Un cambio de aula para las nuevas y antiguas clases
14/07/15 13:01POR CARLOS TURDERA, DE SÃO PAULO
Por sus consabidas “dimensiones continentales”, todo en Brasil requiere de soluciones gigantes. Ciertos asuntos, sin embargo, piden más innovación que escala. Es lo que ocurre con la educación, un sector en el que las tecnologías de la comunicación vienen provocando un cambio más visible que las transformaciones declamadas por instituciones tradicionales.
No es noticia que la calidad educativa anda por el suelo en América latina. Los movimientos estudiantiles, como los de Chile y México, así como las mediciones Pisa y las protestas de profesores por doquier, indican una insatisfacción general. El ascenso de 40 millones de brasileños de la clase D a la clase C agrega un nuevo elemento en este país.
Un estudio oficial muestra que el desempleo en Brasil viene aumentando entre quienes más años han pasado estudiando dentro del sistema tradicional. Según el Instituto de Investigaciones Económicas Aplicadas (IPEA), más del 50% de quienes en 2012 no tenían trabajo habían pasado al menos 11 años en las antiguas aulas y, por lo tanto, formaban parte de la clase media tradicional (B).
En la actualidad, tanto la clase B como la C demandan una educación “útil”, moderna y de calidad. Así, mientras el gobierno brasileño quiere aumentar el presupuesto destinado a Educación del 5,3% actual del PIB a un 10% hasta 2023, los emprendedores privados encontraron en la educación modular a distancia -antiguamente vista con recelo por las clases medias- un filón innovador.
Ahora, las empresas startups educativas han desarrollado un menú que, al mismo tiempo que es un paliativo a la deficiencia estatal y un bálsamo para la demanda emergente, no deja de sonar como una onomatopeya inusual: Moodle, coaching y Mooc.
Sin aula
Sigla inglesa para “Entorno de Aprendizaje Dinámico Modular Orientado a Objetos”, Moodle es una plataforma virtual focalizada en la capacitación de profesores. Vale decir, es un ambiente donde, con herramientas diseñadas por las comunidades colaborativas y con código abierto, “se enseña a enseñar”.
La modalidad fue la elegida por el grupo Saraiva, que produce contenidos para los niveles básico, técnico y superior y los distribuye a través de su red de establecimientos en 17 estados brasileños. Con el apoyo del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), esta compañía desarrolló el proyecto “Além da prática”, en el que se han inscripto 5000 docentes de escuelas primarias públicas.
“Es muy irregular el nivel de los participantes, algunos tienen dificultades inclusive para ingresar a la plataforma”, dijo Roberta Jovchelevich, tutora de un grupo de 100 profesores distribuidos en varias regiones del país, donde, en algunas zonas como Amazonas, el acceso a Internet es mayormente telefónico. El programa establece 120 horas reglamentarias de curso para matemáticas, portugués, ciencias, historia y geografía.
Periodista de formación, con una maestría por la PUC-SP en crónica, Jovchelevich comentó que es común identificar también otra dificultad entre esos profesores. “El proyecto ofrece contenidos de una gran riqueza conceptual, pero es difícil saber cuántos efectivamente llegan a aprovecharlo, pues muchos de esos formadores se comunican con un texto muy rudimentario, algunos incluso con fallas estructurales muy fuertes”, contó.
Sin docencia
“Hace 12 años identificamos graduados a los que llamamos ‘sin-docencia’, porque recibían un diploma pero no estaban capacitados para exigencias profesionales”, me confió recientemente Jorge Matos, presidente de eTalent, otra de las empresas que actúan en el hoy efervescente sector de las empresas educativas. “Un tercio de la población es analfabeta funcional”, remató en la ocasión, citando un índice del grupo Ibope.
El estudio, realizado por el Instituto Paulo Montenegro, mostraba que en 2012 sólo uno de cada cuatro brasileños dominaba plenamente las habilidades de lectura, escritura y cálculos. En la población universitaria, el analfabetismo funcional (“incapacidad de interpretar textos simples y asociar informaciones, además de no saber analizar tablas, mapas o gráficos o realizar cuentas más complejas”) llegaba a un 38%.
Tras detectar una alta insatisfacción entre las empresas que contrataban a esos diplomados -y entre los propios empleados, por trabajar en lo que no les gustaba-, Matos pasó de consultor de recursos humanos a próspero empresario educativo.
Mediante el coaching (estimulación y entrenamiento), hoy se dedica a “transformar talentos en profesionales de alto desempeño, ayudar a las universidades a elevar la calidad educativa e impulsar a las empresas a generar mejores resultados”. Declara más de 2000 empresas como clientes, 50.000 profesionales entrenados y 4 millones de personas que han conocido su método de autoconocimiento.
Sin diploma
Combinando elementos de Mooc (sigla en inglés para Cursos Masivos Abiertos en Línea), la interactividad de la web-tv (participación en vivo a través de chat o WhatsApp) y un catálogo freemium (una parte de acceso gratis y otra paga), la empresa EduK ha obtenido más de 2 millones de “me gusta” en Facebook.
Con un formato de edutainment (mezcla de educación con entretenimiento), el emprendimiento se inspira “en la economía creativa y cualifica a microemprendedores, mayoritariamente a adultos oriundos de la nueva clase C, que no recibieron una educación formal”, me explicó la pedagoga Karine Presotti, responsable por el contenido del portal.
Por enseñar desde cómo crear una marca y planificación estratégica hasta técnicas de e-commerce en diversos ramos de actividades, el programa cobra entre 30 y 100 dólares para módulos que duran de 6 a 9 horas. Como referencia, un MBA en negocios en la Fundação Getulio Vargas (FGV, que aporta dirigentes a las principales empresas brasileñas) cuesta 10.000 dólares y dura 500 horas.
“Nuestros alumnos no compran el curso por el certificado, sino porque entienden que hay un desarrollo efectivo y rápido de habilidades que les permitirá crear su propia ruta de aprendizaje y comenzar a ganar dinero inmediatamente”, dice Presotti, puntualizando que el certificado de esa empresa es “nano-degree” (credencial de la economía digital).
Universidad
La universidad tradicional también está comenzando a adoptar el modelo no presencial, sea por reducción de costos físicos, de remuneración o simplemente para no “perder la ola”. La Asociación Brasileña de Educación a Distancia (ABED, que reúne más de 300 instituciones) informó que un 82% de esas entidades esperan un aumento de alumnos remotos en 2015.
En 2012, el número de matriculados era de 6 millones, principalmente para administración (833.042), derecho (737.271) y pedagogía (602.998). En 2013, la edad de los inscriptos en cursos no corporativos variaba entre 21 y 30 años, mientras que en los corporativos oscilaba entre 31 y 40 años.
Esto, analiza la ABED, “realza el carácter inclusivo de la educación a distancia, permitiendo a quien ya está trabajando volver a estudiar o dedicarse a su carrera, aunque ya haya pasado la época más apropiada o indicada para los estudios”.
En un contexto económico que se ha fragilizado en los últimos cinco años, los cursos más elegidos por estos nuevos estudiantes, sugestivamente, son los de ingeniería. Civil, Eléctrica y de Producción, para más datos.
Um texto extraordinariamente informativo, claro e cuja temática se apresenta de crucial importância para diversos sectores da sociedade, abrangendo diferentes públicos-alvo. Parabéns!!