La dinámica de lo impensado
07/05/15 12:54POR ESTEBAN NIETO, DE SÃO PAULO
Esteban es un periodista deportivo argentino que vive hace tres años en São Paulo. Realizó coberturas para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, el Mundial de Brasil 2014 y la Fórmula 1. Puedes seguirlo en Twitter en la cuenta @intratable y ver su trabajo aquí.
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“El fútbol es la dinámica de lo impensado”. Esta frase, pronunciada por el periodista deportivo argentino Dante Panzeri hace casi 50 años, sobrevivió a su creador, a generaciones de futbolistas, vio glorias y ocasos, a Pelé, a Maradona y a una decena de Copas del Mundo. Y por esos misterios que sobrepasan la barrera del idioma, en el clásico entre Corinthians y Palmeiras, el pasado domingo 19 de abril, también se hizo presente en Brasil.
Como si fuera un premio consuelo, o tal vez un envión para ganar el Campeonato Brasileño, el Campeonato Estadual no inspira la pasión de su hermano mayor. Para los equipos grandes, la competencia arranca en las fases finales. Exceptuando al sorprendente Ituano, equipo que se consagró en 2014, desde hace una década los estaduales son patrimonio del Corinthians, Palmeiras, São Paulo y Santos.
Justamente estos cuatro equipos definían las semifinales. En primer turno, Palmeiras arrancaba ganando en el Arena Corinthians, enmudeciendo a la hinchada rival. El Timão no se quedó atrás: logró darlo vuelta y, a quince minutos del final, cuando acariciaba la clasificación, llegó el 2-2. Penales. La dinámica de lo impensado, por su parte, entraba en calor al borde de la línea de cal y se preparaba para actuar.
En algún lugar de São Paulo, unas veinte personas reunidas en un bar también seguía el encuentro. Todo giraba en torno de una televisión y de un anciano hincha del Corinthians, que al estar escuchando el partido por radio se enteraba medio segundo antes de las acciones. Lejos de mantenerse callado, las expresaba efusivamente y sin importarle nada, dejando sin sorpresa, y en la cúspide del malhumor, a los otros diecinueve hinchas prendidos a la TV.
Primer penal para el Palmeiras. El jugador comienza la carrera y una voz entrada en años grita: “¡AFUERAAA!”. Todos dan un golpe de vista al anciano, vuelven a la TV, ven a la pelota que poco a poco se eleva y que fehacientemente se va por encima del travesaño.
Insultos, maldiciones, nervios y unas cuantas miradas furtivas se posan sobre el anciano. Un hincha, indignado, le pide al dueño del bar que el hombre no grite más los goles con anticipación. Lejos de darle la razón, el simpatizante se queda mudo ante un categórico: “La próxima traé auriculares vos también, viejo”.
En la cancha, mientras tanto, los goles se sucedían hasta el quinto penal. Corinthians necesitaba meter el último para ganar, gracias al que había errado inicialmente el Palmeiras. Pero no fue así, lo erró… La tenue voz del viejito presagiaba lo que ningún hincha del Timão quería ver. Y la televisión se negaba a desviar el disparo que ya estaba en las manos del arquero del Palmeiras.
En la serie de penales definitorios, el visitante se llevó rápidamente el partido, ante un nuevo penal atajado al Corinthians, cuyos jugadores no podían creer lo que estaba pasando.
En un bar, el anciano por primera vez quedó en silencio, la radio se apagó con irritación y, como un fantasma, la dinámica de lo impensado tomaba otro rumbo para seguir condimentando el fútbol nuestro de cada día.