Nuevas formas de policía comunitaria dentro de la favela
21/11/13 13:42POR GABRIEL BAYARRI
Gabriel Bayarri (g.bayarritoscano@gmail.com) es español, estudiante e investigador de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y nos acompañará con una serie de textos cada 15 días en los que abordará parte de su investigación sobre las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas de Río de Janeiro, desde el período anterior al crimen organizado hasta las nuevas formas de pacificación y justicia dentro de las comunidades.
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El ambicioso plan de la Secretaría de Seguridad del Estado de Río de Janeiro para pacificar las favelas cariocas es sólo la punta del iceberg de un largo proceso. Iniciado en 2008, actualmente la pacificación se ha llevado a 28 favelas de las más de 900 comunidades existentes en el estado de Río de Janeiro*. Y el debate sobre las nuevas formas de policía comunitaria, aplicadas en el modelo de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), está sólo comenzando.
Las UPPs siguen, por decreto, una selección de los territorios en los que instalarse. Deben ser siempre: 1) Comunidades pobres. 2) De baja institucionalidad y alto grado de informalidad. 3) Con presencia de grupos criminosos fuertemente armados.
En el proceso de implantación, el primer paso antes de la inclusión de la UPP será la intervención táctica, llevada a cabo por el Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) y/o el Batallón de Policía de Choque, con el objetivo de recuperar el control estatal sobre áreas ilegalmente dominadas por grupos criminosos altamente armados. Estabilización, implantación y control son las etapas llevadas a cabo por los propios policías militares que formarán la UPP.
Las UPPs buscan, en un desafío constante, la independencia respecto a la ya estigmatizada Policía Militar (PM). Así, los policías que forman parte de las UPPs reciben una capacitación extra en cuestiones como derechos humanos o policía ciudadana. Se trata de un curso formado por seis módulos: protección social; primeros auxilios; gestión del espacio urbano y género; juventud y sexualidad. Esta formación complementaria pretende acabar con la perspectiva estrictamente belicista y punitivo-represiva que caracteriza a la PM.
Las funciones dentro de la UPP se dividen entre el “Grupo de Policía Pacificadora” (GPP), encargado de patrullar la favela, reforzar su sensación de presencia; el Grupo Táctico de Policía Pacificadora (GTPP), que apoya al anterior en situaciones críticas; y el sector administrativo.
La normalización se dio en 2009, cuando el boletín de la PM anunció formalmente la anexión del programa de las UPPs a su cuerpo, y un bono extra de 500 reales (220 dólares, aproximadamente) para los policías que tuvieran que trabajar en las favelas recién pacificadas.
Sin embargo, la policía de proximidad no surgió con las actuales UPPs. La necesidad de integrar policía y población favelada a través de acciones colaborativas ya había sido trabajada anteriormente a través de dos programas: el Grupo de Aplicación Práctico Escolar (GAPE) y los Grupos de Policía en Áreas Especiales (GPAEs), completamente nuevos parala PM. Ninguno tuvo éxito.
Fue a partir del primer mandato de Leonel Brizola como gobernador del estado de Río de Janeiro, en 1983, cuando se intentó romper con la lógica represiva de la dictadura militar, introduciendo nuevos derechos humanos, opuestos con la violencia policial. Esto llevó a una fuerte polarización de la política de seguridad pública, entre los defensores del “discurso social” y los del “discurso de represión”.
Ante esta política de seguridad pública surgió un nuevo concepto: la Política Pública de Seguridad, que entiende la presión social y las acciones de integración social como abordajes compatibles, que contemplan la idea de “proceso” como contrapunto al exterminio del conflicto, tan arraigado en la PM.
Así, el diseño y planificación de las UPPs, tercer intento de pacificación de las comunidades, buscaba, por primera vez, una política interdisciplinar que integrase las políticas públicas de seguridad con otras políticas de acceso a la ciudadanía. Una gestión integrada del territorio pacificado. Se trata de una transición de las políticas de seguridad pública hacia las políticas públicas de seguridad.
Las UPPs aparecen a raíz de este proceso histórico, construidas sobre una fuerte oposición: constituidas por una Policía Militar con un histórico brutal de violencia, entrenada bajo una lógica de guerra, la “lógica del exterminio” del conflicto y de combate al enemigo, pero en un entorno en el que se debaten vivamente nuevas formas de policía comunitaria a través del tratamiento de la seguridad como una política pública, integradora.
Debido a ese delicado equilibrio en el que se constituyen las UPPs, sus objetivos como parte de una política integradora deben quedar claramente demarcados; sería un retroceso que en la evolución de las UPPs éstas se acaben transformando en actores políticos de base, en la representación absoluta del Estado dentro de las comunidades, corriendo el riesgo de que su gestión adquiera rasgos totalitarios en el proceso de democratización de las relaciones sociales.
La PM todavía está sujeta a un orden estatal, y no a un orden civil. La policía se concibe como extirpadora de conflictos, y no de soluciones. Clasificaciones empleadas por el propio cuerpo como la de “favelado” asocian un comportamiento criminoso a todo el imaginario social de la favela, e inmutan la identidad del individuo, dificultando la interacción con una policía comunitaria y la transición del establecimiento de un orden represivo para un orden preventivo .
La cuestión que surge y que discutiremos en el próximo artículo es la siguiente: ¿Cómo una pacificación realizada en un enfrentamiento directo va a conseguir apropiarse de los mecanismos de mediación de conflictos, característicos de la policía de proximidad?
* Federación de las Asociaciones de Favelas del Estado de Rio de Janeiro (Faferj, 2011).
Siempre más del mismo. Reportaje tendenciosa para el lector paulista, envidioso del Patrimonio Maravilloso de la Humanidad y de su pueblo afortunado.