Minhocão, un gigante entre la muerte y la reencarnación
29/05/15 12:56POR ESTEBAN NIETO, DE SÃO PAULO
Esteban es un periodista deportivo argentino que vive hace tres años en São Paulo. Realizó coberturas para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, el Mundial de Brasil 2014 y la Fórmula 1. Puedes seguirlo en Twitter en la cuenta @intratable y ver su trabajo aquí.
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Dejando de lado el fútbol, la política y la religión, pocos asuntos generan tanta diversidad de opiniones entre los habitantes de São Paulo como el Elevado Presidente Costa e Silva, popularmente conocido como Minhocão (lombriz grande).
Construida e inaugurada en 1970 por el polémico político brasileño Paulo Maluf, acusado reiteradas veces de corrupción, esta autopista conecta el centro de la ciudad con la zona noroeste, cuenta con casi tres kilómetros de extensión y permanece cerrada durante las noches, desde las 21.30 hasta las 6.30, los domingos y feriados.
Ya desde su proyección, el Minhocão fue duramente criticado por arquitectos y urbanistas, que lo tildaron de “aberración arquitectónica”. Sin dejar de ser controvertido, y con miras a su jubilación, una ley sancionada en 2014 estipula que esta construcción sea desactivada en los próximos quince años. A raíz de esto, la polémica se centra entre construir un parque elevado en la actual traza o demoler la estructura.
Transformación y “reencarnación” del Minhocão
Sorprende el contraste de los usuarios del Minhocão, que en horas pico es sinónimo de bocinazos y embotellamientos, y los domingos y feriados puede convertirse en un ameno paseo familiar. Así forjó su identidad el Elevado, que a pesar de haber nacido feo y golpeado por las críticas, conquistó diferentes tipos de públicos.
Ya con miras a su desactivación, la Organización Parque Minhoção propone que esta autopista se transforme en un sitio de esparcimiento, para que el público pueda seguir usando este espacio permanentemente.
“Cuando se cerró la autopista los domingos para favorecer el descanso de vecinos que viven al lado de la construcción, la gente espontáneamente empezó a usar el Minhoção como área de esparcimiento. La municipalidad nunca liberó el espacio para ese fin, y para los gobernantes sigue siendo solo una autopista”, expresó Athos Comolatti, presidente de la organización, quien además juntó 7000 firmas para que el Minhoção también tenga el tránsito vedado los sábados, proyecto que tiene media sanción de los concejales paulistanos.
“Desde 1987 hay proyectos para convertirlo en un parque elevado, cuando aún no existían otros en el mundo (…) Creemos que no es necesario demolerlo, mucha gente ya lo utiliza como un lugar para divertirse. Tampoco hace falta hacer demasiadas obras, simplemente cerrar la circulación de los autos, instalar algunos baños y sombrillas y listo, la gente puede ser feliz con pocas cosas”, agregó Comolatti.
Sin embargo, admitió que no cuentan con un plan estratégico sobre cómo desarrollar ese nuevo espacio. “Nosotros, como organización, no tenemos un proyecto de parque ni vamos a tenerlo. Queremos que la municipalidad sancione una ley a favor de la creación de un parque, y después que haya una licitación. Una vez cumplido este paso, sí estamos dispuestos a asesorarlos”.
Demolición y “muerte” del Minhoção
Para Valter Caldana, director de la Facultad de Urbanismo y Arquitectura de la Universidad Mackenzie, el Minhocão “destruyó el centro de São Paulo”.
“Básicamente, provocó que la ciudad se convierta en un pulpo sin cabeza. Tenemos los tentáculos, que simbolizan las distintas regiones de la ciudad, pero falta el elemento articulador de todas esas regiones, que es el centro. Demolerlo sería un beneficio para todos, tanto para los que viven en sus inmediaciones, los que invierten en la zona y los que pasarían a vivir en los alrededores ya con un ambiente revitalizado”.
A diferencia de la propuesta del parque, Caldana plantea una estrategia para reemplazarlo. “En su lugar se puede hacer una línea de tranvías o un tren turístico, donde también haya espacio para peatones y ciclistas. Con este circuito se aprovecharían muchos espacios verdes que hoy se encuentran en las sombras, húmedos e insalubres por culpa del Elevado”, explicó el profesor.
El urbanista también estimó que el flujo de vehículos que deberá buscar vías alternativas para cuando se desactive la autopista no es un problema. “El tránsito de la ciudad está colapsado, y no hay manera de empeorarlo. Los primeros días será un caos, pero poco a poco ese flujo será absorbido por caminos alternativos”, expresó.
Otros elevados, diferentes soluciones
Inaugurado en 1993, el Promenade Planteé (Paseo Plantado), ubicado en París, se convirtió en el primer parque elevado del mundo, emplazado en una antigua vía de tren desactivada, con una longitud de casi cinco kilómetros. De idéntico origen, la ciudad de Nueva York inauguró en 2009 el High Line, de poco más de dos kilómetros, y que aún cuenta con ampliaciones proyectadas.
Justamente, el modelo estadounidense fue el que sedujo a los ideadores del Parque Minhocão. “Pensamos que en función de que el High Line ya es una realidad, el gobierno municipal podría darle prioridad a la transformación en un parque y no a la demolición. Es normal que los gobernantes copien casos exitosos de otras ciudades”, expresó Comolatti.
La opinión de Caldana, por su parte, es diferente. “Los parques elevados de París y Nueva York son brillantes, pero no son ejemplos compatibles con el Elevado, tanto por tamaño y la ubicación en la que se encuentran. El Minhocão se ubica en el centro, no es periférico como el High Line ni se encuentra un poco distante de la zona céntrica como el Promenade Planteé. Hacer un High Line costaría no menos de 700 millones de reales (220 millones de dólares), sin contar los gastos de mantenimiento. No sirve hacer una comparación si no se puede contar con el presupuesto adecuado para una obra de esa envergadura”, aclaró.
Para el profesor, otro proyecto que no sirve como espejo del Minhocão es el Big Dig de Boston, que reemplazó una autopista elevada por un túnel, por un valor cercano a los 2000 millones de dólares.
“Hacer un túnel no es una solución adecuada”, agregó Caldana. Ciertamente, ese tipo de construcción es uno de los destinos menos probables para el futuro del Elevado. En paralelo con la desactivación de la autopista, existe un proyecto para soterrar la parte de la línea roja del metro paulista que corre sobre el asfalto y hacer en su lugar una vía rápida que ligaría el este con el oeste de la ciudad.
Esa hipotética avenida solucionaría el flujo de autos que se quedarían “huérfanos” de autopista, aunque cabe aclarar que no existe relación entre un proyecto y otro y uno puede realizarse independientemente del otro.
De esta manera, con posiciones enfrentadas, el gigante de cemento que habita el centro de São Paulo espera su veredicto y su jubilación, que tendrá un futuro de escombro o una reencarnación sin bocinas.