Doctor, Brasil padece falta de médicos, ¿qué hacemos?
24/10/14 10:13POR LUNA GÁMEZ Y JOSÉ ANTONIO BAUTISTA, DE RÍO DE JANEIRO
El protagonista de esta historia guarda el anonimato tras el nombre de Carlos.
Minutos después de que el sol despunte entre palafitas y palmeras de açaí, este médico cubano procede como un trabajador más a cargar la lancha de la Secretaría de Salud del ayuntamiento de Ponta de Pedras, un pequeño municipio de 26.000 habitantes situado en la isla de Marajó, en plena desembocadura del río Amazonas, en el estado de Pará.
La lancha amarilla que antaño cumplía la función de transporte escolar vía fluvial ve ahora cómo sus asientos, antes ocupados por los niños que habitan la región selvática, son usados para transportar camillas para enfermos, medicamentos e isopores con hielo.
Es lunes por la mañana y Carlos se apresura a reunir las provisiones para toda la semana, al mismo tiempo que busca a alguien que le ayude a arreglar la bomba de agua del consultorio médico, que lleva días sin suministro, conseguir el hielo para guardar muestras de análisis de los pacientes y la comida de la semana.
No hay red eléctrica en la comunidad, por lo que tampoco cuentan con ningún sistema de refrigeración.
Carlos es uno de los más de 11.000 médicos cubanos que llegaron a Brasil a través del programa brasileño Más Médicos, un proyecto iniciado por el gobierno de Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores), en julio de 2013, gracias a un acuerdo de cooperación entre el Ministerio de Salud brasileño y la Organización Panamericana de la Salud (OPAS), representante regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El objetivo de este programa es ampliar la atención sanitaria a través de mejoras en la infraestructura y la contratación de médicos para las regiones más desatendidas, principalmente en las periferias de ciudades y en las localidades aisladas del interior de este gigantesco país.
Carlos trabaja en el recién construido centro de salud de la comunidad de Fortaleza, a dos horas de trayecto en lancha desde el municipio de Ponta de Pedras, y a cuatro horas si el trayecto se realiza en rabeta, la tradicional canoa con motor que aparece en los documentales del Amazonas.
Esta pequeña comunidad se sitúa en la isla de Marajó, la mayor isla deltaica del mundo -con una extensión similar a la de Holanda- en la que el 54% de la superficie es selva inundable. Allá, el ritmo de la vida obedece a los ciclos de mareas y de lluvias, que cambian a diario los límites de la frondosa selva amazónica.
Este doctor cubano lleva un año en este país y aún le quedan tres más para que finalice el contrato que firmó con los gobiernos de Cuba y Brasil. Dice sentirse muy reconocido por su trabajo y bien atendido por parte del ayuntamiento, aunque las condiciones de vida no son fáciles.
“No me acostumbro a no poder desplazarme de otra forma que no sea en barco (…) Tampoco me adapto a la humedad, ni a los riesgos a los que estamos expuestos; soy el único médico aquí, si me pasa algo ¿quién me va a atender?”, explica con humor.
El rostro del doctor adquiere cierto aire complaciente cuando María das Graças, vecina de la comunidad, nos interrumpe para decir que “Carlos es una bendición (…) Aquí nunca hubo médico, si teníamos una emergencia teníamos que ir a la ciudad, que son cuatro horas de barco”.
El programa Más Médicos arrancó hace 15 meses y ya opera en 3819 ciudades brasileñas, de las cuales 700, entre ellas la comunidad amazónica de Fortaleza, nunca antes tuvieron un médico. Según el gobierno, más de 50 millones de personas, es decir, el 25% de la población brasileña, está siendo atendida actualmente por este programa.
A pesar de los beneficios de llevar 14.462 médicos hasta la fecha a las zonas más abandonadas del país, el programa Más Médicos es el objeto de duras críticas y polémicas.
Muchos médicos brasileños desconfían del programa y lo consideran una amenaza, a pesar de que el gobierno da prioridad a los profesionales brasileños para cubrir las vacantes y trata este problema como un asunto de urgencia para el país.
Las autoridades alegan sentirse obligadas a seleccionar profesionales extranjeros por la falta de médicos nacionales.
Un sentimiento de recelo y desconfianza se despierta entre los médicos brasileños al ver que los cubanos están dispuestos a trabajar por salarios inferiores a la media del gremio brasileño, que se sitúa en torno de los 4000 dólares mensuales.
Brasil paga 4255 dólares mensuales por cada profesional en el marco de un acuerdo de cooperación intermediado por la OPS, pero Cuba solo reenvía 1245 dólares mensuales a sus doctores y destina el resto a la mejora del sistema público de salud, según el gobierno cubano.
¿Qué opina el protagonista de esta historia de todo esto? Carlos nos cuenta que ésta es su tercera experiencia como médico cooperante, tras haber pasado por Bolivia y Venezuela, y afirma que tanto él como el resto de sus compañeros son bien informados sobre las condiciones de trabajo antes de partir.
Sin embargo, “cuando todos los médicos nos reunimos en el módulo de acogida y formación nos sorprende ver que somos los únicos que no tenemos opción de elegir nuestro destino”, afirma.
“Algunos de mis compañeros han alegado desinformación para desvincularse del programa, aunque estábamos al tanto de las condiciones salariales y sabíamos que la adaptación no sería fácil (…) vinimos a ayudar”, comenta.
Los médicos cubanos que deciden participar en una misión en Brasil son destinados a los puestos de salud que ninguno de los demás médicos brasileños o extranjeros eligieron, es decir, lugares donde más del 20% de la población vive en situación de pobreza extrema.
El caso de la doctora cubana Ramona Matos Rodríguez es uno de los que más atención mediática acaparó. En febrero, esta doctora cubana que llegó a Brasil junto a Carlos, rompió su contrato y pidió asilo político a Brasil y Estados Unidos alegando que las condiciones no eran las acordadas, lo que avivó el debate sobre la viabilidad de Más Médicos.
La oposición más conservadora reafirmó su rechazo al programa bajo el estandarte de la discriminación de los médicos cubanos.
Estas críticas adquirieron intensidad durante la actual de campaña electoral. El conservador Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña), que disputará las elecciones por la presidencia de Brasil el próximo domingo 26 frente a Dilma Rousseff, afirmó en repetidas ocasiones que “Más Médicos es un paliativo (…) que enmascara el problema real que enfrenta la sanidad pública en Brasil”, y añadió que la solución llegará cuando no haya más necesidad de médicos extranjeros.
A pesar de las críticas, Neves afirma que pretende mantener Mas Médicos, aunque sostiene que “el gobierno cubano se tendrá que adaptar a la posición de Brasil”.
Arthur Chioro, ministro de Salud brasileño, afirmó que el total de médicos cubanos que abandonaron el programa asciende a 14 (de un total de 11.000 cubanos contratados), pero esto solo representa un índice ínfimo del 0,1% del total, en comparación con el 8,4% de brasileños que desistieron y del 0,8% de los restantes extranjeros.
“[El programa] Más Médicos no es un paliativo”, afirma Chioro. Actualmente, Brasil cuenta con 1,8 médicos por cada mil habitantes, un índices bajo en comparación con países como Argentina (3,2), Uruguay (3,7), España (4) o Cuba (6,8).
De momento, este país cuenta con un presupuesto anual de 6000 millones de dólares para sanidad y planea abrir 11.000 plazas más en carreras de medicina hasta 2017 y 12.000 en especialidades médicas hasta 2020.
Tras cerrar el centro de salud, Carlos se sienta en el humilde muelle del consultorio a esperar que la barca del ayuntamiento venga a buscarlo. El sonido del motor de una rabeta irrumpe en el silencio de la inmensidad de la selva amazónica y un vecino se baja junto a su mujer enferma. Parece que aún no terminó la jornada para este médico cubano.