El arte urbano ya ganó el Mundial
03/06/14 17:16POR EDU SOTOS, DE RÍO DE JANEIRO
Barricadas y autobuses incendiados ceden el protagonismo a murales repletos de color y mensajes de esperanza. El olor del gas pimienta de la Policía Militar se desvanece ante el sonido de los spray de pintura deslizándose por las paredes en las manos de los artistas del graffiti. En Brasil, el arte urbano ha tomado la iniciativa y la potencia de su mensaje ha conseguido eclipsar las formas tradicionales de protesta ciudadana.
Cuando faltan poquísimos días para el inicio del Mundial, las calles de Río de Janeiro y São Paulo no parecen el campo de batalla que muchos esperaban tras la experiencia de la Copa de las Confederaciones el año pasado. Ahora son artistas como los paulistanos Paulo Ito y Chivitz, y el carioca Marcelo Eco, los que dan color y voz a la indignación en sus ciudades.
Pero no están solos, decenas de colectivos como el viral “Movimento de Decoraçao Anti-Copa” aglutinan, a través de las redes sociales, a cientos de artistas anónimos que postean sus intervenciones que ya pueden encontrarse en cualquier rincón del país.
El arte urbano, protagonista del Mundial
Conversando con Paulo Ito, cuesta creer que un artista que responde mensajes en Facebook con total naturalidad y que suele pintar únicamente “en las calles de al lado de casa [en la periferia de São Paulo]”, se haya convertido en todo un icono para millones de ciudadanos brasileños que están en contra del gran evento de la FIFA.
La creación, el pasado 10 de mayo, en el barrio de Pompeia, en São Paulo, de un graffiti en el que un niño negro llora de hambre frente a un plato que contiene únicamente un balón de fútbol, le ha valido reconocimiento internacional y lo situó a la vanguardia de los movimientos críticos de arte urbano.
“Me sorprendió mucho la repercusión de la actuación, en especial de mi mural”, comenta Ito, que con toda la humildad reconoce la fuerte influencia de otros “graffiteros” en su obra.
“Quería hacer un mural con un contenido muy chocante para llamar la atención de los turistas que viniesen a São Paulo durante el Mundial, para ello me inspiré en la obra del francés ‘Goin’, que había realizado obras similares en la ciudad de Praga. Solo tuve que añadirle un toque brasileño”, cuenta.
Pero si Ito ha acaparado la atención de los medios internacionales, muchos otros continuan siendo una referencia en el ámbito local. El carioca Marcelo Eco fue uno de los primeros en criticar la represión durante las manifestaciones de 2013.
Acostumbrados a ver sus caras alargadas en todos los rincones de la zona sur de Río de Janeiro, fueron muchos los que aplaudieron que incorporase máscaras de gas en sus creaciones como manera de criticar los abusos de la Policía Militar contra los manifestantes.
Mucho más directo que los anteriores es el caso de Chivitz, surgido del mundo del tatuaje de São Paulo en 1996. Su estilo, lleno de color y formas redondeadas, está cargado de mensajes explícitos contra la celebración del Mundial.
El artista no oculta su rechazo frontal al torneo en su página de Facebook en la que puede leerse un manifiesto con frases como “La Copa del Mundo está llegando y Brasil está siendo maquillado para que los gringos lo vean bonito” o “Nuestro pueblo todavía no disfruta de salud, educación, cultura, y un largo etcétera… pero todo bien!!! La Copa ha llegado y Brasil será hexacampeón”.
La lista de artistas urbanos críticos es larga. Para el investigador del programa de posgrado de la Universidad Federal Fluminense, Abel Navarro, esto tiene una explicación lógica desde que tanto el graffiti, como el arte urbano en general, siempre estuvieron asociados a la crítica social.
“Desde sus inicios, el graffiti fue un acto subversivo y clandestino que tuvo por objeto mostrar su disconformidad con el establishment”, asegura el investigador español cuyo objeto de estudio es, precisamente, el graffiti como herramienta de crítica a la celebración del Mundial en la zona del Maracaná, en el norte de la ciudad de Río de Janeiro.
“En los últimos meses, los graffitis han pasado de criticar asuntos más generales como la corrupción a orientarse específicamente contra el Mundial e incluso utilizar de manera intencionada los propios símbolos de la FIFA como elementos negativos. Es el caso de los “graffiti bola” o con la imagen de la mascota Fuleco”, señala Navarro.
Además, subraya la popularización de nuevos métodos que agilizan la producción de obras como el “stencil”, es decir, graffiti por medio de plantillas que popularizó el prestigioso artista británico Banksy, y el “collage”o impresiones en papel listas para ser encoladas y pegadas en las paredes. Aunque, sin duda, una de las principales novedades y la que más llama la atención del investigador son las proyecciones sobre fachadas de edificios.
“Hay un fenómeno relativamente reciente, y que podría considerarse como una performance, en el que colectivos de activistas proyectan mensajes e imágenes de protestas sobre las fachadas de las comisarías de policía”, destaca Navarro quien recuerda que, a diferencia de los grandes nombres del graffiti, optan por el más completo anonimato.
No hay duda que en el siglo XXI el arte urbano, beneficiado por el impulso de las redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram, que permiten compartir las creaciones al momento, se ha convertido en un referente de la nueva sociedad civil.
Con la llegada del Mundial, muchos artistas y colectivos aprovecharán la visibilidad del evento para darse a conocer o lanzar sus mensajes. Paradójicamente, uno de los grandes nombres del mundo del graffiti en Brasil, “Os Gemeos”, han decorado con sus ilustraciones el avión que transportará a la selección brasileña.
Ya sea para criticar el evento o para dar ánimo a la “seleçao”, como siempre ocurre cuando Brasil disputa un Mundial, no hay duda de que el arte estará bien presente en las calles del país. Esta vez, parece que le ganó la partida a la violencia a la hora de exigir cambios a los políticos.
Todo esto me lleva a una conclusión esperanzadora: la creatividad y el ingenio de los brasileños se impone a un gobierno exhausto y desconfiado que ha gastado miles de millones de dólares en material antidisturbios. Al fin y al cabo, el arte nos viene a recordar que a pesar de todos los tanques del ejército brasileño, que aguardan a la espera de conflictos en el Mundial, no se pueden matar moscas a cañonazos.
Oi, e mais 25 bi com os Elefantes Brancos! Temos gênios e criatividade e mais ao avesso: R$ 86 bi consumido pela corrupção. Um Legislativo prosmícuo, um Judiciário hermético e que prendem miseráveis pelo deleite, um Executivo burocrático e colocam mais medidas provisórias se constituindo numa Ditadura Branca. E para fechar com chave de ouro, um Serviço Secreto, Abin, que comete crime contra a mais alta corte e sequestro (Art. 148 CP) como executou com meus filhos em Porto Alegre,RS e a tal “Justiça” não faça uma ação! Uma verdadeira instituição nazifacista com um orçamento de 500 milhões para crimes. Este é o Brasil real, não o Brazil que desejam passar para os gringos.