Jessica y un Brasil entre los sueños y el arte
01/05/14 11:56CECILIA ARBOLAVE, DE SÃO PAULO
Cuando le preguntan hace cuánto tiempo vive en Brasil, la artista plástica Jessica Rosen vacila. ¿Responde que se mudó a São Paulo hace tres años o cuenta la historia completa? La duda es comprensible, ya que la versión más larga supone diez años de relación con el país tropical.
Aterrizó en Río de Janeiro por primera vez en 2004, para pasar sus vacaciones. Y ya en ese viaje encontró el tema de un proyecto artístico: las travestis cariocas de la avenida Mem de Sá, en el centro de la ciudad. Empezó fotografiándolas en la calle y, cuando tuvo más confianza, las retrató en sus ambientes de trabajo.
“Ya venía trabajando la construcción de la identidad de la mujer. Cuando vi a las travestis desarrollando su propia femineidad, me interesó mucho y quise capturarlo con imágenes”, cuenta la norteamericana de 35 años.
Tres años fue el tiempo que Jessica le dedicó a este proyecto, período en el cual pasaba algunos meses en Nueva York y otros en Río de Janeiro. Dos lugares que, para la artista, se complementan mucho: todo lo que le falta a la Gran Manzana, está en la “Cidade Maravilhosa”, y viceversa.
Viajó unas ocho veces a tierras cariocas y aprovechó esas incursiones para bordear la costa este de Brasil y conocer otros estados, como Espírito Santo, Bahía y Pernambuco.
Después de tantos despegues y aterrizajes, una maestría en arte la llevó a San Francisco, al California College of the Arts, en donde se quedó por dos años. Cuando se graduó, en 2008, la economía de Estados Unidos colapsó. Sin ahorros, pues había pasado los últimos dos años estudiando, y en medio de la crisis, la artista no pudo repetir aquellos años con estadías en la playa y se mudó a Nueva York, pero siempre con unas ganas latentes de volver a este país que tanto la inspiraba.
Y finalmente lo consiguió en 2010, cuando entró a una residencia artística en la Fundação Armando Alvares Penteado (FAAP), en São Paulo. Durante cuatro meses y viviendo en un departamento en frente a la Praça do Patriarca, en el centro paulistano, desarrolló un nuevo proyecto relacionado a sueños telepáticos, que resultó en un libro (disponible aquí) y algunos videos experimentales. Cuando la residencia terminó, tomó la decisión de quedarse en Brasil.
MÁS ALLÁ DE LA FÍSICA
Los sueños y la sincronicidad son dos de los temas presentes en las fotografías, collages e instalaciones de Jessica, así como las percepciones extrasensoriales. Muchas de sus obras están colgadas en el living de su pequeño departamento en Vila Buarque, en el centro de la ciudad.
Hay paisajes surreales, creados con recortes de papel, que mezclan referencias de diferentes ciudades y también dos fotografías que hoy están expuestas en la muestra “É Fluido mas é Legível”, que tiene lugar en el Centro Cultural Oswald Andrade y se puede visitar hasta el 3 de mayo.
Al observar los elementos que “decoran” el ambiente, es posible encontrar relaciones entre los diferentes trabajos de Jessica. Hay una suerte de móviles, hechos con papel de revista, colgados del techo. Son los mismos elementos que se ven en algunas imágenes pegadas en la pared.
“Los armé para usar como escenario de un ensayo fotográfico. Quería transformar información invisible en visible. Pero hoy ya tienen vida propia”, cuenta.
Jessica ya participó de numerosas exposiciones en Brasil, Estados Unidos y Europa y siempre tiene más de un proyecto al que se está dedicando. Pero no vive sólo de su arte. Trabaja freelance para algunas revistas, como Elle y Vogue Brasil, ya sea como fotógrafa o haciendo collages (o ambos).
Recientemente empezó a trabajar como profesora de inglés en un instituto de idiomas y también presta su voz para agencias de publicidad que necesitan una native english speaker para anuncios publicitarios.
En São Paulo no tiene una rutina muy rígida, pero eso no la llega a incomodar. Disfruta la flexibilidad de sus tiempos para poder pasear a su perra con nombre curioso, Dupla Sertaneja (en español, dúo sertanejo, que se refiere a un estilo de música popular). Uno de sus lugares favoritos en la ciudad es la pileta olímpica del complejo deportivo de Pacaembú -cuando hace calor, ya que es al aire libre-.
Y lo que también le gusta de São Paulo es que, a pesar del tamaño, uno conoce a sus vecinos, a los dueños de restaurantes y a las personas que forman parte de las inmediaciones del barrio, diferente de la Gran Manzana, cuja lógica es más impersonal.
En estos tres años, sólo volvió a su país una vez, y visitó Nueva York, Pensilvania y Maine, estado casi en la frontera con Canadá, donde se crió hasta el fin de su adolescencia. Además de la pregunta “¿Hace cuánto estás en Brasil?”, Jessica frecuentemente tiene que responder otra: “¿Te vas a quedar en São Paulo?”.
Preguntas típicas de las que cualquier extranjero es blanco. “Es difícil imaginarme viviendo aquí para siempre, pero no tengo planes de irme por el momento”, responde, mientras acaricia a Dupla Sertaneja.
SOU DESCENDENTE DE ESPANHOIS IMIGRANTES, QUE AQUI CHEGARAM NA DÉCADA DE 50, EU NA OCASIÃO ESTAVA COM APENAS 2 ANOS. LEIO BEM O ESPANHOL,PORÉM NÃO SEI ESCREVER CORRETAMENTE E POR NÃO TER COM QUEM FALAR O IDIOMA, FICO ATENTO ÀS NOTÍCIAS /ARTIGOS EM ESPANHOL PARA PRATICAR.GOSTEI DA MATÉRIA POIS TEM UM DUPLO OLHAR O DA BRASILEIRA E O DA ESTRANGEIRA, O QUE SEMPRE É ENRIQUAECEDOR.OBRIGADO PELA MATÉRIA.