Las matemáticas terribles de la seguridad pública brasileña
03/10/14 15:39POR ESTHER SOLANO GALLEGO, DE SÃO PAULO
Esther (prof.esther.solano@gmail.com) es española, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo y miembro del Fórum de Seguridad Pública.
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Hay números que representan realidades infames, crueles, bárbaras. Así son las matemáticas de la seguridad pública brasileña. Matemáticas terribles. Matemáticas que avergüenzan.
50.000 homicidios anuales. 50.000 violaciones anuales denunciadas (se calcula que el número real ronde la cifra de 500.000). La policía brasileña, una de las que más mata y más muere en el mundo, deja 5 cadáveres por día a la vez que más de 200 policías mueren cada año. Hay 500.000 presos en las cárceles brasileñas, siendo casi la mitad de ellos provisionales, esperando eternamente un juicio que no llega.
Esas son las cifras. Más tiránicas que humanas (para datos más detallados, visitar las publicaciones anuales del Fórum Brasileño de Seguridad Pública).
¿Y la campaña electoral? Ese momento esquizofrénico donde todo es prometido, con tono banal, pero las negligencias y omisiones de los candidatos gritan más fuerte que nunca.
La seguridad pública es uno de esos asuntos tabús, mencionados de soslayo, con intenciones calculadas, propagandísticas e ideológicas pero con escasa finalidad de fundamentar un debate sólido.
Las propuestas de los candidatos a la presidencia de Brasil son más titubeos, balbuceos de quienes no tienen ni valentía ni dignidad de enfrentar un problema que debería haber sido prioridad hace ya muchos años.
Para el Partido de los Trabajadores (PT), el modelo a seguir y reforzar es el esquema de seguridad de la Copa del Mundo, cuyo sinónimo son los Centros Integrados de Comando y Control que amalgaman ejército, policías civil y militar y otra serie de organismos vinculados a la seguridad pública.
Como si este prototipo superficial de supuesta coordinación que en nada trata los problemas de raíz fuese a mejorar las estadísticas atroces de la violencia. A parte de esta oferta claramente insuficiente, la presidenta Dilma Rousseff ya ha mencionado la importante posibilidad de una enmienda constitucional para fortalecer el papel del gobierno federal en competencias de seguridad.
Sí, menos mal, un pacto federativo para compartir competencias entre gobierno federal, estados y municipios es esencial.
El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), frívolo. Su candidato Aécio Neves propone crear un Ministerio de Seguridad Pública y Justicia del que no nos ofrece más detalles.
Sin embargo, el hombre fuerte del partido, el vitalicio gobernador de São Paulo, Geraldo Alckmin, pivota su programa de seguridad en base a la controvertida reducción de la mayoría de edad penal a 16 años para crímenes especialmente graves como homicidio, violación y secuestro, como si punición y Estado penal fuesen sinónimos lógicos de menor criminalidad.
Finalmente está el Partido Socialista Brasileño (PSB), heredero de la experiencia del programa Pacto por la Vida, implementado por el fallecido ex candidato a la presidencia Eduardo Campos en Pernambuco, que consiguió impactos positivos en la seguridad de ese estado.
Las ideas de Marina Silva son aumentar el presupuesto para el Fondo Nacional de Seguridad Pública y, esta sí más interesante y fundamental, un pacto nacional para la reducción de homicidios.
¿Pero dónde están las verdaderas reformas estructurales que se necesitan con urgencia? ¿Qué candidato coloca sobre la mesa, sin tapujos, sin medias palabras, con claridad y contundencia, el debate sobre los cambios radicales que se precisan en el campo de la seguridad pública? Ninguno.
Ninguno de ellos habla sobre el control de armas (en Brasil existen 16 millones de armas de fuego siendo sólo la mitad legales). Ninguno de ellos habla sobre las posibles reformas de las policías (reducción de letalidad, aumento de las tasas de resolución de crímenes, ciclo completo integrado entre policía militar y civil, mayor transparencia…).
Ninguno de ellos habla sobre la modernización del sistema penitenciario y las alternativas a las dinámica de aprisionamiento masivo. Ninguno de ellos habla sobre la política de drogas que está provocando una verdadera masacre entre los jóvenes brasileños de las periferias.
La autodenominada “izquierda” brasileña menospreció históricamente el tema de la seguridad pública, tal vez guiada por la fantasía infantil de que la ascensión al consumo y la reducción de la miseria tendrían como consecuencia directa la reducción de la criminalidad.
Los grupos conservadores, como el PSDB, o los seguidores del discurso del ex alcalde y ex gobernador de São Paulo Paulo Maluf de “ROTA [Rondas Ostensivas Tobias de Aguiar] en la calle” tratan seguridad pública como si el mero endurecimiento punitivo fuese a acabar con la violencia. Ambas visiones son estrechas, irresponsables, poco consecuentes con la realidad e ineficaces en extremo.
Este es el escenario. Entre incompetencias y silencios conniventes las matemáticas terribles continúan.
Prezada señora jornalista, no te dá verguenza hacer esa equivocada reportage sobre mi país, si foe su país lo que más sufrió en todos años de la história . Hable de la seguridad y de la situación de su pais. Tenemos todos eses problemas mas vivimos en una democracia. Y uds ?
Estimada lectora, la autora del texto, como bien está explicado al inicio del post, es la española Esther Solano Gallego. Esther es profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo y miembro del Fórum de Seguridad Pública. Saludos.
Prezada jornalista, certamente a narrativa de vsa esposa um ponto de vista ideológico das esquerdas, que não têm nenhuma praticidade tampouco coerência com o que os países socialistas como Cuba, China e Coreia do Norte, efetivamente praticam (julgamentos e execuções sumários de penas; perseguições às minorias, precariedade nas prisões, etc). Vsa é muito jovem, mas não se iluda. A verdade aparece e não é essa q vsa pretende relatar. O recrudescimento do crime no Brasil tem direta relação com a desmoralização e demonização da polícia, a alta corrupção do aparato judiciário e policial brasileiro e a cultura de extrema leniência e licenciosidade com o erro adotada por boa parte da sociedade brasileira. Fatores como o treinamento que os terroristas de esquerda deram a criminosos comuns durante as décadas de 60 e 70, enquanto cumpriam pena no presídio de Ilha Grande, no Rio de Janeiro, bem como uma certa tolerância com o crime organizado que o partido há 12 anos no poder em nível nacional estabeleceu, tudo isso também contribui. O caos social – e da segurança – é parte do projeto das esquerdas, tenha certeza. O fato das Farc fazerem parte do Foro de São Paulo revela muito disso. “ENTRE A DESONRA E A GUERRA, ESCOLHESTE A DESONRA” – o acordo com os criminosos -, “E TERÁS A GUERRA”, é declaração de Churchill em outro contexto mas que se aplica aqui perfeitamente para tratar de segurança pública.
Todos candidatos são uns covardes. O maior problema brasileiro hoje é a insegurança, mas ninguém fala nada. E o judiciário assim como a polícia é parte do problema por sua corrupção endêmica. As fronteiras são completamente abertas, basta ir à Ciudad del Leste no Paraguai para ver como é fácil passar com armas e drogas. O brasileiro precisa parar de querer tapar o sol com a peneira, é vergonhoso demais os números da violência no Brasil. O Brasil vive uma Colombianização total. Judiciário leniente, polícia corrupta, políticos coniventes, todos de rabo preso com o narcotráfico que espalha suas garras por todo o país. Enquanto isso as forças armadas com medo de enfrentar o narcotráfico nas fronteiras ficam se escondendo atrás de firulas burocráticas para não terem que agir de verdade. A verdade é que as polícias e as forças armadas têm medo dos narcotraficantes e os políticos e empresários não querem nem saber desse assunto porque estão envolvidos também. É muito dinheiro rolando! Enquanto isso o brasileiro fica assoviando fingindo que não está acontecendo nada!
Bom se houvesse solução única, milagrosa. Objetivamente precisaríamos de um pacote atacando todas as frentes, principalmente: mais policiais com salários melhores para aumento da resolução de crimes; mais promotores e juízes para acelerar julgamentos; construção de presídios estaduais e federais, mais seguros e com alguma estrutura para ressocialização; aplicação de medidas mais duras contra menores infratores.
A pobreza e desigualdade social, são fatores graves em nosso pais. Armas na mão da população não é responsavel pelos crimes. Ha países onde todo mundo tem aramas e as taxas de homicídios são baixíssimas. Veja até o Paraguai tem taxas menores que a média brasileira.
Drogas tem muito haver com o problema. Espero que a experiencia uruguaia demonstre que eles estão certos e toda politica atual está errada.
Penas de prisões mais elevadas funcionam. Maioridade penal também. Vide paises da Europa tem maioridades penais até abaixo de 14 anos.
Prisão perpétua para crimes graves também funcionam.
Um judiciário agil ajuda.
O que não se pode ´permitir que jovens podem cometer crimes e não serem punidos. Isso incentiva a bandidadem. Hoje no Brasil um jovem pode bater na professora sem nenhuma consequencia. O dia que ele tiver que pagar por isso ele irá pensar duas vezes. A senhora ja deve ter ouvido uma expressão brasileira: não se pode dar moleza. É isso