electoral paulista.

Marina Silva, candidata del PSB, apoyaría a Neves en el ballotage del domingo 26. Fotografía: Fabio Braga/Folhapress.

Marina Silva, candidata del PSB, apoyaría a Neves en el ballotage del domingo 26. Fotografía: Fabio Braga/Folhapress.

Y qué pasó con Marina, que tanto nos ha dado que hablar estos meses… Se desvaneció. La candidata no logró capitalizar su posición privilegiada y acabó con prácticamente el mismo número de votos que en la elección de 2010.

Su pedantería al autodenominarse representante de la “nueva política”, su volatilidad partidaria, su falta de firmeza en contraatacar a los adversarios, los famosos cuatro tweets del pastor Silas Malafaia, líder de la iglesia evangélica Asamblea de Dios Victoria en Cristo, sobre la causa LGBT que le hicieron dar marcha atrás en las propuestas para la comunidad gay -y que fueron explotados incansablemente por sus oponentes-, sus opciones de política económica como el discurso de autonomía del Banco Central, la figura de Eduardo Gianetti como asesor económico y la de Neca  Setúbal (una de las herederas del Banco Itaú), ambos representantes de la vieja escuela  liberal económica, nada tienen que ver con propuestas de una posible nueva política más reformista de la que tanto habló.

Todo esto, sumado a un pésimo desempeño en el último debate de la TV Globo (que fue visto por 50 millones de personas) fueron elementos que enterraron  sus posibilidades.

Para el próximo domingo 26  de octubre, día en que va a realizarse la segunda vuelta de la elección, parece ya previsible el apoyo oficial de Marina a la candidatura de Neves, con algunas concesiones en el programa tucano como el compromiso para terminar con la reelección o una mayor agenda sostenible, pero apoyo no significa directamente migración de votos.

Los votantes de la Rede Sustentabilidade, grupo político de Silva, ideológicamente más cercanos a la izquierda, ¿se sentirán cómodos con la aproximación estratégica al PSDB?  ¿El discurso del “voto útil anti-PT” tendrá eco en los partidarios  de Marina y en los 38,5 millones de abstenciones y votos nulos y blancos? ¿Aun con sudores fríos y espasmos de miedo ante la amenaza real de perder el poder tendrá Brasil cuatro años más de PT?

Por ahora, hay que esperar para saber. Emociones no faltan.

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Un poco de luz sobre el default de la Argentina http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/07/31/un-poco-de-luz-sobre-el-default-de-la-argentina/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/07/31/un-poco-de-luz-sobre-el-default-de-la-argentina/#comments Thu, 31 Jul 2014 18:50:38 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=999 Continue lendo →]]> POR NATALIA FABENI, DE SÃO PAULO

La Argentina entró ayer en default una vez más. Como soy argentina (y vivo y trabajo en Brasil), en las últimas semanas, mientras al gobierno de la presidenta Cristina Kirchner le iba quedando cada vez menos tiempo para negociar con los holdouts, varias personas se acercaron a preguntarme qué era lo que estaba pasando en mi país.

“Me esfuerzo por leer el suplemento de Economía, pero no entiendo nada”, me confesó un colega-entre muchos- esta semana.

Para entender qué fue lo que pasó, cuáles son las consecuencias internas y externas del default y qué podría suceder en el futuro, les dejo dos entrevistas que realicé con economistas argentinos para echar un poco de luz sobre la situación.

La primera es con el CEO del sitio Carta Financiera y profesor de Behavioral Finance de la Universidad de San Andrés, Miguel Angel Boggiano; la segunda, con el economista y director de la consultora Fimades, Luis Palma Cané.

También pueden ver en este link un análisis que hicieron en el programa oficialista 678, que se emite por la TV Pública, y la opinión sobre el conflicto con los fondos buitre de Alejandro Vanoli, presidente de la Comisión Nacional de Valores, invitado a ese programa. 

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La Argentina entró en default. ¿Qué es lo que eso significa y cuáles son las consecuencias?

Significa que la Argentina no estará pagando los intereses de sus bonos discount que tienen jurisdicción en New York y en Europa. La Argentina depositó el dinero para pagar estos intereses. Pero el agente de pagos (el Bank of New York) no puede efectuar el pago porque el juez Griesa se lo impide hasta tanto el país pague la sentencia en contra que tiene con los fondos NML Capital y Aurelius. Como la Argentina no ha querido pagar la sentencia en su contra, el pago a los bonistas dueños de los bonos discount, no ha llegado.

¿Cuál es la diferencia entre el default de 2001 y el de 2014?

Este es el menor de todos los defaults de la historia argentina. Se espera que para enero esté regularizado. El gobierno de Cristina Kirchner dice que no paga porque esto activaría una cláusula (llamada RUFO) que lo obligaría a mejorarle la oferta al 93% de los bonistas que aceptaron el canje de 2005 y 2010. Esto es muy discutible, ya que la cláusula probablemente no se dispararía por pagar un fallo en contra. Creo que decidieron no pagar porque aumentó la imagen pública de la presidenta.

¿En qué cuestiones concretas se verá afectado el país?

Se va a devaluar la moneda, va a caer aún más la actividad y van a subir los precios. Pero muchas actividades (la inmobiliaria, por ejemplo) sencillamente se congelan.

¿De qué manera esto repercute en el día a día de los argentinos?

Los bienes que tienen componente importado van a subir de precio. El gobierno se va a financiar con más impresión de pesos y muy probablemente necesite devaluar de nuevo.

¿El default argentino tiene consecuencias para Brasil? ¿Por qué?

Seguramente empeoren todavía más las compras de Argentina a Brasil, aunque venían en franca caída. Si la Argentina llega a devaluar mucho, quizá obligue a Brasil a devaluar su moneda. Pero esto todavía está por verse.

Aprovechando el artículo que escribió acerca de “Los 20 países que más veces fueron al default”,  ¿cuál es el país que más “defaulteó” en la historia?

El que más veces fue al default es España, y la región que más “defaulteó” históricamente es América Latina.

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¿Cuáles son las consecuencias del default para la Argentina?

La teoría macroeconómica, la historia económica y la experiencia indican que las consecuencias serán:

1. Mayor grado de incertidumbre, lo que provocará menor nivel de actividad económica, presión sobre el mercado cambiario con ampliación de la brecha e inestabilidad en el sistema financiero doméstico.

2. Cierre de los mercados de deuda soberana con sus consecuencias de falta de préstamos para financiar la actividad privada y los déficit fiscales de las provincias, que deberán recurrir a préstamos del gobierno central con su correspondiente incremento de emisión, lo que generará mayor inflación y una pérdida del salario real. Habrá menor nivel de actividad y en consecuencia, pérdida de empleo.

3. Cierre de los mercados de financiamiento del comercio exterior, o sea cierre de la prefinanciación de exportaciones y de la financiación de importaciones (menor nivel de actividad).

4. Fuga de capitales (presión sobre el mercado cambiario y nivel de reservas).

5. No entrada de nueva Inversión Externa Directa (menor nivel actividad).

En síntesis: habrá más recesión, mayor inflación, más presión sobre el mercado cambiario con ampliación  de brecha, mayor presión sobre las reservas e inestabilidad del mercado financiero doméstico.

¿Cuál es la diferencia el default de 2001 y el de 2014?

Son completamente diferentes. Ambos cometidos por errores. En 2001 el default fue provocado por extrema deuda acompañada de déficit fiscal creciente y falta de reservas. El actual, por la torpeza de no cumplir una sentencia judicial argumentando -equivocadamente- la posibilidad que se gatillara la cláusula RUFO.

¿El default argentino tiene consecuencias para Brasil? ¿Por qué?

Sí. La mayor recesión provocará una disminución de las importaciones de Brasil con el consecuente impacto negativo sobre su nivel de actividad.

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Precios surreales que los salarios no acompañan http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/03/01/precios-surreales-que-los-salarios-no-acompanan/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/03/01/precios-surreales-que-los-salarios-no-acompanan/#comments Sat, 01 Mar 2014 18:04:44 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=789 Continue lendo →]]> POR MILLI LEGRAIN

“Perdone que no haya luz. Llevamos trabajando desde las 4 de la mañana y no queremos más pasajeros”, me informa la mujer que me cobró el pasaje al subirme al autobús. Eran pasadas las 22 horas en Río de Janeiro y el vehículo circulaba a toda velocidad, con las luces apagadas, en dirección a la Plaza Mauá.

Hablando con Vera, la cobradora del ómnibus, descubrí que, además de trabajar seis días a la semana, completa una jornada  doble  de 14 horas, tres veces por semana.  Es lo que se llama “dobrar” en Brasil. “Es y no es obligatorio”, comenta con cierta ironía.  Su salario de base es de 900 reales mensuales.

Vera es, quizás, de las trabajadoras más afortunadas en Río. Consiguió un apartamento por 300 reales al mes en la Zona Norte de Río y no tiene hijos que alimentar.

Este encuentro ocurrió durante la primera semana de febrero, cuando miles de cariocas salieron a la calle para protestar por la subida del pasaje de ómnibus de 2,75 a 3 reales.

El pasaje de ómnibus subió de 2,75 a 3 reales. Fotografía: Milli Legrain

El pasaje de ómnibus subió de 2,75 a 3 reales. Fotografía: Milli Legrain

Las autoridades de Río ya habían intentado aumentar el precio de las tarifas del transporte público en junio de 2013 pero, a la luz de las manifestaciones, la decisión se postergó. Si bien esta vez  la presión popular no alcanzó para parar la subida de precios,  lo que sí logró es que surgieran nuevos modos de protestar.

El movimiento online “Surreal No Pague” es uno de ellos.  Esta página Facebook denuncia y  promueve boicotear precios abusivos cobrados por muchos de los establecimientos de la ciudad.  Creado a mediados de enero, consiguió unos 200.000 adeptos en apenas un mes.

No se trata sólo de que en el barrio de Ipanema, un cuarto pueda valer unos 3000 reales por noche en época de Carnaval,  sino que en temporada baja se considere un precio estándar cobrar 1500 reales mensuales por un pequeño cuarto,  en donde con suerte cabe una cama.

Es así como los precios en Río, en muchos aspectos, están al nivel de ciudades como Paris,  Washington y otras capitales del mundo, pese a que los salarios no tengan ninguna relación con los valores cobrados.

El aumento del precio del transporte provocó violentas protestas en Río

El aumento del precio del transporte provocó protestas en Río. Fotografía: Milli Legrain

Pero no siempre fue así.  La transformación de Brasil en sede de megaeventos como el Mundial de junio de este año y los Juegos Olímpicos de 2016 está generando un marcado aumento de los precios, sobre todo en la parte más concurrida y turística de la ciudad, conocida como “Zona Sul”.

Claramente, la llegada de extranjeros dispuestos a pagar lo que pagarían en su propio país genera oportunismo. La diferencia está en que en Francia, por ejemplo, el salario mínimo ronda los 4700 reales mensuales (1445 euros), lejos de su equivalente brasileño: 724 reales.

“El Mundial es únicamente una excusa para subir el precio de los alquileres; no van a bajar después del evento”, se queja Maria Izdia  Vilarim, una comerciante de Pernambuco que lleva 35 años con un negocio callejero de fruta en  el barrio de Gloria, en la Zona Sur de Río.

La subida de precios parece que no hace distinciones y también se hace sentir muy fuerte en la Zona Norte de la ciudad. “Afecta a ricos y a pobres igual”, se lamenta Edson Gomes da Silva, que trabaja también como cobrador de ómnibus. “La población no sólo debe salir a la calle a manifestarse por los precios del transporte, sino también por él de los alimentos”, apunta.

María vende frutas desde hace más de 30 años en el barrio de Gloria. Fotografía: Milli Legrain

María vende frutas desde hace más de 30 años en el barrio de Gloria. Fotografía: Milli Legrain

Maria está de acuerdo en ese punto. “El kilo de feijão [porotos] cuesta cinco reales”.  En este contexto, “subir los precios del pasaje es absurdo”, añade.

Mientras tanto, en el barrio de  Leblon, el más caro de Río, un supermercado aumentó el precio del kilo de pan de 9,90 a 14,90 reales de un día para el otro, sin dar explicaciones.

Según el  Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos, el salario mínimo en Brasil compra 2, 21 cestas básicas. Pero, haciendo cuentas, es difícil entender cómo una pareja con dos o tres hijos, que cuenta con uno o, con suerte, con dos salarios mínimos (un 70% de la población activa según datos de 2012) pueda  llegar a fin de mes en Río de Janeiro.

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La devaluación y el futuro de Dilma http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/09/06/la-devaluacion-y-el-futuro-de-dilma/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/09/06/la-devaluacion-y-el-futuro-de-dilma/#respond Fri, 06 Sep 2013 12:00:44 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=222 Continue lendo →]]> POR NATALIA FABENI

Una amiga argentina que trabaja en una multinacional en São Paulo y cobra en dólares me contó la semana pasada que desde hace unos meses consigue ahorrar una pequeña parte de su sueldo, algo que antes no podía hacer.

Ayer, en un supermercado del barrio de Barra Funda, mientras esperaba pagar mi compra semanal, mi compañera de fila, Dona Tereza, se quejaba de los precios y me dijo que entre lo que paga de alquiler y lo que cuesta la comida el dinero ya no le alcanza.

Ni mi amiga, ni Dona Tereza siguen de cerca las noticias económicas. Mucho menos compran revistas de actualidad política, como Época o Veja, que la semana pasada llevaron en sus portadas reportajes sobre la caída del real frente al dólar.  Sin embargo, las dos sienten en sus bolsillos (una para bien y la otra para mal, claro) que el real se devaluó y está dejando de ser una de las monedas más codiciadas, como lo era hasta hace unos años.

El mes pasado, la moneda brasileña llegó a cotizarse hasta 2,45 unidades por dólar y se colocó en sus niveles más bajos frente al “billete verde” en cuatro años. Desde comienzos de 2013, el real se depreció cerca del 20% en relación a la moneda norteamericana y la gran preocupación del gobierno de Dilma Rousseff es el impacto sobre la tasa de inflación, que se llegó en julio a un 6,27%, ligeramente por debajo de la meta fijada, que es del 6,5% al año.

El Ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, ya había admitido hace unas semanas una “minicrisis” y dijo que “el aumento del dólar podrá tener impacto sobre los precios, en caso de que la depreciación del real se intensifique”.

Fila en un supermercado de São Paulo. Edson Silva/Folhapress

A partir de ahí, el gobierno de Dilma sacó toda su artillería para hacerle frente a esa subida del dólar y calmar los ánimos, cuando falta poco más de un año para unas elecciones en las que Rousseff busca la reelección.

El miércoles pasado, la propia presidenta rompió el silencio y sostuvo que Brasil tiene las armas para enfrentar la disparada del dólar, entre ellas, 372.000 millones de “billetes verdes” en reservas internacionales que sirven como colchón contra la volatilidad de la moneda norteamericana.

Su gobierno también anunció el lanzamiento de un programa para intervenir en los mercados de divisas mediante la inyección de hasta 60.000 millones de dólares en lo que resta de 2013 para frenar la volatilidad de los tipos de cambio.

En este nuevo contexto internacional, en donde las economías que estaban en crisis comenzaron a dar signos de recuperación, y a partir de la subida de la tasa de interés en los Estados Unidos, los capitales empezaron a migrar de los países emergentes, como Brasil, lo que provocó el debilitamiento del real.

Eduardo Andrade, doctor en Economía y profesor del Instituto de Enseñanza e Investigación (Insper), me explicó, además, para una nota que publiqué esta semana en el diario La Nación que el real no solo “acompaña el movimiento ocurrido en otras economías como India, Indonesia y Sudáfrica” sino que también “Brasil dejó de ser el niño mimado del mercado, como reflejo de las políticas equivocadas del gobierno deRousseff, que abandonó el trípode económico que venía desde la época deFernando Henrique Cardoso (y que continuó Lula da Silva), basado en un régimen de metas de inflación, tasa de cambio flexible y equilibrio fiscal. El ambiente macroeconómico se deterioró y la confianza de los empresarios está en baja. En este escenario, no es sorprendente que el real sufra más fuertemente”.

El gobierno de Rousseff está especialmente preocupado porque la devaluación del real podría elevar la tasa de inflación, y con eso cada ciudadano perdería poder de compra. Pero no sólo se verán afectados los viajes, las compras en el exterior y las personas y empresas con deudas en dólares.

El economista y profesor de la Universidad de Sao Paulo (USP) Manuel Enriquez García lo ilustró de la siguiente manera: “Aquellos acostumbrados a comer carne argentina o ir a una pizzería pronto sentirán el impacto de la devaluación, porque las materias primas, que deben ser adquiridas en los mercados externos en dólares, van a costar cada vez más reales”.

De acuerdo con los analistas, y con el sentimiento del día a día en la calle, la verdadera alarma para Dilma es que frente a la pérdida de poder de compra, los brasileños tengan que ponerle un freno al consumo, lo que podría llegar a costarle su reelección el año que viene. Es así que todos, principalmente la presidenta, van a estar pendientes de cómo evolucionarán las medidas tomadas hasta ahora para contener la disparada del dólar.

El miércoles, tras sufrir un rebote, la moneda brasileña se apreció 0,16% y cerró en 2,356 reales por unidad. Ahora, más que nunca, toman sentido para Rousseff las palabras pronunciadas por un asesor de Bill Clinton durante la campaña presidencial de 1992, cuando le ganó la elección a George H. W. Bush (padre): “Es la economía, estúpido”. Tal como me comentó Andrade, “los electores votan en función de sus perspectivas económicas”.

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