El asesinato de mujeres, el vergonzoso gol en contra de Brasil
21/11/14 12:09POR MARCELO PUGLIA, DE SÃO PAULO
Marcelo Puglia es periodista y escritor. Nació en Uruguay y vive en São Paulo desde hace 30 años. Es autor de diez libros sobre relaciones de parejas publicados en toda América Latina en español y portugués. Trabajó en “O Estado de São Paulo”, Montevideo Portal y Terra TV. Es corresponsal de la radio uruguaya Sarandí 690.
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Los brasileños aman el fútbol y vibran como nadie por sus ídolos. Un partido son 90 minutos de emoción, a veces, a puro gol. Pero sucede también que cada 90 minutos, a pura violencia, es asesinada una mujer en el país. Un vergonzoso gol en contra.
Según un informe del Instituto de Encuesta Económica Aplicada (IPEA, por su sigla en portugués) en Brasil hay 15,5 asesinatos por día, 472 por mes y 5664 al año. La suma de las muertes entre 2001 y 2011 arroja una cifra espeluznante: 50.000 feminicidios.
Para darse una idea de la situación, podría llenarse un estadio como el Arena Corinthians con todas las mujeres asesinadas a lo largo de diez años.
Después de más de 30 años viviendo en Brasil, y tratando profundamente el tema de las relaciones de pareja, puedo asegurar que este país es mucho más machista de lo que se podría imaginar.
Olviden todo lo que escucharon acerca de que este es un país liberal, en donde todo se puede. Les informo que las mujeres no samban en biquini por las calles, tampoco se ofrecen como una mercancía (a no ser las que infelizmente son víctimas de la trata) a hombres ávidos de sexo fácil.
Las mujeres brasileñas son simpáticas, lindas, con un frescor sin igual, que las distingue de las del resto del mundo, pero eso no las transforma en devoradoras de hombres.
La mayoría de estos cobardes asesinatos son practicados por hombres que en muchos casos están celosos y que no aceptan el fin de una relación, o que explotan cuando aquella mujer “que fue suya pasa a ser de otro”.
LEY MARIA DA PENHA
Brasil tiene una ley, la número 11.340, que es reconocida por la ONU como una de las tres mejores legislaciones del mundo en lo que se refiere a la lucha contra la violencia de género. Pero lamentablemente no funciona.
Antes de su aplicación en 2006, la tasa de mortalidad era de 5,28 mujeres cada 100.000 habitantes y con la Ley Maria da Penha este número cayó a 5,22, lo que significa una reducción muy pequeña.
Estos números muestran que mucho más que una legislación moderna es preciso avanzar en cambios de cultura y procedimientos de punición.
Más de una mujer murió con la denuncia hecha en las Comisarías de la Mujer en sus manos. Un pedazo de papel no impidió la violencia, la rabia y el despecho que aquel hombre sentía por ella.
Al leer otra encuesta realizada por el IPEA me asustó llegar a la conclusión de que este problema no será de fácil solución: el 26% de los entrevistados estaba de acuerdo con la afirmación de que “si las mujeres supieran comportarse, habría menos violaciones”.
No leyeron mal, para algunos, la culpa es de la mujer por la violencia sufrida. No es necesario cambiar la ley, lo que precisamos es cambiar la cabeza de las personas.
MARÍA Y REINALDO
María vivió 18 años con Reinaldo. Al principio, todo era una maravilla, él era cariñoso y la llenaba de atenciones. Con el tiempo, fue cambiando y empezó a revelar su verdadera personalidad.
Un día se quejó porque la comida estaba muy salada; otra vez, porque la ropa no estaba bien planchada. María trabajaba como él, llegaban juntos, pero mientras ella cocinaba, arreglaba la casa y lavaba la ropa, él usaba ese tiempo para descansar.
Un día no le dijo que la comida estaba salada, sino que le dio una cachetada. Con el tiempo, los insultos y los golpes fueron aumentando y las bofetadas se transformaron en puñetazos, hasta que María no aguantó más y lo dejó.
Se fue a vivir con su hermana y volvió a ser feliz, pese a que Reinaldo, que la llamaba día y noche, le dejaba mensajes amenazadores y la fue a ofender a la puerta de su trabajo más de una vez.
Cuando María conoció a José, un hombre trabajador y honesto que también la llenaba de atenciones, tuvo un poco de recelo, se preguntó si ocurriría lo mismo, pero no sucedió.
El día que iba a festejar los tres meses de noviazgo con José, y cuando María estaba convenciéndose de que era posible ser feliz nuevamente, Reinaldo estaba esperándola en la puerta de su casa. Ella no tuvo tiempo de decirle que pare, que siga con su vida: su ex marido sacó un revólver y disparó. María murió instantáneamente.
Reinaldo se entregó cinco días después. Como no tenía antecedentes, quedaría en libertad hasta ir a juicio.
Dos años después fue condenado a 18 años de prisión. Con buen comportamiento, iba a terminar saliendo solo tres años después.
En la puerta de la cárcel lo esperaba Rosa, la hermana de uno de los presos que estaba detenido con él y que se enamoró mientras cumplía su condena. Esa noche Reinaldo le juró amor eterno, la llenó de mimos, aunque algo la dejó un poco intrigada, la manera tan exagerada de quejarse que de que la comida estaba salada.
En el tiempo que me llevó escribir este post, dos mujeres fueron asesinadas en Brasil.
Una pena que las leyes no funcionas, no detiene un maltratador, creo que deveria ser replanteada la educacion de los varones cuando son niños. un saludo