¿Cuánto pesa el estereotipo brasileño?
30/09/13 12:05POR PAULA RAMÓN
Brasil es un país definido desde afuera por estereotipos. Fútbol, Carnaval, Cristo Redentor ¿y por qué no? Gisele Bündchen. Desde fuera, parece que aquí todos son cariocas, reyes de la gambeta, y dueños de cuerpos bronceados y entonados que desfilan Copacabana en un eterno despunte de sol.
En el imaginario colectivo del extranjero no existe el nordeste, tampoco el gris de SãoPaulo. El éxito de las telenovelas brasileñas, saturadas de protagonistas atractivos y villanos irresistibles, caló afuera de una forma tal, que hasta las venezolanas -que viven bajo el influjo de las reinas de belleza- tiemblan al pensar en pasear por suelo brasileño.
Aunque para muchos extranjeros pueda ser difícil imaginar que en estas tierras el sobrepeso es una realidad, un estudio del Ministerio de Salud reveló en agosto que el 51% de la población está por encima del peso ideal, lo que refleja un aumento de 8 puntos en comparación con los datos obtenidos en 2006.
Dicho de otra manera, el país de la garota de Ipanema engorda y rápido. Según el informe, sería la primera vez que más de la mitad de la población Brasil tiene sobrepeso. Ya hablando de obesidad, también hubo un aumento en estos últimos siete años. Si bien en 2006, el 11% de la población era obesa, en 2013, el 17% ya entra en esta categoría.
Los números pueden sorprender, pero si consideramos que la carne es uno de los platos obligatorios en el menú brasileño, o los ‘pasteles’ -fritos de harina de trigo- del paulistano, la historia es diferente.
El estudio del Ministerio de la Salud sostiene que sólo el 22,7% de los habitantes ingiere la cantidad diaria de alimentos que recomienda la Organización Mundial de la Salud, estipulada en cinco o más porciones equilibradas. Solo por poner un ejemplo de los hábitos alimenticios del brasileño, el informe apunta que un 25% de la población consume gaseosas, al menos, cinco veces por semana.
El reciente documental “Muito além do peso” (Más allá del peso) de EstelaRenner pone el dedo en la llaga al mostrar que, a pesar de que las consideraciones físicas siempre influyen mucho, el tema va más allá de los cánones de belleza. En 84 minutos de cinta, la película expone datos impactantes como que un 56% de los niños brasileños toma gaseosas antes de cumplir el primer año de edad, mientras que el 33% de la población infantil del país está por encima del peso recomendado para su edad.
Niños lidiando con diabetes u otros confesando que no llevan frutas a la escuela por temor a ser víctimas de acoso escolar, forman parte de los testimonios que hacen de ella, una película obligatoria. El tema de la mala alimentación infantil ha cobrado tanta importancia en el país que incluso un proyecto de Ley comienza a tomar forma para garantizar que los niños puedan tener una comida equilibrada en las escuelas.
Una mejor alimentación sigue siendo el objetivo, no sólo a nivel regional. En junio de este año, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) presentó el informe “Sistemas alimentarios para una mejor nutrición”. El documento apunta que casi un tercio de la población mundial sufre de una o varias deficiencias alimentarias, mientras que 1.400 millones sufren de sobrepeso.
El director general de la entidad, Graziano da Silva, destacó la importancia de los números revelados por el informe. En declaraciones a la AFP, el brasileño apuntó que “para muchos países de América Latina es posible eliminar el hambre, en el sentido de que la población cuente con suficientes calorías, pero resulta más difícil mejorar la nutrición”.
Porque además de los riesgos para la salud, ser gordo no es fácil. Desde una óptica extranjera, se me ocurre que ser gordo en Brasil pueda ser tan desafiante como no tener un pecho siliconado en Venezuela.
En 2011, un trabajo presentado por VejaSP, mostró algunas de las dificultades que los brasileños por encima del peso tienen que enfrentar cotidianamente. Discriminación, problemas laborales, falta de opciones para comprar ropa y miradas recriminatorias, encabezaban la lista. Entrevistado para el reportaje, el endocrinólogo Marcio Mancini, explicaba que la crítica externa parte porque “las personas [con sobrepeso] son vistas como culpables y no como víctimas, lo que es injusto”.
Aunque es posible ver algunos cambios que demuestran que el tema comienza a abordarse desde otra perspectiva, es innegable que en el Brasil actual, como apuntó el dramaturgo Walcyr Carrasco, “ser gordo se volvió crimen. Un brigadeiro ya da sentimiento de culpa”.
Um esteriótipo estranho é o da hospitalidade, e o brasilista incorpora isso: com estrangeiros, simpaticíssimos, com brasilistas (os considerados de 2ª classe), autoritários.
Já faz muitos anos que se constatou que grande parte dos brasileiros estão acima do peso, não é novidade nenhuma, é uma realidade de todas as grandes cidades. Apesar disso, quando vou a o Rio me impressiono com a quantidade de pessoas em boa forma e bronzeadas.
Acima do peso?
Se sobra gordura, falta vergonha na cara à maioria, que aceita corrupção e continua à eleger bandidos.
O Eleitor-Analfabeto é o pior dos males deste Pais. 70% dos eleitores são analfabetos funcionais.
O segundo dos males, (corrupção), vem pela consequência desta falta de cultura e conhecimentos básicos.
Chega de Bolsa Esmola.
Quero Escola de Qualidade em Período Integral, principalmente no NORTE E NORDESTE, onde se “fabricam” os milhares de eleitores analfabetos de amanhã.
Triste realidad.