Precios surreales que los salarios no acompañan
01/03/14 15:04POR MILLI LEGRAIN
“Perdone que no haya luz. Llevamos trabajando desde las 4 de la mañana y no queremos más pasajeros”, me informa la mujer que me cobró el pasaje al subirme al autobús. Eran pasadas las 22 horas en Río de Janeiro y el vehículo circulaba a toda velocidad, con las luces apagadas, en dirección a la Plaza Mauá.
Hablando con Vera, la cobradora del ómnibus, descubrí que, además de trabajar seis días a la semana, completa una jornada doble de 14 horas, tres veces por semana. Es lo que se llama “dobrar” en Brasil. “Es y no es obligatorio”, comenta con cierta ironía. Su salario de base es de 900 reales mensuales.
Vera es, quizás, de las trabajadoras más afortunadas en Río. Consiguió un apartamento por 300 reales al mes en la Zona Norte de Río y no tiene hijos que alimentar.
Este encuentro ocurrió durante la primera semana de febrero, cuando miles de cariocas salieron a la calle para protestar por la subida del pasaje de ómnibus de 2,75 a 3 reales.
Las autoridades de Río ya habían intentado aumentar el precio de las tarifas del transporte público en junio de 2013 pero, a la luz de las manifestaciones, la decisión se postergó. Si bien esta vez la presión popular no alcanzó para parar la subida de precios, lo que sí logró es que surgieran nuevos modos de protestar.
El movimiento online “Surreal No Pague” es uno de ellos. Esta página Facebook denuncia y promueve boicotear precios abusivos cobrados por muchos de los establecimientos de la ciudad. Creado a mediados de enero, consiguió unos 200.000 adeptos en apenas un mes.
No se trata sólo de que en el barrio de Ipanema, un cuarto pueda valer unos 3000 reales por noche en época de Carnaval, sino que en temporada baja se considere un precio estándar cobrar 1500 reales mensuales por un pequeño cuarto, en donde con suerte cabe una cama.
Es así como los precios en Río, en muchos aspectos, están al nivel de ciudades como Paris, Washington y otras capitales del mundo, pese a que los salarios no tengan ninguna relación con los valores cobrados.
Pero no siempre fue así. La transformación de Brasil en sede de megaeventos como el Mundial de junio de este año y los Juegos Olímpicos de 2016 está generando un marcado aumento de los precios, sobre todo en la parte más concurrida y turística de la ciudad, conocida como “Zona Sul”.
Claramente, la llegada de extranjeros dispuestos a pagar lo que pagarían en su propio país genera oportunismo. La diferencia está en que en Francia, por ejemplo, el salario mínimo ronda los 4700 reales mensuales (1445 euros), lejos de su equivalente brasileño: 724 reales.
“El Mundial es únicamente una excusa para subir el precio de los alquileres; no van a bajar después del evento”, se queja Maria Izdia Vilarim, una comerciante de Pernambuco que lleva 35 años con un negocio callejero de fruta en el barrio de Gloria, en la Zona Sur de Río.
La subida de precios parece que no hace distinciones y también se hace sentir muy fuerte en la Zona Norte de la ciudad. “Afecta a ricos y a pobres igual”, se lamenta Edson Gomes da Silva, que trabaja también como cobrador de ómnibus. “La población no sólo debe salir a la calle a manifestarse por los precios del transporte, sino también por él de los alimentos”, apunta.
Maria está de acuerdo en ese punto. “El kilo de feijão [porotos] cuesta cinco reales”. En este contexto, “subir los precios del pasaje es absurdo”, añade.
Mientras tanto, en el barrio de Leblon, el más caro de Río, un supermercado aumentó el precio del kilo de pan de 9,90 a 14,90 reales de un día para el otro, sin dar explicaciones.
Según el Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos, el salario mínimo en Brasil compra 2, 21 cestas básicas. Pero, haciendo cuentas, es difícil entender cómo una pareja con dos o tres hijos, que cuenta con uno o, con suerte, con dos salarios mínimos (un 70% de la población activa según datos de 2012) pueda llegar a fin de mes en Río de Janeiro.
“No suele de panes vive el ser humano màs de toda palabra que salle de la boca de Deus” lo a dito Moisés e sendo el papa argentino ha que lembrar la veracidad de la citación puesto que somos puebres juntos com s. Francisco que veneraba la santa Pobreza.
Excelente artigo. Expressa a angústia dos moradores da cidade que não entendem como os preços podem chegar a níveis estratosféricos. Vergonhoso para uma cidade que se diz turística e que oferece serviços pífios. E tudo se justifica: mas olha que vista linda!
Se esta bela argentina soubesse que tempos atrás, antes do atual governo, as famílias se viravam com um salário mínimo de 75 dólares, não ficaria assim… fingindo surpresa !
Bom Despacho e este post me ajudou muito no meu trabalho de faculdade . Agradecimento você como suas informações. Saudações