Brasil con Ñeuropa – Brasil con Ñ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br El país con todas las letras Fri, 22 Sep 2017 17:43:00 +0000 pt-BR hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.7.2 Brasil, última parada antes de llegar a Berlín http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/21/brasil-ultima-parada-antes-de-llegar-a-berlin/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/09/21/brasil-ultima-parada-antes-de-llegar-a-berlin/#respond Mon, 21 Sep 2015 15:08:47 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1619 Continue lendo →]]> POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO 

Debajo de un cuadro con la frase “Ahlan-Wa-Sahlan”, que significa “bienvenido” en árabe, dos jóvenes musulmanes se entretienen chateando con sus teléfonos móviles.

Se trata de una imagen cotidiana que podría parecer la de cualquier locutorio de una ciudad europea, o de Medio Oriente, si no fuese porque ambos jóvenes son refugiados sirios y el lugar en el que se encuentran es una parroquia católica de Río de Janeiro. 

Hace cinco meses, Ahmad Hamada, de 30 años, y su amigo Mohamed Al-Saleh, un palestino nacido en Siria, de 22 años, dejaron el campo de refugiados de Yarmuk, en Siria, un lugar ubicado a pocos kilómetros del palacio del presidente Bashar Al-Assad, donde 12.000 personas se mueren de hambre y enfermedades.

Los dos jóvenes lograron abandonar el campo de refugiados a bordo del coche de unos contrabandistas y por 3000 dólares consiguieron atravesar la frontera del Líbano y embarcar rumbo a Estambul, Turquía.

“Salir del infierno de Yarmuk ya fue una bendición, sin embargo, fue en Turquía donde las cosas se complicaron. En Estambul hay auténticas redes mafiosas que pueden conseguirte un pasaporte falso en menos de 15 días por 350 dólares”, explica Mohamed, quien se niega a dar más detalles sobre los pasaportes falsos que obtuvieron en Turquía o contar cómo hicieron para embarcar en un vuelo hacia Roma, aunque reconoce que, en total, gastaron  5000 dólares para llegar a Europa.

Con un esforzado aunque entendible inglés, Ahmad resume con ayuda de gestos los abusos que los carabinieri italianos les infligieron tras ser detenidos y trasladados a  una comisaría de Roma por portar documentos falsos.

“Ocho policías italianos nos golpearon como a animales y nos dijeron que nos odiaban, jamás pude imaginar tanto racismo en un país tan próximo al nuestro”.

Por suerte para ambos, las autoridades italianas no pudieron retener sus pasaportes sirios, gracias a los cuales, y tras gastar un total de 9000 dólares, consiguieron llegar a Brasil.

Desde que a fines de 2013 el Ministerio de Justicia de Brasil creó una normativa específica para facilitar la concesión de visados a refugiados sirios a través del Comité Nacional de Refugiados (Conare), el gigante sudamericano se ha convertido en el país con más refugiados sirios de América Latina.

En total, 2077 ciudadanos sirios han encontrado a más 10.000 kilómetros de Siria su tierra prometida o al menos un lugar en el que tienen la posibilidad de volver a empezar. 

De hecho, Brasil acoge a más  refugiados sirios que Estados Unidos (1243) o los países europeos del Mediterráneo, como España (1335), Grecia (1275), Italia (1005) o Portugal, que únicamente alberga a 15 refugiados de esta nacionalidad.

Tanto es así que en el discurso del Día de la Independencia de Brasil, el pasado 7 de septiembre, la presidenta Dilma Rousseff declaró que “a pesar de las dificultades que atraviesa el país, Brasil tiene los brazos abiertos para acoger a los refugiados”.

Sin embargo, no todo lo que reluce es oro. Como reconoce el párroco de la parroquia de São João da Lagoa, Álex Coelho Sampaio, donde se encuentran albergados Ahmad y Mohamed, “el gobierno de Brasil ha hecho una gran labor acogiendo a los refugiados sirios, pero una vez que les coloca el sello en el visado se desentiende completamente de sus necesidades más básicas”.

Desde hace 14 meses, y gracias al apoyo de Cáritas y la archidiócesis de Río de Janeiro, su modesta parroquia proporciona alojamiento, comida, tratamiento sanitario y clases de portugués a 16 refugiados, nueve de ellos de  nacionalidad siria.

“Como habéis visto en la entrada, a pesar de ser un templo católico, los musulmanes son recibidos con todo el apoyo que merece un ser humano que ha sufrido”, dice.

Gracias al apoyo de sus feligreses, este párroco ha conseguido convertirse en la única casa de acogida para refugiados en Río de Janeiro.

No obstante, el padre Coelho sabe que la mayoría de los sirios no permanecerá en Brasil después de los tres meses de asistencia gratuita que la Iglesia les concede.

“Para ellos, Europa es la única solución. Cuando salgan de aquí, la mayoría viajará a la ciudad de Fortaleza, desde donde salen vuelos hacia Turquía con escala en Berlín, y será entonces cuando intenten quedarse en Alemania”, comenta.

Ahmad y Mohamed lo tienen claro, Dinamarca o Suecia son su verdadera meta. En cuanto reúnan el dinero suficiente, vendiendo comida árabe en las calles de Río de Janeiro, comprarán sus billetes de avión.

Aunque se resistan a reconocerlo, es muy posible que recurran a los “coyotes”, la mafia que opera en las fronteras de Brasil ayudando a cruzar a ilegales bolivianos o haitianos y que, además, se dedica a suministrar pasaportes falsos a traficantes de armas y drogas a un módico precio.

Como bien decía Mohamed, el infierno de los refugiados muchas veces comienza en cuanto ponen un pie fuera de su país.

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Quiero ir en bicicleta http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/08/12/quiero-ir-en-bicicleta/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/08/12/quiero-ir-en-bicicleta/#comments Wed, 12 Aug 2015 16:20:54 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1573 Continue lendo →]]> POR ABEL N. ALEJANDRE, DE RÍO DE JANEIRO

Que toda gran ciudad tiene un tránsito denso y caótico, no es una novedad. Pero imaginen tener que cruzar en bicicleta una urbe en hora pico: ese sí que es un  verdadero desafío.

Da la impresión de que en Río de Janeiro las personas miran más la carretera que la señalización del semáforo. Y que en lugar de respetar las jerarquías de los peatones y vehículos, las invierten. El más grande y de mayor volumen tiene preferencia sobre el más pequeño e inofensivo.

Una gran urbe es un infierno en hora pico y un peligro cuando las calles están semivacías. Los vehículos transitan a velocidades que de largo pasan lo permitido por unas placas que prácticamente nadie respeta, dejando muy poco espacio para el imprevisto o el error.

Definitivamente el peatón es el peor parado, seguido de las bicicletas.

Este es el panorama con el que cualquier ciclista se encuentra cuando se dispone a pedalear, bien para desplazarse por trabajo o por el placer de disfrutar de este medio alternativo de locomoción.

Más allá de las dificultades, la ciudad y algunos de sus habitantes quieren que Río sea amigable con las bicicletas.

Los 374 kilómetros de ciclovía construidos y la previsión de la finalización de 43,6 kilómetros en obras más los 186,5 kilómetros proyectados, sumado a las bicicletas naranjas gratuitas que el banco Itaú dispone por toda la ciudad, son señales inequívocas de una voluntad por parte del gobierno y de la empresa privada.

Bike Rio Café es un negocio ideado por tres hermanos y abierto hace cinco meses en el centro de Río. Al entrar, uno se encuentra con un garaje para dejar estacionada la bici.

En el primer piso están las duchas y un bonito café con una cuidada decoración inspirada en las dos ruedas. Los precios del Bike Rio Café se adaptan a todos los bolsillos y van desde los 4 reales (1,14 dólares) hasta los 150 reales por mes (unos 43 dólares), dependiendo del plan que contrate cada cliente.  

Un lugar para los aficionados a la bici en Río: el Bike Rio Cafe. Fotografía: Abel Navarro.

Un lugar para los aficionados a las bicicletas en Río: el Bike Rio Café. Fotografía: Abel Navarro.

Frederico, de 51 años, mostró el local y explicó la idea: “Hay capacidad para unas 40 o 50 bicicletas, aquí ofrecemos un lugar seguro donde dejarlas y duchas para poder ir a trabajar”.

Acerca  del lucro del negocio comentó que tienen clientes, pero que necesitan más e indicó que falta “seguridad y una estructura básica” para las personas que pedalean en Río.

“La ciclovía es inconexa y solo para la zona sur. Necesitamos una educación vial y una inversión por parte del poder público. Por ejemplo, los conductores de autobús y los taxistas no saben que tienen que respetar al ciclista y dejar 1,5 metros al adelantarlo”, puntualizó Frederico.

Los ciudadanos responden con un aumento en el uso de la bicicleta, al mismo tiempo que otros lo dificultan. En lo que va  del año, la ciudad de São Paulo contó más muertes de ciclistas por accidentes de tránsito que en todo 2014, pese  a que hubo un aumento de las ciclovías, de hasta los 265,5 kilómetros.

Los datos de 2014 no fueron mejores que los de 2013, año en el que las muertes de ciclistas aumentaron  un 34%. Aunque esta cifra viene disminuyendo desde 2010, al mismo tiempo que el número de ciclistas aumenta.

Por lo que se puede deducir que hoy es más seguro que hace cinco años circular en bici por una gran ciudad como São Paulo.

El alcalde de São Paulo  inauguró la ciclovía ubicada debajo del Minhocao a  comienzos de agosto. Fotografía: Danilo Verpa/Folhapress.

El alcalde de São Paulo, Fernando Haddad, inauguró la ciclovía ubicada debajo del Minhocão a comienzos de agosto. Fotografía: Danilo Verpa/Folhapress.

Estas iniciativas de convertir las ciudades en lugares de convivencia y circulación de diferentes tipos de vehículos no tienen una ideología política concreta.

En São Paulo, la polémica que suscitaron las ciclovías rojas por ser del color con el que se identifica el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) fue ridícula.

Tal vez los movimientos ecológicos estén más involucrados con este tipo de iniciativas, pero como muestran gran cantidad de ciudades de todo el mundo, la implantación de la bicicleta como medio de transporte carece de un mentor ideológico definido.

Jonathan Pereira es un estudiante de 23 años, nacido en Río de Janeiro, y contó cómo es su día a día con una bicicleta como vehículo.

“Andar en bicicleta es un acto político, me da la libertad que quiero, porque puedo ir a todos lados”, dijo.

“Uno siempre  tiene miedo, en particular cuando escucho  un motor grande detrás, ya sufrí alguna caída y tengo amigos que sufrieron accidentes más graves”, indicó Jonathan.

Por último, opinó que las ciclovías  “están bien para la gente que quiere disfrutar de la bicicleta con sus hijos, pero para moverse por la ciudad no sirven, porque no están conectadas”. Para finalizar, dijo que  en Brasil “hay que acabar con la imposición del coche”.

El problema de la seguridad vial en Brasil tiene una laboriosa solución que pasa por la educación vial por parte del gobierno y una publicidad de calidad en todos los medios posibles, en la que se alerte del peligro de las infracciones de tránsito.

Las leyes deben endurecerse, con multas a la altura de la infracción cometida y del peligro causado, porque no son los kilómetros de ciclovía construidos los que nos van a ayudar a circular mejor y más seguros, sino  la calidad de estas ciclovías y el respeto entre los habitantes. 

"La calle es de todos", dice el cartel de la bicicleta de Jonathan. Fotografía: Abel Navarro.

“La calle es de todos”, dice el cartel de la bicicleta de Jonathan Pereira. Fotografía: Abel Navarro.

Es acertado fijarse en ciudades como Copenhague, que está por alcanzar el hito de que el 50% de su población circule en bicicleta, pero a medio y corto plazo Brasil deberá mirar al vecino: la ciudad de Buenos Aires ocupa el puesto 14 en el ranking mundial de ciudades amigas de las bicicletas y es la primera colocada del continente americano.

El uso de la bicicleta no debe estar restringido al fin de semana cuando cortan las calles, ni tampoco limitarse a pequeños y estrechos espacios.

No debería ser un estilo de vida adoptado por una minoría, ni tiene que relacionarse con la adrenalina de pasar entre coches y transitar en medio de un tránsito enfurecido.

Tampoco debería ser un acto heroico llegar a casa sin un rasguño, ni pedalear debería estar limitado solo a las zonas más ricas de la ciudad.

La bicicleta tiene que ser una opción para todos porque, a fin de cuentas, la capacidad de elegir es lo que nos otorga libertad.

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Una São Paulo fantástica, bajo la mirada de dos españoles http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/04/una-sao-paulo-fantastica-bajo-la-mirada-de-dos-espanoles/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2015/03/04/una-sao-paulo-fantastica-bajo-la-mirada-de-dos-espanoles/#comments Wed, 04 Mar 2015 14:10:23 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1353 Continue lendo →]]> POR CECILIA ARBOLAVE, DE SÃO PAULO

Columpios atados al Minhocão. Una pileta debajo de la Avenida Paulista. Un barco amarrado a un muelle que realiza entregas de frutas y verduras en el Mercado Municipal. Las escenas en blanco y negro, dibujadas con minucia de detalles por la española Ángela León, podrían parecer una fantasía para los residentes de São Paulo. Sin embargo, son referencias de cosas que existieron en la ciudad o bien podrían llegar a suceder.

Esas situaciones, entre tantas otras, aparecieron en el papel por primera vez en 2011, cuando la diseñadora industrial de 27 años llegó desde Madrid con su pareja, el arquitecto Miguel Rodríguez, de 36 años. Antes de mudarse, ya habían visitado Brasil algunas veces para realizar proyectos culturales y sociales, como también para pasar unas vacaciones urbanas en la capital paulista.

Estas tierras ya formaban parte del imaginario de la familia de Ángela, muchas veces en la forma de un recuerdo idealizado o en las melodías de Caetano Veloso. Su madre, también española, vivió hasta los 14 años en São Paulo, junto a sus padres y hermanos. Un curiosidad: el abuelo de Ángela también era dibujante y realizó diferentes anuncios publicitarios en medios gráficos brasileños.

Venirse fue una “inconsciencia total”, según las palabras de Ángela, pues ni ella ni Miguel conocían la lengua y tampoco tenían planes muy definidos. Pero les salió bien. En los primeros tiempos, ya mudados al barrio de Santa Cecília, en el centro de la ciudad, salían a caminar y, con la mirada fresca de extranjeros, pensaban en posibilidades para los espacios urbanos que conocían.

“São Paulo abre el apetito del imaginario”, cuenta Ángela, que luego de paseos por los barrios paulistanos, plasmaba en la hoja en blanco diferentes impresiones y narrativas. La española destaca que el trazo es suyo, pero que refleja la visión de ambos.

Uno de los lugares que les produjo especial fascinación fue el Minhocão (en portugués significa “gran lombriz”), un viaducto que fue inaugurado en 1970. Después de dividir y degradar un área del centro de la ciudad, hoy suscita largas discusiones sobre si se debería derribar, transformar en un parque o mantener tal como está.

“Desde el punto de vista arquitectónico, es una construcción terrible y refleja la política urbanística de la ciudad, que prioriza el auto. Pero es un símbolo y, desde el punto creativo, abre muchas posibilidades. Además, la vista que se tiene a la noche es espectacular”, agrega Miguel.

“GUIA FANTÁSTICO DE SÃO PAULO”

Ángela dibujó de forma constante y meticulosa durante dos años y ese trabajo pasó a tomar la forma de un libro. Bautizaron el proyecto como “Guia Fantástico de São Paulo” y en 2013 decidieron sacar algunos capítulos a la luz, en formato de fanzine, en la feria de publicaciones Tijuana.

El interés de la gente los entusiasmó para seguir adelante. Y pusieron una fecha límite para publicar el libro: su vuelta a Madrid, programada para el primer semestre de este año.

Ángela explica que se trata de una falsa guía, que confronta la ficción con la realidad in situ. No pretende ser rigurosa, sino presentar una mirada lúdica y personal de la ciudad. Crea narrativas visuales para lugares que no son considerados turísticos, pero que podrían serlo.

Para viabilizar la publicación, comenzaron una campaña de financiación colectiva en la plataforma Catarse, que ya está en la recta final. Hasta el 11 de marzo se puede apoyar el proyecto, a cambio de diferentes recompensas, como el propio libro, pósteres, postales y dibujos originales.

Tanto Ángela como Miguel están entusiasmados con este proyecto, que formó parte de su vida cotidiana todos estos años. “Fue una sinergia bonita con el momento que pasa la ciudad, de reconquistar el espacio urbano”, cuenta el arquitecto.

Pero no solo la guia está en sintonía con el momento de la ciudad…

LA BASURA COMO TRANSFORMADORA SOCIAL

En Madrid, Miguel se dedicaba desde 2003 a colaborar con el colectivo Basurama, que realiza proyectos heterogéneos con arte, diseño y arquitectura, que buscan una transformación social por medio de estrategias lúdicas y participativas. Son siempre los residuos los protagonistas de todas las actividades, que ya dejaron su marca en más de 50 ciudades del mundo.

Hace cuatro años, Miguel decidió traer Basurama a São Paulo; Ángela también participa puntualmente de algunos proyectos. En las intervenciones que realizaron en diferentes puntos de Brasil (vea todas aquí), juegos e instalaciones hechas a partir de residuos ayudan a despertar interés y conciencia sobre la basura y el descarte.

La ciudad es para jugar

Una de ellas, de hecho, está retratada también en la guía, mostrando que las narrativas y situaciones de los dibujos no son tan absurdas como parecen. En 2013, realizaron la intervención “A Cidade É Para Brincar” (“La Ciudad Es para Jugar”) y colgaron columpios del Minhocão, del Viaduto do Chá y del Vale do Anhangabaú, transformando esos espacios en parques.

Aunque vuelvan a Europa, ambos pretenden regresar para realizar nuevas intervenciones urbanas. Si para algunos el gris de São Paulo ahuyenta, para Ángela y Miguel, es exuberante. Les gusta de São Paulo el mestizaje y la efervescencia cultural: “Madrid es capital europea, pero comparada con São Paulo es un pueblo”.

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Brasil no se deja seducir por Julien Blanc http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/24/brasil-no-se-deja-seducir-por-julien-blanc/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/11/24/brasil-no-se-deja-seducir-por-julien-blanc/#respond Mon, 24 Nov 2014 11:36:34 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=1201 Continue lendo →]]> POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO

Podría ser un hotel de cualquier país del mundo. En medio de la típica sala de reuniones, un joven de 25 años gesticula y lanza sus premisas ante una audiencia de hombres entre los cuales ninguno supera los 40 años.

Como si de una revelación se tratase, escuchan con atención cada palabra del “gurú” sin osar interrumpirlo.

En un momento dado, los movimientos del protagonista se vuelven exagerados y las carcajadas se extienden entre su complacida audiencia.

“En Japón, si eres un hombre blanco puedes hacer lo que te dé la gana. Me paseaba por las calles agarrando a las chicas por el cuello y poniendo sus cabezas contra mi entrepierna”, comenta orgulloso el suizo Julien Blanc, quien se considera uno de los más exitosos maestros de seducción del mundo.

El video de este polémico “curso de seducción” y las imágenes de sus andanzas en Japón han dado la vuelta al globo sin dejar a nadie indiferente.

“Curso de seducción”

Afirmaciones como que su método causa “un cortocircuito en la mente lógica de las mujeres” o que “las hace suplicar por sexo” le han valido el rechazo no solamente de colectivos feministas de medio mundo, sino que los gobiernos de Canadá, Australia, Reino Unido y recientemente Brasil se han unido para prohibirle al suizo realizar sus seminarios de seducción dentro de sus fronteras.

Pero para comprender el fenómeno de Julien Blanc, primero hay que entender la realidad que representa.

La comunidad de los llamados “Pick Up Artists” o “PUA” se extiende a nivel internacional y posee millones de seguidores que consumen ansiosos las guías y manuales de flirteo de estos “gurús de la seducción”.

Las redes sociales rebosan de las experiencias de estos aprendices de “Don Juan” que no dudan en grabar sus aventuras y divulgarlas en internet, muchas veces sin el consentimiento de las mujeres que en ellos aparecen.

Solo así puede entenderse que Blanc pueda permitirse viajar por el mundo entero dando seminarios de un fin de semana a 2000 dólares por persona, en los que enseña técnicas para dominar y minar la autoestima de las mujeres.

Un dinero que, al parecer, más de uno de los más de 100.000 miembros de la comunidad PUA en Brasil estaba dispuesto a desembolsar por los seminarios que la empresa de Blanc, Real Social Dynamics, con sede en Los Ángeles (Estados Unidos), tenía planeado realizar en las ciudades de Florianópolis y Río de Janeiro, en el mes de enero.

Consciente del revuelo, la semana pasada el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, emitió un comunicado en el que anunció que “existen argumentos suficientes para denegar la entrada” del suizo al país.

Además, en una entrevista con la revista Exame, la ministra de la Secretaría Especial de Políticas para las Mujeres, Eleonora Menicucci, afirmó que Brasil “no puede aceptar que un señor extranjero entre en el país para dar conferencias sobre cómo violar a una mujer” y añadió que los métodos enseñados por Blanc “son una incitación al crimen”.

El americano Julien Blanc tiene planeado llevar a Brasil su "curso de  seducción". Fotografía: Reprodução/Facebook.

Julien Blanc tiene planeado llevar a Brasil su “curso de seducción”. Fotografía: Reprodução/Facebook.

“El señor Blanc no es un simple instructor de técnicas de seducción, sino un instructor de técnicas de acoso a las mujeres con métodos abusivos e incluso violentos”, opina la secretaria ejecutiva de la Universidad Libre Feminista, Beth Ferreira, quien añade que las ideas de Blanc “solo fortalecen la cultura de la violencia contra las mujeres y la violación, que ya son un fuerte problema en Brasil”.

Esta representante del movimiento feminista aplaude la decisión del gobierno brasileño y califica como “lamentable”  que “a esta altura los hombres busquen este tipo de entrenamiento”.

Pero, sorprendentemente, el rechazo contra Blanc en Brasil no se ha limitado al gobierno y a los movimientos feministas.

El representante de la filial “PUA Training” en el país y maestro de la seducción desde 2010, Fernando Fénix, también le  expresó a este cronista su repudio contra los métodos del suizo.

Para este carioca de 35 años, responsable por haber instruido a más de 2000 brasileños en las artes de la seducción, Julien habría “perdido las formas a la hora de divulgar su trabajo en las redes sociales” y ahora estaría “pagando el precio de sus imprudencias”.

Como uno de los principales afectados del estigma que Blanc podría traer a la comunidad PUA, Fénix cree que el gobierno brasileño estaría “haciendo lo correcto” y subraya que las autoridades deberían actuar para “evitar cualquier tipo de apología a la violencia o discriminación de las mujeres”.

“Julien se pasó de la raya. Cualquier tipo de técnica de seducción que sea usada para degradar a otra persona pierde todo el sentido. Eso no puede calificarse de conquista, sino de dominación, que es un concepto muy diferente”, resalta Fénix, quien cita a Richard Gambler como su referente en el mundillo PUA y asegura que jamás ha utilizado las técnicas de Blanc en sus seminarios, dictados en diferentes ciudades de Brasil.

Para él, al igual que para muchos otros “Pick Up Artists” de Brasil, lo importante es que el ejemplo de Julien Blanc no cree un estigma hacia una comunidad que, según declaran sus miembros, no desea promover la desigualdad entre hombre y mujer, sino buscar la complicidad y el entendimiento entre los dos sexos.

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El forró renace entre dunas y aguas claras http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/07/30/el-forro-renace-entre-dunas-y-aguas-claras/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2014/07/30/el-forro-renace-entre-dunas-y-aguas-claras/#respond Wed, 30 Jul 2014 18:57:41 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=974 Continue lendo →]]> POR MILLI LEGRAIN, DE RÍO DE JANEIRO

“Rostro pegadito, manita en la nuca, presión en la cintura y sentimiento en el corazón”.

Así  se describe en pocas palabras la pasión que despierta el forró, en el reciente libro “Forró al encuentro de las melodías del alma y ritmos del corazón”, de la brasileña Agnes Lutterbach.

Este género musical que reúne diferentes ritmos como el xote, el baião y el arrasta pé nació en los años 40 en el nordeste brasileño de la mano del famoso compositor de Pernambuco: Luiz Gonzaga.

Algunos dicen que el nombre forró se originó durante la Segunda Guerra Mundial,  cuando en la ciudad de Natal, en el estado de Río Grande del Norte, las bases militares  estadounidenses realizaban fiestas abiertas “for all” o “para todos”.

Otros creen que la palabra tiene su origen en el “forrobodó”, un término del Nordeste para “confusión” o “desorden”.

Ubicado en el litoral del estado de Espíritu Santo, Itaúnas es conocido por sus atardeceres

Ubicado en el litoral del estado de Espíritu Santo, Itaúnas es conocido por sus atardeceres. Fotografía: Milli Legrain

En todo caso, gracias al Festival Nacional de Forró que se realiza en Itaúnas, un antiguo pueblo de pescadores en el extremo norte del estado de Espíritu Santo, ubicado entre Bahía y Río de Janeiro, el forró, que durante muchos años fue objeto de preconceptos, está ganando adeptos en Brasil y más allá.

Cada julio, desde hace 14 años, jóvenes y no tan jóvenes brasileños se dirigen en ómnibus, auto y avión desde São Paulo, Brasilia, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Bahía y algunos desde más lejos, para bailar al ritmo del triángulo, del acordeón y de un tambor africano conocido como zabumba.

Paulo Matos, fundador del festival, llegó a Itaúnas desde São Paulo cuando era un joven estudiante de Geografía.

Ahora, con 54 años, este nieto de un músico de jazz de Bahía, confiesa que  terminó  quedándose tras enamorarse de las personas del lugar.

“Llegué con 42 discos de vinilo bajo el brazo y al ver que Itaúnas no tenía ninguna área de diversión nocturna, alquilé un espacio y comencé como DJ”, explica. Más tarde, en 2001, acabaría lanzando el Festival de Forró de Itaúnas.

Desde entonces, el festival ha ido creciendo. Hoy en día, cada noche, durante nueve días, desde las 23 hasta el amanecer,  en el patio trasero de la casa que Paulo comparte con su mujer Juliana, coordinadora del festival, unas 1500 personas se deleitan bailando en pareja, bien abrazaditos.

Siguen el ritmo de decenas de bandas, que se presentan  en vivo a lo largo de la semana, bajo un cielo estrellado en un espacio abierto, iluminado por luces tenues, y protegido por un techo erguido por maderas barnizadas.

Azulão, leyenda del forro, originario de Pernambuco. Fotografía: Milli Legrain

Azulão, leyenda del forro, originario de Pernambuco. Fotografía: Milli Legrain

Pero no es ninguna casualidad que el festival haya despegado en Itaúnas. Reunidos en la puerta de su casa, mientras tocan la guitarra e improvisan canciones regadas por cerveza, un grupo de personas mayores cuenta cómo en este pueblo escondido entre un paisaje de dunas de suaves arenas y aguas claras, el forró anima bodas y cumpleaños desde hace tiempo.

“Hace 40 años bailábamos forró en la oscuridad en casa de los amigos. Pues no había luz ni agua todavía en Itaúnas. Era una forma económica de reunirnos y divertirnos”, dice Abel.

Su amigo, Don Caboklinho, un pescador jubilado de 74 años, añora ese forró de antaño. “Era una cosa más familiar, con niños y no había violencia ni drogas”, cuenta.

A pesar de su importancia, y  para no comprometer la calidad del evento, el festival no tiene apoyo público ni patrocinadores. Esto da rienda suelta a los organizadores para invitar a la crema y nata  del  forró brasileño en su forma más tradicional, conocido como pé de serra.

En una región de tierras áridas, el pie de la montaña era un área fértil donde se recogía el agua de lluvia. Este estilo se opone al forró más comercial o estilizado que se promueve actualmente en el Nordeste del país.

“El forró pé de serra no ha perdido su fama en el Nordeste, lo que pasa es que los grandes medios no lo difunden”, lamenta Junior Limeira, cantante y compositor de forró, que realiza un programa sobre el festival para el canal público TV Brasil.

“Pero allí vamos con nuestra lucha”, añade.

A lo largo del festival, en sus escenarios se presentan estrellas del pé de serra de la altura de Pinto do Acordeão, que tocó con el mismo Luiz Gonzaga.

A la madrugada, una pareja baila forró en la panaderia local. Fotografía: Milli Legrain

A la madrugada, una pareja baila forró en la panaderia local. Fotografía: Milli Legrain

A las presentaciones de los gigantes del sector, se juntan decenas de nuevas bandas que concursan con la esperanza de ganar un premio de 4000 reales (1800 dólares) y una invitación para tocar en festivales de Europa.

Así, el festival de Itaúnas ha ayudado a fomentar un forró sin fronteras. Hoy en día, rusos, daneses y franceses, cuyos antepasados trajeron el acordeón a Brasil, también forman parte del público.

Estos mismos ahora se preparan  para el festival de forró de Barcelona en septiembre y el de Londres, en febrero de 2015.

Mientras tanto, en Itaúnas, fuera de las paredes del festival oficial, los forrozeiros se lanzan a bailar espontáneamente en las calles del pueblo, 24 horas al día.

Animados por músicos y otros apasionados,  baten palmas al ritmo del tambor, en una especie de euforia contagiosa como en un carnaval dedicado exclusivamente al forró, ocupando alguna panadería local en caso de lluvia.

En Itaúnas, el forró no conoce horas ni límites.

“Quien viene por aquí, siempre vuelve”, dice Paulo. En mi caso, no tengo dudas.

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La envidiable levedad de Neymar http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/11/25/la-envidiable-levedad-de-neymar/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/11/25/la-envidiable-levedad-de-neymar/#comments Mon, 25 Nov 2013 16:36:50 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=584 Continue lendo →]]> POR GERMÁN ARANDA

Hace aproximadamente un año, entrevisté a Neymar en Santos para el diario El Mundo y se negaba por activa y por pasiva a reconocer que tenía apalabrado su fichaje con el Barcelona. “Adoro a [Lionel] Messi, pero por ahora sólo jugaré con él si viene al Santos”, me decía en tono jocoso. Cuando le comentaba que lo tendrían difícil para comprar al argentino, me respondía: “No hay problema, vendemos la mitad de la ciudad para traerlo”. Su alegría era contagiosa y nada altiva, tampoco cuando bromeaba con las adolescentes que le acechaban a la salida. “¡Estoy soltero!”, les contestaba cuando preguntaban por su situación sentimental.

Ausente Messi, Neymar asume el mando ofensivo del Barcelona con la ligereza que tenía cuando llegó a las categorías inferiores del Santos. Fotografía: Manu Fernandez-Associated Press.

Ahora, las redes sociales dan cuenta cada día de lo enamorado que está de su novia, la actriz Bruna Marquezine, y de lo mucho que la echa de menos en Europa, donde no ha tardado nada en convertirse en uno de los líderes del Barça sobre el campo, ha contagiado su alegría tanto en el césped como en el vestuario.

Más que sus bromas o lo que me dijo, lo que me sorprendió de él en aquella entrevista fueron sus nervios y su sincera humildad. Por primera vez en mi vida, sentí que un futbolista me miraba a los ojos situándose por debajo y no por encima de mí, tal vez porque estoy en esa etapa difícil en la que cada vez cuesta más que los futbolistas sean más jóvenes que yo o de mi misma edad y al brasileño le saco ocho años.

Cruzaba los pies, los movía, se frotaba las manos, miraba hacia el suelo, ¿Estaba Neymar más nervioso en aquella entrevista que el propio entrevistador? Eso parecía, al menos. Y todo, tanto su fácil sonrisa como su poca altivez, su derroche de color y aventuras en Instagram, y también su forma de jugar, como flotando entre el resto de los jugadores, me inspira una palabra para definirlo: levedad.

Algún brasileño me dijo en una ocasión que “la levedad de espíritu” es la característica principal de este pueblo y al menos en Neymar parece cumplirse. Es esa levedad que persiguió el escritor y poeta portugués Fernando Pessoa (1888-1935) en muchas de sus poesías, especialmente de su heterónimo Alberto Caeiro, y que nunca consiguió alcanzar, atormentado siempre por la consciencia, entristecido por el peso ontológico, mentiroso cuando afirmaba: “Yo no tengo filosofía: tengo sentidos…”.

Neymar suele subir fotos en Instagram con su novia, Bruna Marquezine. Fotografía: Reproducción- Instagram/neymarjr.

De decirlo, Neymar sería mucho más sincero, pues parece que nació jugando y ahí sigue, ajeno a la presión o a la consciencia de la fama, ligero y tan sólo consciente de que tiene una edad y unas condiciones idóneas para divertirse muchísimo, que es lo que parece estar haciendo todo el tiempo, cuando hace un sombrero con el muslo (como ante el Betis) o cuando cuelga una foto en Instagram con su novia de fondo secándose el pelo y cachondeándose de que tarda una hora y media en terminar.

Esa levedad a veces se va perdiendo con los años, las cenas copiosas, los refrescos, las resacas, las lesiones o las frustraciones, los recuerdos de un pasado mejor, la ansiedad, la pérdida de estímulos, los abismos inciertos y sin nombre.

Esa levedad es la que puede estar perdiendo un Messi más sombrío, serio y aparentemente desmotivado, que ya no parece ser ese niño que lo único que quería en esta vida es salir corriendo detrás de la pelota, como lleva haciendo ya unos años, aunque con todo y con eso sigue siendo al menos uno de los dos jugadores más desequilibrantes del planeta, porque hay que ver cómo está Cristiano Ronaldo.

Y tal vez porque perdió esa levedad sus músculos también pesan más y el que fuera un torbellino imparable se ha lesionado hasta enero del año que viene. Y va a ser ahora, sin Messi, cuando Neymar, esa fiesta de la sonrisa y el color, tendrá  que teñir y liderar al resto del Barça. Así ha sido en el primer encuentro sin el argentino, el sábado ante el Granada. Neymar participaba de casi todas las acciones de ataque y no era difícil verlo en campo propio luchando por recuperar balones. Sin el argentino, le queda mucha más porción de campo para fluctuar libremente.

En un equipo en el que ninguno de sus pesos pesados se encuentra en su momento más brillante, el Barça va a entregarse sin Messi, a priori, mucho más a la electricidad de Neymar que a la paciencia y el control de los Piqué, Iniesta, Xavi o Busquets, también pilares de la selección española.

Tal vez quiera el Barcelona ser un equipo más brasileño, ligero y directo, menos degustado y consciente de sí mismo, y tal vez ese cambio de paradigma represente una amenaza para la hegemonía de España de cara al Mundial, como ya avisó también Brasil en la pasada Copa de las Confederaciones.

En el Santos, Neymar marcó 174 tantos en 281 partidos. Fotografía: Nelson Almeida- 22.mayo.2013- AFP.

Ausente Messi (y también el arquero Valdés), Neymar asume el mando ofensivo del Barcelona con la sonrisa y la ligereza que tenía cuando llegó a las categorías inferiores del Santos o cuando correteaba por el barrio de Mogi das Cruces, lugares ambos donde entrenadores y allegados veían desde muy pronto que podía convertirse en una gran estrella, si bien ya entonces alertaban también de que su delgadez podría dificultarle su llegada a una elite cada vez más llena de defensas fornidos y contacto físico.

“No es un atleta”, me decía un aficionado crítico sobre Neymar hace unos días. Ni falta que le hace, respondo yo, pues es precisamente esa ligereza la que le hace un jugador especial, a lo mejor la principal responsable de que nunca se perdiera un encuentro con el Santos por lesión muscular  en sus primeras cinco temporadas como profesional, en las que disputó 314 partidos, una media de 62,8 partidos por campaña, según informa el diario deportivo catalán Sport.

Desde Brasil los números de Neymar con el Barça, 4 goles en 15 partidos, pueden hacer pensar que el delantero no está brillando como se podía esperar después de que en el Santos marcara 174 tantos en 281 partidos. Pero a pocos les importa que Messi o Alexis lo doblen en goles, pues es el delantero más completo que ha pasado por el Barça en mucho tiempo.

El joven tiene encandilado a público y a la crítica. Lleva siete pases de gol entre Liga y Champions y no para de forzar faltas cerca del área ante las dificultades de los defensores para frenar su liviana agilidad, así como aporta muchos otros intangibles. No le ha costado ser generoso, tocarla de primeras hacia sus compañeros o asumir sus obligaciones en la presión cuando el equipo no tiene la bola.

No acusa el hecho de ser menos protagonista que en el Santos. Se lo pasa mejor que nunca siendo un pasador en el equipo que -todavía- tiene al pase por bandera. No le cuesta porque es leve y tiene flow. Con su edad y su actitud, pequeño, liviano, juguetón y alegre, es capaz de hacer que el Barcelona acabe girando a su alrededor.

Neymar festeja junto a la hinchada brasileña la victoria de la selección en la Copa de las Confederaciones. Fotografía: Victor R. Caivano- Associated Press.

Y ahora, durante la lesión de Messi, el equipo puede empezar a llevar su sello más que nunca y ser el más brasileño y “sambado” Barça (perdonad el tópico) desde que Ronaldinho empezó su decadencia en el Camp Nou. Por aquella época, yo empezaba a intentar ser periodista siguiendo muy de cerca la última y funesta temporada de aquel equipo que llegó a ser tan glorioso con Rijkaard a los mandos, dejándole una gran orquesta a un Guardiola quela sublimaría.

Ahora, curiosamente, sigo los avances del nuevo “craque” en un Barça que se redefine bajo la enorme sombra de su ex entrenador desde un punto de vista opuesto, rodeado de camisetas del Barcelona en la favela de Rio y mezclando esa ‘saudade’ por mi ciudad con las ganas de pasear tan leve por Brasil como Neymar flota y sonríe sobre el terreno de juego, de tener sentidos en vez de filosofía.

 

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Juegos de espías en todo el mundo http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/11/06/juegos-de-espias-en-todo-el-mundo/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/11/06/juegos-de-espias-en-todo-el-mundo/#respond Wed, 06 Nov 2013 14:59:06 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=449 Continue lendo →]]> POR GERMÁN ARANDA

La semana pasada, el diario El Mundo armó un gran revuelo al publicar un reportaje que mostraba que 60 millones y medio de llamadas fueron interceptadas por los servicios de espionaje estadounidenses en suelo español en tan sólo un mes, durante diciembre de 2012 y enero de este año.

Formaba parte de la serie de filtraciones internacionales que vienen publicándose en diversos medios del mundo a partir de los documentos del ex agente de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) Edward Snowden, que decidió renunciar a su vida como informático del espionaje norteamericano para mostrarle al mundo los abusos de la superpotencia en este ámbito. Ahora, mientras todos hablan de él y muchos defienden su causa, Snowden vive exiliado en Rusia por miedo a las represalias de su país, que seguramente le llevaría a la cárcel por traición y por revelar documentos secretos.

 

El ex analista de la NSA Edward Snowden es responsable de las filtraciones que revelaron el espionaje que lleva adelante Estados Unidos. Laura Poitras-10.out.13/Glenn Greenwald/Efe

Una publicación similar había provocado una tormenta política en Francia y la NSA reaccionó asegurando que en ambos países se habían malinterpretado los documentos, aunque no aportó pruebas al respecto y el periodista Glenn Greenwald, único poseedor de los documentos de Snowden desde que se conocieron en Hong Kong, volvió a mostrar los textos que sustentaban la versión de los periodistas que firmaban el artículo en El Mundo: él y el autor de este post.

La fiscalía española abrió una investigación por lo que podría suponer un crimen contra la privacidad. El gobierno español expresó abiertamente su indignación y que “podría romperse el clima de confianza” con Estados Unidos, pero lo hizo poco antes de que se conociera la colaboración de los servicios secretos españoles y europeos con el espionaje de metadatos estadounidense. El máximo representante del Centro Nacional de Inteligencia español (CNI) comparecerá hoy ante el Congreso y a puerta cerrada.

Se trata de un escándalo parecido al que agitó en septiembre pasado a Brasil, cuando se conoció primero el espionaje a 2300 millones de comunicaciones en el país y, después, el seguimiento de las llamadas de la presidenta Dilma Rousseff y de sus asesores; además de las comunicaciones de la petrolera Petrobras, la mayor empresa del país.

La indignación de Rousseff fue tal que canceló un viaje oficial a Estados Unidos y no reparó en recriminaciones hacia Washington en su último discurso ante la Asambleade las Naciones Unidas, organismo que por cierto también fue espiado por la NSA.

Pese a que su enfado fue grande y a que el caso de Brasil -por el momento- es más grave que el de España o Francia, ya que implica directamente a empresas y a su jefa de Estado, Estados Unidos demostró con su reacción más sonora (una declaración del director de la NSA, el general Keith Alexander, y el reconocimiento de excesos por parte del Secretario de Estado, John Kerry) que todavía se toma mucho más en serio al Viejo Continente que a la sexta potencia del mundo.

Dilma Rousseff fue también blanco del espionaje de la NSA. Eraldo Peres/Associated Press

Esta semana empezó con la publicación por parte del diario Folha de São Paulo de que Brasil habría espiado, a través de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), a diplomáticos de Rusia, Irán, Irak y también de Estados Unidos. Según el gobierno, se trató de operaciones que tenían el objetivo de proteger secretos que eran del interés del Estado brasileño e indicó que lo hizo también para cerciorarse de que dichos países no estaban llevando a cabo tareas de espionaje. O sea, era contraespionaje.

Más o menos las cosas son así: yo te espío para saber si me espías y de esta manera se arremolina un bucle infinito de desconfianza. Claro que no es lo mismo fiscalizar un lugar y tomar nota de las rutinas profesionales de un embajador mediante la observación, que pinchar teléfonos de millones de ciudadanos, políticos y empresas.

Queda claro, en cualquier caso, que el verbo espiar se conjuga en todas las personas cuando hablamos de países. De manera individual y con cooperación: yo espío, tú espías, él espía, nosotros espiamos, vosotros espiáis, ellos espían.

El periodista Ricardo Bonalume Neto escribió ayer en Folha que “espiar no es pecado, lo malo es ser descubierto”, y con esa frase me vino de repente el olor a escuela, a pupitre y a folio en blanco, el silencio inusual de una clase el día del examen. “Lo malo no es copiarse, lo malo es que te pillen”, te decían los profesores más pragmáticos mientras pensaban un castigo.

Y, por cierto, la práctica no era tan diferente: recopilar información de diferentes fuentes externas, el pupitre vecino o la “chuleta” (papel pequeño con apuntes que se lleva oculto para usarlo en los exámenes) de turno en este caso, sin ser visto. Pues bien, espías del mundo, les hemos pillado. Solo falta evaluar, como hacía el profesor, cuán malo es aquello que andan haciendo a escondidas y qué tipo de medidas están en nuestras manos, las de los ciudadanos, para defendernos de los abusos y de la ambigüedad de los gobiernos, que hoy se recriminan el espionaje en público y mañana colaboran para espiar mejor a un tercero.

El debate sobre la privacidad en internet está prácticamente en su infancia y queda un largo y complicado camino por recorrer. Todavía no sabemos exactamente cómo protegernos (¿encriptar las comunicaciones es suficiente?) ni cómo conseguir que se frenen estos abusos (¿basta con manifestarse y que los gobiernos lleguen a acuerdos de cara a la galería?). Pero el primer paso, que se hable de ello, era también difícil y necesario.

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Brasil, más allá de las fotos de Facebook http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/09/23/brasil-mas-alla-de-las-fotos-de-facebook/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/09/23/brasil-mas-alla-de-las-fotos-de-facebook/#comments Mon, 23 Sep 2013 21:15:12 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=296 Continue lendo →]]> POR MARÍA MARTÍN

Que no, que no me paso el día en la orilla de Ipanema refrescándome con agua de coco. Que publicar fotos de playas en las redes sociales no me convierte en una vividora que ha hecho fortuna en Brasil. Se trata de no decepcionar a quien se quedó en España aguantando el chaparrón, porque quien diga que prefiere que comparta las imágenes del infierno que se vive en el metro de São Paulo a las seis de la mañana, o de mis ojos después de 12 horas en la redacción, o de la cantidad de niños que veo pidiendo limosna por la calle, miente.

Las últimas dos semanas trabajé en un reportaje para El País sobre los españoles que vienen a vivir a Brasil, huyendo de una tasa de desempleo del 26.6%. Ya somos casi 100.000 -un 41% más que en 2008-, muchos más si contamos a los que todavía no hemos pasado por el consulado a registrarnos.

Las historias de varios personajes trazan una idea de cómo es vivir en el país, en São Paulo sobre todo, la ciudad escogida por dos tercios de mis compatriotas. Y no, el paisaje no tiene nada que ver con los colores de Tropicalia.

Aunque son historias de relativo éxito, la mayoría de nosotros aterrizó aquí con una idea equivocada, la del agua de coco y el dinero fácil, la del Facebook. Pero los precios, los visados, las diferencias culturales o la burocracia tumban nuestro mito del Brasil como tierra de oportunidades.

Un apunte antes de dejarles con algunos de estos valientes: buscarse la vida como inmigrante en España tampoco es nada fácil. Igual que Brasil no es el país de la caipirinha y la samba, España tampoco es el de la siesta y los toros.

Aprovechen los comentarios para contar sus experiencias, aquí y allí. 

Javier de la Plaza, 41 años, directivo de una importante multinacional española. Foto: Bosco Martín/ www.boscomartin.com

Javier de la Plaza encaja en el perfil más común del inmigrante español en Brasil, el del ejecutivo o directivo de grandes empresas españolas o multinacionales. “Tienen entre 40 y 45 años, vienen con la familia y suelen tener un alto poder adquisitivo. Es un perfil que ya existía, pero que ha aumentado mucho con la  crisis. Algunos llegan aquí ante la perspectiva de perder su estatus en España”, explica el Ricardo Martínez, cónsul general de España en São Paulo.

De la Plaza tiene 41 años y es director comercial para Latinoamérica de una importante empresa española. Llegó con su mujer con la que se casó hace 12 años y sus dos hijas pequeñas. No es el perfil de inmigrante que huye de la crisis, pero el que su compañía decidiese centralizar en Brasil su actividad en Latinoamérica le dio la oportunidad que estaba esperando para vivir, por primera, vez fuera de España.

La veintena de veces que viajó a São Paulo por trabajo le pareció que nunca podría vivir aquí. “En esos viajes ves solo lo malo, los atascos, la inseguridad”, cuenta en su despacho, en la decimoquinta planta de un rascacielos.“Tengo una situación económica buena, no tengo deudas, ni casas por pagar. No tenía necesidad de buscarme problemas, pero me interesaba la experiencia profesional en el extranjero. Vine con otras 70 personas de la empresa, si hubiese tenido que venir yo solo tal vez no habría aceptado”.

Aquel día de junio en el que le propusieron la mudanza pensó en la cara que le iba a poner su mujer. Para su sorpresa ella le dijo: “No puedes dejar de hacer algo por miedo”.

Otro perfil que aparece por aquí es el de jóvenes con licenciaturas, idiomas y másteres que no consiguen un empleo de su nivel en España y acaban sirviendo copas detrás de una barra: arquitectos, ingenieros, economistas, informáticos, artistas y muchos periodistas.

Para los primeros, profesionales técnicos requeridos en Brasil por la falta de mano de obra cualificada, llegar hasta aquí sin un contrato es una inversión que quizá merece la pena asumir. Pero para los periodistas, aunque somos varios los que hemos alcanzado un estatus entre la suerte y la precariedad, es una locura plantarse aquí sin visado, sin planes y sin hablar portugués.

Gonzalo Agut, 33 años, montó su propia empresa de consultoría. Foto: Bosco Martín/ www.boscomartin.com

En el reportaje cuento el caso de mi amiga Miren, a la que admiro porque no abandonó su odisea a pesar de que estaba harta de servir tortillas de patata tras nueve meses sin encontrar trabajo y, a pesar también, de la crisis diplomática que vivimos cuando le rechazaron su primer visado. Ella tuvo suerte, como toparse con un chico que le alquiló una habitación durante meses a un precio simbólico o que el Ministerio de Trabajo reconsiderase su solicitud, pero sobre todo invirtió ganas. Y yo, ante su caso, me quito el sombrero. Muchos coincidimos en que Brasil parece ponerte a prueba durante meses y solo cuando demuestras que de verdad quieres quedarte, las cosas comienzan a funcionar. No todo el mundo lo consigue.

Gonzalo Agut es otro joven con éxito. Burgalés de 33 años cursó en 2009 un máster en comercio exterior en São Paulo y quiso volver a España. “Me ofrecían unos salarios terribles. Puestos de gran responsabilidad por 20.000 euros anuales. Significaba cobrar menos que cuando tenía 25 años”, recuerda.

Su puerta se abrió finalmente otra vez en São Paulo con una empresa de distribución de equipamientos de telecomunicaciones en la que ganaba 30.000 euros brutos anuales.  En 2011 salió y decidió montar su consultora para orientar a pequeñas empresas con intereses en el país. “Me di cuenta de que por muchas de las preguntas que me hacían mis contactos había gente que pagaba mucho dinero por ellas”, resume.

Fernado Flores llegó a São Paulo para abrir la sede de una agencia de marketing digital española. Foto: Bosco Martín/ www.boscomartin.com

El día que Fernando Flores nos recibió en su oficina llevaba 12 horas sentado en su silla y aún no había almorzado. No es que trabaje en condiciones de esclavitud, pero ese día era un buen ejemplo de lo que se viene a hacer aquí: trabajar. “Nosotros funcionamos por resultados”, decía. Fernando tenía un negocio de venta de casas de lujo en Portugal hasta que explotó la burbuja inmobiliaria. Le ofrecieron la posibilidad de montar en São Paulo la sede de T2O, una de las agencias de marketing digital más importantes de España y apenas lo dudó. “Ya me contarás qué desafío profesional puedo tener en España a mis 52 años”.

Flores aconseja a quien quiera abrir su negocio aquí que tenga en cuenta que las inversiones tienen un retorno mucho más lento que en otros países, que todo es más caro y que las puertas se cierran a quien pretenda hacer dinero con un producto que los brasileños ya tengan. “Esto no es El Dorado. Hace falta talento, dinero y tiempo. Y olvidarse de ganar nada a corto plazo”.

Quien no tiene una empresa que le ‘apadrine’ vive ilegal. Consigue un trabajo fijo o freelance, pero cobra en negro. Aunque en Brasil no existe una persecución al inmigrante ‘sin papeles’, como sí la hay en España y en otros países europeos, sin visado no se puede salir y volver a entrar al país, no puede abrirse una cuenta bancaria, no se tiene acceso a la sanidad y cualquier trámite como alquilar una casa debe hacerse a través de otros. Casi todos hemos pasado por ahí.

Esa situación ha llevado a algunos españoles a aprovechar sus noviazgos con locales -o a inventarlos- para casarse y regularizar su situación.

La crítica más concreta que he recibido por el reportaje ‘Menos samba y más paciencia’ -además de las burradas habituales de los comentarios- es que he sido suave, que la situación es incluso peor. No creo que sea para tanto, al fin y al cabo aquí estamos, pero sí es verdad que me dejé un testimonio en el tintero que me puso los pelos de punta cuando lo recibí. Es de una amiga periodista que se puso el mundo por montera hace dos meses y decidió mudarse aquí con sus dos hijos.

Es un testimonio que no aparece en los perfiles que manejan los consulados o las cámaras de comercio. Tampoco aparece en el reportaje. Es el del otro Brasil del que dicen que no hablamos, mucho menos en Facebook.

“Yo soy una recién llegada y no me considero una expatriada (esos son los suertudos), sino una a la que han echado de España. Con 45 años se me habían acabado las posibilidades de trabajar, futuro laboral cero y me negaba a aceptar esta situación. Después de trabajar como autónoma y cerrar mi empresa de comunicación en 2012, llevaba un año mandando currículums y ni siquiera conseguí una entrevista. En marzo vine a ver si me gustaba el país y en julio me vine con mis dos hijos, sin papeles y a probar suerte. Llevo dos meses y ya me he dado cuenta de que conseguir un contrato de trabajo no es fácil, por lo que estoy valorando trabajar por cuenta propia en la enseñanza del español (hice un curso de profesora para extranjeros antes de venir) y como guía turística, para lo que voy a comenzar un curso en octubre que me permita obtener el carnet de guía. Pero esto solo soluciona la supervivencia y no el permiso de residencia. Mi visado de turista acaba dentro de un mes y he tomado la decisión de enviar a los niños de vuelta a España y quedarme de ilegal hasta que solucione los papeles. Si no fuera por los amigos que me están ayudando esto sería imposible. No puedo alquilar una casa excepto las carísimas para turistas, no puedo ni tener un teléfono y aún menos ADSL,  pero los niños están matriculados en la escuela pública y encantados con el lugar donde nos hemos podido ubicar, una isla sin coches a 40 minutos de Rio. También empiezo a pensar que casarme va a ser la única opción”. 

La Secretaría de Asuntos Estratégicos de Presidencia ya ha anunciado que el gobierno prepara algunos cambios para facilitar la llegada de profesionales extranjeros a Brasil, donde solo un  0,3% de su población es inmigrante –la media mundial está en el 3%-.  El ministro responsable de la Secretaría, Marcelo Neri ha reconocido varias veces que Brasil es un país “muy cerrado”, donde todavía se ve a los extranjeros como una amenaza en el ámbito laboral. A los españoles, que no nos hemos caracterizado por facilitar las cosas a los imigrantes, la experiencia en Brasil nos está sirviendo de aprendizaje, por no decir de lección.

 

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¿Reciprocidad? Brasil y su política de gestos http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/08/23/reciprocidad-brasil-y-su-politica-de-gestos/ http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/2013/08/23/reciprocidad-brasil-y-su-politica-de-gestos/#comments Fri, 23 Aug 2013 09:12:35 +0000 http://brasilcomn.blogfolha.uol.com.br/?p=41 Continue lendo →]]> POR MARÍA MARTÍN

El columnista Elio Gaspari me leyó la mente el otro día. En su columna del miércoles explicaba mucho mejor de lo que yo habría hecho nunca por qué puede considerarse tímida la respuesta de las autoridades brasileñas ante los desplantes del resto del mundo.

El último episodio para archivar en la memoria ha sido la detención de David Miranda, el novio de Glenn Greenwald, el periodista americano que, gracias a los datos de Edward Snowden, ha destapado el caso de espionaje digital de los Estados Unidos, esquema en el que Brasil aparece como objetivo prioritario.

“Me engana que eu gosto” se llama el texto. Un dicho tan brasileño que al traducirlo pierde la gracia y que refleja esa actitud de complacencia que el gobierno tendría con sus vecinos. Gaspari recuerda un episodio de 2005 para defender su tesis.

Influida por la psicosis causada por los atentados de Londres del 7 de julio, en los que murieron 55 personas, la policía metropolitana perseguía a un sospechoso en el metro de la ciudad. Era un brasileño, Jean Charles Menezes, que acabó muerto a tiros sin mediar palabra.

El error se saldó con una indemnización a la familia y una entonación del mea culpa por un Tony Blair que se quedó “profundamente triste por los policías que estaban actuando de buena fe, intentando garantizar la seguridad del país”. Como recuerda Gaspari, Blair fue contratado años después como consultor para preparar a Rio para los Juegos Olímpicos.

La misma Scotland Yard que persiguió y mató a ese inmigrante sospechoso que, además, contaba con todos los papeles en regla, era la que interrogaba por más de nueve horas a otro brasileño que, con información sensible en su poder, fue considerado una amenaza terrorista.

A Miranda no le permitieron un intérprete, no le dejaron llamar a un abogado y le quitaron hasta los videojuegos. Miranda me cuenta por teléfono en una entrevista para El País, que se publicará este fin de semana, que está convencido de que lo detuvieron por ser brasileño, por esa visión “imperialista” que EEUU y Gran Bretaña tienen de los países del “tercer mundo”, “porque creyeron que no habría consecuencias”.

¿Y qué ha hecho Brasil?

El periodista Greenwald ha elogiado el trato recibido por las autoridades que según él, parecían “genuinamente indignadas”. Miranda también. Me ha dicho que han sido rápidos “por la presión internacional”, pero que espera una respuesta más contundente para que no vuelva a repetirse un episodio parecido.

El ministro de Exteriores Antonio Patriota salió al paso y calificó la detención de injustificable, pero no ha transcendido si el canciller ha materializado su indignación por los “desmanes” de los agentes de Londres.

Gaspari propone mandar para casa a cualquiera de los agentes del servicio de inteligencia británico que viven en Brasil bajo protección diplomática. Es, por lo menos, un gesto.

El periodista Glenn Greenwald abraza a su novio David Miranda a su llegada a Rio. Ricardo Moraes/Reuters

Encontramos otros ejemplos de la política de gestos brasileña en sus episodios diplomáticos más recientes con los Estados Unidos – Brasil aún espera una explicación “satisfactoria” sobre el espionaje– o con Bolivia, a quien aún no le ha ganado el pulso en cuestiones como el narcotráfico o el asilo que concedió al opositor boliviano Roger Pinto Molina, confinado en la embajada de La Paz desde mayo de 2012.

Otro capítulo significativo y que, esa vez sí, acabó con un puñetazo sobre la mesa lo vivimos en 2009, cuando los policías de inmigración españoles, mis compatriotas, expulsaron a más de 1.900 brasileños antes de pisar territorio nacional. El gobierno de Lula se contuvo. “Me engana que eu gosto”.

Cierto es que la ley es la ley y que España, puerta de Europa, recibió durante años una cantidad ingente de inmigrantes que debía fiscalizar de alguna manera, pero Brasil tenía razones para reclamar: de los 9.215 extranjeros que fueron devueltos a sus países, el 21% eran brasileños.

Brasil no respondió hasta 2011, cuando una investigadora de la Universidad de São Paulo que se dirigía a Portugal fue mandada de vuelta a casa y puso el grito en el cielo.

La prensa nacional explotó el asunto y la sociedad brasileña mostró su indignación. Fue entonces, más de dos años después, cuando el gobierno brasileño dijo basta y comenzó aplicar el criterio de reciprocidad a los españoles que quisieran entrar en Brasil.

Fue una interesante novedad ver cómo en los informativos de aquí y de allá aparecían los “ciudadanos del primer mundo” siendo expulsados por los del “tercer mundo”. Fue así que España, segundo inversor en Brasil tras los Estados Unidos, reaccionó y redujo las exigencias a los turistas brasileños. Ciudadanos que hacía tiempo que, con razón, no iban a España en busca de El Dorado.

 

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