Brasil con Ñfavela – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 Esta guerra es de todos http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/10/14/esta-guerra-es-de-todos/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/10/14/esta-guerra-es-de-todos/#respond Wed, 14 Oct 2015 16:11:38 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1638 Continue lendo →]]> POR ABEL N. ALEJANDRE, DE RÍO DE JANEIRO

Te drogas. Cada mañana. Cada día. Varias veces. Le introduces a tu cuerpo sustancias tóxicas y cancerígenas. El Estado lo permite y tu lo toleras. Te lo venden en todos lados, está ahí, al alcance de la mano. Es más, hasta pagas por ello. Es parte de nuestro cotidiano, nos ayuda a poder terminar una jornada laboral y nos hace poder trabajar sin sueño, sin dolor de cabeza. Nos  ayuda a socializar y a desinhibirnos.

Somos una sociedad viciada y drogadicta; y muchas de las drogas que utilizamos diariamente son legales y están socialmente aceptadas.

Según datos del Ministerio de Salud de Brasil, 40.692 personas fallecieron entre 2006 y 2010 por el uso de drogas. De ese total, 34.573 (84,9%) murieron por abuso de alcohol y 4625 (11,3%), del cigarrillo, dos sustancias que son lícitas y que se comercializan de forma legal.

Ahora, si hablamos de fumarse un  cigarrillo de marihuana, las cosas cambian radicalmente.

El proyecto del diputado Jean Wyllys, del Partido Socialismo e Liberdade (PSOL), de descriminalizar la portación de marihuana para uso personal y el libre cultivo está generando un necesario debate en un país en el que la  guerra contra las drogas se carga vidas inocentes.

De acuerdo con el Mapa de la Violencia 2012, de los 56.000 asesinatos registrados en el país, 30.000 son de jóvenes de entre 15 y 29 años; y de este total, un 77% son negros. Asimismo, un 56% de los asesinatos en el país está ligado al tráfico de drogas.

El ministro de la Corte Suprema de Brasil Luis Roberto Barroso realizó un alegato a favor de la despenalización de las drogas en Brasil.

Fuerte defensor de que las parejas del mismo sexo sean reconocidas como parejas de hecho, y a favor de la investigación con células madre, Barroso lucha ahora por  aprobar la despenalización de todas las drogas, para así poder combatir el narcotráfico.

Fernando Henrique Cardoso, ex presidente brasileño,  también es uno de los que admitió el fracaso de la batalla contra las drogas y defiende la descriminalización.

El columnista Helio Schwartsman, en su espacio en este periódico, escribió que si se quiere adoptar una política razonablemente coherente para las drogas, es necesario legalizarlas todas, creando puntos de venta oficiales y regulando el mercado, cobrando impuestos.

El filósofo, actor y columnista de este medio, Gregorio Duvivier, alegó en una de sus columnas que la guerra contra las drogas es un combate contra los pobres y que la prueba de eso es que no conoce ningún rico preso por narcotráfico.

“Cuando la gente salga del armario y reconozca que consume marihuana, verá que ya está descriminalizada hace mucho tiempo. Lo que continúa criminalizado es la pobreza”, indicó.

El youtuber Rafucko instó a Eduardo Paes, alcalde de Río de Janeiro, del Partido del Movimento Democrático Brasileño (PMDB), a someterse a un test para ver si es consecuente con su retórica de lucha antidrogas. Paes se negó porque -dijo- había bebido unas cervezas el día anterior.

Es profundamente complejo saber si la despenalización de las drogas podría funcionar y si a medio o largo plazo podría terminarse con el narcotráfico. Lo que queda bien claro es que los recursos del país y la inversión del Estado en máquinas de matar sólo llevan a más muertes, corrupción y violencia.

Al parecer, la portación de pequeñas dosis de sustancias hoy ilegales va camino a dejar de ser ilegal en Brasil. Se trata de un pequeño paso. Pero estaría bien que los órganos de poder fuesen valientes, consecuentes y coherentes, y prueben si la solución para que esta guerra se acabe de una vez es la descriminalización de todas las malditas drogas.

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Adiós amigos, este fue el último post del blog Brasil con Ñ. Les quiero agradecer a todos los colaboradores que escribieron en este espacio en español y le aportaron al blog temas originales y nuevas miradas sobre la realidad de Brasil. Aprendí mucho de ustedes. Mi otro agradecimiento es para los lectores, para los nuevos que nos descubieron este año y para aquellos que nos acompañaron a lo largo de estos dos años y dos meses. Espero que nos volvamos a encontrar muy pronto, un abrazo para todos, Natalia.

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Un corazón menos http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/25/un-corazon-menos/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/25/un-corazon-menos/#respond Fri, 25 Sep 2015 19:03:40 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1634 Continue lendo →]]> POR ABEL N. ALEJANDRE, DE RÍO DE JANEIRO

Este miércoles 23 de septiembre en Parque Alegría, en la comunidad de Cajú, situada en la zona portuaria de Río de Janeiro, Herinaldo Vinicius da Santana, de 11 años, recibió cerca de las cuatro de la tarde un disparo en la cabeza. Terminó muriendo pocos minutos después.

Presuntamente, quien le disparó al chico fue un policía de laUnidad de Policía Pacificadora (UPP) de esa favela, durante  una operación de rutina.  

Indignados, los  vecinos de la comunidad grabaron los últimos suspiros del niño, en unas imágenes de mucha crudeza, y también al que creen que es el presunto asesino.

Ambos videos, que circulan por las redes sociales, denuncian una vez más los abusos cometidos por la Policía Militar (PM).

Los vecinos salieron a manifestarse para protestar contra la muerte de Herinaldo y cortaron parte de la Línea Vermelha y la Avenida Brasil, dos importantes vías de circulación que conectan la zona norte con el centro de la ciudad.

Al parecer, el niño había salido a comprar una pelota de ping-pong, detonante para que un agente de policía apretase el gatillo y se llevase la vida del menor.

Tristemante, la muerte de Herinaldo es una más entre muchas. Un niño que estuvo en el lugar equivocado en el momento más inoportuno. O tal vez fue el policía que estuvo en ese lugar inoportuno en el momento equivocado.

La paupérrima preparación de la PM tiene como resultado, lamentablemente en demasiadas ocasiones, este tipo de desenlaces  fatales.

En un contexto de tensión, y no sabiendo manejar ni la situación ni el nerviosismo, se descarga un arma como prevención. Se dispara por miedo, por error. Muchos brasileños ya acostumbrados a este tipo de violencia han perdido la capacidad de sorpresa ante estos hechos.

Amnistía Internacional en su informe Mataste a mi hijo: Homicidios cometidos por la Policía Militar en la ciudad de Río de Janeiro indica que de 220 denuncias realizadas en 2011 sólo un caso se llevó ante la Justicia.

Y añade que  la mayor parte de las personas que murieron a manos de policías, casos registrados entre 2010 y 2013, son jóvenes negros de 15 a 29 años.

El dolor y la estigmatización de los más pobres es un peso que viene arrastrando Río de Janeiro desde que surgió la primera favela en la ciudad.  La delincuencia y las enfermedades siempre se asociaron a los más pobres y a las zonas periféricas. Y todavía hoy se continúa con esa creencia.

Es terrible pensar que también un niño puede matar a un policía. En esta ciudad hay niños y jóvenes armados y peligrosos que se enfrentan contra las fuerzas de seguridad.

La ciudad vive una lenta guerra con muertos de ambos bandos. La herida sigue abierta y la ciudad se desangra gota a gota, muerto a muerto. En medio de este conflicto intentan sobrevivir los más pobres, invisibles para el resto del  mundo.

La libertad, parece, es algo que no se les permite a los miserables. Poder jugar y correr no es para aquellos que viven en una favela. La libertad no existirá mientras las leyes no se ajusten a su favor. Es un sueño, y quizá en ese sueño eterno podamos finalmente  encontrarla.

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El arte de la destrucción http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/14/el-arte-de-la-destruccion/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/14/el-arte-de-la-destruccion/#respond Mon, 14 Sep 2015 15:05:46 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1606 Continue lendo →]]> POR ABEL N. ALEJANDRE, DE RÍO DE JANEIRO

Río de Janeiro es una ciudad que no miente y muestra lo paradójico de su esencia.

Desde casi cualquier punto se puede observar la forma en la que de la exuberante naturaleza surgen pequeñas y humildes casas, entre los altos edificios se asoma imponente el cristo Redentor, y cómo, a ciento ochenta grados, el cielo azul, el mar y la blanca arena se funden bajo un sol filtrado por la neblina característica de esta región.

Esta bucólica imagen choca de frente con la crudeza de los desalojos, entre otras problemáticas urbanas y sociales de la ciudad.

Río de Janeiro albergó muchos de los partidos más importantes del Mundial organizado por la FIFA en 2014. Y será la sede de los Juegos Olímpicos de 2016.  La organización de estos inmensos eventos, sin duda, servirán como escaparate de una ciudad en crisis.

Y no necesariamente se trata de una  crisis económica, sino también de una crisis social, en donde las personas dejaron de importar, en favor de ofrecer un espectáculo al mundo entero con la ciudad como decorado.

Escaleras de la zona más alta del Morro de la Providencia. Se ven dos piezas de VHILS, que retratan antiguos habitantes. Crédito: Abel N. Alejandre.

Escaleras de la zona más alta del Morro de la Providencia. Se ven dos piezas de VHILS, donde aparecen retratados antiguos habitantes. Crédito: Abel N. Alejandre.

Las demoliciones de la favela de Vila Autódromo, las casas marcadas y reducidas a escombros en la favela de Mangueira y las otras que fueron destrozadas en el Morro de la Providencia son los daños colaterales de la reurbanización de la ciudad.

La expropiación forzosa por parte de la Secretaría Municipal de Habitación (SMH) de Río de Janeiro la entienden muy bien los afectados. Es la fatal marca que sirve para definir cuáles casas van a ser demolidas en las favelas y morros de la periferia de la ciudad.

Se trata de una  marca que lleva un estigma anclado, la violenta expropiación y demolición de una casa, de un hogar. Para peor, con el pago compensatorio que se les da a los afectados no es posible conseguir nada mejor.

Por eso, seguramente, pasarán a vivir en otra favela, lejos de todo lo que construyeron para ser intrusos en su propia ciudad, víctimas de un Mundial que no pudieron disfrutar o de una Olimpíada que con suerte verán sentados en sus casas o en los bares.

En  la zona sur de Río, la más rica, se pueden ver pintadas con las siglas SMH y  un número al lado. Estas casas no serán demolidas, estas letras que han aparecido en los barrios  nobles hablan de la injusticia urbanística.

Se utiliza la ciudad como lienzo para comunicar, explicar y reivindicar uno de los derechos humanos más fundamentales: el acceso a una vivienda digna.

Barrio de Laranjeiras, en Río de Janeiro. Crédito: Abel N. Alejandre.

Barrio de Laranjeiras, en Río de Janeiro. Crédito: Abel N. Alejandre.

Uno de los grafiteros más reconocidos hoy en día a nivel internacional, el portugués Alexandre Farto aka VHILS, pasó un mes entre septiembre y octubre de 2012 en el morro de la Providencia, considerada la primera favela carioca, acompañado por su equipo y trabajando en un impactante proyecto que vale la pena conocer y que invita a reflexionar.

Retrató a algunas de las personas que tuvieron que abandonar su hogar a la fuerza después de muchos años. Con su peculiar técnica, quiso reivindicar ese pedazo de espacio que un día perteneció a alguien, a un ser anónimo, a una persona que siempre estará ahí porque ese es su lugar.

De algún modo le puso rostro a la tragedia, porque  todo lo que le ocurre a la ciudad repercute directa o indirectamente en sus habitantes.

En el Museo de Arte de Rio (MAR), la exposición “Do Valongo à Favela: Imaginário e Periferia explica cómo se originó la primera favela de la ciudad en 1987. VHILS logró exponer algunos de sus trabajos.

El Morro de la Providencia es especial no sólo por ser la primera favela de Río, sino también por tener una oscura historia que está guarda entre sus estrechas callejuelas.

La comunidad arrastra un sino de violencia e injusticia desde tiempos remotos en los que los propios habitantes de la favela, combatientes de la Guerra de Canudos (1896-1897) y ex esclavos, picaban la base de la montaña que servía como cantera, en la que estaban construidas sus precarias casas y eso les servía de sustento.

Señor Edinho, una obra de VHILS,  realizada en el Morro de la Providencia. Crédito: Abel N. Alejandre.

Señor Edinho, una obra de VHILS, realizada en el Morro de la Providencia. Crédito: Abel N. Alejandre.

La construcción del teleférico que dejó sin casa al señor Humberto, entre otros, sólo fue una herida más en la comunidad. Este teleférico de uso gratuito funciona hasta las cuatro y media de la tarde, por lo que los trabajadores que viven en la favela no pueden disponer de esta ventaja al regresar de sus trabajos.

VHILS nos muestra que entre esas paredes hubo una casa, un hogar habitado por personas con nombre y apellido.

Nos enseña sus rostros y perpetúa ese territorio que hoy es un espacio destruido, con su técnica de perforar paredes para contar historias, dramas basados en hechos reales.

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Rio 2016, luz verde a la impunidad policial http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/09/rio-2016-luz-verde-a-la-impunidad-policial/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/09/rio-2016-luz-verde-a-la-impunidad-policial/#comments Wed, 09 Sep 2015 16:25:39 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1600 Continue lendo →]]> POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO

Faltan apenas 300 días para el inicio de los ansiados Juegos Olímpicos de Río 2016 y las autoridades de la ciudad más fotogénica de Brasil, al igual que ya lo hicieron en el Mundial de 2014, ultiman sus preparativos en materia de seguridad.

Y es que, a pesar de que Río de Janeiro no se encuentra entre las ciudades más peligrosas de Brasil, su tasa de homicidios es de 28,3  por cada 100.000 habitantes, es decir, casi tres veces más alta a la considerada como aceptable por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El narcotráfico y su dominio de grandes áreas de la ciudad suponen el gran problema de Río y el foco de la mayor parte de la violencia.

A pesar de los esfuerzos de José Mariano Beltrame, secretario de Seguridad de Río de Janeiro, de instaurar las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en los suburbios de la ciudad, lo cierto es que los territorios históricos del narcotráfico, como la favela Rocinha y el Complexo do Alemão, continúan controlados en gran medida por comandos de narcotraficantes. 

El secretario de Seguridad de Río de Janeiro, Marino Beltrame, durante una visita al morro do Vidigal. Fotografía: Maíra Coelho - 15.nov.2011/Agência O Dia.

El secretario de Seguridad de Río de Janeiro, Marino Beltrame, durante una visita al morro do Vidigal. Fotografía: Maíra Coelho – 15.nov.2011/Agência O Dia.


El enquistamiento de la violencia en estos lugares ha provocado que el discurso de crear una “policía de proximidad”, y con ello reconstruir la confianza entre los habitantes de los suburbios y los agentes de la Policía Militar (PM), haya desaparecido.

El pasado 28 de agosto, Beltrame firmó la resolución 901 que autoriza el uso de pasamontañas para ocultar los rostros de los agentes del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), Batallón de Acciones con Perros (BAC), el Grupo Aeromóvil (GAM) y los miembros del Batallón de Choque durante sus operaciones policiales

En pocas palabras, en la futura sede olímpica se vuelve así a garantizar, después de 20 años de prohibición, el anonimato de sus agentes al permitir que sus rostros puedan ser cubiertos durante las a menudo sangrientas operaciones que se realizan en las favelas.

Una medida incomprensible teniendo en cuenta el historial de violaciones de los derechos humanos por parte de los agentes de la PM de la ciudad y el reconocimiento, el pasado 31 de agosto, de la existencia de ejecuciones extrajudiciales por parte de esa misma policía ante la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro.

Cabe recordar que, según los datos de Amnistía Internacional, el 16% de los homicidios ocurridos en  Río de Janeiro entre 2010 y 2013 se produjeron a manos de los agentes de la PM, es decir, 1275 fallecidos de los que el 99,5% eran hombres, el 79% era de raza negra y el 75% tenía entre 15 y 29 años.

Vinicius y Tom, las mascotas de los Juegos Olímpicos de Rio 2016. Fotografía: Celso Pupo /Fotoarena/Fotoarena/Folhapress.

Vinicius y Tom, las mascotas de los Juegos Olímpicos de Rio 2016. Fotografía: Celso Pupo /Fotoarena/Fotoarena/Folhapress.

De hecho, el nivel de violencia practicado por la PM en la futura sede olímpica dejó dos  muertos por día en la última década con un total de 8466 personas fallecidas desde 2005. 

Por si fuera poco, de los 220 casos de homicidio cometidos por policías en 2011, el 80% continúa sin haber sido esclarecido en 2015, mientras que solamente 1 de las denuncias llegó a ser aceptada por el Ministerio Público.

Se trata de unas cifras escalofriantes que dan testimonio del nivel de impunidad al que están acostumbrados los agentes de seguridad cada vez que aprietan el gatillo.

En declaraciones a este cronista, Viviane Ribeiro, editora del diario comunitario “Jornal Alemão Notícias” y vecina del Complexo do Alemão, explicó que la vuelta de los pasamontañas se relacionaría directamente con una maniobra de intimidación de las autoridades de la ciudad de cara a las Olimpíadas del próximo año. 

En su opinión, los pasamontañas son para los habitantes de las favelas “símbolos del exterminio” y de “la muerte deliberada sin autor ni castigo”, y acusó al gobierno del estado de Río de Janeiro de actuar con el único interés de “mostrar al mundo y al turista que venga en 2016 que todo es perfecto mientras que la policía actúa contra los derechos de los ciudadanos más pobres a sangre y fuego”.

Habitantes del Complexo do Alemão protestan por la muerte de un niño de 10 años a manos de la Policía Militar. Fotografía: Fabio Brisolla/Folhapress.

Habitantes del Complexo do Alemão, en Río de Janeiro, protestan por la muerte de un niño de 10 años a manos de la Policía Militar. Fotografía: Fabio Brisolla/Folhapress.


No obstante, el doctor en Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), Ignácio Cano, considerado uno de los grandes especialistas en la ciudad en materia de seguridad y en el programa de las UPP, relativizó la posible relación entre la medida y la proximidad de los Juegos Olímpicos. 

No creo que la medida guarde relación alguna con la proximidad de un evento de estas características, es más, creo que la medida no tendría ningún tipo de efecto disuasorio en caso de ser aplicada”, aclaró el español, quien calificó de “innecesaria” la medida al no existir antecedentes de amenaza terrorista en Brasil, aunque observó con preocupación  la ausencia de distintivos en los uniformes de la PM que permitan la identificación de los agentes.

Sea una provocación, una medida de precaución o simplemente un mensaje de que la “mano dura” estará de vuelta en Río 2016, lo cierto es que la evidente falta de respeto a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad, en una ciudad que se dispone a celebrar los  Juegos Olímpicos, resulta preocupante.

Solamente el tiempo dirá si, al igual que ocurrió en 1995, las autoridades de Río acabarán por darse cuenta de que tapar el rostro de sus agentes de policía no es la mejor manera de promover la convivencia en una ciudad dividida en dos mitades que, al día de hoy, continúan irreconciliables.

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Rousseff llora por el Brasil que no pudo ser http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/07/24/rousseff-llora-por-el-brasil-que-no-pudo-ser/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/07/24/rousseff-llora-por-el-brasil-que-no-pudo-ser/#comments Fri, 24 Jul 2015 18:28:52 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1560 Continue lendo →]]> POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO
Brasil parece haber despertado de un profundo sueño en el que las fantasías de un país más justo, equitativo e igualitario acabaron en pesadilla.
Sin embargo, la realidad que espera a la presidenta Dilma Rousseff, en los próximos tres años y medio de su segundo mandato, podría ser mucho peor que eso.

A los indicadores de la economía que se deterioran a cada día y las interminables noticias sobre la corrupción, se le unen sucesos que, a pesar de pasar inadvertidos por la gran mayoría de la población, son trágicamente representativos de la situación de un país que soñó con el cielo y terminó perdiéndose en el camino hacia las alturas.

Es la historia de Christiano Pereira Tavares, al que todos en la favela carioca de “Manguinhos” conocían como “Lulinha”.

En 2008, cuando apenas tenía 8 años, la imagen de portada del diario “Extra” en la que Christiano nadaba sonriente en las aguas de una alcantarilla de su favela causó gran conmoción en todo Brasil y, en especial, en el entonces presidente Lula da Silva.

Inmediatamente, Lula decidió ayudar a la familia de “Lulinha” proporcionando un empleo y una vivienda social a su madre, a la vez que prometió una piscina a todos los habitantes de esa comunidad.

Una promesa que fue cumplida y  que en su ceremonia de apertura tuvo como protagonista a un pletórico “companheiro Christiano”. Un mote con el cual el ex presidente solía llamar al menor.

En las fotos de aquel momento triunfal para Brasil no faltó una sonriente Dilma Rousseff, que por aquel entonces ya se perfilaba como el brazo derecho de Lula en su papel de ministra de la Casa Civil. Junto a ella, el gobernador del estado de Río de Janeiro, Sérgio Cabral, y el alcalde, Eduardo Paes, completaban la puesta en escena.

El niño que disfrutaba en las aguas podridas de una de las comunidades más castigadas por el narcotráfico y la miseria de Río de Janeiro había conseguido su sueño de una vida mejor para él y los suyos.

La promesa de un Brasil de ensueño parecía cumplirse e, incluso, la imagen de “Lulinha” fue escogida para acompañar el ambicioso Plan de Aceleración de Crecimiento(PAC) de la ministra Rousseff.

El pasado 3 de julio, “Lulinha” falleció como consecuencia de una sobredosis en un centro de salud de Río de Janeiro que, irónicamente, se encontraba decorado con una imagen suya, sonriente. Una imagen de otra época, cuando nadie hubiera podido imaginar que aquel niño rescatado de la miseria acabaría abandonando la escuela en 2013 y entrando en el mundo de las drogas.

Un mundo que desde pequeño había visto, oído y sentido de mano de los traficantes en las calles de Manguinhos. Uno que, para el pequeño Christiano, resultaba mucho más cercano que los flashes de las cámaras y los apretones de manos con hombres de traje y corbata, aquel día en que unos políticos se acercaron a su comunidad por primera vez fuera de un año electoral. Ese día que parecía el comienzo de algo nuevo.

“Lamento la muerte de Christiano. Que la familia encuentre consuelo en este momento de dolor. Mis sentimientos acompañan a los familiares y a la comunidad de Manguinhos”, escribió Rousseff en la noche de este jueves (23).

Un gesto casi maternal de una presidenta que ve cómo el castillo de arena construido por el Partido de los Trabajadores (PT), desde su llegada al poder 2003, se va desmoronando frente a ella, mientras intenta sostenerlo con sus manos.

Como la arena pasando entre sus dedos, la esperanza de los brasileños en su gobierno se pierde para no volver. La última encuesta de la Confederación Nacional de Transportes (CNT) reveló que la aprobación de la presidenta es de apenas un 7,7% y que el rechazo se sitúa en torno al 78%, un nivel incluso inferior al del ex presidente Fernando Collor de Mello antes de haber sido sometido a un juicio político, en 1992. Un fantasma que parece estar aguardando en la oscuridad a la propia Rousseff.

Después de haber sacado de la pobreza a casi 40 millones de brasileños, de prometerles sueños de igualdad, libertad y oportunidades, el PT  y la presidenta han tocado fondo.

La trágica muerte de “Lulinha” es la expresión más gráfica del país que pudo haber sido y que la corrupción, la avaricia y la incompetencia de muchos echaron por tierra. La historia de “Lulinha” es, en definitiva, la eterna historia de Brasil.

Un país joven que tiene todo para triunfar y que acaba rindiéndose ante los problemas de la desigualdad, las drogas, la falta de oportunidades y el propio peso de su historia.

Quien sabe si en la intimidad del Palacio de Planalto, Rousseff, anoche, derramó una lágrima en honor a Christiano y, de paso, por el país que ha dejado de creer en los sueños.

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En Brasil, la muerte en directo es un negocio http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/07/01/en-brasil-la-muerte-en-directo-es-un-negocio/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/07/01/en-brasil-la-muerte-en-directo-es-un-negocio/#comments Wed, 01 Jul 2015 13:56:31 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1525 Continue lendo →]]> POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO

En Brasil hay una manía,  y es que siempre hay una televisión encendida. Cada bar tiene, al menos, uno o dos televisores, que se mantienen prendidos todo el día, sin importar si alguien los está mirando o no.

Sin embargo, hay dos programas que siempre consiguen captar la atención del público y son “Cidade Alerta” y “Brasil Urgente”, de las cadenas televisivas Record y TV Bandeirantes, respectivamente.

Mientras los brasileños se toman una “gelada”(cerveza), observan en tiempo real persecuciones policiales, operaciones del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE), tiroteos y, de vez en cuando, ejecuciones de los llamados “bandidos”.

Todo narrado con el ritmo de una partido de fútbol, en el que el presentador ejerce de juez y comentarista al mismo tiempo.

El pasado martes 23 de junio, ambos programas captaron, a través de sus helicópteros, una persecución que concluyó con un final demasiado indigesto hasta para el más fanático del programa.

En la imagen, se ve a un policía disparando a quemarropa contra dos menores. Fotografía: Reprodução.

En la imagen, se ve a un policía disparando a quemarropa contra dos menores que habían robado una moto. Fotografía: Reprodução.

Dos menores de 16 y 17 años escapaban a toda velocidad de una patrulla de la Policía Militar en una motocicleta robada por  las avenidas del barrio Jardím São Luís, en el sur de São Paulo.

Durante varios minutos, el hábil piloto, en su cruzada por lograr escapar del policía,  puso en peligro la vida de todo aquel que se cruzaba en su camino. Sin embargo, al encarar una recta, ambos jóvenes fueron alcanzados por el agente, a lo que el  copiloto reaccionó arrojándole su casco.

En ese momento, el cabo disparó su arma e hirió a ambos delincuentes  en las piernas. Unos metros más adelante, el motociclista perdió el control y la moto cayó junto a la pared de una casa, aprisionando a ambos menores que quedaron tendidos en el suelo.

Acto seguido, el policía detuvo su motocicleta junto a ellos y, antes de bajarse, ocurrió lo que nadie esperaba: disparó en dos ocasiones su arma sobre los menores rendidos y malheridos.

Todo tuvo lugar en directo y fue transmitido con lujo de detalles, porque las cámaras de los helicópteros de ambos programas registraron la acción desde dos ángulos distintos. Los fogonazos del revólver calibre 38 disparado en plena noche delataron al agente, quien con toda tranquilidad desarmó a uno de ellos y lo detuvo.

Eufóricos, los conductores Marcelo Rezende y José Luiz Datena saborearon el momento, sabiendo que los índices de audiencia estarían alcanzando el punto más alto: un policía acaba de disparar a quemarropa contra dos  menores, con millones de brasileños como  testigos.

El conductor del programa "Brasil Urgente", José Luiz Datena. Fotografía: Divulgação.

El conductor del programa “Brasil Urgente”, José Luiz Datena. Fotografía: Divulgação.

La Secretaria de Seguridad Pública (SSP), anticipándose a la polémica, actuó de inmediato y el cabo, que fue identificado con el nombre de “De Souza”,  fue detenido de manera provisional, mientras que los jóvenes fueron internados en un hospital de Jardim São Luís.

Sin embargo, tan solo 24 horas después del episodio, el cabo fue liberado y retomó su trabajo, aunque provisionalmente, en el área administrativa de la Policía Militar de São Paulo.

“Quería felicitarte públicamente por una actuación excelente”, dijo el Coronel Telhada, diputado del estado de São Paulo del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que gobierna esa región, en un video publicado en Facebook al día siguiente del hecho. “Hacen falta hombres así en la Policía Militar”, indicó.

El populismo se solapaba con el sensacionalismo. Si bien programas de este tipo banalizan la violencia hasta niveles extremos, el oportunismo del PSDB, partido que apoyó en el Congreso Nacional la aprobación de la propuesta de enmienda a la Constitución (PEC) 171/1993 para reducir la edad de imputabilidad penal de 18 a 16 años, se hacía patente una vez más.

Pero no todo fueron felicitaciones para el agente. El secretario de la SSP, Alexandre de Moraes, advirtió: “Daremos el derecho de defensa al agente, pero por las imágenes hay una clara constatación de una seria irregularidad por parte del policía, ya que individuos rendidos al dominio del agente acaban recibiendo disparos”.

Si la acción del agente merece su expulsión del cuerpo de policía, una pena de cárcel o cualquier otro castigo, eso deberá decidirlo la Justicia, pero lo que realmente impacta del caso es la cotidianidad de la violencia de la policía contra los delincuentes.

El discurso del “mejor bandido es el bandido muerto” continúa muy vivo en la consciencia colectiva de los brasileños.

Marcelo Rezende, conductor de "Cidade Alerta". Fotografía: Edu Moraes/Divulgação Record.

Marcelo Rezende, conductor de “Cidade Alerta”. Fotografía: Edu Moraes/Divulgação Record.

Según datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública, en 2012, al menos 1890 personas murieron a manos de la policía en Brasil, mientras que en Estados Unidos, país con un 30% más de habitantes, ese número fue de  410.

Con 53.646 muertes totales por año, es decir, seis asesinatos por hora, el problema de la violencia en este país es tan mayúsculo y cotidiano que, a veces, parece que sus habitantes han perdido todo respeto por la vida ajena.

La televisión y la mayoría de los periódicos del país lo saben y sacan provecho de ello. Los políticos tampoco se quedan atrás y, azuzando el debate, pronto alcanzaron el 87% de apoyo ciudadano a la reducción de la edad penal, un proyecto condenado por la ONU, que fue rechazado por la Cámara de Diputados, por una estrecha diferencia de cinco votos.

Llegado este punto, no se puede dejar pasar la interesantísima entrevista del Secretario de Seguridad del estado de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, con la revista “Época”.

“En Brasil, estamos retrocediendo. Le quito los fusiles a la policía, me critican por querer desarmar a los bomberos y una gran parte de la población continúa queriendo armarse”, explicó el responsable del programa de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas de Río de Janeiro.

Uno se pregunta cómo, si hasta uno de los mayores responsables por la seguridad en el país reconoce el fracaso de la “mano dura”, la ciudadanía está cada vez más convencida de que más armas, más cárcel y más severidad solucionarán el problema.

José Mariano Beltrame visita el Morro do Vidigal, en Río de Janeiro. Fotografía: Maíra Coelho / Ag. O Dia.

José Mariano Beltrame visita el Morro do Vidigal, en Río de Janeiro. Fotografía: Maíra Coelho / Ag. O Dia.

“Follow the money”, suele decirse en las películas de detectives a la hora de encontrarle una explicación a algo que aparentemente no la tiene. Solo apuntaré un dato: Brasil es el 4º mayor fabricante de armas ligeras del mundo, con 17,6 millones de ellas en circulación y albega a la mayor fábrica de pistolas del mundo: Taurus.

El próximo paso de la “bancada de la bala” y del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) será la aprobación del proyecto de ley 3722/2012 para permitir la portación de armas y acabar con el Estatuto del Desarme.

Con un mercado de más de 200 millones de brasileños y con 15 de las 50 ciudades más peligrosas del planeta en el país, el negocio está asegurado. Teniendo en cuenta que tanto Taurus como la Compañía Brasileña de Cartuchos (CBC) financiaron la campaña de algunos diputados del PMDB, el círculo se completa.

En Brasil, la paranoia por la seguridad, alimentada por el sensacionalismo de los medios de comunicación, y la violencia planificada, garantizada a través de la “mano dura” de la Policía Militar, parecen ser las dos caras de un mismo negocio.

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“Se llevaron a nuestros hijos, se llevaron nuestro miedo” http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/06/11/se-llevaron-a-nuestros-hijos-se-llevaron-nuestro-miedo/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/06/11/se-llevaron-a-nuestros-hijos-se-llevaron-nuestro-miedo/#respond Thu, 11 Jun 2015 19:24:18 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1492 Continue lendo →]]> POR LUNA GÁMEZ Y JOSÉ BAUTISTA

DE RÍO DE JANEIRO

La noche del 26 de septiembre de 2014, Ernesto Guerrero viajaba hacia Iguala con otros 56 estudiantes de la escuela normalista de Ayotzinapa, en México. Iban a recaudar en las calles el dinero que les permitiría desplazarse hasta Ciudad de México para asistir a la marcha nacional en memoria de la matanza de octubre de 1968, en la que murieron más de 300 estudiantes y obreros.

La llegada de los normalistas a Iguala no gustó a Ángeles Piñeda, esposa del alcalde y tesorera del cártel Guerreros Unidos, que en ese momento preparaba el primer mitin de su candidatura a regidora (concejala). De repente comenzaron los disparos contra el autobús.

Un policía se acercó a Ernesto, le apuntó a la cara y le dijo “vete o te mato”. Lo último que vio fue a sus compañeros vivos tendidos boca abajo sobre el asfalto, rodeados de policías y sicarios, que en el estado de Guerrero y otras zonas de México operan bajo el mismo mando.

Ernesto se libró porque no cabía nadie más en las camionetas. Otros 13 estudiantes lograron huir hacia la selva y 43 siguen con paradero desconocido.

El 2 de abril pasado, Eduardo Jesús Ferreira no tuvo tanta suerte como Ernesto. Su historia terminó en el Complejo del Alemán, el mayor conjunto de favelas de Río de Janeiro. Tenía 10 años y estaba sentado frente a su casa cuando un policía militar le disparó a la cabeza. Fue la cuarta víctima menor de edad del día en esa zona y pasó a engrosar la media brasileña de cinco muertos diarios a manos de la policía.

Este trágico suceso despertó cierto revuelo en Brasil, un país en el que las desapariciones y los asesinatos a manos de la policía son el pan de cada día, como en México. Presionadas por la prensa, las autoridades brasileñas investigaron y concluyeron que se trató de un cruce de tiros. Los vecinos y familiares que presenciaron los hechos afirman que ese día no hubo ningún tiroteo en la zona.

Además de defender a los culpables en ambos casos, las autoridades de México y Brasil reprimieron con dureza a quienes se manifestaron contra la impunidad policial y la violencia de Estado. Organizaciones sin fines de lucro como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, periodistas independientes y hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aportan cifras a esta realidad: cada 11 minutos desaparece una persona en Brasil, mientras que en México sucede lo mismo cada 84 minutos.

Los presidentes de ambos países, Dilma Rousseff y Enrique Peña Nieto, no hicieron ni un solo comentario sobre el drama de las desapariciones y los asesinatos a manos del Estado en Brasil y México durante el encuentro que celebraron el 26 de mayo. “Brasil y México (…) no podían vivir alejados el uno del otro”, dijo Rousseff al finalizar el encuentro en alusión a la lluvia de acuerdos económicos que se avecinan.

Y en materia de Derechos Humanos, ¿están alejados Brasil y México? La distancia que mencionó Rousseff no la ha roto ningún gobierno, sino la Caravana 43, creada con el apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y formada por familiares de los estudiantes desaparecidos y un superviviente.

Esta semana están en Río de Janeiro, último destino de una travesía por América Latina que incluyó varias paradas en Argentina, Uruguay y otras ciudades de Brasil.

Los padres y madres de los estudiantes desaparecidos llegaron para contar de primera mano lo sucedido, libres de las distorsionadas versiones oficiales, y para “tejer lazos de solidaridad con la sociedad civil y las luchas de abajo”, según explica M.R., una activista mexicana que pide el anonimato por miedo a represalias.

Se llevaron a nuestros hijos, y con ellos nuestro miedo”, afirma incansable Mario Contreras, padre de César, uno de los 43 normalistas desaparecidos.

Antes incluso de que la Caravana comenzase, el apoyo ya fue muy fuerte”, explica M.A., responsable de comunicación de la Caravana 43 RJ, quien añade que “hoy las actividades serán aquí en la Maré, en un ambiente militarizado y de Unidades de Policía Pacificadora que hace evidente lo parecidos que son México y Brasil en cuanto al nivel de violencia”.

La solidaridad de los brasileños se traduce en los aplausos que interrumpen una y otra vez el relato de los padres. “Aquí el Estado también culpa al narcotráfico para justificar todas las masacres que ellos mismos cometen”, exclama un residente de la Maré.

Familiares de los 43 estudiantes desaparecidos e integrantes de la Caravana se reúnen con movimientos sociales en Rio de Janeiro. Fotografía: Pilar Pedraza

Familiares de los 43 estudiantes desaparecidos e integrantes de la Caravana se reúnen con movimientos sociales en Rio de Janeiro. Fotografía: Pilar Pedraza

La Caravana 43 llega hasta la favela Pinheiros para conocer a Irone Santiago, madre de Víctor, un joven que fue atacado por el ejército cuando volvía de jugar a fútbol. Irone comprende perfectamente la angustia de ser ninguneada y despreciada por las mismas autoridades que condenaron a su hijo a estar postrado en la cama de por vida.

La indignación se apodera de la casa y concluyen que su lucha es más visible cuando están juntos.

Dicen los padres de los desaparecidos que seguirán luchando hasta que les devuelvan a sus hijos.

No dejarán de denunciar que, tras lo sucedido aquella noche de septiembre, el gobierno mexicano tardó ocho días en dar una respuesta; que la investigación oficial señaló que los estudiantes habían sido incinerados, pero forenses independientes de Austria y Argentina comprobaron que solo había un normalista entre los cadáveres encontrados; que varios periodistas demostraron que la policía y el ejército rastrearon a los estudiantes justo antes de que partieran hacia Iguala; que el ejército agredió y negó asistencia médica a varios estudiantes que logaron huir; que el gobernador de Guerrero ofreció grandes sumas a los familiares a cambio de su silencio, y que está probado que el fiscal general de México y el presidente Peña Nieto sabían desde 2013 acerca de los vínculos oscuros del gobierno de Iguala, pero no hicieron nada.

Las autoridades de México informaron en abril que hay 25.398 desaparecidos en el país. Brasil solo ofrece el número de denuncias por desaparición: en torno a 250.000 al año.

Ahora lo importante es la acción, ser creativos y reaccionar ante esta bestia… Los movimientos sociales se están dando cuenta de que luchamos contra la misma bestia”, concluye M.R.

]]> 0 En Brasil, enseñar a ser emprendedor es enseñar igualdad http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/05/19/en-brasil-ensenar-a-ser-emprendedor-es-ensenar-igualdad/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/05/19/en-brasil-ensenar-a-ser-emprendedor-es-ensenar-igualdad/#respond Tue, 19 May 2015 12:13:18 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1452 Continue lendo →]]> POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO

Cualquier persona que alguna vez haya paseado por una favela de Río de Janeiro y sea medianamente observadora, se habrá sorprendido con la cantidad de negocios de todo tipo que allí se dan cita.

Desde el típico bar donde tomar una “gelada” (cerveza), hasta salones de belleza o improvisadas tiendas en las que se puede comprar desde un paquete de galletas a un aparato de aire acondicionado.

Se trata de una muestra del ingenio más afinado de todos, el de la necesidad. A pesar de que en su mayoría, los habitantes de la favela no pudieron acceder a estudios superiores, todos ellos han podido sacar beneficio donde muchos solo ven miseria.

No hace falta ser muy avispado para imaginarse los Rockefeller, Bill Gates o Steve Jobs que se han perdido entre las callejuelas de las 763 favelas de Río de Janeiro por falta de oportunidades.

Eso mismo debió pensar en 2013 la psicóloga paranaense Ana Biavatti cuando fundó su proyecto de educación “Oficina de Negocinhos”, con el objetivo de desarrollar las habilidades emprendedoras de niños a partir de los 4 años en escuelas públicas y privadas de Río de Janeiro.

“No se trata de ir creando ‘miniempresarios’ por el mundo ni de apoyar el capitalismo salvaje desde la niñez, sino de inculcarles valores y habilidades de éxito”, explica Biavatti, quien tras cursar Psicología en Brasil se formó en Marketing en Italia.

Fue allí donde asimiló las ideas del profesor en Psicología Social de la universidad de Harvard y consejero del Foro Económico de Davos, Daniel Isenberg, quien en la actualidad supervisa los programas educativos del proyecto.

Uniendo la psicología y el marketing, Biavatti decidió poner en práctica, a su regreso a Brasil, experiencias como la que la Escuela Superior de Educación de Harvard desarrolló en cuatro escuelas secundarias de la ciudad de Boston.

Aquellos alumnos que se acogieron al programa de la Fundación Nacional de Enseñanza del Emprendimiento, mejoraron significativamente sus calificaciones en materias como matemáticas, lengua inglesa y aumentaron sus resultados en actividades en grupo y comunicación.

Pese a que un estudio de la Unión Europea de 2012 situó a Brasil como el segundo país con más emprendedores del mundo (63% de microemprendedores y trabajadores autónomos), únicamente superado por Turquia (82%), Biavatti cree que el brasileño medio no recibe las herramientas básicas para hacer funcionar sus negocios.

“Brasil tiene un problema de base que es la educación. Todavía hoy es un país en el que la gente común no sabe lidiar con sus finanzas y en el que hablar de dinero es prácticamente un tabú”, resalta Biavatti quien cree que la manera de acabar con el ambiente “poco ético” de los negocios en Brasil es “educar a los más pequeños en que colaborar y ser creativos puede ser más exitoso que competir”.

A través de juegos en grupo que estimulan la creatividad de los niños, los talleres de la “Oficina de Negocinhos” van presentando a los niños los conceptos básicos de ciudadanía, compromiso social y ética para, a partir, de los 8 años, comenzar con las primeras nociones de marketing, finanzas y recursos humanos.

Entre todos los proyectos llevados a cabo, Biavatti se siente especialmente orgullosa de los que ha desarrollado en las comunidades de Río de Janeiro. “Cuando se trabaja con niños de comunidades donde faltan recursos pueden observarse cambios de actitud espectaculares, es ahí cuando se siente que el trabajo tiene sus recompensas”, admite.

Las recompensas llegan también en forma de mecenazgo: la empresa italiana “Conziliazione.net” patrocinó uno de sus proyectos con 30 niños en la asociación “Solar Meninos de Luz” de la favela de Cantagalo, la carioca “Afilio” patrocina un curso mensual con 20 niños en Santa Marta, y la también italiana “Estudio Legal Passlacqua Luzón” patrocinará en breve otro curso con 20 niños en la favela Rocinha.

Además, “Oficina de Negocinhos” logró en marzo pasado formar parte del programa Shell Iniciativa Joven (Shell LiveWire, en otros países) situándose como el segundo proyecto mejor valorado entre un total de 800 inscriptos, algo que lo podría hacer entrar pronto en la red de negocios sustentables de la petrolera.

Si se le pide a Biavatti que compare los proyectos con niños de barrios ricos y otros más humildes, ella sonríe y responde: “Cuando le preguntas a un niño de Leblón o Ipanema qué quiere ser cuando sea grande, muchos quieren ser como su padre o dicen que todavía no lo saben. Cuando se le pregunta a un niño de Cantagalo o Rocinha hay mil respuestas al mismo tiempo”.

Sin duda, iniciativas como la de Biavatti o incluso programas públicos como “Jóvenes Emprendedores del Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas” (SEBRAE), que se desarrolla en 190 escuelas de todo Brasil y atiende a 26.700 alumnos, son un primer paso para que, a través de la educación, se pueda lograr la igualdad social.

La clave está en transformar la curiosidad de los niños en habilidades de éxito que les proporcionen un futuro mejor a través de la educación. Esa es la gran asignatura pendiente para un país que es considerado la octava economía del mundo y para un gobierno cuyo lema es “Brasil: patria educadora”, pero que continua en el puesto 60º del ránking de Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

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Río, partitura y Yemanyá http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/05/12/rio-partitura-y-yemanya/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/05/12/rio-partitura-y-yemanya/#comments Tue, 12 May 2015 17:46:20 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1431 Continue lendo →]]> POR GABRIEL BAYARRI, DE RÍO DE JANEIRO

Gabriel Bayarri (g.bayarritoscano@gmail.com) es español, estudiante e investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF). Nos acompaña con una serie de textos en los que aborda parte de su investigación sobre las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas de Río de Janeiro.

***

Fue nuevamente un negro anciano el encargado de darme la lección en la favela: “Ustedes, los gringos, no consiguen mover los pies”, dijo. Y de un brinco agarró un tamborín y comenzó a emitir un ritmo agudo, acompasado, batiendo con su bastón, antigua pierna de una banqueta descompuesta.

El viejo despertó a los gallos y se inició así el ritual sonoro del día 29 de abril, el día mundial de la danza.

La favela se levantó vibrando y el aroma de alcantarillado y acarayé quedó limitado por una percusión que hacía aflorar al resto de los sentidos. Escuché la percusión, olvidando entonces todas las artimañas racionalistas europeas, creadoras del orden repetitivo, de nuestro día a día, y me dejé llevar por la partitura.

Provenía de un continente al que llamaban de “civilizado”, cuyas normas estrictas se fundaban en los criterios más antiguos, con una economía y sociedad hechas pedazos, pero donde no había más remedio que someterse al imperio de la razón.

El viejo bailó hasta la cena, cuando la favela comenzó a desprender un aroma a ropa vieja, de refrito de frijoles. Danzó las sambas que durante años fueron perfeccionados en las escuelas carnavalescas de los morros, aportando al origen afro-indígena de la música los ritmos urbanos, los instrumentos del cavaquinho y el pandero.

El anciano fue realizando pequeñas modificaciones en el compás hasta alcanzar el baile derivado del pagode, buscando la perfección estética, aquella que fundía la punta de sus pies con la propia tierra, buscando aquella estética que había ido puliendo, como un artesano, desde que comenzó a caminar.

Sus piernas narraban el conocimiento de generaciones de esclavos, sus movimientos conocían la realidad de la desigualdad, sus manos teatralizaban algoritmos complejos, teorías económicas, políticas públicas capaces de extraer a su familia del fondo de la miseria crónica de las favelas brasileñas. Concluyó la danza con una marcha in crescendo, que relataba las situaciones miserables de su pueblo.

Con sus zancadas se interpretaron los gigantes movimientos sociales que vapulean el país desde hace dos años. Su respiración entrecortada expulsaba el anhelo de un país que todavía posee un 10% de su pueblo analfabeto, un 20% funcional, un país que concentra en la élite formada por un 10% de la población más del 75% de la riqueza.

En su sátira feroz el viejo pisó fuerte al ritmo del último compás. Pisó fuerte sobre la corrupción de toda la casta política, contra las 50.000 mujeres violadas por año, contra los más de 45.000 homicidios anuales, contra los bajos salarios de unos profesores de escuelas fundamentales, que llegan a alcanzar unos mínimos de 700 reales mensuales (aproximadamente 220 dólares) y que son apaleados por la Policía Militar cuando tratan de manifestarse.

Pisó con sus chanclas contra la tasa de abandono escolar del 56% de los adolescentes y contra la falta de saneamiento básico, aplastando charcos de barro por la falta de presencia del Estado en todos los servicios básicos, cerrando una evaluación compuesta por compases, cayendo sobre su bastón, exhausto.

Ahora tenía 80 años, era un sambista arrugado y sus manos caoba desvelaban años en la obra, practicando el samba en los andamios, aupando sacos de cemento.

El viejo me explicó lo siguiente: “Fue cuando comencé a bailar, cuando empecé a entender el mundo. Hoy Yemanyá dijo al viento que llevase su brisa marina, que la aproximase a los tambores que resonaban a lo largo del día, de todo Brasil. Las ropas pesan más cuando están mojadas de sudor, pero la brisa enviada por la orixá me refresca”.

La música emitía un lenguaje propio, no siempre fácil de comprender. Un lenguaje que homenajea a este día, una manifestación artística capaz de atravesar cualquier barrera política, cultural o étnica y alargar el brazo, intentando juntar el mundo.

Era su crítica, el arma simbólica del viejo, que con sus pasos lanzaba un ataque feroz, una llamada a la esperanza, una lucha de tambores por un país más justo.

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Maré, más cerca de la pesadilla que del sueño olímpico http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/03/mare-mas-cerca-de-la-pesadilla-que-del-sueno-olimpico/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/03/mare-mas-cerca-de-la-pesadilla-que-del-sueno-olimpico/#respond Tue, 03 Mar 2015 14:33:14 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1345 Continue lendo →]]> POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO

Hace exactamente 11 meses, los miles de hombres de la Fuerza de Pacificación de la Policía Militar de Río de Janeiro, apoyados por medios aéreos y terrestres del Ejército de Brasil, ocuparon  las 16 favelas que conforman del Complexo da Maré, en la zona norte de Río.

El despliegue fue aparatoso y no les hizo falta disparar un solo tiro. Satisfechos, el secretario de Seguridad de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, y el por entonces gobernador, Sergio Cabral, calificaron la operación como un éxito y auguraron que pronto se instalarían allí las correspondientes Unidades de Policía Pacificadora (UPP).

Pero la realidad es que la operación no fue un éxito, tampoco hubo UPPs, ni nada que se le parezca. Los disparos de los fusiles 762 del Ejército brasileño, que por aquel entonces no pudieron ser recogidos por las varias docenas de reporteros que acompañaron la ocupación, han ido desangrando poco a poco la vida de los 130.000 habitantes del Complexo da Maré.

El pasado 12 de febrero, una furgoneta con cinco jóvenes que regresaban de una fiesta fue masacrada por disparos de los militares en la favela Salsa e Merengue. Uno de ellos perdió su pierna. Tan solo una semana después, un obrero fue abatido tras ser “confundido con  un traficante”, como declararon los militares, mientras trabajaba en una reparación en la Vila do João.

Policías intentan contener una protesta cerca del Complexo da Maré, en Río de Janeiro. Fotografía: Mauricio Fidalgo/Reuters.

Policías intentan contener una protesta cerca del Complexo da Maré, en Río de Janeiro. Fotografía: Mauricio Fidalgo/Reuters.

Menos de 24 horas después, otra “combi” repleta de viajeros que hacían la línea Maré- Bonsucesso fue ametrallada en la Vila do Pinheiro. ¿El motivo? El conductor no tenía licencia para  transportar personas  y quiso saltarse un control del Ejército.

Indignados, hartos por tantos heridos y muertes absurdas, unos 300 habitantes de la Maré quisieron exponer su malestar con una protesta pacífica el pasado 23 de febrero. Nuevamente, la policía y los militares desconfiaron de los manifestantes y decidieron disolver la incómoda protesta por la fuerza. Dos menores murieron y tres personas resultaron heridas.

Sus muertes apenas causaron conmoción en la prensa local, que aquellos días andaba pendiente de la visita del Comité Olímpico Internacional (COI) a las instalaciones de los futuros Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Los centenares de habitantes del Complexo da Maré  que escapaban de los gases lacrimógenos y de las balas de la Policía Militar  aquella noche, probablemente no lo sabían, pero su destino había sido decidido entre sonrisas y apretones de mano unas horas antes.

El secretario del Ministerio de Deportes, Ricardo Leyser, anunciaba aquel día que el gobierno federal usará las Fuerzas Armadas para realizar las labores de seguridad en Río 2016.

En la práctica, la decisión supuso que los 2700 militares que cada día supervisan la vida de los habitantes de la Maré, amplíen su presencia en la zona por otros 18 meses. A un coste de 593.000 dólares por día, los contribuyentes brasileños pagarán  319 millones de dólares para que sus vecinos de la zona norte vivan en un contexto más propio de Irak o de Palestina.

Soldados refuerzan la seguridad en el Complexo da Maré después de un día de un inteso intercambio de disparos entre traficantes locales. Fotografía: Alex Ribeiro/Folhapress.

Soldados refuerzan la seguridad en el Complexo da Maré después de un día de un inteso intercambio de disparos entre traficantes locales. Fotografía: Alex Ribeiro/Folhapress.

Los blindados y la artillería pesada se han convertido en parte del paisaje de las 16 favelas de la Maré, cuyo único pecado es haber sido construidas entre el Aeropuerto Internacional Tom Jobim y el centro de la “cidade maravilhosa”.

Un lugar estratégico que una valla de tres metros de altura, situada alrededor de los 10 kilómetros cuadrados que ocupa, no ha sido capaz de esconder de la mirada de los turistas que pasan por la Linha Vermelha camino de las playas de postal de la zona sur.

Puede que el yugo de las tres facciones de narcotraficantes (Comando Vermelho, Terceiro Comando Puro y Amigos dos Amigos) que allí se daban cita, y que todavía mantienen su influencia a pesar de la ocupación, debía ser erradicado.

Pero casi un año después la ocupación militar se ha revelado como un fracaso, denunciado además por innumerables asociaciones de Derechos Humanos.

Así lo hizo Amnistía Internacional a través de un comunicado oficial en el que afirmó que  las Fuerzas Armadas “no poseen el entrenamiento adecuado” o las habilidades de “diálogo con organizaciones de la sociedad civil o poblaciones de las favelas”.

Además, la respetada organización expuso que “la lucha contra el narcotráfico no puede llevar a una criminalización de la comunidad, especialmente de los más jóvenes”. Unos argumentos a los que los dirigentes del COI no han querido prestar atención.

Un hombre posa frente a un vehículo blindado de las Fuerzas  Armadas, durante la ocupación del Complexo da Maré, en abril de 2013. Fotografía: Daniel Marenco/Folhapress.

Un hombre posa frente a un vehículo blindado de las Fuerzas Armadas, durante la ocupación del Complexo da Maré, en abril de 2013. Fotografía: Daniel Marenco/Folhapress.

Es la triste realidad de los miles de cariocas que no cuentan con un lugar dentro de los ambiciosos planes de Río 2016.

Empujados a los márgenes de la ciudad e ignorados durante décadas por los gobiernos locales, viven la opresión de una ocupación militar con el pretexto de protegerles de un yugo, el del narcotráfico, al que esos mismos gobiernos dejaron hacerse amos y señores de aquellos que poco importaban.

Faltan 18 meses para el mayor evento deportivo jamás vivido en Río de Janeiro y nada ni nadie deberá arruinar la fiesta. Los intereses puestos en un espectáculo que le ha costado a la ciudad 13.000 millones de dólares valen más que los derechos de unos cuantos “favelados”.

Al igual que ocurrió en 2013 durante la Copa de las Confederaciones o en 2014 durante el Mundial, el Ejército brasileño se sumará a la fiesta del silencio, la de las manifestaciones pacíficas disueltas a golpes, gases lacrimógenos y disparos de los que matan.

Pero en la Maré no se resignan a vivir oprimidos por el silencio. Es imposible saberlo, pero es posible que la próxima “primavera brasileña” comience entre la mayoría silenciosa que todavía no ha alzado su voz en Río de Janeiro.

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