Brasil con Ñindígenas – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 Boipeba, ejemplo de prostitución ambiental http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/12/08/boipeba-ejemplo-de-prostitucion-ambiental/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/12/08/boipeba-ejemplo-de-prostitucion-ambiental/#comments Mon, 08 Dec 2014 14:03:51 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1226 Continue lendo →]]> POR GABRIEL BAYARRI, DE RÍO DE JANEIRO

Ojos que descienden de navíos negreros nos observan curiosos en la isla de Boipeba, insertada en el archipiélago de Tinharé, en el litoral del estado brasileño de Bahía.

Cuentan que el nombre de Boipeba deriva de la lengua tupí (m’boi pewa), que significa “cobra chata”, una denominación indígena para la tortuga marina.

En razón de la importancia del patrimonio natural y de la necesidad de protección de los ecosistemas, el gobierno del estado de Bahía creó el Área de Protección Ambiental (APA) de las islas en 1992.

En el corazón de la isla encontramos el virgen poblacho de Monte Alegre, de 90 personas, reconocido en el año 2006 por la Fundación Palmares como comunidad quilombola, descendiente de esclavos africanos que mantiene tradiciones culturales, de subsistencia y religiosas a lo largo de los siglos y que tiene derecho a la titulación de sus tierras.

Las viviendas son de arena, los techos de paja hilada, un trabajo artesanal en el que luchan los vecinos para hacerlas impermeables. Media docena de casas se yergue en el pico de la colina, zona serrana de la isla.

Aquí la pesca no es tan común. Nos observan desde sus chozas ojos todavía vírgenes de la sociedad artificial, almas limpias, un pueblo trabajador de la recolección de las plantaciones de coco, dendé y frutas como el mango, el cajú o la mangaba.

Sonrisas sin dientes, sonrisas transparentes de un pueblo que conoció la maldad del sistema esclavista, aunque no parece guardar rencor, o lo guarda dentro de sus entrañas.

Una piedra en forma de corazón preside la barraca de João, agricultor, vendedor y consumidor de cachaza. Diez kilos de corazón fósil, tallado en una sola pieza, que representa simbólicamente a un pueblo cálido que está dispuesto a tallar su felicidad.

En el corazón de Boipeba está el virgen poblacho de Monte Alegre, de 90 personas, reconocido en el año 2006 por la Fundación Palmares como comunidad quilombola, descendiente de esclavos africanos. Fotografía: Gabriel Bayarri.

En el corazón de Boipeba está el virgen poblacho de Monte Alegre, reconocido en el año 2006 por la Fundación Palmares como comunidad descendiente de esclavos africanos. Fotografía: Gabriel Bayarri.

Relatan leyendas la existencia de túneles fantásticos que atraviesan la isla de Boipeba. Túneles cavados por esclavos fugitivos, que huyeron al igual que los ancestros de Monte Alegre, instalándose en la colina.

Habla el anciano del quilombo, se le escucha con respeto y se rellena su vaso con cachaza.

Así se refresca el sudor en el pico de la colina, donde cada objeto es un bien preciado y el valor de un tronco para cocinar al fuego es una ofrenda de sudor a Ochosi, orishá (divinidad del Candomblé) de la tierra, la floresta y los campos cultivables.

Se enfrenta ante esta realidad un emprendimiento urbanístico megalomaníaco en el sur de la pequeña isla, el “Proyecto Turístico-Inmobiliário Hacienda Ponta dos Castelhanos”, financiado por el empresario Arthur Bahia, por el ex presidente del Banco Central Armínio Fraga y por José Roberto Marinho, miembro de la familia dueña del imperio mediático Globo.

El proyecto amenaza con destruir la paz y la preservación de la forma de vida.

Un “eco-resort” multimillonario y para millonarios, una depredación latifundista para crear en medio de la pequeña isla, de 80 kilómetros cuadrados, campos de golf y un aeropuerto que ocuparán el 20% de su espacio. Asambleas públicas sin resultados, acuerdos sin cumplimiento, ignorancia ante las propuestas de los líderes locales.

Un estudio de impacto ambiental mentiroso, inconsistente, ante la depredación de la isla, de la real multiplicación en un 300% de vertederos o la tala en 16 hectáreas de su territorio, de los cambios en el ecosistema, pérdidas en la biodiversidad de la reserva, dificultades en la pesca artesanal y en la agricultura familiar, impulsando la explotación turística agresiva y motorizada.

Las formas de vida tradicional en la isla mantienen su preservación arrinconada ante este emprendimiento monstruoso, disfrazado de desarrollo, ante el que los habitantes han tenido la sabiduría de decir “no lo queremos”, a pesar de que no han tenido hasta ahora el poder suficiente.

Imagen de la paradisíaca isla de Boipeba. Fotografía: Roberto de Oliveira/Folhapress.

Imagen de la paradisíaca isla de Boipeba. Fotografía: Roberto de Oliveira/Folhapress.

Al hablar del emprendimiento, las miradas cambian, y expresan un grito de auxilio desde lo más profundo de sus almas, pidiendo protección. Muestran su miedo a la precarización de sus vidas, a retomar una esclavitud contemporánea, fregando, friendo y frotando al son de las madames.

Muestran el miedo al saqueo de la riqueza natural, a la destrucción cultural de su espacio, al surgimiento del crimen. Un sentimiento de angustia  invade la isla, de impotencia ante el poder económico, capaz de arrasar la naturaleza y la cultura, especialista en hallar agujeros legales que justifiquen la prostitución socio-ambiental a la que someten su isla.

Se escucha un vehículo pesado llegar por la inclinada ladera de tierra. Gallinas de Angola, utilizadas en los rituales del candomblé, atraviesan la placita  de Monte Alegre. Los niños llegan en tractor a su poblado desde la escuela, es el único transporte en esta isla que no conoce el asfalto.

Mastican por el camino dulces de banana, fabricados por una cooperativa local de mujeres campesinas. Y llegan sonrientes, sin imaginar siquiera estos brotes de fantasmas en la isla, los brotes de los dueños de sus ancestros.

Petición de Avaaz contra el emprendimiento.

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El movimiento indígena brasileño da una segunda oportunidad a Dilma http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/10/el-movimiento-indigena-brasileno-da-una-segunda-oportunidad-a-dilma/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/10/el-movimiento-indigena-brasileno-da-una-segunda-oportunidad-a-dilma/#respond Mon, 10 Nov 2014 13:17:50 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1164 Continue lendo →]]> POR LUNA GÁMEZ Y JOSÉ ANTONIO BAUTISTA, DE RÍO DE JANEIRO

“Tenemos miedo de perder lo que tanto esfuerzo nos ha costado conseguir”, nos contaba una estudiante indígena pocos días antes de que arrancara la segunda vuelta de la campaña electoral más intensa de la joven democracia brasileña.

“Hasta el momento no declaramos apoyo a ninguno de los dos candidatos, pueden suponer una amenaza a nuestros derechos”, añadió.

Unas semanas antes, la esposa de un cacique Terena me explicaba en medio de un intenso olor a frijoles que la unión de los indígenas a la hora de votar es importante porque “fortalece nuestra lucha”.

Sin embargo, el peso electoral de los pueblos originarios de Brasil es minúsculo: hay 896.900 indios en Brasil, un país con 205 millones de habitantes, y los que están en edad de votar apenas representan un 0,5% del electorado de este gigantesco país.

Tal vez por este motivo, ninguno de los tres grandes candidatos a la presidencia de Brasil se tomó mucha molestia en escuchar las demandas de los indígenas.

Un indio de la etnia Ticuna vota el domingo 5 de octubre de 2014 en la primera vuelta de las elecciones brasileñas, en en el barrio Ciudade de Deus de Manaos, en la Amazonía brasileña. Fotografía: Diego Janata/Efe.

Un indio de la etnia Ticuna vota el domingo 5 de octubre de 2014 en la primera vuelta de las elecciones brasileñas, en el barrio Ciudade de Deus de Manaos, en la Amazonia brasileña. Fotografía: Diego Janata/EFE.

El paisaje inicial de la contienda electoral lucía así: la presidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT) perdía fuerza en las encuestas pero se mantenía como favorita, al mismo tiempo que el candidato conservador Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB) caía a la tercera posición tras un estrepitoso ascenso de Marina Silva (Partido Socialista Brasileño, PSB), candidata sorpresa de la primera vuelta que colmaba las portadas de los diarios brasileños junto a adjetivos como “ecologista”, “medioambientalista” y “evangelista”.

PRIMER ASALTO

El 10 de septiembre, la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil reunió a representantes de todos los rincones del país. Una vez más, miembros de las 305 etnias reconocidas por la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) se reunieron para debatir acerca de qué candidato podría ser el más solidario con su lucha centenaria contra la violación de sus derechos.

La asamblea decidió por unanimidad apoyar a Marina Silva, la única candidata que se dignó a recibir las propuestas indígenas, a pesar de que el vicepresidente de su partido venía de lo más profundo del agronegocio.

“Ataques sistemáticos, de regresión y supresión de los derechos indígenas se verifican en los distintos poderes del Estado y en la sociedad”, afirmaba la carta abierta que cinco días más tarde, el 15 de septiembre, los indígenas dirigieron a los tres candidatos.

La misiva brilló por su ausencia en los diarios nacionales. Una vez más, el conflicto indígena quedó relegado a la categoría de “anécdota” dentro del debate electoral.

En octubre de 2013, indígenas que participaban de la semana nacional de la movilización indígena rompen un cartel  con la foto de Dilma Rousseff. Fotografía: Pedro Ladeira/Folhapress.

En octubre de 2013, indígenas que participaban de la semana nacional de la movilización indígena rompieron un cartel con la foto de la presidenta Dilma Rousseff. Fotografía: Pedro Ladeira/Folhapress.

“En lugar de hacer efectivos los derechos indígenas recogidos en la Constitución, los sucesivos gobiernos se han arrodillado ante los intereses del capital, del negocio agrícola y de empresas mineras y madereras”, añadía el escrito público.

Las palabras que el cacique pronunció semanas antes en su casa tomaban fuerza: “Si no nos movilizamos y no gritamos, es como si no existiéramos”. No obstante la carrera de ascenso al podio presidencial, entre estadísticas y debates electorales, continuaba impasible ante la movilización indígena.

SEGUNDO ASALTO

Concluyó el primer round electoral, el 5  de octubre. Contra todo pronóstico, Marina Silva, por la que apostaron los indígenas, cayó tras un duro revés en las urnas en favor de Aécio Neves. El 15 de octubre los indios publicaban una segunda carta abierta dirigida expresamente a la presidenta y a su único opositor.

Esta segunda misiva era tan clara como la primera, o incluso más: “Los dos candidatos parecen tener miedo de reunirse con nosotros, tal vez porque los dos están financiados por los ruralistas”.

El sentimiento de decepción respecto del gobierno de Rousseff estaba arraigado en lo más profundo del colectivo indígena.

En abril de este año, indios invadieron la  cúpula del edificio del Congreso Nacional en una manifestación por la defensa de los derechos territoriales de los pueblos indígenas. Fotografía: Alan Marques/Folhapress.

En abril de este año, indios invadieron la cúpula del edificio del Congreso Nacional en una manifestación por la defensa de los derechos territoriales de los pueblos indígenas. Fotografía: Alan Marques/Folhapress.

“Es pública y notoria la marginación de los pueblos indígenas que marcó el primer gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, quien se esforzó cada día por estrechar alianzas con el negocio agrícola (…). No cumplió con ninguna de sus promesas y permitió que su Ministro de Justicia paralizase completamente las demarcaciones de tierra en el país”, afirmaba el colectivo indígena en su segunda carta pública.

La Constitución brasileña de 1988 reconoce el derecho de los indígenas sobre sus tierras tradicionales. Rousseff es la presidenta que menos tierras indígenas demarcó desde que Brasil salió de la dictadura: el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (PSDB) homologó 87 territorios durante sus ocho años al frente del Ejecutivo, mientras que Lula da Silva (PT), predecesor y mentor de Dilma, demarcó 145 territorios en un periodo similar.

La candidata petista se queda muy atrás, con 11 territorios delimitados tras cuatro años de gobierno.

“En cuanto al candidato Aécio (…) se expresó públicamente del lado del negocio agrícola (…) y apoyó a nuestros principales enemigos, que atacan nuestros derechos, nuestras vidas y nuestro futuro”, expresaba el movimiento indígena en su última carta.

La segunda y definitiva vuelta de las elecciones, el pasado 26 de octubre, fue para muchos la más intensa que se recuerda en el Brasil contemporáneo. Tal era la crispación y la incertidumbre, que se realizaron más de 2000 sondeos en aquellos días.

Dilma Rousseff, en un encuentro con líderes indígenas. Fotografía: Roberto Stuckert.

Dilma Rousseff, en un encuentro con líderes indígenas. Fotografía: Roberto Stuckert.

Finalmente, el 23 de octubre Dilma hacía público su apoyo a los pueblos indígenas con unas palabras que atraían aires de promesa: “Mantendremos compromisos con el fortalecimiento de la Fundación Nacional del Indio, con la mejora del Servicio de Salud Indígena y de la calidad de la Educación Escolar Indígena (…) cuento con vuestro apoyo para que en los próximos cuatro años podamos enfrentar juntos los desafíos y cumplamos los compromisos”.

“Desde hace más de 500 años sabemos que nuestra lucha no tiene cabida en las urnas y que dependerá de nuestra intensa movilización”, afirmaba el colectivo indígena a través de su última carta.

Tres días después de escuchar las palabras de Dilma, los indios brasileños decidieron no quedar impasibles y dieron su voto de confianza a la candidata petista. Una segunda oportunidad expresada al mismo tiempo con esperanza y recelo.

Finalmente, Rousseff ganó por un margen de 3,28 puntos. Los indígenas cumplieron con su parte, ¿cumplirá Dilma con la suya? “Ver para creer”, murmuraba la señora aquel día lluvioso mientras apartaba los frijoles del fuego.

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Elecciones en Brasil: Políticos y papagayos http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/10/elecciones-en-brasil-politicos-y-papagayos/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/10/elecciones-en-brasil-politicos-y-papagayos/#respond Mon, 10 Nov 2014 12:47:02 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1159 Continue lendo →]]> POR GABRIEL BAYARRI, DE RÍO DE JANEIRO

El escritor austriaco Stefan Zweig murió por amor a Brasil, literalmente, en un suicidio que fue precedido por la explicación más bella que he leído jamás de lo que significa la identidad brasileña, y que sólo podía concluir en un final desgarrado, que intensificase la marcha obligada de la “tierra del futuro”, una marcha prematura, de abandono, que encajase con los principios románticos.

Murió en la zona serrana de Petrópolis, antigua residencia de los reyes portugueses, en el interior del estado de Río de Janeiro. Decía, apasionado por esta tierra exuberante, que  Brasil curiosamente simulaba a un arpa en el mapa, semejante descripción introducía una serie de sentidos que al país le son dados, y entrelazados, en su imaginario social.

La “tierra de los papagayos”, aquella inigualable en abundancia de su flora y fauna, que lo tiene todo al mismo tiempo, sierra, litoral, pampa, selva, cuenca de ríos, y que es fértil en casi todas sus partes, con un clima que transita del tropical, subtropical y hasta lo templado, donde se alimentan los ríos más grandes del mundo, y el patrimonio atraviesa de una frontera a la otra, desde la Amazonia hasta la triple frontera natural con Argentina y Paraguay, en la caída del río Iguazú.

Se yergue la favela en medio de este escenario para votar en la segunda vuelta de las elecciones en Brasil, con los ojos todavía puestos en la mesa sin mantel, en el plato vacío, en la falta de saneamiento básico, de escolaridad para los más pequeños, de analfabetismo para los más viejos, de salud para todos, y ante penitas y alegrías se entiende por qué la pauta política todavía es prehistórica en la cuestión ambiental.

Como los ríos, descienden del morro los votantes de la favela, familias enteras para votar en los colegios municipales. Llegó el domingo 26 de octubre, nuevamente día de votación

Las elecciones se expresan con la misma estrategia publicitaria que el Mundial de fútbol: pegatinas, globos, camisetas… los rostros sonrientes de la presidenta Dilma Roussef (PT) y del candidato opositor Aécio Neves (PSDB) invaden las calles, y las “aficiones”  rasgan en dos a la población: los estados de un Norte pobre y negro, de un Sur desarrollado y blanco; dividen al campesino del latifundista; al vendedor de churros de su patrón; al pescador artesanal de los gestores de las piscifactorías.

Los intereses están rasgados, divididos, ganando el PT más de un 80% de los votos en algunas de las áreas más subdesarrolladas del país, y llegando a perder en los estados del Sur.

No obstante, se palpa un agrio sentimiento, el de un voto que no es sincero, un voto sólo ejercido en la favela como autodefensa, que apoya los avances sociales, pero que legitima la corrupción estructural en todas las fuerzas políticas. Una elección confusa e impotente ante la falta de alternativas y de ilusión. Un voto que refleja el miedo de la favela a ser olvidada por las políticas sociales.

A la entrada del colegio se mezclan en armonía conversaciones del cotidiano con las del acontecimiento del momento: “…La favela puede sumirse en el olvido, sin registros…”, “…yo ya no compro tomates a ese precio…”, “…la ciudad puede perder la memoria…”, “…dará a luz en poco tiempo…”, “…la favela nunca habrá existido…”.

Observo a la salida del colegio a una señora de mediana edad que vende verduras en el mercadillo que da entrada a la inmensa favela de la Rocinha. Le lloran los ojos, está cortando cebollas. El análisis se queda empobrecido, pues no sabría decir si llora por la situación del país, por la muerte del pedrero Amarildo en manos de las Unidades de Policía Pacificadora en 2013, por los nervios ante las elecciones, o por los efectos de una cebolla, que en cada capa representa las etapas que todavía deben atravesarse en esta tierra.

La capa de la pobreza va saliendo, todavía provoca lágrimas, tal vez algún día se llegue al corazón de la cebolla, y se pueda mirar alrededor, y observar y enorgullecerse de la belleza del Brasil.

Entonces todos pedirán su defensa, y crearán una pauta socio-ambiental sólida, defensora de las demarcaciones de reservas indígenas, del fortalecimiento de las reservas de extracción sostenible, de la fiscalización de la tala de la región Amazónica, de la producción eficaz e independiente de los Estudios de Impacto Ambiental, de la anteposición de la biodiversidad y de los grupos minoritarios ante la explotación de recursos naturales, como son el caso de las hidroeléctricas,  y otras formas de combate al crimen ambiental,  pues la naturaleza se fusiona en la propia identidad brasileña.

La favela recuerda con su voto que habrá que atravesar  primero otras capas de la cebolla, las de una extrema desigualdad de clases, capas que al mirarlas todavía nos hacen llorar, aunque se torna urgente afrontar la descuidada cuestión ambiental, y recordar, por el bien de la preservación de la  identidad brasileña, que los papagayos llegaron al Brasil mucho antes que los partidos políticos.

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Indios universitarios, los nuevos “guerreros” del movimiento indígena brasileño http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/08/20/indios-universitarios-los-nuevos-guerreros-del-movimiento-indigena-brasileno/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/08/20/indios-universitarios-los-nuevos-guerreros-del-movimiento-indigena-brasileno/#comments Wed, 20 Aug 2014 13:36:50 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1039 Continue lendo →]]> POR LUNA GÁMEZ Y JOSÉ ANTONIO BAUTISTA, DE RÍO DE JANEIRO

Universitarios de diferentes etnias se dieron cita en el Encuentro Nacional de Estudiantes Indígenas. Fotografía: José Bautista

Universitarios de diferentes etnias se dieron cita en el Encuentro Nacional de Estudiantes Indígenas. Fotografía: José Bautista

Coincidiendo con el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el pasado 9 de agosto casi 700 jóvenes indígenas de las más de 305 etnias de Brasil emprendían el camino de vuelta a sus aldeas tras participar del Segundo Encuentro Nacional de Estudiantes Indígenas (ENEI), celebrado en Mato Grosso do Sul, el estado brasileño que más violencia étnica registró en 2013, según el Consejo Indigenista Misionero.

El evento permitió que por primera vez cientos de universitarios indígenas brasileños se pusieran de acuerdo para coordinar acciones en defensa de los derechos de sus pueblos en un país con una superficie equivalente al 80% del continente europeo.

Sin embargo, el poder simbólico de este encuentro fue más allá de los debates con representantes del Ministerio de Educación, la estatal Fundación Nacional del Indio y del mundo académico: la primera generación de indígenas universitarios acaba de plantar una semilla en el movimiento indígena brasileño, dejando claro que en los próximos años miles de abogados, profesores, médicos e ingenieros indígenas, entre otras profesiones, empuñarán su conocimiento para unirse a una lucha silenciada que ya dura más de cinco siglos.

“Ustedes son la garantía futura de los derechos de los indígenas en Brasil (…) depositamos nuestra esperanza en vosotros”, declaró el cacique y líder indígena Lindomar de la etnia terena ante los futuros licenciados, durante el evento celebrado en Campo Grande, capital de Mato Grosso do Sul. Y añadió “Es necesario hacer uso de la formación académica al mismo tiempo que debemos reforzar nuestra identidad indígena”.

Con estas palabras, y acompañado de varios caciques y rectores universitarios, Lindomar trasladó el beneplácito de los líderes indios a la emergente generación de “guerreros universitarios” y recordó que “la recuperación de nuestras tierras es encarada como una guerra por parte del Estado, que está conformado para atender a la burguesía, ya que la preocupación principal del gobierno es el crecimiento económico, aunque implique pasar por encima de nuestras vidas”.

Del dicho al hecho: problemas de los pueblos indígenas en Brasil

Casi un millón de indígenas componen la diversidad étnica de Brasil, según el último censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. El artículo 231 de la Constitución de 1988, creada tras la dictadura, estableció un periodo de cinco años para que los indios de Brasil recuperasen sus tierras tradicionales, donde estos pueblos podrían mantener sus tradiciones y lenguas.

Sin embargo, la violencia contra indígenas se acentuó en los últimos años, ya que algunos pueblos se cansaron de esperar las demarcaciones territoriales contempladas en la Constitución hace ya 26 años y emprendieron la retomada de sus tierras. La expansión del negocio de la agricultura extensiva de soja, entre otros productos, y la proyección de 20 centrales hidroeléctricas, entre ellas Belo Monte, han sido factores determinantes en el desarrollo del conflicto que enfrentan los indígenas en este país.

“No existe mayor agresión que violar la Constitución”, sostiene Eurico Sena de la etnia baniwa y estudiante de doctorado de la Universidad Federal de Bahía.

Dilma Rousseff es la presidenta brasileña que demarcó menos tierras indígenas en el periodo democrático y 53 indígenas fueron asesinados debido al conflicto de tierras en 2013, según el informe anual publicado en julio pasado por el Consejo Indigenista Misionero.

Cuando el investigado se convierte en investigador. La educación universitaria como nueva herramienta de lucha política

Aprovechando la presencia de numerosos estudiantes e investigadores indígenas en el ENEI, los organizadores otorgaron varios espacios para que los asistentes compartieran el resultado de sus trabajos. Dos ideas ocuparon un espacio central en el debate: la urgencia de incluir conocimientos tradicionales en la universidad y la utilidad de entrelazar en las aldeas el conocimiento científico con la sabiduría ancestral.

Los estudiantes indígenas expusieron el resultado de sus investigaciones durante el encuentro. Fotografía: José Bautista

Los estudiantes indígenas expusieron el resultado de sus investigaciones durante el encuentro. Fotografía: José Bautista

Varios asistentes se sorprendieron tras conocer que países como Colombia y Ecuador cuentan con sistemas de educación superior diferenciada que ceden espacio a los saberes y tradiciones indígenas. Así lo expusieron los delegados indígenas de esos países invitados al ENEI.

“No queremos ser una isla de conocimiento indígena por y para los indígenas, sino que buscamos la interculturalidad en la universidad para todos”, puntualizó Sabinee Sinigui, colombiana de la etnia embera eyabida y una de las impulsoras de la licenciatura en Pedagogía de la Madre Tierra, de la Universidad de Antioquía.

El indio guaraní-kaiowá Eliel Benites, profesor de la Universidad Federal da Grande Dourados y líder del Movimiento de Profesores Guaranis Kaiowás, defiendió que “la identidad del académico indígena es reciente y aún está en construcción (…) hoy es necesario un ambiente político, metodológico y pedagógico en la universidad que garantice nuestros derechos, al mismo tiempo que respete nuestra identidad”.

Las palabras de Benites despertaron el interés de Porán, líder de la etnia potiguara, quien se apresuró a añadir que “las universidades actuales no están preparadas para recibir a los pueblos indígenas” porque, en su opinión, “incentivan el «éxito individual», que no sirve para nosotros ya que nuestros pueblos tienen que estar en la universidad de forma colectiva buscando un aporte para la comunidad”.

Las investigaciones de los estudiantes indígenas también pusieron de relieve la preocupación de sus pueblos por el deterioro del medio ambiente y el escaso acceso de sus comunidades a la educación primaria, así como el creciente protagonismo de las nuevas tecnologías.

“Para los que estudiamos sobre salud, la cautela es esencial a la hora de introducir en la aldea los conocimientos universitarios sin chocar con el cacique o pajé y sin desprestigiar su sabiduría sobre medicina tradicional; ambos saberes deben ser complementarios”, explicó la guaraní-kaiowá Dercy Olga Viana en la presentación de su trabajo de investigación sobre salud pública.

El reciente acceso de los pueblos tradicionales de Brasil a la educación superior “supone el empoderamiento de estos pueblos para negociar con el Estado (…) y dejar de estar subordinado a las decisiones de los «no-indios» en lo que respecta  a las luchas y demandas indígenas”, declaró ante los estudiantes la indígena Rita Gomes.

La unión hace la fuerza: conquistas y desafíos de los estudiantes indígenas brasileños

A pesar de los avances de los últimos años, los indios que deciden estudiar todavía encuentran obstáculos para entrar y permanecer en el mundo académico. Para aliviar estas dificultades, los estudiantes propusieron crear nuevas estrategias públicas, como pruebas especiales para acceder a la universidad (“vestibular indígena”, que ya existe en el estado de Acre), programas de asesoramiento para quienes acaban de salir de la aldea y más ayuda financiera para frenar el abandono de la carrera.

Durante la apertura del evento en la Universidad Católica Dom Bosco, el rector José Marinoni también aportó su grano de arena a la lucha por los derechos indígenas. “Vosotros indígenas tenéis que continuar luchando, no podemos quedarnos impasibles ante la injusticia de que sólo los estudiantes de universidades federales reciban la ayuda de la eca ermanencia”, exigió en referencia a la beca complementaria creada en 2004 por el gobierno de Brasil del ex presidente Luiz Inácio  Lula da Silva para fomentar la permanencia de indígenas y quilombolas (afrodescendientes que crearon comunidades tras escapar de la esclavitud) en las universidades federales.

Ritual de los indígenas terena durante la inauguración en la Universidad Católica de Dom Bosco, Campo Grande. Fotografía: Luna Gámez

Ritual de los indígenas terena durante la inauguración en la Universidad Católica de Dom Bosco, Campo Grande. Fotografía: Luna Gámez

Hoy en día, la Beca Permanencia, respaldada por varias instituciones públicas, cuenta con un presupuesto anual de 700 millones de reales (unos 233 millones de dólares) y atiende a 65.555 estudiantes brasileños, de los que 15.900 son indígenas.

Túlio Andrade, representante del Ministerio de Educación, justificó las limitaciones de la beca “por falta de recursos” y explicó que este programa pretende minimizar las desigualdades sociales y viabilizar la permanencia de indígenas y quilombolas en la universidad.

La discriminación es uno de los problemas más complejos que enfrentan los estudiantes indígenas, más allá de las dificultades de adaptación. Luiz Henrique de la etnia terena, que con 25 años ejerce como abogado defensor de la causa indígena y ya ha actuado incluso en el Tribunal Superior de Justicia de Brasil, se siente totalmente realizado pero reconoce que el proceso no fue fácil.

“Entré a la universidad a través del sistema de cotas (…) muchos de los profesores estaban contra este sistema, nos consideraban incapaces y afirmaban que habíamos entrado «por la puerta de atrás», lo que incitaba a que los compañeros de clase no contasen con nosotros para los trabajos en grupo”.

Con 25 años, el abogado Luiz Henrique de la etnia terena ya ha ganado varios procesos en defensa de los derechos indígenas. Fotografía:

Con 25 años, el abogado Luiz Henrique de la etnia terena ya ha ganado varios procesos en defensa de los derechos indígenas. Fotografía: José Bautista

Numerosas piedras se disponen en el camino de un indígena que persigue una formación universitaria.  “Muchos creen que perdemos nuestra identidad si salimos de la aldea, pero nosotros nunca vamos a dejar de ser indígenas, sea en la universidad, en la ciudad o en el extranjero (…) tenemos que hacer valer nuestra voz sin olvidar de dónde venimos”, declaró Soilo Urupe Chue, estudiante de psicología de la etnia chiquitano, a lo que añadió que “no desvalorizamos nuestra cultura por estar en la universidad, nuestra aldea nos necesita y formados podremos ayudar a nuestra comunidad”.

Entre los futuros proyectos contemplados por los asistentes se destaca la creación de una Universidad Indígena en Brasil que garantice el derecho a la diversidad y represente un espacio de convivencia entre conocimiento académico y saberes tradicionales.

El evento se intercaló con numerosas muestras de arte y cultura indígena, homenajeando también a todos los fallecidos en la lucha por sus derechos.  No faltaron ni lágrimas ni sonrisas, todas ellas expresión de la determinación de unos pueblos cuyas voces, unidas, toman fuerza.

En la clausura del ENEI -que el próximo año será celebrado en Santa Catarina, estado al sur de Brasil-, Simone Eloy, organizadora y miembro del pueblo terena, se reafirmó en sus palabras: “Nuestros parientes nunca desistieron en la lucha por nuestros derechos y ahora nosotros, estudiantes, haremos uso de los conocimientos académicos para fortalecernos y continuar la batalla”.

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Radios comunitarias amenazadas: un intento por silenciar la voz del pueblo http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/02/12/radios-comunitarias-amenazadas-un-intento-por-silenciar-la-voz-del-pueblo/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/02/12/radios-comunitarias-amenazadas-un-intento-por-silenciar-la-voz-del-pueblo/#respond Wed, 12 Feb 2014 17:49:00 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=770 Continue lendo →]]> POR MILLI LEGRAIN

“La imagen del Brasil de la felicidad, la samba y el fútbol es una construcción de la élite”, me comenta Marco Araújo, locutor de Radio Maré, una de muchas radios comunitarias en Brasil que lleva años esperando que el gobierno de Brasil le otorgue su permiso final.

El estudio se encuentra en el complexo de favelas de la Maré, a tres minutos en moto-taxi de la Avenida Brasil, en la zona norte de Río de Janeiro, a la altura del aeropuerto internacional Galeão.

Allí, de lunes a viernes, desde las 8 de la mañana hasta el mediodía, Divan Carlos, un locutor voluntario, también técnico en electrónica, presenta su programa “Bom Día Maré”.

El día que llegué a conocer la radio, estaban promoviendo a Edson Wânder, un artista local  oriundo de Recife, que acaba de sacar su nuevo disco y reside en Maré. Así, uno de los papeles de las radios comunitarias es difundir a artistas locales que tendrían pocas oportunidades de aparecer en los grandes medios.

Edson Wander promueve su nuevo disco en el programa Bom Dia Maré. Fotografía: Milli Legrain

Edson Wander se encontraba promoviendo su nuevo disco en el programa “Bom Dia Maré”. Fotografía: Milli Legrain

En un país marcado por la desigualdad social y donde la prensa está concentrada en manos de unos pocos, muchos brasileños no se sienten representados por los medios de comunicación masiva.

Esto lo dicen los propios residentes de las favelas: “En Globo.com, un 90% de lo que es divulgado sobre Rocinha es violencia. Nuestra comunidad no es sólo eso”, dice Ocimar Santos, de la web alternativa rocinha.org, en el informe “Mídia e Favela” realizado en 2012 por la ONG Observatorio de Favelas.

También se ve reflejado en las encuestas. En un estudio de opinión pública sobre la “Democratización de los medios”, realizado por la Fundación Perseu Abramo, en 2013, un 43,3% de los encuestados afirmó que “la televisión no suele mostrar a personas como ellos.”

Maré es una de las pocas comunidades de Río que no está en un morro. Se fue desarrollando sobre un pantano alrededor de los años 40 y hoy comprende unas 16 favelas. Es también unas de las comunidades que aún no ha sido “pacificada” por  la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), como parte del programa del gobierno de Río para combatir el narcotráfico, en el marco del Mundial y de los Juegos Olímpicos de 2016. El tema despierta polémica y existen defensores y detractores: mientras algunos se quejan del narcotráfico, otros lo hacen de la violencia policial.

Marco Araújo y Wladimir Aguiar (derecha) en la sede de Radio Maré. Fotografía: Milli Legrain

Marco Araújo y Wladimir Aguiar (derecha), en la sede de Radio Maré. Fotografía: Milli Legrain

Wladimir Aguiar, director de esta radio comunitaria, cuenta que la creación y supervivencia de Maré FM no ha sido fácil. En los años 80, él formaba parte de un movimiento para la democratización de las radios, que buscaba que la existencia de radios comunitarias fuera reglamentada.

“Pero lo que conseguimos fue crear una ley que criminaliza las radios comunitarias”, explica.  “Una vez que la ley salió, muchas radios cerraron”, se lamenta.

La ley 9612/96 que regula a las radios comunitarias prohíbe la difusión de publicidad y la entrada de fondos públicos. Además, limita su alcance a 1 kilómetro y su potencia máxima a 25 watts, la cual es muy baja para los patrones internacionales.

La ley es también restrictiva en su definición de comunidad, porque equipara comunidad a una localidad física. “De esta manera, quedaron excluidas comunidades de interés como lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBTs), mujeres, grupos étnicos, entre otras”, explica Pedro Martins, representante en Brasil de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC).

Fue así como 940 radios fueron cerradas en Brasil en 2010 y 698 en 2011. Sólo en el estado de Río de Janeiro, cerraron 96 en 2010 y 73 en 2011.  “Se trata de un número bastante alto y es el resultado de una política de comunicación que no garantiza el acceso a este derecho fundamental”, denuncia Pedro.

Un comercio del barrio de Maré. Fotografía: Milli Legrain

Un comercio del barrio de Maré. Fotografía: Milli Legrain

Wladimir relata que el año pasado, cuando la UPP entró en el Morro dos Prazeres, una favela en el barrio de Santa Teresa, en el centro de Río, los policías detuvieron al representante de la radio local. “Todavía  existe el riesgo de que nos multen  a nosotros”, añade.

Además, le compete a la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) y  a la Policía Federal el poder de intervenir en una radio comunitaria, no a las UPPs, que son una institución del estado de Río de Janeiro.

“Brasil es todavía uno de los pocos países del mundo que criminaliza a la radiodifusión de baja potencia […] En general, en otros países, las sanciones son administrativas. Aquí es un crimen y se han generado procesos judiciales y hasta dirigentes de radios han sido encarcelados, aunque no hayan interferido o dañado a otros”, explica Pedro.

“¿Por qué el Ministerio [de Comunicación] regula a las radios comerciales y a las radios comunitarias sólo las castiga?”, se pregunta.

¿Será que en este año electoral habrá alguien que tenga la voluntad política de afrontar este problema histórico, de democratizar la comunicación y dejar así que los ciudadanos de las comunidades tradicionalmente marginadas puedan construir su propia identidad?

Radio Maré se puede escuchar en el 98.7 MHZ y llega a cerca de 150.000 personas.

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